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Aislar a los fundamentalistas

Fuentes: Rebelión

Apenas se conoció el arrollador triunfo de Evo Morales en el referéndum revocatorio, los fundamentalistas de la «media luna» esgrimieron sus consignas más radicales: Devolución TOTAL a las regiones del Impuesto Directo de los Hidrocarburos (IDH), RETIRO del proyecto de Constitución del MAS, aprobado en Oruro, aplicación acelerada de los estatutos autonómicos, convocatoria a elecciones […]

Apenas se conoció el arrollador triunfo de Evo Morales en el referéndum revocatorio, los fundamentalistas de la «media luna» esgrimieron sus consignas más radicales: Devolución TOTAL a las regiones del Impuesto Directo de los Hidrocarburos (IDH), RETIRO del proyecto de Constitución del MAS, aprobado en Oruro, aplicación acelerada de los estatutos autonómicos, convocatoria a elecciones de autoridades de Santa Cruz, creación de la policía y de oficinas recaudadoras de impuestos de ese departamento. Sólo con pedir la devolución PARCIAL del IDH, CAMBIOS en el citado proyecto citado y suspender la aplicación de los mencionados estatutos, el panorama sería diferente. En la otra orilla, el Viceministro de Descentralización, Fabián Yasik, de la línea dura del gobierno, indicó que los resultados de la consulta implican que el documento de Oruro es inmodificable.

La piedra angular de este texto es el reconocimiento a 36 naciones indígenas. De acuerdo a la Confederación de Indígenas de Bolivia («La Prensa». 3-08-08), la nación Nahua tiene 15 (quince) personas, la Pacahuara 25, la Guarasugwe 31, la Yaminahua 39, la Reyesana 53, la Yuki 153, la Tapiete 174, la Machinieri 195, la Moré 360. Cuando los antropólogos buscaron a las naciones Toronoma y Joaquiniana no encontraron a nadie. Se habían ido. Se trata de 11 naciones con menos de 400 personas. Otras 15 no llegan a 3000. Las únicas con población significativa son la Chiquitana, con 61.250; la Moxeña, con 76.073; la Aymara, con 1.549.320; y la Quechua, con 2.556.277. El proyecto reconoce 36 idiomas oficiales, incluso el Toronoma y el Joaquiniano. Lo inexplicable es que fue redactado a fines del 2007, tres años después del censo del 2004, de donde extraemos los datos citados. En la oportunidad, ya se aclaró que el Estado nacional debe atender las necesidades de las etnias y respetar sus culturas, sin necesidad de convertirlas en naciones imaginadas por las ONG.

De acuerdo al mencionado censo, los indígenas sumarían 4.5 millones. Los 5.5 millones restantes de la población boliviana no figuran en el documento, porque Bolivia, como República, ya no es mencionada. Los mestizos tampoco, ni los indomestizos, pese a que 35 años después de la llegada de Francisco Pizarro al Perú, (1567), el Licenciado Castro envió la siguiente alerta al Rey de España: «Hay tantos mestizos en estos reinos, y nacen cada hora, que es menester que Vuestra Majestad mande enviar cédula que ningún mestizo ni mulato pueda traer arma alguna ni tener arcabuz en su poder, so pena de muerte, porque esta es una gente que andando el tiempo ha de ser muy peligrosa y perniciosa en esta tierra» (Alejandro Lipschutz). ¿Cuánto creció el mestizaje durante medio milenio?

Rafael Correa ha lanzado un proyecto constitucional que reconoce a los idiomas nativos en el ámbito geográfico correspondiente y al castellano como lenguaje que vincula a los ecuatorianos entre sí y con el resto de América Latina. En días pasados, el Presidente Morales anunció el funcionamiento de tres casas universitarias indígenas. En una se hablará aymara, en otra quechua y guaraní en la tercera. Se determinó que la segunda lengua sea optativa: castellano o inglés.

Evo está en la cumbre de su prestigio político al contar con dos tercios del voto ciudadano. El Prefecto cruceño, Rubén Costas, (se hace llamar «gobernador»), recuerda, a su vez, que el también ha logrado dos tercios de respaldo. Sin embargo, Costas tendrá que admitir que el apoyo al Primer Mandatario es tan fuerte a nivel nacional que pretender imponer un separatismo de facto, es inviable. Tampoco Bolivia es viable si se la fractura en 36 naciones indígenas. El diálogo con resultados sólo es posible entre quienes creen en la unidad nacional.