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Acteal, crimen impune del zedillismo

Fuentes: Rebelión

El jueves, 22 de diciembre de 2011, se conmemoró un aniversario más del crimen de estado cometido en 1997 por paramilitares al servicio de los gobiernos estatal (Chiapas) y federal, contra la comunidad de Acteal. Como es costumbre en todos los casos de crímenes de estado en México, este también ha quedado impune. Tan solo […]

El jueves, 22 de diciembre de 2011, se conmemoró un aniversario más del crimen de estado cometido en 1997 por paramilitares al servicio de los gobiernos estatal (Chiapas) y federal, contra la comunidad de Acteal. Como es costumbre en todos los casos de crímenes de estado en México, este también ha quedado impune. Tan solo unos pocos de los paramilitares que participaron en la masacre fueron apresados por algunos años, pero hoy ya todos gozan de total libertad, mientras los sobrevivientes y familiares de las víctimas deben ser simples testigos de lo que tan solo es un caso más, en los cientos que marcan la «heroica» historia de nuestras fuerzas armadas y fuerzas «del orden».

Contra el principal autor intelectual de la masacre, Ernesto Zedillo, se ha levantado una demanda en la Corte del Distrito de Connecticut, Estados Unidos. No obstante, hasta ahora no se ha hecho nada y es poco probable que en el corto plazo las cosas sean distintas, al menos en tanto los mismos grupos delincuenciales sigan repartiéndose los cargos públicos en la pantomima de democracia partidista que se usa en México para descalificar la creciente indignación popular y para trivializarla. En lugar de darse los resultados que ya vemos en otros países, como Argentina, en México se siguen cometiendo crímenes de lesa humanidad contra los luchadores sociales, defensores de los derechos humanos, periodistas, poblaciones y grupos que alzan su voz y contra toda forma de organización social que no se alinee a los intereses de la clase dominante. Hoy mismo, sin más, estuvimos acompañando a nuestros hermanos de Ayotzinapa, Guerrero, dos de cuyos hijos se han convertido en las más recientes víctimas de la guerra del usurpador Calderón contra el pueblo mexicano, en este caso, en contubernio con el perredista gobierno estatal de Guerrero.. Obviamente, de nueva cuenta, la respuesta obtenida por las «autoridades» de la SEGOB, fue la única que conoce el poder: el desdén. Por segunda ocasión, a los manifestantes se les quiso remitir con un funcionario mediano (y mediocre) para simular que sus demandas serían atendidas. Ahora, el pueblo organizado de Ayotzinapa tendrá que insistir en su lucha digna y pacífica, esperemos que con mayor acompañamiento aún de la sociedad civil, y el próximo 6 de enero se realizará una nueva marcha hacia esa dependencia. Así será sucesivamente hasta ser atendidos por el titular de Gobernación y que se logre entablar un juicio político al gobernador Aguirre, por su responsabilidad directa en esta nueva masacre.

Ya son muchos Acteales, Aguas Blancas, Copalas, etc. Ahora debe llegar el tiempo de multiplicar los Cheranes, pues ya se ve que la institucionalidad que tanto invocan los oligarcas, solo sirve de pretexto para que nada cambie. Cherán es un digno ejemplo del poder de la organización popular al margen del orden oficial que solo demostró ser cómplice del crimen organizado. La estrategia genocida de Calderón no cambiará con marchas y consignas. Su intención es desocupar los territorios para permitir su libre explotación por las trasnacionales. El papel de los carteles del narco, los paramilitares, las policías y el ejército, es intimidar a la población para acelerar el proceso de desplazamiento forzado o el exterminio de los que se constituyan en impedimentos para la privatización y el establecimiento de las «reformas estructurales» ordenadas desde Washington y que cuentan con el colaboracionismo del actual (des)gobierno y de los partidos políticos que solo defienden intereses sectarios. Juntemos las voces y las manos. Construyamos otro México, desde abajo, desde la izquierda. Hagamos de todo México un gran Cherán.

¡Ya basta!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.