Tal vez se haya pasado por alto la creación y puesta en funcionamiento del Consejo Nacional de Evaluación de la Calidad Educativa en julio 2020, pero es un tema muy interesante para revisar por varios motivos.
En principio porque es una prueba más de la continuidad del alineamiento y subordinación de la Argentina a la macropolítica reformista que imponen los organismos internacionales, pero específicamente en este punto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de donde surgen las “recomendaciones” de la métrica de los resultados de la mano de las inefables pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) para mensurar la “calidad” de la educación, una “medición” ad hoc, descontextualizada, estandarizada y por sobre todo, sin conexión con les docentes.
Con los discursos de la colonialidad se naturaliza que un “evaluador” externo, ajeno a la escuela, interrogue a les estudiantes y “mida” su trayectoria individual en dos horas, de manera descontextualizada y con un sistema de respuestas múltiples (de baja o nula eficacia) para luego con toda la información construir un ranking y potenciar como método, para mejorar la “calidad”, la competencia.
Competencia entre escuelas, entre docentes (separados de las evaluaciones pero, esquizofrénicamente, evaluados) y entre países.
Sabemos y hemos dicho mucho más en otros artículos y publicaciones sobre la relación entre la estandarización y la colonialidad, atadas al sofisma de que la escuela es “responsable del crecimiento económico”.
Pero para lo que concierne a este trabajo hay que dejar puntualizado que esa estandarización de la política educativa, definitivamente colonial, se muestra a nivel interno en los avances de las políticas endoprivatizadoras de la educación pública.
La creación del consejo nacional de la calidad educativa no es más que otro mecanismo burocrático, alejado de las realidades áulicas, y con pretensiones de pluralismo, un pluralismo que no hace más que confirmar que los obsoletos principios neoliberales de la educación están funcionando sin resistencia alguna.
El debate sobre la “calidad” educativa es una deuda pendiente, porque se ha tomado como parámetro, la conceptualización de la OCDE, que obviamente responde al modelo economicista de la educación, es decir, a los intereses corporativos, deshumanizados y estandarizados.
Crear un consejo de la calidad, sin discutir calidad y el contexto de aplicación, es por lo menos un botón más del traje neoliberal con la que se ha vestido a la educación.
No se puede naturalizar que se mantengan los mecanismos privados, el ministro Nicolás Trotta no ha mostrado un ápice de diferenciación en los avances de la macropolítica educativa, ciertamente está cumpliendo con lo ya marcado en el “proceso de reorganización pedagógica” (este enunciado le pertenece)[1], que por supuesto no es innovación sino continuación.
Veamos, la presidencia del consejo fue asignada a la fundación CIPPEC [2] y a la Universidad de San Andrés, en la persona del investigador Axel Rivas, fiel representante de ambas instituciones privadas.
La fundación CIPPEC fue faro intelectual del anterior gobierno de Juntos por el Cambio (aunque también había estado en la gestión de Daniel Filmus en el Ministerio de Educación durante la presidencia de Néstor Kirchner), en tanto sus referentes son de cita bibliográfica en los fundamentos de documentos como el Plan Maestro; la Secundaria del Futuro; La ley que crea la Unicaba, entre otros, todos de factura neoliberal en los que manifiestamente la educación y el conocimiento se ponen al servicio del mercado.
La Universidad de San Andrés es una de las universidades privadas de élite que también regló y a la que se le atribuyó en el período 2015-2019 la voz sobre las capacitaciones con convenios en varios distritos del país y con incidencia directa en el entonces gobierno nacional.
Toda una semiótica del camino del “proceso de reorganización pedagógica”. Si continuamos con los integrantes[3] del flamante consejo, nos encontramos con 1 representante por cada uno de los 5 sindicatos con representación nacional, los mismos que acordaron una paritaria 34,6% en tres cuotas trimestrales, que lleva el salario inicial a $ 31.000. Aunque no es este el tema del presente artículo, sino ver cómo los formatos de la precarización llegaron para quedarse, corregirse y aumentarse.
Los conflictos por la falta de protocolos claros, además de los incumplimientos de los funcionarios responsables del equipamiento, la mejora edilicia, que no se produjo en la mayoría de las escuelas que no pueden resolver problemas de infraestructura respecto de la adecuada ventilación, entre otros, iban a surgir y surgieron en casi todas las jurisdicciones del país, además del salarial.
Mientras tanto parecía muy importante la formación del consejo de la calidad… que además de tener entre sus miembros a las presidentas y vicepresidentas de las comisiones de educación del senado y de la cámara de diputados, también alberga representantes de la CTA-T; la CGT; La Unión Industrial Argentina (UIA); Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada) –una de las entidades que evitó la suba de retenciones– y el rector del colegió (católico) Esquiú. Todos ellos aparecen como representantes de las organizaciones del trabajo y la producción.
Además de aparecer entre los “Consejeros…” firmes representantes de la reforma privatizadora de la educación y del que este consejo es un fuerte signo del maridaje publico / privado.
Es justamente el recorrido semiótico lo que continúa dándonos pistas del proceso de endoprivatización del sistema público organizado en función de los intereses del mercado y por sobre todo en función de la creación de una educación para el trabajo…
¿Pero para qué trabajo?
En junio de 2017, el gobierno Mauricio Macri crea la Comisión Permanente de Educación Técnico Agropecuaria y Agraria que realiza un convenio en el que incluye al INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y al INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica) y firma convenio con Aapresid, Aacrea, Cafma, Uatre y 45 empresas. Lo que significa que las principales entidades del agronegocio y del alucinante mundo de los agroquímicos desembarcaban con toda su voracidad, adueñándose de las currículas escolares de la educación agraria y técnica.
Hace unos días, se conoció la noticia[4] del concurso nacional, Futuros Líderes BPA, lanzado por la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) con el lema “Hacer las cosas bien y poder mostrarlas” destinado a estudiantes de los últimos tres años de escuelas secundarias técnicas agrarias o técnicas. El concurso propone las “Buenas Prácticas Agrarias” (BPA) para la agricultura sostenible. Afirma la entidad que se busca, a partir del concurso, “desarrollar en los estudiantes el espíritu de emprendimiento, mediante actividades que encaminen a aplicar el liderazgo, la responsabilidad, la creatividad y el compromiso”.
No puede haber sostenibilidad desde los agrotóxicos, que CASAFE (y todas las entidades que trabajan con los agroquímicos) encubre bajo el nombre de fitosanitarios.
No queda duda que éstas son las mascaradas de la entrada empresarial y corporativa en la educación, un práctica que no es nueva y que lleva dos cuestiones consigo; la naturalización de una práctica devastadora amparada por la pedagogía instrumental que propone la reforma, por un lado y la promoción que realiza el Estado auspiciando acciones que luego se traducen en la complacencia de que se fumiguen pueblos, escuelas, estudiantes y docentes y por sobre todo, la certificación de un modelo productivo que va contra la naturaleza y contra el modelo agroecológico, que es el que debería estar presente en las currículas escolares.
Pero, lamentablemente, los acuerdos no se hacen con los campesinos, sino con los generadores de commodities, envenenadores seriales del ambiente.
Por ese motivo, porque nada debe cambiar del rumbo trazado por los reformadores, es que están presentes en el consejo de la calidad…: la burocracia sindical; la oligarquía agrotóxica; la fundación CIPPEC (financiada por un variopinto espectro empresarial, organismos internacionales, gobiernos y la educación privada); el culto católico (Colegio Esquiú) y los Consejeros académicos, la mayoría de acuerdo con la reforma neoliberal desde la primera hora.
Parece que la línea ministerial ni se quiebra, ni se dobla.
¿Acaso hay alguna diferencia sustancial entre los acuerdos del ministerio de educación, durante el gobierno de Macri, por ejemplo con la Fundación Varkey para la capacitación de directivos (que le costó al erario público, millones de dólares), con el acuerdo de ese mismo ministerio, en la actual presidencia de Alberto Fernández, con Open Society de otro multibillonario, George Soros o más recientemente con el proyecto ProgamOn llevado a cabo por la corporación Coca-Cola junto a la ong Chicos.net?[5]
Como vemos, la actual gestión ministerial también terceriza los procesos de enseñanza /aprendizaje en manos de las grandes corporaciones empresariales y sus fundaciones virales.
Podríamos seguir multiplicando los ejemplos en que las concordancias con el gobierno anterior en la línea de la macropolítica educativa no han cambiado nada, casi podemos arriesgar que son un continuo, con los mismos nombres y las mismas gestualidades coloniales que lejos están de la soberanía educativa.
Como ejemplo gremial podemos señalar los despidos que por estos días está realizando el ministro Nicolás Trotta a les trabajadores del Programa Nacional de Acompañamiento Sociocomunitario a las Trayectorias Educativas (ex Programa Asistiré)[6], por una parte; y por la otra, la probable suspensión de cobertura de cargos de tutorías, coordinaciones y del Espacio de Diseño Institucional (EDI), que propone el ministerio de educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es decir, del gobierno del PRO, que ejerce Horacio Rodríguez Larreta.
¡Cuestiones de la calidad educativa!
La famosa “grieta” es un espectáculo pour la gallerie, la crisis educativa es directamente proporcional al proceso de endoprivatización que se inició hace más de 30 años y continúa con gobiernos de “distinto” signo político. Tal vez haya diferencia de matices, pero en el seguidismo de políticas macro, no hay diferencias ni políticas, ni ideológicas.
El neoliberalismo imprimió su marca en las políticas de la reforma, mientras que el llamado progresismo, cuando recupera territorio, se termina alineando a las políticas globalizadas, haciendo discusiones para los medios, pero la coincidencia, a estas alturas, ni siquiera es sorprendente.
Una de las pruebas mas contundentes es la creación de este consejo de la calidad, en el que la convocatoria deja a las claras que si se pretendía cambiar algo de la nefasta política macrista en educación, fueron solo matices en el trato con la burocracia sindical, ofrecimientos de créditos a docentes para la compra de computadoras, y algunas cuestiones menores; porque la macropolítica de endoprivatización continúa intacta y en «proceso de reorganización pedagógica”.
Notas:
[1] http://desalambrar.com.ar/nicolas-trotta-y-el-proceso-de-reorganizacion-pedagogica/
[2] (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento)
[3] https://www.argentina.gob.ar/educacion/cnce/integrantes
[5] Acuerdo celebrado para la capacitación de estudiantes de entre 17 y 24 años que estén cursando el último año del secundario.
https://laeducacionenpedazos.blogspot.com/2020/12/de-la-burbuja-escolar-al-burbujeante.html
[6] https://periodismodeizquierda.com/educacion-trotta-confirma-mas-despidos/
Darío Balvidares. Profesor y Licenciado en Letras (egresado FFyL – UBA). Fue docente durante 30 años en la Escuela de Comercio 3 Hipólito Vieytes de la que se jubiló como Rector en 2015. Investigador en Política Educativa; autor de La educación en la era corporativa, la trama de la desposesión Editorial Herramienta – Contrahegemonía 2019 y La novela educativa o el relato de la alienación Redes Cultura 2005 (con prólogo de Osvaldo Bayer). Además de decenas de artículos publicados en Rebelión; Contrahegemonía Web y Otras Voces en Educación. Productor periodístico y columnista del programa “La Deuda Eterna” (FM Flores 90.7 CABA y Radio La Retaguardia entre 2006 y 2020)