Las campañas presidenciales están a punto de concluir, durante el tiempo permitido por las leyes electorales los distintos candidatos expusieron sus propuestas y con argumentos o sin ellos, trataron de minimizar a sus adversarios. Para la democracia burguesa, cada uno de los candidatos significa una propuesta distinta, para los teóricos de la sociedad posmodernistas las […]
Las campañas presidenciales están a punto de concluir, durante el tiempo permitido por las leyes electorales los distintos candidatos expusieron sus propuestas y con argumentos o sin ellos, trataron de minimizar a sus adversarios.
Para la democracia burguesa, cada uno de los candidatos significa una propuesta distinta, para los teóricos de la sociedad posmodernistas las elecciones son escenarios «para el debate de las ideas», «para que los ciudadanos informados escojan a su próximo representante». Cuestión más falsa.
Los partidos políticos y los individuos que los forman, salvó excepciones, fungen como empleados de los poderes fácticos, de la clase alta, de la burguesía y el Imperialismo. Quienes se detentan los cargos públicos no tienen autonomía, al contrario, son subordinados a la clase burguesa, sus proyectos se enfocan hacia la explotación cada vez más voraz de los recursos naturales y a promover una mayor acumulación del capital.
En México los tres partidos políticos mayoritarios con registro, son fabrica de defensores del gran capital, por eso la similitud en sus programas de gobierno, pocas diferencias en el fondo, quizás las formas cambian, pero sus objetivos son los mismo, empero en esa generalización, existe un particular que se aleja de los intereses predominantes, el Movimiento de Regeneración Nacional, dirigido por Andrés Manuel López Obrador.
Peña Nieto, Vázquez Mota y Quadri: Programa neoliberal y entreguista
Aunque Enrique Peña Nieto, hipócritamente a escondido en la recta final de la campaña, sus verdaderos compromisos con sus «padrinos» y trata de exponer al público un programa progresista, que forme una ilusión de cambio en las condiciones precarias de la clase trabajadora, en el fondo es un sujeto servil a la oligarquía.
Por ello, sin pudor, Peña el neoliberal, roba descaradamente las propuestas «populistas» de Andrés Manuel López Obrador y las hace propias. Peña producto del monopolio mediático, niño bonito, burgués al cabo, no será más que un empleado de las transnacionales y un verdugo para las clases bajas.
Fiel a la tradición salinistas, tergiversa los conceptos de progreso y con cinismo promete una serie de acciones para la mejora social, contradictorias al proyecto neoliberal del cuál es servil lacayo. Entre el neoliberalismo y el desarrollo social en igualdad no puede haber acuerdo, es una quimera.
Josefina Vázquez Mota, a diferencia de Peña, no cae en la simulación, ignora las criticas al gobierno de Felipe Calderón, con un discurso similar, pretende que el pueblo olvide la crisis económica terrible, el despido de los trabajadores de Luz y Fuerza, los aumentos a los energéticos, la inseguridad producto del supuesto «combate al crimen organizado», estrategia cuyo origen no es el cerebro de Calderón, ni el de sus asesores, si no un mandato de Washington, al estilo del Plan Colombia. Teniendo de resultante el control de la mafia de las drogas en un solo cártel para beneficio del consumo norteamericano y el genocidio de la población mexicana, con más de 70 mil muertos y una gran cantidad de desparecidos.
Quadri es un monigote al servicio de Elba Esther Gordillo, un individuo cuyo fin es buscar acomodo político del grupo de la líder «charra» en el gobierno de Peña Nieto, no obstante, el valor de Quadri para el análisis político es sobresaliente. Quadri manifiesta al político de derecha por excelencia, no cubre sus intenciones neoliberales ni fascistas, con mentiras, es claro con sus declaraciones; la destrucción del Estado de Bienestar (lo que queda de él), la subordinación al Imperialismo, y la explotación de la clase trabajadora, por medio de la reforma laboral.
Andrés Manuel: La excepción
Si bien los políticos actúan acorde a los intereses de la burguesía apátrida y al imperialismo, existen excepciones, una de ellas la representa el proyecto de nación que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Fraguado en el movimiento social, defensor de los campesinos en Tabasco, durante la represión salinista, victima del fraude electoral y errante mensajero de su proyecto nacionalista, López Obrador es la única opción para el electorado mexicano, porque representa cambios profundos, en beneficio de la clase trabajadora.
Andrés Manuel se ha distinguido por ser un político honesto, quizás ubicado en un centro izquierda, creyente ferviente del Estado de Bienestar, el programa propuesto se asimila al de Luis Inácio Lula da Silva. La llegada de López Obrador significa la antesala de la democracia popular, un paso enorme hacia la construcción de relaciones sociales más equitativas, en provecho de la clase social oprimida.
El proyecto alternativo de nación de Andrés Manuel, deja a un lado el neoliberalismo, trata sobre bases capitalista desarrollar las fuerzas productivas, con una intervención responsable del Estado, busca dejar atrás la libertad ilimitada del mercado, y el enriquecimiento desmedido a costillas de los desposeídos.
El pueblo organizado, los sindicatos democráticos y quienes buscan un mundo mejor, tienen la necesidad de actuar con responsabilidad y apoyar sin dudas, el proyecto de López Obrador, de no hacerlo el país se perfila a una catástrofe de consecuencias inimaginables.
Manuel Alejandro Ramírez Solorio es Licenciado en Docencia en Lengua y Literatura por la Universidad Autónoma de Baja California
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