Al Ministro de Energía Juan José Aranguren lo hemos visto y escuchado decenas de veces defendiendo los intereses de la petrolera Shell ¿Entenderá que por sobre los intereses de una corporación Anglo Holandesa están los intereses del Pueblo de la Nación Argentina? Aranguren debería renunciar. No se trata de menoscabar la capacidad de los gerentes […]
Al Ministro de Energía Juan José Aranguren lo hemos visto y escuchado decenas de veces defendiendo los intereses de la petrolera Shell ¿Entenderá que por sobre los intereses de una corporación Anglo Holandesa están los intereses del Pueblo de la Nación Argentina?
Aranguren debería renunciar.
No se trata de menoscabar la capacidad de los gerentes de las empresas privadas. Ocurre que no se puede ubicar de este otro lado del mostrador (Ministro de Energía del Estado Nacional) a un hombre que se acostumbró a defender los intereses de una empresa privada (Royal Dutch Shell). Esto es éticamente incompatible.
De la misma manera que un juez se excusa de cumplir su función cuando se trata de juzgar a una persona cercana a sus afectos, el Ministro Aranguren se debió excusar de aceptar un cargo desde el que se le podían brindar beneficios cuantiosos a su anterior empleador. No se excusó en su momento y en lugar de defender el interés nacional, por cuarta vez le incrementa las «ganancias» a su compañía, pues bien, ahora debe renunciar.
Si él no lo hiciera, el presidente Macri debería solicitarle la renuncia.
Macri pudo entender que era una buena jugada llevar a un hombre con conocimientos sobre la materia para un cargo tan importante como el Ministerio de Energía. Pero visto su comportamiento no debería dudar un minuto en pedirle la renuncie. Juan José Aranguren sigue funcionando como Ceo de Shell. No logra entender su nueva función. Y esto afecta los intereses nacionales.
Siguen aumentando.
El aumento del 1° de mayo, de un 10% en el precio de la nafta y el gasoil, pone de manifiesto inconsistencias en el planteo económico del gobierno. No se le puede pedir a los trabajadores, a los empresarios, sectores profesionales, de servicios, etc. que moderen sus aumentos y al mismo tiempo elevar en forma desorbitada los precios que están bajo su jurisdicción.
Al incendio de la inflación el gobierno le echa nafta. No puede decir que un objetivo es bajar la inflación, y subir en pocos meses el 31% en los combustibles. Anualizado es un 74%. Absurdo.
Tanto la nafta como el gasoil inciden sobre los costos de todas las mercaderías. El traslado vía fletes y la falta de compromiso antiinflacionario por parte del gobierno, habilita al sector privado a elevar los precios.
Como la inflación está descarriada, lo que se atrasa son los salarios. Si todos los movimientos de precios apuntan a retrasar los salarios, habrá resistencia social y la ecuación no cerrará.
Finalmente frente a un precio del barril por debajo de los 50 dólares, estamos pagando la nafta Premium a 1,40 dólares el litro. Un disparate. Lógico: el precio desorbitado le sirve a Shell y a las privadas. El pueblo argentino no debe tolerar este abuso, esta incompatibilidad de intereses y esta falta de ética.
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