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El desarrollo de la contrainsurgencia y la guerra sucia en México

Antecedentes del narco-paramilitarismo (V)

Fuentes: Rebelión

Introducción Conformación de los sindicatos de electricistas y telefonistas bajo control institucional. Como vimos en la entrega anterior, dentro del proyecto de industrialización «mixta», además de gestarse la represión del movimiento ferrocarrilero, la nacionalización de la industria eléctrica y la formación de sindicatos como el Sindicato de Telefonistas, se verán marcados por la fragmentación de […]


Introducción

Conformación de los sindicatos de electricistas y telefonistas bajo control institucional.

Como vimos en la entrega anterior, dentro del proyecto de industrialización «mixta», además de gestarse la represión del movimiento ferrocarrilero, la nacionalización de la industria eléctrica y la formación de sindicatos como el Sindicato de Telefonistas, se verán marcados por la fragmentación de los sindicatos, impulsada desde el Estado mediante el charrismo.

Hechos que mantendrán una estrecha relación con acontecimientos ocurridos en otros países de América Latina, particularmente en Chile. Bajo la proyección estadounidense impulsada en nuestros países a partir de la reunión en Punta del Este ocurrida en 1961, en la que se crea la Alianza para el Progreso.

Así, en México también se presentara un desplazamiento en el eje de acumulación de capital. Desplazándose de las la industrias tradicionales, como textiles, vestido, calzado y demás, donde predominaban la mediana y la pequeña burguesía, hacía las llamadas industrias dinámicas, dedicadas a la producción de bienes más sofisticados y suntuarios, en las condiciones de vida prevalecientes en México. Ampliándose así la industria automotriz, de aparatos electrodomésticos y demás, donde predominará el gran capital nacional y extranjero.

Aspectos que derivarán al igual que en Chile, en contradicciones inter-burguesas, pero que a diferencia de Chile serán solventadas de otra manera, de suerte que no se tendrá como resultado una dictadura abierta, aunque si un Estado contrainsurgente. Siendo así, a partir de que, tales contradicciones también se manifestaran en el campo, particularmente manifiestas en México a partir de movimientos como el de Rubén Jaramillo y demás, ya revisados en los trabajos anteriores1.

Todo lo cual ira prefigurando una profunda crisis en el sistema de dominación burgués también en México, y que al igual que en Chile, se hará mucho más aguda desde 1968. A medida que junto a las pugnas inter-burguesas se radicalizan los movimientos campesinos avanzando hacia el centro del país, así como se reactivan algunos de los movimientos obreros que a continuación enunciaremos, hasta irrumpir a finales de los sesenta con fuerza redoblada, y coincidirán con movimientos como el estudiantil.

Vicisitudes del sindicato de telefonistas.

El proyecto de desarrollo capitalista que se implementa desde el régimen de Álvaro Obregón. Tomará mayor forma con Lázaro Cárdenas, quien favorece la organización obrera y campesina, pero bajo el control de la CTM. A la vez que limita en parte a los patrones y hacendados.

Resultando entonces que, durante el cardenismo, a pesar de que la clase obrera tuvo una importante acción sindical, el control del movimiento obrero por parte del Estado prevaleció. Iniciándose dicho control desde el siglo XX, con la alianza entre la Casa del Obrero Mundial y el gobierno de Venustiano Carranza. Continúa con la CROM en los gobiernos de Obregón y Calles, hasta los días previos a la integración de la Confederación de Trabajadores de México, donde se pactó una nueva alianza con el Estado.

Control que también afectara la conformación del Sindicato de Telefonistas, pese a que éste no logra su unificación durante el cardenismo, sino que pasaran por un proceso de unificación de compañías telefónicas, hasta la integración del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, el 1º de agosto de 1950.

Una vez conformado el sindicato, sin embargo existirá una fragmentación dentro del mismo, la cual se agudizara ante la derrota de la CTM, de llevar a la práctica en su interior un proyecto independiente de la clase obrera. Después de que, el Partido Comunista en el pleno de su comité central, celebrado del 26 al 30 de junio de 1937, acuerda llevar una política de unidad a toda costa, cediendo así la secretaria de organización de la CTM a Fidel Velázquez.

Presentándose así, al interior de la CTM dos proyectos diferentes. El primero representado por Fidel Velázquez y su grupo, y el segundo, encabezado por Miguel Ángel Velasco y Valentín Campa. Y no obstante que los sindicatos mineros, ferrocarrileros y petroleros apoyaron el proyecto de Velasco y Campa, en contra del autoritarismo de Fidel Velázquez, Amilpa, Yurén y Sánchez Madariaga, estos últimos bloquearon al interior de la CTM las acciones independientes de los trabajadores y desconocieron las elecciones democráticas internas de los sindicatos afiliados a la CTM2.

Motivos por los cuales, de las 23 delegaciones obreras, entre las que se encontraban las de los ferrocarrileros y electricistas, abandonaron la CTM. Quedando el control de la CTM en manos de Lombardo Toledano en alianza con el grupo de Fidel Velázquez. Y bajo tal control se favorecería la táctica de «unidad a toda costa», promovida por el Partido Comunista.

Y una vez establecida la política de Lombardo y Fidel Velázquez, al frente de la CTM se llevaría a que el movimiento obrero se someta a los círculos gobernantes del país. De manera que en octubre de 1936, la CTM ingresa al Partido de la Revolución Mexicana y se consolida el control corporativo del Estado sobre el movimiento obrero.

Dentro de tal espectro, el 15 de junio de 1937, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) promueve la formación del Sindicato de Trabajadores de la Industria Telefónica de Saltillo. No obstante, inmediatamente se presentaran las fracturas al interior del Sindicato de Inquilinos de Saltillo, después de que éste denuncia que la Empresa de Teléfonos Ericssion, desarrolla maniobras contra el Sindicato de Trabajadores de la Industria telefónica de Saltillo, siendo que Ericsson rechaza la solicitud de ingreso como trabajadora de planta de la obrera Guillermina Isunza, después de varios meses de prestar servicios en la propia Empresa.

Ante dicha situación, la Federación Regional de Trabajadores de Saltillo anunció un paro de labores el 17 de junio de 1937, en apoyo a los telefonistas miembros de la CTM y para demandar la reinstalación de los trabajadores Rafael Elizondo, Félix Cortes, Aurora Garza de Acuña, María de la Luz Caballero y Angélica Erbes.

Hechos que evidenciaran las diferencias entre los telefonistas de la Ericsson y el proyecto sindical de la CTM. Resultando entonces que, el sindicato de la Ericsson logra mantener su propia organización hasta inicios de los años cincuenta, cuando se organizó el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, y se da la unificación de los dos sindicatos, pero aún bajo el control institucional3.

Conformación del sindicato de electricistas.

Desde el 14 de diciembre de 1914, trabajadores de la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana, y los de la Empresa de Teléfonos Ericsson, S.A. se organizan al interior del naciente Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Resultando así que, los orígenes de la estructura sindical de los telefonistas y los electricistas tendrán un tronco común en la historia del movimiento obrero en México.

Además de que, la Gran Liga de Electricistas Mexicanos, en sus inicios, dentro del espectro de la Revolución de 1910 tendrá influencia de ideas mutualistas, mismas que transmitirá a la organización de telefonistas. Más aún, años atrás, en 1905 atienden al llamado del Partido Liberal Mexicano, donde participan los hermanos Flores Magón, para entablar la lucha armada contra la dictadura porfirista.

Así, durante los años de 1906 a 1911, electricistas y telefonistas se dotaron de una organización básica la cual llamó a los patrones enemigos de clase. Obteniendo así una perspectiva de clase4. De tal manera, la lucha de los electricistas es considerada como la más larga y sostenida en el país.

Desarrollándose la industria eléctrica y el sindicalismo a partir del crecimiento en el país de la energía eléctrica, comienza la lucha de los electricistas a partir de la Liga de Electricistas Mexicanos que, en 1906 emprende los trabajos para la creación de la sucursal número 6, la cual se constituye en 1908.

Creciendo la Gran Liga de Electricistas con la integración de los trabajadores de las compañías de gas y luz eléctrica, entre los que se encontraran los de la Compañía Hidroeléctrica de San Ildefonso, la Compañía Nacional de Electricidad y Siemsy Halsky. A estos trabajadores también se integraran trabajadores de compañías de gas y de teléfonos, dado que la energía eléctrica jugaba un papel determinante en los inicios y durante el desarrollo de las primeras fábricas instaladas en la Ciudad de México.

Proceso de organización que no obstante, será difícil por la política autoritaria y persecutoria de la dictadura porfirista, además de que, en un principio la lucha y el sindicalismo serán dispersos, debido a la misma dispersión de las empresas eléctricas, de forma que se formaron tantos sindicatos como empresas había.

Hasta fundarse el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) oficialmente, el 14 de diciembre de 1914, por un grupo de trabajadores electricistas de la Mexican Light and Power, así como por trabajadores telefonistas, electricistas privados e integrado por trabajadores de la empresa Luz y Fuerza del Centro.

Teniendo los primeros años de lucha resultados importantes para el SME, particularmente en la huelga general de 1916, organizada por la Federación Obrera del Distrito Federal, así como durante la huelga de 1936, ya que estas lograron obtener un importante contrato colectivo de trabajo con las empresas extranjeras con las que contrataba5.

Sin embargo, tal como hemos visto con los sindicatos anteriores, el charrismo se impuso sobre la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y, por consiguiente, al crearse la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y crearse también el Sindicato Nacional de Electricistas, Similares y Conexos de la república Mexicana (SNESCRM), afiliado a la CTM, se practicaran las mismas políticas sindicales antidemocráticas.

No obstante, sindicatos como el SME, que había sido fundador de la CTM se separa y marcha independiente, logrando escapar al control charro. Así como otros sindicatos al interior del país entran en un proceso de unidad, hasta unificarse en 1952, en la Federación Nacional de Trabajadores de la Industria y Comunicaciones Eléctricas (FNTICE).

Caracterizándose la FNTICE por un decidido impulso a la insurgencia obrera, formula propuestas como la unidad democrática de los electricistas, así como un programa para la insurgencia obrera.

De suerte que, avanzaran juntos la FNTICE y el SME, por medio de la Confederación Mexicana de Electricistas (CME). Hasta que, en 1952, electricistas principalmente de la FNTICE proponen la lucha por la nacionalización de la industria eléctrica, misma que logran en 1960. Y, el mismo día que se anuncia oficialmente el decreto de la nacionalización, se convoca a la última Asamblea Nacional de la FNTICE, a la vez, Congreso Constituyente del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM).

Es decir, la respuesta fue inmediata y los sindicatos del interior del país procedieron a sellar la unidad sindical, lo cual a su vez les permitiría obtener importantes conquistas laborales, sindicales e industriales6.

Más aún, otra decisión importante dentro de la misma lógica sería la integración de la industria eléctrica nacionalizada, forjada a partir de la reorganización del proceso de trabajo eléctrico a nivel nacional. De suerte que, la nacionalización sería afirmada mediante la aprobación de la primera Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (Ley eléctrica 1975), así como por el concepto de servicio público en materia eléctrica.

Bajo tal espectro, la integración industrial avanzará considerablemente, con la unificación e interconexión del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). No obstante, al mismo tiempo avanzara el conflicto entre el SNESCRM y el STERM, lo que llevará al movimiento de 1971-72, y culminará en la formación del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM).

En consecuencia, el SUTERM, en sus dos primeros congresos impulsa, la unidad sindical, así como la integración industrial. Más toda vía, no obstante no encontrar respaldo en el SME, se apoya en sectores nucleares añejos que pasaron a formar parte del SUTERM. Para en 1974, lograr la aprobación del párrafo séptimo del artículo 27 constitucional en materia nuclear, cuyo dominio correspondía a la nación.

Y, a causa de conflictos internos, en 1975 surge la llamada Tendencia Democrática del SUTERM, misma que sería reprimida militar y políticamente en 1976, interrumpiéndose así la nacionalización, la unidad sindical y la contratación colectiva de trabajo, hasta disolverse la Tendencia Democrática del SUTERM.

Prevaleciendo en contraparte las secciones nucleares del SUTERM, en 1977-78 enfrentaran las pretensiones gubernamentales para privatizar al uranio. Ganando la postura del gobierno, se aprueba una Ley nuclear enteramente favorable a los intereses gubernamentales, de forma que para 1983 desaparece la industria del uranio.

Aun más, en 1992, las reformas regresivas a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica (LSPEE) de 1975, llevaron a la modificación del concepto de servicio público de energía eléctrica y a la reversión de la nacionalización. Iniciándose así en el país un severo proceso de privatización eléctrica.

Proceso que en 2009 se expresa en el decretó de la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC), emitido por parte del gobierno federal. Significado que todos los electricistas del SME se encuentren fuera de sus centros de trabajo, así como se declaró la terminación de las relaciones laborales de todos7.

Bases de una transferencia de valor por despojo. La nacionalización de la Industria Eléctrica como expresión de la subordinación del país a los intereses del capital trasnacional y sus aliados nacionales.

La nacionalización de la Industria Eléctrica fue una propuesta enarbolada por el Partido Popular, partido que fundó y dirigió Vicente Lombardo Toledano, antes que otras organizaciones la propusieran. Formando parte de todas las plataformas electorales de Lombardo desde 1952. Hasta lograr la nacionalización, el 27 de septiembre de 1960, tomando posesión la nación mexicana de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, antes llamada Mexican Light and Power Company. A partir de un acto multitudinario realizado en el Zócalo de la Ciudad de México, encabezado por el presidente Adolfo López Mateos8.

Sin embargo, tal nacionalización se dará cuando el Estado ya tenía el 73% de capacidad instalada, y deviniendo de una trayectoria que arranca al menos desde 1937. Además de que ese momento los capitales extranjeros ya iban en franca retirada. De forma que, la nacionalización servirá principalmente a la causa capitalista de industrialización mixta nacional que ya hemos revisado en el trabajo anterior.

Acorde con tal fin, mediante la nacionalización el gobierno mexicano asume la deuda consolidada de la Mexican Light por 822 millones de pesos, pagando 650 millones de pesos por el 95% de las acciones comunes y el 75% de las acciones preferentes. Además compró otras empresas por 200 millones de pesos. Por lo que, el costo de la nacionalización ascendió a 2, 259.5 millones de pesos, a lo cual se le sumo la deuda de la CFE por 1, 000 millones, elevándose así la deuda de la industria eléctrica nacionalizada a más de 3, 295.5 millones de pesos9.

Así, la industria eléctrica llegó a endeudarse de manera que para 1975, el 70% de sus ingresos se destinaron a pagar el servicio de la deuda externa. Convirtiéndose la CFE en 1976, en la deudora más importante del sector público. Representando sus pasivos el 23% de la deuda externa total de México. De manera que, el 70% de sus ingresos van a parar a las arcas del capital usurero internacional.

Grave situación financiera por la que atravesara la industria eléctrica nacionalizada, que para ser paliada es implementado un esquema tarifario que recaerá cobre la clase trabajadora. Así, desde 1962 entran en vigor tarifas para favorecer a los grandes consumidores industriales con precios inferiores al costo. En tanto que por otra parte, el consumo domésticos, comercial y de pequeños talleres, será gravado con lo que no le cobraban a los grandes industriales.

De tal manera, para 1970, el servicio doméstico (tarifa 1) así como los pequeños comercios y talleres (tarifa 2, 3 y 4) consumidores del 31.5% de energía, aportaran el 52.8% de los ingresos totales del sector eléctrico; representando al 99% de los consumidores. Mientras que, el sector industrial consumidor del 54.3% de energía, aportara un 38.5% de los ingresos totales del sector eléctrico, siendo que apenas representaba un 0.22% de los consumidores.

Enorme contraste al que se le añadirá el de los precios, siendo que en 1970, el precio unitario por Kw/hora en servicio doméstico tarifa 1, era de 0.42 centavos; mientras que para los grandes industriales, era de 0.17 centavos. Situación que desde entonces, hasta la fecha, no se ha modificado en la estructura de consumo ni en las tarifas que favorecen a las grandes industrias.

Por consiguiente, la nacionalización del sector eléctrico realizo una importante transferencia de valor al favorecer al 0.22% de los consumidores y no al 99%. Así como los monopolios extranjeros fueron generosamente indemnizados, el capital financiero usurero, recompensado por sus préstamos y los capitales nacionales, altamente subsidiados y consentidos con tarifas a costos de risa. Y de ahí que ninguno de dichos sectores reaccionara en contra de la nacionalización.

Más aún, dentro del espectro de la industrialización mixta, que termina por beneficiar al capital trasnacional, la nacionalización del sector eléctrico contará con la simpatía de algunos sectores «nacionalistas» como la CANACINTRA. Ésta por medio de José Domingo Lavín, observará a la nacionalización, como una medida que permitía al gobierno recuperar los energéticos y hacer un uso racional de los recursos, argumentando que, en muchos países capitalistas, incluyendo los Estados Unidos, se habían visto obligados a intervenir en las empresas eléctricas de servicio público, haciendo hincapié en que ello no significaba el inicio de un proceso de socialización de los bienes productivos10.

En consecuencia, a diferencia de lo que ocurriera con la nacionalización del petróleo en 1938, la nacionalización de la industria eléctrica no provocó conflictos internacionales para el gobierno, muy al contrario, la banca extranjera otorgó más créditos. Así como no provoco conflictos internos de importancia, a pesar de las tarifas tan injustas, dado que resultó benéfico para todo el país estar electrificado.

Las luchas obreras y su relación con el movimiento estudiantil de 1968.

Desde 1950 en nuestro país el movimiento obrero comienza a luchar contra el régimen del PRI, mismo que se encontrará sostenido sobre un férreo control sobre las organizaciones obreras a través del charrismo sindical, pero desde temprano éste dará signos de desgaste frente a la deslegitimación y el descontento.

Muestra de ello se presentaría el 4 de febrero de 1957, cuando los telegrafistas demandan aumentos salariales frente a la antigua Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP y posteriormente Secretaría de Comunicaciones y Transportes SCT). Ante lo cual, el gobierno despide a 27 dirigentes telegrafistas, acción que desencadena el paro de siete mil empleados distribuidos en 723 oficinas y exigen la reinstalación de sus compañeros.

Así, para el 10 del mismo mes, los paristas, organizados en asamblea, presentarán un pliego petitorio el cual exigirá la reinstalación de los despedidos, además del cese de los funcionarios, la no represión a los paristas y el desconocimiento de la dirección sindical. Siendo el último punto el de mayor trascendencia dentro de los procesos huelguísticos que emergerán en el país, hasta los setentas y ochentas. Caracterizándose además por ser muy duras, por fuera y en contra de las direcciones sindicales, donde la propia dinámica de la lucha, arrastra a los trabajadores a mayores cuestionamientos hacía el gobierno y el Estado.

Así, el 11 de febrero, a la huelga de los telegrafistas se adhieren 320 operarios de Radio México. Ante tal situación el gobierno pretende dividir a los trabajadores y ofrece aumentos salariales por categorías. Pero los trabajadores se niegan a aceptar el acuerdo al grito de ¡unidad! Más aún, el 14 de febrero, trabajadores de Radio Chapultepec se suman al paro. Derivando de ahí que, para ese momento serían 850 mil el número de mensajes y giros no despachados y retenidos por la huelga11.

Finalmente, después de distintas confrontaciones, los trabajadores lograron romper con su sindicato charro y comienzan a organizar un sindicato independiente, logrando la satisfacción parcial de algunas de sus reivindicaciones. Aspectos que de forma un tanto similar alcanzará la lucha contra la burocracia sindical emprendida por el Movimiento Revolucionario Magisterial (MRM).

Misma que será bien acogida por los estudiantes de las escuelas normales y los trabajadores del Instituto Nacional de Capacitación. Sin embargo, el proceso huelguístico de mayor trascendencia en este periodo, sería el de los ferrocarrileros, hasta formar parte de las banderas de lucha de los estudiantes insurrectos de 1968.

Demostrando la lucha ferrocarrilera que se podían ganar mejoras laborales y que se podía expulsar a los charros. Sectores cada vez más amplios de obreros exigirán también distintas reivindicaciones laborales. En tal sentido, en 1958, los petroleros de las secciones 34 y 35 expulsaran a sus dirigentes charros y el magisterio combativo del MRM enfrenta sin tregua a la dirección del SNTE para disputar la dirigencia de la sección 9 del Distrito Federal.

Debido a tal situación, para la toma de posesión de Adolfo López Mateos, el país se encontraba bajo la agitación obrera. Los telefonistas realizaron paros escalonados, los ferrocarrileros emplazaron a huelga por reivindicaciones laborales. Hechos ante los cuales las empresas se niegan a dar solución a las demandas, por lo que 74 mil trabajadores del riel vuelven a la huelga nacional.

Apoyando a los empresarios, el gobierno declaró inexistente la huelga y las empresas dan inicio a despidos masivos. Así, el 28 de marzo, mientras se celebraban masivas asambleas en locales sindicales y estaciones, el gobierno lanza una operación militar que cerca alrededor de 15 mil trabajadores y realiza aprehensiones en masa, llenando los cuarteles de presos políticos.

Ante tal situación, el secretario de organización del sindicato, Gilberto Rojo Gómez, llama a los ferrocarrileros al trabajo y anuncia que el gobierno se comprometía a dejar en libertad a los presos. Pero, una vez desarticulada la huelga, el mismo Rojo Gómez es encarcelado12.

Y ya una vez establecido en el mandato López Mateos, se enfrentara a la huelga de pilotos realizada por las principales compañías aéreas, organizados en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), a la de los trabajadores del Sindicato Nacional de Trabajadores Azucareros, a la de los obreros textiles y los telegrafistas, lo cual sumo aproximadamente 2358 huelgas, la mayoría de las cuales fueron contra las direcciones sindicales priistas.

Situación que continuaría, a pesar de las derrotas sindicales, durante el periodo de gobierno de Díaz Ordaz, siendo los profesionistas médicos y maestros universitarios, los que protagonizarán movimientos huelguistas de gran envergadura.

Dentro de tal contexto, se gestará una creciente solidaridad de la juventud con las luchas obreras, una década antes de la irrupción de 1968. Evidenciándose con mayor fuerza en el apoyo a la lucha magisterial, por parte de los estudiantes. Siendo el más emblemático de los procesos, el conocido como «el movimiento de los camiones«, el cual se da frente al aumento de tarifas, y que si bien no implicó la paralización de actividades en las universidades, si estableció los primeros lazos de unidad entre los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y de la UNAM, así como establece la solidaridad de sectores populares con los estudiantes.

Resultando así que, no obstante las limitaciones de dicho movimiento, éste sería el preámbulo histórico de la insurgencia estudiantil de los años sesenta. Así, para 1956, los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional se lanzan a la huelga, misma que será coartada por la intervención del ejército, la toma militar de las instalaciones y la aprehensión de sus principales dirigentes13.

Además de que, si bien, el movimiento estudiantil del ´68 en su carácter internacional y nacional, comienza con el cuestionamiento radical a la «cultura dominante», dicho movimiento alcanzará una conciencia tendencialmente anticapitalista. Dado que, el movimiento estudiantil se gesta en un marco donde López Mateos logro imponer fuertes derrotas al movimiento obrero (como la represión a la lucha ferrocarrilera de 58-59), que abarcó hasta los inicios de los 60s, previo al mandato de Gustavo Díaz Ordaz.

En ese proceso, el movimiento estudiantil bajo el Consejo Nacional de Huelga, se ligó a la lucha de los trabajadores, formando conjuntamente comités de obreros y estudiantes en apoyo al movimiento estudiantil. Siendo que, todas las escuelas de la UNAM, el Poli, Chapingo e incluso muchas de las escuelas privadas en el Distrito Federal, fueron puestas bajo control de los comités de huelga formados a partir del decreto de la huelga indefinida. El apoyo de los trabajadores no tardó en llegar, los sindicatos democráticos como el SME o las corrientes sindicales que previos años atrás habían dado luchas por la democracia sindical apoyaron de forma entusiasta este movimiento. Sin embargo este apoyo no paso de ahí.

La represión desatada sobre el Consejo Nacional de Huelga.

El Consejo Nacional de Huelga, en un primer momento fue integrado por estudiantes del Poli, la UNAM, las Escuelas Nacionales de Maestros, la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia) y la Escuela de Agricultura de Chapingo. Su primera reunión fue el 2 de agosto y en ella se retomó el primer pliego petitorio que se formuló por estudiantes el día 28 de Julio. Siendo los puntos del primer pliego petitorio fueron:

  1. Desaparición de la FNET, de la «porra universitaria» y del MURO (desaparición de los grupos porriles),

  2. Expulsión de los estudiantes miembros de las citadas organizaciones y del PRI,

  3. Indemnización por parte del gobierno a los estudiantes heridos y a los familiares de los que resultaron muertos,

  4. Excarcelación de todos los estudiantes detenidos,

  5. Desaparición del cuerpo de granaderos y demás cuerpos policíacos de represión y,

  6. Derogación del artículo 145 del Código Penal

Tomando la lucha estudiantil bajo tal pliego, desde el primer momento, tintes políticos. Y se ahonda después del 4 de agosto, a partir de la experiencia de los enfrentamientos con la policía de los días 28 y 29 de julio. El nuevo pliego rebasa algunos puntos del primero, planteando de forma más clara la unidad con otros sectores en lucha permanente desde la represión del movimiento de los trabajadores. Hasta casi abandonar las consignas del sector estudiantil:

  1. Libertad a los presos políticos

  2. Destitución de los Generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como el teniente coronel Armando Frías

  3. Extinción del cuerpo de granaderos

  4. Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal (delito de disolución social)

  5. Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos victimas de las agresiones en los actos represivos iniciados desde el viernes 26 de julio

  6. Deslinde de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo realizado por las autoridades a través de la policía, los granaderos y el ejército14.

Pero, si bien las demandas tenían relación con ciertos sectores de trabajadores, en realidad el programa carecía de visión política, las consignas eran meramente reformistas y en ningún momento se incluyeron demandas que pudiesen sumar a otros sectores a la lucha, principalmente a los trabajadores. Además de que, ninguna de las consignas llamaba a romper los marcos de la democracia burguesa.

Aspectos que serían comprendidos por algunos miembros del CNH, por lo que comenzaron desde mediados del mes de agosto a manifestarse por la vinculación del movimiento estudiantil al de los trabajadores, solicitando ampliar el pliego petitorio y así romper el aislamiento que el gobierno quería cernir sobre ellos.

Sin embargo, en ese primer momento, la dirección del CNH la tenía el bloque de centro-derecha, la cual pugnaba porque el conflicto se redujera al respeto de la autonomía reiterando que la lucha era sólo de los estudiantes. A la cabeza de ésta ala se encontraba el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, profesores de varias escuelas de la UNAM y el Poli.

Bajo dicha dirección, el primero de agosto el rector de la Universidad, Javier Barros Sierra, encabeza una movilización de aproximadamente 100 mil personas por la muerte de la autonomía universitaria. El 5 del mismo mes se daría otra manifestación respetable, y para el 13 de agosto otra manifestación llenaría totalmente el Zócalo de la Ciudad de México.

Y ante tales eventos, se constituye la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas con la representación de los profesores de todas las escuelas del IPN y de la mayoría de las escuelas y facultades de la UNAM. Haciendo suyos la coalición, los 6 puntos del pliego petitorio del CNH, acuerda sumarse a la huelga general decretada por el movimiento estudiantil. A partir de este momento se incrementa el apoyo al movimiento estudiantil por diferentes sectores fuera del ámbito universitario.

Apoyo que logran incrementar al formar brigadas estudiantiles para salir a las calles y realizar asambleas relámpago, brigadeos en puertas de fábrica o mercados, pintas en el transporte público, dando una campaña sistemática de información, además de que invitaban a las manifestaciones. Campo de intervención que no se redujo sólo al Distrito Federal, sino que las brigadas también salieron a los estados para explicar el conflicto e invitar a las universidades a sumarse a la lucha.

Así, el 27 de agosto suscitará una de las movilizaciones más grandes e importantes de la lucha estudiantil, marchando más de medio millón de jóvenes, contingentes de trabajadores y colonos, por las calles de la ciudad, el Zócalo se encontró a reventar.

Además, ese mismo día los médicos residentes e internos del Hospital General se declararon en huelga de solidaridad con el movimiento estudiantil. La sección 37 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de México inició un paro en apoyo al movimiento estudiantil. Cinco escuelas de la Universidad de Puebla y la Escuela Vocacional de Enseñanza Especial decretaron un paro de diez días en apoyo.

Pero ya una vez en el mitin, en la plaza central, al dar los oradores sus discursos, el gobierno infiltra provocadores dentro del movimiento para dar la justificación y reprimir al movimiento. Izándose por un lado una bandera rojinegra en el asta del Zócalo mientras duró la manifestación, mientras que por el otro lado Sócrates Campus Lemus, quien posteriormente se reconocería como, infiltrado de gobernación en el movimiento, hacia un llamado público para exigir que el diálogo público se realizara el primero de septiembre, día del informe presidencial. E incluso propuso que se custodiara la plaza por brigadas permanentes hasta el día mencionado. Así, al término del mitin el ejército replegó a los estudiantes.

Al día siguiente el gobierno quiso hacer una demostración de fuerza convocando por acarreo a los trabajadores de las dependencias del gobierno. Sin embargo, el acto preparado para adornar al presidente Díaz Ordaz, se convirtió en un mitin contra él, los trabajadores gritaban contra el gobierno y en coro repetían una y otra vez «somos borregos». Ante tales hechos, el ejército nuevamente salió a dispersar ese mitin, reprimiendo de manera brutal. Pero ante la represión, días después se forma el Comité Burocrático Pro Libertades Democráticas.

Acciones sobre las cuales inmediatamente se desata nuevamente una ola de terror que no terminará sino hasta el 2 de octubre. Saliendo el ejército y la policía a las calles a detener a jóvenes y brigadas, mientras que las escuelas eran acosadas a balazo limpio.

Más aún, el primero de septiembre, Díaz Ordaz diría sobre el movimiento que éste actuaba bajo la confusión, que los jóvenes eran movidos por intereses políticos facciosos (injurias comunistas) y que querían desprestigiar a México ante la realización de los juegos olímpicos. Para terminar, Ordaz remarcó que había sido tolerante hasta excesos criticables y que entre sus atribuciones figuraba, según el Artículo 89 constitucional:

«Disponer de la totalidad de la fuerza armada permanente o sea del ejército terrestre, de la marina de guerra y de la fuerza aérea para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación (…) No quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario; lo que sea nuestro deber hacer, lo haremos; hasta donde estemos obligados a llegar, llegaremos (…)»15.

Delineando así su actuar, Ordaz mando reprimir al movimiento durante próximos 31 días. Aunque el CNH había suspendido toda movilización y mitin para el día primero, esto no ayudó a dispensar la planificación violenta que serían utilizadas por el gobierno.

Las aprehensiones siguieron con una intensidad cada vez más violenta, las brigadas callejeras se las tuvieron que ingeniar para poder seguir informando al pueblo y seguir recolectando dinero, este trabajo cada día se hizo más peligroso.

Dentro de dicha lógica, Díaz Ordaz manda tomar Ciudad Universitaria así como la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, el 18 de septiembre y después del Casco de Santo Tomas y Zacatenco del Poli, el 24 y 25 del mismo mes. Para ello fueron utilizados más de 10 mil soldados, que apoyados con tanquetas entraron a la Universidad.

Ocurriendo los hechos el mismo día en que el CNH sesionaba y en su orden del día tenía como punto crucial para el movimiento, la alianza Obrero-Campesino-Estudiantil, mediante un documento que encargó redactar a una comisión y precisamente uno de los que expondría este punto fue tomado preso y refundido en las crujías de Lecumberri.

Y aunque algunos estudiantes lograron escapar, los infortunados obligaron a los que capturaron a reunirse a mitad de la explanada de CU (las islas), y colocados de rodillas, muchos fueron cruelmente golpeados. Desatándose además inmediatamente una cacería de activistas, cateos y detenciones.

Quitar Ciudad Universitaria a los estudiantes sería un duro golpe, sin embargo el movimiento no se paralizó, sino todo lo contrario, sirviendo como un acicate, de inmediato las brigadas salieron a las calles. Utilizando algunos Comités para su propaganda, algunos mimeógrafos que lograron rescatar, y con los cuales no pararon de imprimir volantes.

De la misma manera, el día 23, miles de policías y el ejército rodean la zona aledaña al Casco de Santo Tomás. Las fuerzas represivas entraron golpeando estudiantes, sin embargo, se toparon con una resistencia ejemplar. Los estudiantes organizados resistieron más de 6 horas el tiroteo tupido de los cuerpos represivos, acciones de las cuales no se tiene claro el número de muertos16.

Al día siguiente tocó el turno a los Comités de Lucha de la zona de Zacatenco los cuáles resistieron firmemente las embestidas de represión. Otros puntos donde se intensificaron los conflictos fueron principalmente en escuelas de nivel bachillerato del Poli, en estas escuelas fueron reprimidos jóvenes de entre 13, 14 y 15 años, quienes resistieron fieramente.

Ante la represión, sin embargo, se extendería el apoyo de forma inmediata por parte de otras universidades. En Baja California, Sonora, Yucatán, Nuevo León, Chihuahua, Veracruz, Puebla, Sinaloa, Guerrero, Morelos e Hidalgo salieron los estudiantes a protestar por los actos de violencia en el Distrito Federal. El gobierno federal por su parte mandó a rodear con batallones del ejército a otras universidades y así como a escuelas Normales y Técnicas.

Extendiéndose además los enfrentamientos en la ciudad, en barrios obreros como Iztapalapa, Tlatelolco y zonas aledañas a las escuelas. Siendo recibido el ejército con barricadas, agua hirviendo sobre sus cabezas y hasta balazos.

Más toda vía, dentro de la represión, los porros también jugaron su papel, cercando la casa de lago y deteniendo a dirigentes del movimiento estudiantil, para después entregarlos a la policía. Por su parte el CNH respondió con desesperación, la represión dispersó a la dirección, el rector Barros Sierra presentó su renuncia pero esta no fue aceptada por el Consejo Universitario. El 27 de septiembre hubo un mitin en la Unidad Habitacional Tlatelolco en donde se anunció otro mitin para el 2 de octubre a las 5 de la tarde por parte del CNH17.

2 de octubre, fin de la represión.

El 30 de septiembre el gobierno de Díaz Ordaz devuelve las instalaciones de Ciudad Universitaria. Creyendo que el movimiento se apaciguaría, no obstante, los estudiantes, aunque dispersos, estaban muy radicalizados. El primero de octubre se realizaron asambleas de los Comités de Lucha en las escuelas, estas votaron el seguimiento de la huelga.

Ocurriendo así pese a que, debido a la represión desatada los días anteriores muchos de los jóvenes fueron obligados por sus padres a abandonar el movimiento, otros fueron recluidos en otros estados de la república. Estas medidas que las familias tomaron para salvar a sus hijos diezmaron la participación pero la lucha continuó.

De manera que, la mañana del 2 de octubre una comisión del CNH se reune con el gobierno para negociar una solución al conflicto. La dirección del CNH no fue capaz de reconocer el engaño de ésta propuesta y a favor de la buena voluntad y disposición para negociar, canceló la marcha que tenía prevista para ese día por la tarde después del mitin en la Plaza de las Tres Culturas, el recorrido era de la plaza al Casco de Santo Tomas.

Los actos represivos que se desataron el 2 de octubre por la tarde son de todos conocidos, una bengala lanzada desde un helicóptero fue la señal para que un grupo encubierto, vestidos de civil, llamado Batallón Olimpia comenzara a disparar contra la multitud reunida en el mitin. Segundos después la intervención del ejército desató una de las masacres más nefastas de la historia de nuestro país.

Sin saberse hasta la fecha exactamente la cantidad de muertos, se calcula fueron entre 500, más de 2000 heridos y cerca de 2000 detenidos, además de un número inexacto de desaparecidos políticos no sólo durante la lucha sino después de ella.

Uno de los casos más connotados sería el Héctor Jaramillo Chávez, estudiante de la ESIME, el cual fue detenido el 2 de octubre en Tlatelolco. Se le culpabilizó de querer asesinar al General Marcelino Barragán. La Dirección Federal de Seguridad ya venía reportando las actividades de este estudiante, cuando menos desde el 12 de agosto, en Hermosillo Sonora, donde fue detenido por repartir volantes. Héctor fue detenido nuevamente en la Ciudad de México el 23 de enero de 1969, desde entonces permanece como detenido desaparecido18.

Más aún, el ejército para la represión cargo con «equipo» suficiente para emprender una ofensiva de gran envergadura, así como implemento la Operación Galeana, consistente en que hospitales aledaños estuvieran preparados para recibir grandes cantidades de heridos, se desocuparon previamente pabellones de diferentes cárceles para meter a los presos.

Pero a pesar de la masacre, el movimiento estudiantil no término de forma inmediata, fue un golpe definitivo, sí, pero hubo esfuerzos por reorganizarse. En un ambiente de represión y persecución se realizaron asambleas en la UNAM y el IPN manteniendo la huelga en un intento de fortalecer a los Comités de Lucha. Pese a que varios estudiantes fueron asesinados al realizar pintas continuaron las brigadas de propaganda.

No obstante, los infiltrados mediante declaraciones falsas en contra de la lucha ayudarán a la justificación de la matanza, y la finalización del movimiento. Al respecto, Sócrates Campos Lemus, desde la cárcel, en sus declaraciones ministeriales del 5 de octubre, acusa al CNH de tener como objetivo desestabilizar el país, de manejar armas y de organizar columnas de choque para enfrentar a la policía y el ejército. Versión que se difundirá el 6 de octubre en el periódico Excélsior mediante el título «Revelaciones del movimiento», y de la cual se hace eco la versión oficialista.

De tal suerte, los días 19 y 21 de noviembre, la postura de sostener la huelga cambia por el regreso a clases. Aunque los estudiantes del IPN en un principio rechazaron la propuesta universitaria, días más tarde la decisión del levantamiento de la huelga también se tomó en sus instalaciones.

Paso posterior sería la desarticulación del movimiento estudiantil, mediante la disolución del CNH el 6 de diciembre, donde se acordó fortalecer los comités de lucha como último recurso del movimiento. Y finalmente, muchos estudiantes, principalmente los más comprometidos y aguerridos, pertenecientes a vocacionales del poli, realizan la última manifestación «La gran marcha de protesta», enfrentándose nuevamente a la policía y porros, que agredieron la manifestación19.

Bibliografía.

Buen Día Manuel. «Los empresarios». Océano, Fundación Manuel Buen Día, 1986.

Huerta González Arturo. La crisis en Estados Unidos y México: la dificultad de su salida. UNAM, 2010.

Marini Ruy Mauro. «El reformismo y la contrarrevolución. Estudios sobre Chile.» Serie Popular Era, primera edición 1976.  

Hemerografía.

Rebelión. El Council on Foreign Relations y la proyección del dominio estadounidense en México. Por: Mateo Crossa. 25-02-2016.

México: Paros y huelgas ferrocarrileras de 1958/59 y los electricistas …

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Insurgencia electricista – Frente de Trabajadores de la Energía

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Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. Número 134.

Estrategia, revista de análisis político. Número 28.

Rebelión. Los motivos de la nacionalización de la industria eléctrica … –

www.rebelion.org/docs/193046.pdf

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Capítulo I: La disputa por el poder en el STRM

sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/telefonistas/tuloI.pdf

El Sindicato de Telefonistas es una organización con una larga …

telmendez.com/?p=31

 

Ramón César González Ortiz es licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la FCPyS de la UNAM.

Notas:

1 Marini Ruy Mauro. «El reformismo y la contrarrevolución. Estudios sobre Chile.» Serie Popular Era, primera edición 1976.  Pp. 15-21.

2 Historia de los Sindicatos de Telefonistas durante el cardenismo

https://circulodeestudiosantropologicos.files.wordpress.com/…/historia-de-los-sindicat…

3 Historia de los Sindicatos de Telefonistas durante el cardenismo

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4 Historia de los Sindicatos de Telefonistas durante el cardenismo

https://circulodeestudiosantropologicos.files.wordpress.com/…/historia-de-los-sindicat…

5 Insurgencia electricista – Frente de Trabajadores de la Energía

www.fte-energia.org/E170/04.html

6 Insurgencia electricista – Frente de Trabajadores de la Energía

www.fte-energia.org/E170/04.html

7 Insurgencia electricista – Frente de Trabajadores de la Energía

www.fte-energia.org/E170/04.html

8 La nacionalización de la industria eléctrica.

https://www.centrolombardo.edu.mx/la-nacionalizacion-de-la-industria-electrica/

9 Rebelión. Los motivos de la nacionalización de la industria eléctrica … –

www.rebelion.org/docs/193046.pdf

10 Rebelión. Los motivos de la nacionalización de la industria eléctrica … –

www.rebelion.org/docs/193046.pdf

11 Movimiento obrero y lucha estudiantil en 1968

https://www.laizquierdadiario.mx/Movimiento-obrero-y-lucha-estudiantil-en-1968

12 Movimiento obrero y lucha estudiantil en 1968

https://www.laizquierdadiario.mx/Movimiento-obrero-y-lucha-estudiantil-en-1968

13 Movimiento obrero y lucha estudiantil en 1968

https://www.laizquierdadiario.mx/Movimiento-obrero-y-lucha-estudiantil-en-1968

14 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

15 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

16 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

17 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

18 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

19 El movimiento estudiantil de 1968. CLEP- CEDEP – México 02 October 2008.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.