Nuevamente al cierre de año, las dependencias del gobierno del Estado de Yucatán, han incrementado la taza de desempleados despidiendo a diestra y siniestra a cientos de mujeres y hombres, con la supuesta «justificación» de la falta de presupuesto ante la política de «austeridad» del gobierno federal y frente a la callada pero evidente crisis […]
Nuevamente al cierre de año, las dependencias del gobierno del Estado de Yucatán, han incrementado la taza de desempleados despidiendo a diestra y siniestra a cientos de mujeres y hombres, con la supuesta «justificación» de la falta de presupuesto ante la política de «austeridad» del gobierno federal y frente a la callada pero evidente crisis que se avecina, sin embargo, los gastos millonarios siguen su curso, los desayunos de navidad y fin de año pagados del erario público para los directivos de las dependencias dan muestra de otra verdad, tan sólo la inversión para la ampliación del Centro de Convenciones Siglo XXI es una contradicción en la supuesta «austeridad» con que se encubre el desprecio que siente el ejecutivo por los trabajadores y trabajadoras, ¿cómo hablar de «austeridad» ante tales gastos innecesarios en un país y un estado con millones de seres humanos en pobreza extrema?, lo que llaman desarrollo refriéndose a la inversión de los impuestos generados de la fuerza de trabajo de los yucatecos y las yucatecas es una vieja idea ya rebatida por su falsedad, de nada sirve construir grandes edificios o magnas obras si el gobierno no puede garantizar el sustento a miles de ciudadanos, y además, la ganancia generada por esas grandes obras no llega al pueblo, no beneficia realmente a quienes menos tienen y más necesita. «Hacer más con menos» es la frase empleada en las dependencias para ocultar la verdad, no estamos en un proceso de «austeridad», estamos ante el descarado saqueo de la riqueza del pueblo, en la lógica empresarial que manda ahora en la entidad no tiene cabida el bienestar y los derechos laborales, pues primero que nada, quienes conservan sus empleos se verán obligados a realizar el trabajo de quienes han sido despedidos, o los espacios serán cubiertos para pagar favores políticos pero no para mejorar la calidad de los servicios prestados. «Hacer más con menos» no refiera a una verdadera reorganización de lo burocracia en aras de su eficacia, se refiere en realidad al aumento de la explotación y la violación sistemática de la constitución y los códigos del derecho laboral, arrojar a su suerte a quienes han trabajado en las dependencias gubernamentales es también, una medida de venganza política que continua hasta la fecha, pues con la idea de que aquellos que están o estaban durante gobiernos anteriores guardan fidelidad es absurdo cuando simplemente el trabajador para poder ganar el sustento personal y familiar se ve obligado a contraer relaciones laborales y a cumplir las indicaciones de quienes coordinan o gobiernan. Lo irracional es una práctica tan común en el pensamiento tecnocrático que nubla la vista ante lo elemental: el trabajador, hombre y/o mujer, tiene que mantener ese trabajo cumpliendo las indicaciones de los superiores, la evidente falta de interés social por las autoridades se manifiesta en la forma en que son despedidos cientos de personas, tratadas como delincuentes y humilladas en sus más elementales principios de la dignidad, hablar de «austeridad», no es y no puede ser un justificante para violar los derechos laborales y para empobrecer a miles de familias en pleno año nuevo.
Recientemente el Congreso local aprobó por mayoría la implementación de nuevos impuestos que afectarán directamente el nivel de vida, de nuevo el tema de la supuesta «austeridad» ronda como flagelo, ¿cómo hablar de «austeridad» si los diputados y diputadas siguen ganando millonadas y reciben bonos prebendas, regalos y pagos por sus favores políticos y económicos al poder en turno? , ¿quién puede en verdad creer que los impuestos aprobados son en beneficio de la sociedad?, el descaro estructural del sistema se mantiene, pues mientras el gobierno federal habla del combate al neoliberalismo y su eliminación en la política económica del país, en Yucatán, se ponen en marcha las prácticas propias del neoliberalismo con el incremento en la tasa de desempleo, la violación a los derechos básicos laborales y humanos, la reducción de la responsabilidad social del Estado en la búsqueda del bienestar de la sociedad, la utilización de la riqueza social para beneficio particular, la implementación de manera velada de medidas económicas que abran de agudizar la precariedad e incrementar el malestar social.
Mentirle al pueblo no es servirle, es burlarse de él para beneficio privado y corrupto, en sus redes sociales, el presidente estatal de Morena, Mario Mex Albornoz, menciona: «El Proyecto de Egresos de la Federación para el año 2020 contempla para Yucatán un presupuesto de 32 mil 999 millones de pesos. Algo digno en comparación respecto a los 31 mil 820 millones del 2019. Es decir, los yucatecos y las yucatecas recibirán del gobierno federal más recursos en 2020 que en el año anterior […] ¿De dónde saca el gobierno del estado que hay recortes al presupuesto por parte del Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y que llegará menos dinero a Yucatán? Para muestra un botón, el presupuesto mencionado fue aprobado en la Cámara de Diputados del Congreso Federal, ¿será que al gobernador de Yucatán no le avisaron?, la realidad es que enfrentamos una nueva contradicción entre el fin del neoliberalismo y su continuidad por quienes aferrados a las viejas formas prefieren ahogar a miles de seres humanos para salvar sus deseos antisociales de riqueza y poder. Lo que sigue es la organización y la lucha.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
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