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Fue Embajador de Sánchez de Lozada y ahora pide serlo de Evo

Álvaro Moscoso quiere seguir en la Comunidad Europea

Fuentes: Servicio Informativo Datos & Análisis

Antes de irse a Europa como Embajador de Sánchez de Lozada, este militante del MNR intervino directamente en el proceso privatizador de la «capitalización» y es uno de los responsables del desmantelamiento de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE) que dejó a Cochabamba sin el servicio de trenes desde hace más de diez años. Ahora […]

Antes de irse a Europa como Embajador de Sánchez de Lozada, este militante del MNR intervino directamente en el proceso privatizador de la «capitalización» y es uno de los responsables del desmantelamiento de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE) que dejó a Cochabamba sin el servicio de trenes desde hace más de diez años. Ahora exige ser el Embajador de Evo Morales por el sólo hecho de haber colaborado con el Presidente Indígena en la gira europea de enero.

Durante la visita pos electoral de Evo Morales a Europa el pasado mes de enero, el todavía entonces presidente electo de Bolivia fue visto acompañado por un oficioso «cicerón» que aparentemente le habría ayudado a Evo en su periplo por el viejo continente, abriéndole las puertas de la Comunidad Europea y por lo cual ahora exige ser ratificado como Embajador del nuevo gobierno, según conoció este servicio informativo tanto en fuentes allegadas a la Cancillería de la República como en círculos del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).

Se trata de Álvaro Moscoso Blanco, ex Embajador del gobierno de Sánchez de Lozada y colaborador estrecho del ex ministro Alfonso Revollo (hoy delegado de Bolivia ante el Banco Mundial) en el proceso de «capitalización» (privatización) de empresas estratégicas del Estado como el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) y la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE).

En los directorios de ambas empresas «capitalizadas», Moscoso Blanco fungió como síndico en representación de las Aseguradoras de Fondos de Pensiones (AFP´s) y durante la campaña electoral del 2002 fue el operador del tenebroso Carlos Sánchez Berzaín emitiendo «avales» del MNR para asaltar las planillas de entidades públicas como el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), junto con la diputada emenerrista Marcela Vidaurre y la senadora del MIR Erika Brokmann, una vez que Gonzalo Sánchez de Lozada asumió la Presidencia del país asociado con el jefe mirista Jaime Paz Zamora, quienes fueron echados del poder durante la gran revuelta aymara en octubre del 2003.

Antes de su designación como Embajador ante la Comunidad Europea, el economista Álvaro Moscoso trabajó en Bolivia para favorecer a la empresa chilena «Cruz Blanca» que capitalizó la ferrocarrilera ENFE con resultados desastrosos para Cochabamba, ya que aquella compañía vinculada al potentado croata-chileno Andrónico Lucksic decidió liquidar y desmantelar el servicio ferroviario entre Cochabamba y el resto del país arguyendo «inviabilidad económica» de dicho servicio, argumento sustentado «técnicamente» por Moscoso Blanco. Por esta causa, la estación de ferrobuses de Cochabamba se ha convertido en un mingitorio público y en un mercado de abastos; y hay más de una generación íntegra de cochabambinos que no conoce el placer de viajar por tren.

Moscoso es propietario del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Regional (CIDRE), una ONG que opera en Cochabamba con financiamiento europeo, y que se involucró en escandalosos negociados con el municipio de Quillacollo durante la gestión del alcalde Héctor Cartagena de Unidad Cívica Solidaridad (UCS). A través del CIDRE, a principios del año 2001, Moscoso también estafó a la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) con unas millonarias «consultorías» que beneficiaron a la familia del ex rector Augusto Argandoña Yánez. El ahora presidente de YPFB y ex diputado del MAS Jorge Alvarado, tiene en su poder la documentación relativa a esos negociados. Moscoso y Argandoña tienen además el antecedente de haberse enriquecido ilícitamente a mediados de los años 80, manejando en Cochabamba la Unidad de Política Cambiaria como parte de la «desdolarización» de la economía que derrumbó al gobierno de la UDP.

Moscoso fue también presidente del Comité Cívico de Cochabamba, años previos a su vinculación con Sánchez de Lozada y con apoyo del Movimiento Bolivia Libre (MBL) del entonces líder izquierdista Antonio Aranibar. En esa gestión mantuvo una cordial relación con el líder cocalero Evo Morales, auspiciando una resistencia cívica para impedir la militarización del Chapare que el gobierno de Paz Zamora intentó ejecutar a partir del Anexo III de un convenio antidroga suscrito con Washington. A pesar de ese único buen antecedente que se borró para siempre con su traición a favor del MNR, Evo Morales no debería designarlo como su Embajador en Europa, ya que Moscoso tiene cuentas pendientes por saldar con la justicia boliviana junto con Alfonso Revollo (el «zar» de la «capitalización»), Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín.