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Un paso más hacia la soberanía plena

Aeropuertos bajo control

Fuentes: América XXI

Recuperación: el presidente Evo Morales Ayma nacionalizó la empresa de capitales españoles que administraba los tres principales aeropuertos del país: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Salarios escandalosos de sus funcionarios, carencia total de inversiones y fuga de divisas al extranjero son las razones de peso para que este sector vuelva al Estado. «Esta privatización […]

Recuperación: el presidente Evo Morales Ayma nacionalizó la empresa de capitales españoles que administraba los tres principales aeropuertos del país: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Salarios escandalosos de sus funcionarios, carencia total de inversiones y fuga de divisas al extranjero son las razones de peso para que este sector vuelva al Estado. «Esta privatización fue un robo, un saqueo», apuntó el primer mandatario. «A los países democráticos, revolucionarios: nacionalicen sus empresas», dijo el vicepresidente Álvaro García Linera.

El Estado Plurinacional de Bolivia ha dado un paso más en la recuperación de la soberanía sobre sus recursos. La nacionalización del Servicio de Aeropuertos de Bolivia S.A. (Sabsa) es una decisión trascendental y simbólica a la vez. El 18 de febrero el presidente Evo Morales Ayma anunció mediante decreto supremo la nacionalización de las 66.374 acciones del paquete que correspondía a la empresa Sabsa, filial de las españolas Abertis y Aena, que tenía la concesión para administrar los aeropuertos internacionales de El Alto, en La Paz; Jorge Wilstermann, en Cochabamba; y Viru-Viru, en Santa Cruz. «Hicimos este anuncio en el aeropuerto Jorge Wilstermann de Cochabamba porque aquí se encuentra la oficina central de Sabsa», explicó el Jefe de Estado, en un acto acompañado por el vicepresidente Álvaro García Linera, gran parte de su gabinete, trabajadores aeroportuarios y una fuerte presencia de las fuerzas armadas.

En 1996, durante la primera presidencia de Gonzalo Sánchez de Losada, se introdujo el concepto de «capitalización», juego de palabras para encubrir la privatización del patrimonio nacional. Así, el 14 de julio de ese año, mediante el decreto supremo 24.315, se estableció que los servicios públicos aeroportuarios podían ser entregados en concesión a personas individuales o colectivas para «la construcción, explotación, operación, equipamiento y conservación de los aeródromos públicos o privados, incluyendo los aeropuertos internacionales», por un período de hasta 40 años.

Informes negativos

Bolivia tiene 37 aeropuertos, tres de ellos internacionales, los de mayor tráfico y nodo del transporte aéreo. La administración de El Alto, Jorge Wilstermann y Viru-Viru (en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz respectivamente) fue licitada el 27 de febrero de 1997 por un plazo de 25 años a Sabsa. Eran tiempos de neoliberalismo, por eso la empresa pudo constituirse con un capital autorizado de apenas 52.100 pesos bolivianos (menos de 8 mil dólares) del que sólo pagó la suma de 26.050 bolivianos (4 mil dólares). Ese monto equivale a 2.603 acciones para administrar el valor de los aeropuertos, de 430 millones de dólares, como denunció Morales en el acto de nacionalización, al tiempo que calificó aquellas acciones de la década de 1990 como una «descapitalización al pueblo, al Estado».

Durante el período 1997-2005 el Viceministerio de Transporte no aprobó el plan de inversiones presentado por Sabsa. Recién en diciembre de 2005 autorizó un plan nuevo que va de 2006 a 2022 por un monto total de 53 millones 441 mil dólares. «Por lo que del período 2006-2011 debieron haberse invertido 26 millones 917 mil dólares, sin embargo Sabsa sólo invirtió 5 millones 896 mil dólares. Esto fue un robo, un saqueo de esta privatización, so pretexto de capitalización», repudió el Presidente y agregó: «Las utilidades entre 1997 y 2011 ascendieron a 20 millones 638 mil dólares, cifra que representa un 2.164% de ganancia respecto al capital irrisorio pagado, que fue de 26.050 pesos bolivianos», explicó Evo Morales.

El último de los puntos que ha generado la indignación es por los salarios que recibían los funcionarios de la filial de Albertis y Aena: «Los funcionarios jerárquicos cobraban salarios exorbitantes. El gerente general ganaba 127 mil pesos bolivianos por mes (18 mil dólares). Así jamás habrá inversiones para renovar nuestros aeropuertos, el mismo pueblo nos cuenta que no hay ninguna mejora, ninguna ampliación, ninguna inversión. Esto nos llevó tomar la decisión de nacionalizar Sabsa». El decreto supremo determina que será el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda de quien dependan ahora los aeropuertos.

En el marco de esta medida, el representante del Ministerio Público, el fiscal de la división de corrupción pública, Aldo Ortiz, comenzó el proceso de toma de testimonios a ocho ejecutivos de la empresa nacionalizada, a raíz del proceso penal que iniciaron contra ellos los trabajadores de Sabsa por incumplimiento de deberes, de contrato y por la falta de inversiones, entre otras acusaciones.

Anteriormente fueron nacionalizadas las firmas también españolas Red Eléctrica e Iberdrola, que operaban la transmisión y distribución de electricidad en Bolivia. Lo mismo ocurrió con el yacimiento del cerro Mallku Khota, en el norte de Potosí, explotado por la minera canadiense South American Silver; y la mina de estaño y zinc Colquiri, expropiada a la empresa suiza Glencore en junio de 2012.

La Constitución Política del Estado impide actualmente cualquier tipo de venta, privatización o capitalización de empresas del Estado. Ni una ley lo puede hacer. No se pueden entregar a manos extranjeras los recursos nacionales.

Más derechos

El vicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, se refirió a los beneficios que las nacionalizaciones trajeron al país y dio como ejemplo la recuperación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Ypfb): «En 2005, sin nacionalización, el Estado recibía 670 millones de dólares. En 2012, con nacionalización, el Estado recibe 4.200 millones de dólares. Esta es la mejor prueba de que sí vale nacionalizar y es lo que le recomendamos a los países del mundo, a los países democráticos, revolucionarios: nacionalicen sus empresas. Para Bolivia se tradujo que en siete años hemos multiplicado por siete los ingresos del Estado boliviano y es gracias a esto que ahora tenemos dinero para carreteras, para hospitales, para educación, para los bonos, para los municipios, para las gobernaciones, de lo contrario en manos extranjeras», ejemplificó.

García Linera aseveró que «para el pueblo boliviano esta es una bendición, lo que le permite no solamente tener el control sobre sus riquezas sino el dinero que resulta del uso de sus riquezas». Y fue duro con aquellos que se oponen a esta medida, en especial a los políticos de la oposición a los que señaló como «sinvergüenzas que siguen protegiendo el saqueo del país». «Quien se opone a la nacionalización es un antipatria, quien favorece la nacionalización es un patriota», sostuvo, al tiempo que recordó que las nacionalizaciones «tienen por objeto dos cosas: sentar soberanía sobre los recursos del Estado y, en segundo lugar, generar ingresos que sostengan, que alimenten los derechos de las bolivianas y los bolivianos».

Un dato ilustrativo de la distribución de los recursos en Bolivia es que antes de las nacionalizaciones, en 2005, los municipios recibían 2.400 millones de pesos bolivianos del Estado. En 2012 esa cifra alcanzó los 11.900 millones. Casi cinco veces más.

Fuente: http://www.americaxxi.com.ve/revista/articulo/94/p-aeropuertos-bajo-control-p