«El gobierno nos ha abandonado», denuncian en Pando, infestado de paramilitares al mando del prefecto Fernández, «el cacique» de la Amazonia. El diálogo no promete nada. Pueblos amenazados claman por protección militar▪ Mientras se cae de madura la intervención de tropas de elite para frenar a los escuadrones de mercenarios que están cazando campesinos en […]
«El gobierno nos ha abandonado», denuncian en Pando, infestado de paramilitares al mando del prefecto Fernández, «el cacique» de la Amazonia. El diálogo no promete nada. Pueblos amenazados claman por protección militar▪
Mientras se cae de madura la intervención de tropas de elite para frenar a los escuadrones de mercenarios que están cazando campesinos en la Amazonia boliviana, los movimientos sociales han tenido que hacer de tripas corazón y tragarse tanto la última impertinencia del presidente venezolano como la del sindicato de Televisión Nacional que, en incumplimiento de sus deberes informativos, suspendió emisiones en momentos cruciales para el país.
La población civil -reclamaron los escasos medios no sujetos al control privado ni gubernamental- se encuentra indefensa ante decenas de bandas paramilitares y delincuentes juveniles protegidos por una flagrante impunidad.
Al amparo de los prefectos contrarios a la mayoría electoral oficialista, durante las últimas dos semanas los mercenarios han infestado ciudades capitales y pueblos rurales de las tierras bajas y del Chaco y la Amazonia, aterrorizando a campesinos y ciudadanos disidentes o independientes de la extrema derecha, con la secuela de saqueos a comercios locales y el riesgo de nuevos choques con algunos grupos de trabajadores que han optado por la defensa propia y de sus familias.
Casi ausentes el Estado y el gobierno en las regiones ocupadas por la derecha, la presencia policial en Tarija, Cobija y Santa Cruz se ha reducido al mínimo y limitado, hasta ahora, a la vigilancia, junto a los militares, de recintos estratégicos como los aeropuertos e instalaciones de gas y energía, mientras las turbas racistas hostigan a los migrantes occidentales de origen indígena y destruyen la propiedad pública.
Los grupos sociales oficialistas, sustento del gobierno constitucional, fueron convocados a la movilización por el presidente Evo Morales, esta semana, para defender las democracia y los bienes estatales, pero sus dirigentes en la Amazonia norte dijeron que el gobierno los había abandonado.
«ESTAN MATANDO GENTE»▪ Funcionarios y grupos paramilitares al mando el prefecto de Pando, Leopoldo «el cacique» Fernández, que con 14 mil votos controla este departamento de 70 mil habitantes y 26 mil electores, emboscaron la madrugada del último jueves a campesinos que se aprestaban a concurrir a una asamblea en la población castañera de Porvenir, acribillando a unos 90, de los cuales resultaron muertos al menos ocho, según reportes cruzados de la prensa pandina, además de dos empleados prefecturales, involucrados en la mortal embestida de una camioneta sobre dos campesinos, que originó la reacción de los agricultores.
Los mercenarios, muchos brasileños y narcotraficantes, se adentraron luego en el monte en persecución de los campesinos sobrevivientes, rematando a los heridos, incluso en las últimas horas, según denuncia de la Representante Presidencial en Pando, Nancy Texeira, entrevistada por la cadena Erbol.
«El gobierno nos ha abandonado, no toma acciones. Llamo a La Paz, pero hasta el momento no hay decisiones de intervención, que las Fuerzas Armadas hagan algo para defender a la gente, a los campesinos, a la democracia», dijo Texeira, en un dramático llamado a las autoridades para detener la masacre de campesinos en el monte y las golpizas en Cobija, donde los comercios «collas» han sido también sometidos al pillaje.
Antonio Moreno, líder de los campesinos de Pando dijo que sus compañeros había reportado otros desaparecidos. «No podemos ir a buscarlos porque no hay seguridad, el gobierno nos ha abandonado, no ha puesto seguridad para el ampliado», dijo al referir que durante la emboscada los funcionarios prefecturales estaban acompañados por «gente de Unitel», la cadena televisiva con base en Santa Cruz, que tendría el video no editado de la tragedia.
Karina Escalante, profesora del municipio de Filadelfia que tiene al menos cinco desaparecidos, entre otros seis del poblado de Gonzalo Moreno, denunció que los allegados del «cacique» Fernández y de la cívica Ana Melena, llevaban y buscaban a los heridos en los hospitales para matarlos.
«Yo no se qué hace este gobierno que no nos manda ayuda pese a que hemos sido el municipio que mas lo ha apoyado en el Revocatorio. Que demuestren que están de nuestro lado. Nosotros peleamos por el cambio pero no para que permita matar a nuestra gente» dijo al responsabilizar a Fernández y Melena, puesto que, agregó a Erbol, «son ellos los que mandan a esta gente».
Al igual que otros disidentes como el ex alcalde Miguel Becerra, Texeira había recurrido a la clandestinidad para preservar su vida, sin dejar de denunciar los abusos de las bandas paramilitares.
Además del presidente Evo Morales, los reclamos apuntaban al ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, último encargado de la campaña electoral con la que el gobierno de los movimientos sociales logró expandirse en Pando, subiendo de 4.000 a 13.000 electores, de acuerdo a los resultados del reciente referéndum.
El ministro fue también el blanco de las crítica del los trabajadores de la televisión estatal que, con carteles de «Evo sí, Quintana no», protestaron por la reestructuración del Canal (sometido a investigación por denuncias de adquisiciones con sobreprecio) y suspendieron emisiones en el horario de mayor teleaudicencia para los noticieros nacionales.
La central televisiva privó así a decenas de sus repetidoras en el resto del país del enlace cotidiano para informar acerca de los acontecimientos que están cimbrando la vida del país, especialmente también en Santa Cruz, donde la Confederación Indígena estaba tomada por nativos ayoreos y guarayos que realizan el «trabajo sucio» para el prefecto Rubén Costas y su socio cívico Branco Marinkovic, según denuncias de mujeres líderes del CIDOB que, amenazadas de muerte se declararon en la clandestinidad.
«No están usando cohetes sino dinamita. Y están usado adolescentes del lugar» dijo una de las dirigentes, al convocara al gobierno y las Fuerzas Armadas: «Hagan algo por nosotras».
CONTRAPRODUCENTE. El clamor de las mujeres no era tan divulgado como las últimas declaraciones del mandatario venezolano Hugo Chávez, que si bien alertó desde Caracas sobre los riesgos para la seguridad del presidente Morales, anunció una intervención armada en Bolivia, si su colega era asesinado, con lo que dio a pie a mayores críticas sobre la ingerencia de su gobierno en los asuntos internos.
Las declaraciones de Chávez originaron una reunión urgente del Alto Mando, que rechazó el anuncio del mandatario venezolano, a sólo horas de que el presidente Morales fuera requerido por el Comandante en Jefe, general Luis Trigo, para entregar un orden escrita que autorice a los militares la intervención armada, según versiones de prensa no desmentidas por Palacio de Gobierno.
Asimismo, tan tardía como casi inútil, la expulsión del embajador norteamericano no garantizaba que sus instrucciones en Bolivia fueran seguidas a distancia y por «control remoto» desde el exterior, una vez que se cumpla este fin de semana el plazo de 72 horas para Philip Goldberg abandone el país.
Su expulsión tampoco significó el desmantelamiento del plan separatista urdido por Goldberg con los prefectos, según la denuncia presidencial, el cual podía seguir funcionando a la cabeza de su seguidor más aplicado en Bolivia, el agroempresario latifundista Branko Marinkovic, y de otros operadores que deja en La Paz y en la propia Embajada, de acuerdo con versiones parlamentarias.
Tal estrategia parecía operar en términos óptimos en Santa Cruz, donde a la par de la efusión divisionista, se observó la persistencia de los ataques a los comerciantes y productores collas, y el asedio a barriadas populosas como el Plan Tres Mil, la Villa Primero de Mayo y Pampa de la Isla.
Estos bolsones del electorado masista (240 mil votantes en todo el departamento) que se encuentran sitiados por los «unionistas» del prefecto Costas y bandas parapoliciales, estaban lejos de recibir el apoyo anunciado por campesinos y colonizadores del norte cruceño, que a su vez bloquean a la capital oriental.
En las últimas horas, Santa Cruz estaba casi paralizada, con sus mercados cerrados o agotados y saqueadas las tiendas de los migrantes collas, en medio de un amedrentamiento generalizado de éstos, al punto que muchos disidentes denunciaron la intervención selectiva de las líneas telefónicas a cargos de Cotas, la cooperativa en manos de las logias cruceñas.
¿DIALOGO? ▪ Ante una inminente respuesta del gobierno para restablecer la seguridad y extirpar a los paramilitares, voceros de la derecha como el ex presidente Tuto Quiroga comenzaron a llamar al desarme, para neutralizar al oficialismo y conservar el «terreno ganado», en coincidencia con un sector de los prefectos insurrectos, que aceptó dialogar con el gobierno la tarde de este viernes 12.
Pero las perspectivas de negociación y pacto se mostraban difusas, por las posiciones casi inamovibles de ambas fuerzas, que se acusaron de haber llevado al fracaso anteriores tentativas de diálogo
Los temas indispensables en una eventual transacción son un pacto fiscal, la redistribución del impuesto petrolero, los referéndums autonómicos y la vigencia de la nueva Constitución, consideró la ex Defensora del Pueblo, Ana María Romero.
Este fin de semana quedaron asimismo en suspenso ciertas gestiones de Brasil por intermediar en el conflicto, mientras las presidentas Cristina Kirchner y Michele Bachelet analizaban la situación en Bolivia y los obispos de una Iglesia descartada por ahora de las mediaciones, alistaban una jornada de oración para el próximo viernes 19.
«Los fascistas pisotean a policías y militares, toman aeropuertos, saquean y queman varias instituciones estatales, atentan contra medios de comunicación y humillan a los indígenas y altiplánicos. Evo se lamenta desde el altiplano, dice que hay un golpe civil en su contra, pero no hace nada y deja inermes a sus aterrorizados partidarios en las tierras bajas» fue el último comentario de la agencia Econoticias.