María Isabel Huala es mapuche. Tiene 52 años, seis hijos y es muy raro encontrar una foto de su rostro en la que no aparezca decidida y firme. Como gran parte de su comunidad, sus expresiones se condicen con la resistencia a los embates recibidos a lo largo del tiempo por parte del Estado y […]
María Isabel Huala es mapuche. Tiene 52 años, seis hijos y es muy raro encontrar una foto de su rostro en la que no aparezca decidida y firme. Como gran parte de su comunidad, sus expresiones se condicen con la resistencia a los embates recibidos a lo largo del tiempo por parte del Estado y sus instituciones.
María Isabel nació y vive en Bariloche, a casi 300 kilómetros del penal federal de Esquel, donde su hijo mayor está detenido, ilegalmente, desde el 27 de junio.
Para quienes viven en esa región patagónica las distancias resultan más largas que en otras latitudes. Más aún cuando la economía familiar no permite tener movilidad propia. «Desde que detuvieron a Facundo no fui a verlo todavía», comenta. Y se comprende la razón: para viajar ida y vuelta en el día junto a su hija de nueve años debería gastar no menos de $ 1.400.
Si bien geográficamente está lejos del Pu Lof en Resistencia de Cushamen, la comunidad de la que Facundo es lonko, está muy cerca en el resto de los sentidos. Por eso en este diálogo con La Izquierda Diario (durante un parate en sus labores de hilado y teñido de lanas) habla en genuina representación de quienes hoy viven hostigados, amedrentados y perseguidos por habitar sus tierras ancestrales. Esas tierras que en los papeles del Estado huinca pertenecen desde hace un par de décadas a la familia Benetton.
María Isabel habla de sus hijos, de sus luchas y de Santiago Maldonado.
–Antes que nada ¿cómo está Facundo hoy? ¿Creés que hay posibilidades de que el juez lo libere?
-Nuestra abogada nos dijo que Villanueva está muy hermético. Después de la represión y las nueve detenciones en Bariloche no ha querido prácticamente comunicarse con ella, apenas le ha mandado algunas notas donde no dice nada. Ella estaba presentando una nueva apelación hace unos días, pero hasta ahora no sabemos nada más. Todo parece apuntar a un nuevo juicio.
Incluso nos llegó el rumor de que si Facundo se llega a poner peor de lo que está lo obligarían a ser trasladado a una cárcel de Buenos Aires que tiene una clínica. Pero dentro de nuestras leyes, de nuestra espiritualidad, Facundo está tomando medicina mapuche. No lo pueden obligar a quedar preso de la medicina huinca.
–¿Hablaste en estos días con Facundo?
-Sí, nos comunicamos. Me dijo que está bien. Más allá de que la ONU se haya pronunciado respecto a algunas cuestiones de Argentina, el Gobierno de Macri y la Bullrich están haciendo lo que se les canta. Y no es solamente Facundo y el pueblo mapuche. Acá es el pueblo oprimido de conjunto el que es atacado.
Violencias y mentiras
Cuando conversa sobre su vida y su trabajo, María Isabel conserva con un tono cálido y pausado. Pero, sin dar giros bruscos, su voz se endurece y levanta levemente el volumen cuando se le pregunta por el Gobierno de Mauricio Macri («Mugricio», ironiza), por la Gendarmería, por los Benetton y sus sirvientes.
–¿Cómo está la comunidad de Cushamen tras la represión del 1° de agosto?
-La zona del Pu Lof sigue militarizada, todavía hay ahí un colectivo lleno de gendarmes, siendo que ellos fueron los que reprimieron y se llevaron a Santiago. Siguen parando a los autos que llegan hasta la comunidad. El hostigamiento sigue siendo el mismo, cumpliendo la misma bajada de línea que les dan los gobernantes, los idiotas de turno.
–¿Y qué te comentaron del rastrillaje que se hizo hace unas semanas?
-Que nuevamente se vieron violentados, como sucede todo el tiempo. Para que se respetaran nuestras creencias y nuestra vida habíamos acordado un protocolo (para el cual intercedió el CELS) donde las fuerzas que hicieran los rastrillajes no llegarían a ciertos lugares. Pero eso no se hizo, se metieron de forma avasallante por todos lados. Uno de los gomones entró por el río y nuestra gente no pudo ver para dónde fue. A dos mujeres las retuvieron en la guardia y no las dejaron participar ni salir. Todas las garantías que dijeron que iba a haber fueron avasalladas. Hay una intimidación importante hacia la espiritualidad de nuestro pueblo.
–¿Pudiste escuchar a la ministra Patricia Bullrich en el Senado?
-La escuché un rato, pero después cambié la radio. Eran tantas las estupideces que decía esa pobre mujer. Yo en un momento había pensado en escribirle una carta dirigida ella y a Macri, pero después me dije que no, que no tiene sentido, si no escuchan nada, todo se lo pasan por donde termina la camiseta. En esa carta pensaba pedir por mi pueblo, por mi hijo.
–Estuvo cerca el Presidente, a menos de cien kilómetros…
-Sí, se vino para Villa La Angostura a pasar unos días. Seguramente visitó a su amigo [el magnate Joe] Lewis, sin preocuparse de nada. Es una burla para todos nosotros y para el pueblo. Y pareciera que los aviones chemtrails, que todo este año estuvieron tirando nubes tóxicas en la zona, hicieron muy bien su trabajo, porque la gente parece que está dormida. Es preocupante.
La resistencia de los cuerpos
Quienes la conocen hablan de ella como una mujer con el temple suficiente para resistir, denunciar y seguir luchando. Como afirmó en una columna publicada en esta misma edición Chuzo González Quintana, abogado de la APDH que interviene en defensa de la comunidad mapuche, «Isabel fue la nodriza que alimentó esos cuerpos que hoy se entregan sin claudicaciones en una lucha que tiene un horizonte tan gigante como la misma cordillera».
Pero además del espíritu de lucha y de haber alimentado a Facundo, Fernando, Fiorella, Fausto, Nicolás y Pirén, esta mujer de piel curtida tiene bien ordenadas las ideas.
-A Santiago Maldonado lo desaparecieron porque lo confundieron con un mapuche.
–¿Qué hubiese pasado si fuera mapuche?
-Posiblemente todo hubiera quedado en la nada, se hubiera dicho que todo era cosa de los mapuches. Porque Macri, Bullrich y todo su aparataje de Estado venían ensuciando la cancha. Y no sólo ellos. Esto viene más o menos de hace cinco años atrás, cuando empezó la persecución política hacia Facundo.
–¿Cuánto efecto creés que tiene la campaña oficial alrededor de la RAM?
-Muchos pueden tener miedo a quedar pegados porque se comieron el cuento de la RAM. Hoy leía una noticia sobre gente de Cholila que quedó sin trabajo y salió a hacer un corte de ruta y ya salieron a decir que era la RAM la que cortaba. Van quedando claras algunas cosas. ¿Quién es la RAM, los mapuches o los milicos?
–¿Ustedes sienten que la campaña antimapuche es cada vez más violenta?
No sé qué están esperando, ¿que la gente se violente para tener más excusas y reprimir más? ¿Están buscando que la gente se empiece a morir de hambre y de pestes? ¿Están buscando una nueva Conquista del Desierto y que nuestra gente se empiece a entregar por míseros billetes o subsidios?
Me preocupa enormemente esto. Porque mi hijo está dejando parte de su vida y de su sabiduría en una huelga de hambre. Y más que la represión que pueda venir me da miedo que nuestra propia gente mapuche no salga a luchar y se esconda. Es peligroso volver al «no te metás» de cuarenta años atrás.
–¿Hay que redoblar la lucha?
–Mirá, se está volviendo a la Conquista y a la cosificación de la araucanía. La gente tiene que despertar. Esto no es solamente contra el pueblo-nación mapuche, preexistente a los estados argentino y chileno, sino contra todo el pueblo oprimido. Si no despertamos hoy no habrá futuro para nuestras futuras generaciones. El sacrificio que está haciendo Facundo y el sacrificio que hizo Santiago Maldonado, yendo a apoyar con conciencia de lucha un corte de ruta donde se pedía la liberación de Facundo, lamentablemente nos duelen mucho y son una muestra del ataque que sufre el pueblo oprimido. Esto es volver a la Conquista del Desierto y también a la dictadura que vivimos hace cuarenta años.
–¿Hay una historia común con otras luchas?
–Yo me pongo en el lugar de la madre de Santiago, que hoy espera la vuelta de su hijo, a su casa, a seguir mochileando. Y me pongo también en el lugar de las Madres de Plaza de Mayo, cuyo nombre se quiere ensuciar ahora porque están apoyando nuestra causa. Claro que hay una lucha común.
–Por eso el apoyo recibido de muchas organizaciones populares…
-Es muy importante el apoyo que recibimos desde el propio pueblo oprimido, incluso internacionalmente. Ojalá el sacrificio de Santiago, yendo a apoyar nuestra lucha, como el sacrificio que está haciendo Facundo en la cárcel, sean escuchados, se levante la voz y se siga saliendo a la calle. No podemos permitir que siga sucediendo esto.