El viernes 28 de enero 2022 el gobierno argentino le pagó al Fondo Monetario Internacional (FMI) intereses por 731 millones de dólares más de su deuda externa y arribó a un acuerdo con el organismo internacional, que debe ser refrendado por el Congreso de la Nación
Hay un denominador común entre:
-El intento de hacer aprobar entre gallos y medianoche en la Legislatura de la Provincia de Chubut, la explotación a cielo abierto de las minas de plata en los Departamentos de Gastre y Telsen, por la Panamerican Silver, finalmente vetado por el gobierno ante el reclamo de la población.
– El proyecto de dinamitar la plataforma submarina a 4.000 metros de profundidad y a 307 kilómetros de la costa de Mar del Plata para obtener gas por la empresa noruega -mayoritariamente estatal- Equinor, más Shell e YPF SA, propuesta que iniciara Fernando Aranguren, CEO de Shell Argentina, cuando fue Ministro de Energía del gobierno neoliberal de Cambiemos.
– Y las declaraciones del embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, de proponer que saldemos el déficit comercial con esa Nación, vendiéndoles minerales, madera y celulosa, etc. y, unos días antes, sentenciar que “tenemos que cerrar con el “Fondo” de la mejor manera. A nadie le sirve que el acuerdo se dilate”?.
En un inteligente artículo, la doctora en Biología e investigadora del Centro Universitario Bariloche, Dora Grigera, cita un trabajo de la investigadora belga Alicia Jardel, en el que trata de explicar la fuerte reproducción de las aves en el Golfo San Jorge y en las localidades pesqueras aledañas de las sureñas provincias argentinas Chubut y Santa Cruz y, concluye que se debe a que los buques que buscan langostinos (sólo les interesa esa especie), arrojan al mar la merluza, el cazón, el abadejo, las rayas y hasta el salmón que caen en sus redes, que son el alimentos de los albatros y las gaviotas.
El cálculo que hace es que – nunca menos de 100 barcos– tiran por día 10.000 kilos solo de merluza. Finaliza la investigación sosteniendo que “La causa de semejante mutación de aves no es otra que la enorme riqueza de los argentinos, casi tan grande como su propia estupidez”.
Todo ésto tiene un denominador común: se está rediseñando la economía del país para beneficio del capital extranjero en desmedro de las riquezas naturales argentinas, de su población, de su trabajo, del presente y del futuro. Y ese nuevo diseño de un modelo extractivista, agropecuario-exportador que se impone, es para generar las divisas para pagar los servicios de la deuda externa.
Por qué la deuda
Lo primero que debemos preguntarnos es porqué se originó la deuda y qué se hizo con ella, cuando la Argentina es un país rico en recursos de todo tipo y cuenta con una mano de obra capacitada y numerosa, con un alto nivel de educación y formación, que puede capacitarse aún más.
La deuda externa del gobierno anterior, de la coalición derechista Cambiemos, se generó cuando decidió tomar deudas en divisas para cubrir el déficit fiscal del año 2015, que era en moneda nacional y de aproximadamente el 4,5% del PIB, unos 216.000 millones de pesos. Y se tomaron dólares para ello.
A ello hay que agregarle el pago a los fondos buitres encabezados por Paul Singer, por 9.300 millones de dólares, más los déficit fiscales de su inepta administración causado por la disminución de las retenciones de la soja y derivados y la eliminación de todos los demás derechos de exportación, más un plan de reducción del impuesto a las ganancias que generó déficit fiscal que también cubrían colocando títulos públicos en divisas, incluso en un bono a 100 años.
Ingresaron las divisas y como la Administración Nacional debía afrontar los gastos internos en pesos (jubilaciones y pensiones, contratos, salarios de las fuerzas armadas y de seguridad y del resto de los empleados públicos, transferencias, licitaciones de obras, etc.), le dió la moneda extranjera al Banco Central (BCRA) y la autoridad monetaria se los cambió al valor oficial por pesos.
El problema es que esas divisas el BCRA y basándose en la reforma financiera de 1977, se las vendió también al tipo de cambio oficial a los particulares, principalmente a las grandes empresas y como el gobierno de Cambiemos fue subiendo el monto máximo que se podía comprar e incluso eliminó ese límite en septiembre de 2016, permitió que 100 empresas compraran 24.769 millones de dólares en los cuatro años de gestión de Cambiemos.
El problema es que esas 100 empresas no pagaron el impuesto a las ganancias por el monto que compraron. Esto es, deberían haber declarado ganancias y haber pagado la tasa del 35% y después del 30% de esa suma, y en los cuatro años de gobierno la recaudación total del gravamen fue de menos del 10% de los 24.769 millones de dólares.
Ninguna de las 100 empresas alcanzó a pagar la mitad de los dólares que compraron, lo que supone delito de evasión fiscal y fuga de capitales para los compradores e incumplimiento de las leyes, incluida la de “lavado de activos” para los bancos, que le vendieron esos dólares del BCRA y no tomaron los recaudos del origen de los fondos (claramente demostrado porque no declararon ganancias ni otro tipo de ingresos por los 24.769 millones de dólares)
Paralelamente el gobierno, que priorizó la negociación de la deuda externa por encima de impulsar la economía nacional, la producción y el trabajo, logró un período de gracia con los tenedores privados de títulos de deuda hasta el segundo semestre de 2024. Eso sí, se le paga los intereses.
Pero con el Fondo Monetario Internacional, deuda que fue tomada sin autorización previa del Congreso de la Nación, no solo se la convalidó desde el inicio del actual gobierno de Alberto Fernández, sino que incluso se le pagaron las dos primeras cuotas de capital que, sumado a los intereses significaron erogaciones por 6.359 millones de dólares en los dos primeros años de gestión.
Y el viernes 28 de enero 2022 se le pagaron intereses por 731 millones de dólares más y se arribó a un acuerdo que debe ser refrendado por el Congreso de la Nación
Es más, a la grandes empresas que aparecen en el listado de los compradores de dólares, el BCRA que realizó el informe, les vendió al tipo de cambio oficial 8.300 millones de dólares. Y a su vez le vendió al tipo de cambio oficial a grandes importadores para que adelanten el pago de las mismas, más de 6.300 millones de dólares en los dos años transcurridos.
Además pagó intereses de la deuda a los bonistas y, como los servicios -como el de flete (transporte), comunicaciones, patentes o royalties, etc.- son todos deficitarios , y razón por la cual el brutal ajuste externo reflejado en superávit comercial de 12.528 millones de dólares del año 2020 y los 14.750 millones del año 2021 se evaporaron, haciendo que las reservas internacionales desciendan en los dos años de gestión de Alberto Fernández.
El BCRA incluso operó en estos dos años y un mes de gobierno, vendiendo dólares a futuro y en el mercado del contado con Liqui y otras operaciones bursátiles y extrabursátiles, para morigerar el precio de los distintos dólares paralelos, todos permitidos por la autoridad monetaria con el pretexto de que no se le puede cerrar la salida de capitales a los grandes fondos de cobertura /inversión que quedaron en el mercado local, como si ello fuera prioritario y no el de generar créditos a la producción y al comercio.
Paralelamente, el BCRA se niega a dar oficialmente los nombres de los grandes compradores por acogerse a los artículos 39 y 40 de la ley 21.526 de secreto bancario de la reforma financiera de 1977.
El acuerdo con el FMI
El pago al FMI, las otras erogaciones y la compra de divisas por los grandes compradores dejaron al BCRA sin reservas de libre disponibilidad por incapacidad manifiesta de sus directivos, repitiendo el mismo modus operandi del BCRA de 1989, cuando José Luis Machinea que funcionaba como su Presidente, dijo el 6 de febrero de 1989 que no podía vender un solo dólar más.
Entonces, su valor oficial era de 17,62 australes (esa era la devaluada moneda nacional), en abril pasó los 100 australes, cuando asumió en forma anticipada Carlos Menem la Presidencia de la República, lo fijó el 9 de julio de 1989 en 650 australes y terminó en 10.000 australes el 1 de abril de 1991.
En el ínterín se aprobaron las leyes de Reforma Administrativa del Estado y el marco legal para las privatizaciones, vendiendo a precio vil Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Gas del Estado, Ferrocarriles Argentinos, Aerolíneas Argentina, Empresa Línea Marítimas Argentinas (ELMA), Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA), Obras Sanitarias de la Nación. Además, se traspasaron los puertos a las provincias para que los privatizaran o concesionaran, se le dio a la mineras estabilidad fiscal por 30 años, etc. etc.
La presión cambiaria hizo que el gobierno aceptara el acuerdo con el FMI, y de esa manera limita aún más su lento accionar sobre el endeudamiento y su fuga de la gestión de Cambiemos, incluida la complicidad de los funcionarios que la permitieron.
El acuerdo subordina la política económica al FMI quién a cada vencimiento de capital, efectuará un nuevo crédito pero a diez años de plazo, con la condición que el gobierno cumpla las metas fiscales y monetarias fijadas por el organismo, con lo que la deuda con el FMI se reprograma y también su monitoreo por otros 50 años, como fue el período 1956-2006 en que el expresidente Néstor Kirchner libró al país de su tutela y dependencia.
Este año 2022 vencen cuotas de capital del crédito otorgado por el organismo internacional al gobierno de Cambiemos, en los cuatro trimestres, por un total de 19.115 millones de dólares. En el año 2023 son 19.365 millones de dólares y en el año 2024 los 6.920 millones de dólares restantes para completar el pago.
Cada trimestre de ahora en más será revisado por los técnicos del FMI quienes determinarán si se cumplió o no con las metas propuestas
Se dieron a conocer las metas anuales de déficit fiscal sobre el PIB de 2,5% para este año 2022, de 1,9% para el año 2023, de 0,5% para el año 2024 y de 0% para el año 2025, acompañadas de una fuerte reducción del financiamiento por parte del BCRA que fue del 3,7% del PIB en el año 2021 y pretenden que sea solo del 1% para este año 2022
Por lo tanto el ajuste fiscal total del año 2022 es del 0,7%del PIB, pero se le debe sumar el menor financiamiento del BCRA en 2,7% del Producto Interno Bruto. Por ende el ajuste de las cuentas públicas es del 3,4% del PIB, que se calcula en 416.111 millones de dólares. Por ende el ajuste este año con respecto al año pasado debe ser equivalente a unos 14.100 millones de dólares (es en pesos)
El gasto público de la Administración Nacional es del 22,1% del PIB, uno de los más bajos de los últimos 75 años y pretenden llevarlo al 18,7% del PIB. Es claramente imposible. Entonces van a exigir que se vendan los recursos naturales a precio vil, con leyes como la de Emergencia Económica y la de Reforma Administrativa del Estado de 1989.
Vienen por el subsuelo argentino y por lo que cultiva el país, para comprarlo a precio de remate. Es más, para ello van a utilizar los dólares que fugaron en la gestión de Cambiemos y los que “alegremente” les vendió el BCRA en los dos últimos años.
Por eso es que se debe rechazar este acuerdo y suspender todos los pagos con el FMI, mientras se recupera parte de la deuda fugada por lo que compraron dólares baratos con dinero ilegal, como lo hicieron mayoritariamente las 100 empresas que en la gestión de Cambiemos compraron 24.769 millones de dólares. Y de esa manera determinaría Argentina la cancelación de la deuda con el FMI
Ante ello se torna imprescindible:
1) Decretar la Emergencia Cambiaria y no vender un solo dólar más bajo ningún concepto y menos los de libre mercado que este gobierno garantizó.
2) Suspender todos los pagos con el FMI, tanto de intereses como de capital y exigir un tiempo prudencial de atraso en la cancelación de los mismos.
3) Levantar el secreto bancario por la Emergencia Cambiaria y que la AFIP y demás organismos de fiscalización exijan a los grandes compradores de monedas extranjeras (se puede empezar con los primeros 100 compradores que lo hicieron por 24.769 millones de dólares en la gestión de Cambiemos) que expliquen como hicieron para comprarlo. Castigar con multa y recuperar parte de esas compras, que lo van a pagar en pesos, pero que sirve para financiar gasto público y de esa manera y naturalmente se reduce el déficit fiscal y es más, se obtiene un superávit que le permite al Estado nacional comprar las divisas para ir amortizando la deuda con el FMI.
4) Establecer un férreo control cambiario con intervención de todo el poder de policía del Estado, que se castiguen todas las operaciones paralelas habidas y por haber en el marco de la emergencia cambiaria
5) Emplear gran parte de las Leliq y pases pasivos del BCRA para crear un fondo de crédito para la producción y el trabajo
* Licenciado en Economía, profesor de Política Económica y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica. Analista senior asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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