El Plan de Trabajo de la Escuela Rural se hilvana al curso de la historia de México y entreteje su acción, auténticamente educadora, a la vida de los pueblos en cuyo seno nace. Raúl Mejía Zúñiga. Las escuelas normales en el centro de los problemas nacionales Introducción Después del proceso de independencia de México, pese […]
Las escuelas normales en el centro de los problemas nacionales
Introducción
Después del proceso de independencia de México, pese a la participación de gran cantidad de indios, éstos aun quedarán marginados en distintos aspectos tales como la educación, así como los pobres, los leprosos y los mendigos de las ciudades. Motivos por los cuales, las masas rurales y los pobres de las urbes seguirían siendo analfabetos.
Y no obstante en las ciudades y algunas provincias, durante la época de Iturbide se crean algunas escuelas bajos los auspicios de la Compañía Lancasteriana [1], con la intención de «conseguir ciudadanos amantes del orden», estas resultan ser muy deficientes.
Siendo así porque prevalecerá la idea de que, si el pueblo quería tener maestros, éste los tendría que pagar con su propio patrimonio. En tanto que, las clases altas procuraron a sus hijos una mejor educación a partir de clases particulares [2], las cuales serían proporcionadas en su mayoría por extranjeros provenientes de Europa.
Hechos que tendrían como resultado que, los maestros extranjeros gozaron de gran fama y mejores sueldos que los maestros nacionales, a pesar de que sus clases fueran poco provechosas según denuncio Agustín Buenrostro en 1832. Además de que, la profesión de maestro en general no disfrutaría de ninguna prominencia social, aspecto al cual se le sumaria una deficiente preparación académica por parte de los maestros que trato de remediarse mediante el establecimiento de escuelas normales [3].
Escuelas que cobrarían impulso principalmente bajo las ideas de pensadores liberales como José María Luis Mora, quien en el Programa de los Principios Políticos del Partido del Progreso indico que: El elemento más necesario para la prosperidad de un pueblo es el buen uso y ejercicio de su razón, que no se logra sino por la educación de las masas, sin las cuales no puede haber gobierno popular. Si la educación es el monopolio de ciertas clases y de un número más o menos reducido de familias, no hay que esperar ni pensar en un sistema representativo, menos republicano, y todavía menos popular [4].
Más aún, el 23 de octubre de 1833, por decreto del gobierno de Valentín Gómez Farías [5], se erigieron seis establecimientos de estudios superiores, para sustituir a la extinta Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de México, así como se ordena la inmediata creación de una Escuela Normal, la cual tendría como objetivo primordial, dotar de profesores a los distintos centros educativos que se encontraban sin maestros, debido a la resistencia del clero a las Leyes de Reforma.
Resultando así que, la creación de las escuelas normales desde sus orígenes tendrá las simientes de la ruptura con el modelo educativo vigente, y manifiestan las contradicciones del mismo sistema.
De suerte que, tras la permanencia en el poder de los liberales de finales del siglo XIX, aumentan el número de escuelas de educación básica, así como las que formarían a los docentes, las normales. Señalando los juaristas que, si los católicos tenían una escuela, los liberales deberían tener diez [6].
Pero, una vez que triunfa la revolución liberal, se abandona la filosofía de combate dentro de la cual se encuentra la demanda de educación, puesto que alentará a otros grupos sociales a solicitar o exigir los derechos que los mismos liberales exigían en su momento.
Motivos por los cuales se conforma una corriente liberal «moderada» en oposición al grupo liberal «tradicional», a los cuales acusará de radicales, enemigos del orden social, revolucionarios metafísicos y demás. Hechos que llevaran a los liberales de nuevo cuño a coincidir con el «positivismo», señalado como el instrumento ideológico de la burguesía del momento. No obstante entre los nuevos liberales y los positivistas también existían diferencias importantes [7].
Sin embargo, el profesor surgido de las normales toma un impulso propio que se potencializará, al vincularse a las demandas sociales y económicas de padres de familia que se unen entorno al magisterio, en los pequeños poblados o aldeas donde llegan a trabajar los maestros. Hasta llegar a encabezar los maestros las luchas de las comunidades, así como serán participes de sus logros y fracasos, e igual enfrentarán la represión.
Politización de los profesores normalistas que no pudo dejar de expresarse durante el proceso revolucionario que sufre nuestro país entre 1910-1919. Durante tales eventos, cientos de profesores se integraron a los distintos bandos en disputa.
Al respecto se pueden citar los casos de: Rosa y Guadalupe Narváez Bautista, así como Paulina Maraver quien era directora de la Normal de Puebla, y se unen a Madero; Luis Cabrera y Plutarco Elías Calles quienes se unen al carrancismo; Juana B. Gutiérrez de Mendoza, Librado Rivera, David G. Berlanga y Praxedis Guerrero que se unen al magonismo; Esteban Baca Calderón y Antonio I. Villarreal, mismos que se unen primero al magonismo y después al obregonismo; María Arias Bernal (María Pistolas) y Otilio Montaño al zapatismo; así como Alberto Carrera Torres y Manuel Chao los cuales se unen al villismo.
Más toda vía, la Escuela Nacional de Maestros [8] fue reprimida por los regímenes dictatoriales de Porfirio Díaz y Victoriano Huerta, lo cual dejó una estela de muertos. De suerte que, antes del estallido armado de 1910, Enrique Bracamontes, Enrique Merino, Nestor Monroy y Cirilo Medina, fueron asesinados por su lucha revolucionaria.
Así como durante 1911-1919, serian asesinados los normalistas Conrado Abundes, Claudio Bárcenas, Juan Lucio Bautista, Raymundo Báez, Celedonio Beiza, David Berlanga, Horacio Castillo, J. Jesús Castro, Rodrigo Hernández Torres, Leopoldo Leyva, Gerardo Martínez, Leopoldo Martínez, Ruperto Mejía, Arturo Noriega y José de la Luz Romero.
No obstante, una vez derrotados los ejércitos campesinos, los profesores, en su gran mayoría egresados de las escuelas normales de todo el país, inician una larga lucha para construir organizaciones que les permitan obtener un salario digno, seguridad en su empleo y tener acceso a prestaciones de carácter colectivo.
Así, se conforman dos concepciones sobre la organización de los trabajadores de la educación, una encabezada por los estratos hegemónicos que jugaron un destacado papel en la derrota militar de las fuerzas campesinas de Villa y Zapata, mismos que darían pie al llamado «nacionalismo revolucionario» y que conforme el tiempo, se convertirían en la ideología dominante del PNR, PRM y el PRI.
Mientras que por el otro lado estarán las corrientes influidas por el anarcosindicalismo y la escuela racionalista, a las cuales se les sumara posteriormente otra corriente influida por el triunfo de la Revolución de Octubre en Rusia, de suerte que sus directrices tendrán un carácter internacional y se pretenden estar fundamentadas en el marxismo-leninismo [9].
Y dentro de tales luchas, finalmente llegara a predominar la corriente cercana al «nacionalismo revolucionario», que en 1920 traza su política educativa indicando que las escuelas rurales, las primarias y las técnicas se desarrollaran aun a costa de las escuelas universitarias y las escuelas profesionales.
Aspectos que estarán indicados dentro del proyecto de ley que el Poder Ejecutivo envía a la XXIX Legislatura del Congreso de la Unión, para la creación de la Secretaria de Educación Pública Federal, en 1921, durante el gobierno de Álvaro Obregón, ya que Venustiano Carranza concedió poca importancia a las normales rurales [10].
Acorde con tales medidas, estando a cargo de la SEP, José Vasconcelos, el 15 de abril de 1923, aprueba las bases para el funcionamiento de las casas del pueblo, que estarían destinadas a la educación indígena, a cargo de maestros que se llamaron a sí mismos maestros misioneros [11].
De manera que, las casas del pueblo, junto con los comités de educación, sentarán las bases de la escuela normal rural, siendo que, los comités respecto a las parcelas escolares, el 4 de marzo de 1926, dentro del Reglamento del Patrimonio Ejidal establecerá en su Artículo 31 que: De la superficie de cultivo se reservará una extensión no menor de cinco hectáreas destinadas a escuelas granjas, o para el establecimiento de cooperativas agrícolas organizadas en las escuelas de niños del pueblo [12].
Más aún, la función de preparación y perfeccionamiento de los maestros rurales que tenían a su cargo la misión cultural viajera, será transferida desde 1926 a una institución más fija, la escuela normal rural. Escuela que tendrá sus instalaciones en el campo y para lo cual serán utilizados las casas grandes y los anexos de las ex-haciendas, los cuartos de los templos, los claustros de conventos, entre otros edificios similares.
Aspectos que tendrán un sentido de continuidad aun cuando renuncia Vasconcelos a la SEP y toca el periodo presidencial al General, Plutarco Elías Calles, quien fuera maestro en Sonora. Dado que, con Calles se intentará organizar y echar a andar la economía del país, mediante la producción de alimentos, la creación de industrias, la educación y la organización de las finanzas.
De suerte que, durante la administración de Plutarco Elías Calles se forman las centrales agrícolas, como un proyecto que, con moderna maquinaria y una organización cooperativista, debía mejorar la producción del agro mexicano. Y estas, a principios de los años treinta, se fusionan con las escuelas normales regionales, recibiendo el nombre de regionales campesinas [13], así como con las Misiones Culturales.
Dichas regionales tendrían un plan de estudios de cuatro años y estarían destinadas a formar tanto a maestros rurales como a técnicos agrícolas, además de que darían píe a la formación de las normales rurales.
Acciones que se verán correspondidas desde la SEP, a cargo de Narciso Bassols, puesto que Bassols, lejos de adoptar una posición conciliadora con la Iglesia Católica, optó por aplicar y extender las prohibiciones a la educación católica, por lo que extendió el laicismo a gran número de escuelas Secundarias privadas que proliferaron a fines de 1920, así como reglamento el derecho de los sacerdotes a impartir enseñanza en las escuelas primarias privadas.
En tanto que, respecto a la escuela rural, ésta ocupara un lugar prioritario en 1928, de manera que recibirá el 26% del presupuesto total de la SEP. Además, se fundan diez escuelas normales regionales y se organiza la Escuela Nacional de Maestros bajo la dirección del maestro Lauro Aguirre, mismo que haría de dicha escuela, un importante centro de capacitación para maestros rurales de primaria y escuelas técnicas [14].
Bajo tal tesitura, después de que en 1926, las regionales campesinas se transformaron, en normales rurales, seis años después ya habrá 16 de ellas. Creándose la primera en Tacámbaro, Michoacán, en 1921, y al contar con el apoyo del general Francisco J. Múgica, éste dedicó la mitad de su presupuesto a la educación, logrando así duplicar el salario mínimo de los maestros -cinco pesos diarios-, que serían pagados puntualmente cada 15 días, hecho insólito hasta entonces.
Ocurriendo así, no obstante la oposición manifiesta en los Cristeros, quienes auspiciados por hacendados y la Iglesia, se dedicaron a quemar escuelas, a asesinar y desorejar maestros, así como a violar maestras. Los curas las llamaban «escuelas del diablo», y la Iglesia amenazaba con excomulgar a las familias de los inscritos, así como esparce rumores sobre prácticas inmorales en los internados.
Acciones que no obstante, una vez que el Estado logró derrotar a dicho movimiento religioso, los grandes terratenientes siguieron activos en la persecución de profesores y el clero no ha desdeñado oportunidad para hablar mal de ellos.
Enemigos, que desde entonces nunca darán cuartel a los normalistas rurales, y a los que se unen terratenientes, compañías mineras y empresas forestales, que aliadas con el clero han engañado y amenazado a los campesinos, haciéndolos dudar de la labor del maestro [15].
Motivos por los cuales, ser maestro ha significado enfrentar no sólo el aislamiento y las dificultades de habitar tierras lejanas, sino exponerse a la violencia de los que defienden el antiguo orden. Hasta configurarse la imagen del maestro que cargaba el libro en un brazo y un el rifle en el otro.
Mientras que por el lado del estudiantado, se contempló que estos fueran de origen campesino, esperándose con ello, que las normales rurales ofrecieran una oportunidad para «escapar» de la pobreza que ha caracterizado a la población del campo, y que se ha atribuido a la superstición y el alcoholismo.
Creyéndose entonces que, los estudiantes al aprender, llevarían a sus comunidades nuevos hábitos de higiene e inculcarían nuevos modelos de organización doméstica, hasta romper con el «circulo de la pobreza». A la vez que se contribuirían al desarrollo rural, tras formar a maestros adiestrados en las más modernas técnicas agrícolas del momento.
Hechos a los cuales, para 1933 se le habrá de sumar, con el ascenso el General Lázaro Cárdenas a la presidencia (1934-1940), una visión «socialista» de la educación, lo cual llegaría a fortalecer el aspecto del maestro como un agente político, movilizador de los campesinos y los obreros.
No obstante la visión «socialista», siempre vario entre un socialismo que tenía la mística creencia de que la escuela podía crear una nueva sociedad, a partir de entablar una lucha férrea contra el alcoholismo, la superstición y el «fanatismo religioso». Y por otra parte, una corriente que consideraba la orientación socialista como una socialización de los medios de producción.
De modo que los maestros rurales, derivan en que, además de enseñar letras, posturas corporales, cocina e higiene, serán un importante agente de producción al llevar consigo nuevas formas de cultivo, así como organiza las parcelas. Aspectos a los cuales también se les sumara el hecho de que serán un importante agente social, al intervenir en su comunidad como partero, confesor, asesor matrimonial y demás.
Avances en el normalismo rural y la educación socialista que, conforme hemos visto en nuestras entregas anteriores, se agudizan las contradicciones del mismo sistema capitalista, los normalistas rurales sufrirán la misma suerte que padecerá el campo.
Es decir, las normales rurales se verán en un franco retroceso, dado que, desde sus inicios éstas fueron concebidas para complementar y fomentar el desarrollo agrícola. Pero, ante el temprano abandono de la reforma agraria (1940) y la supeditación del desarrollo agrario para la industrialización «mixta» del país, también se verán condenados los normalistas a correr la misma suerte de abandono y represión que el campesinado.
De suerte que, le toca al propio Cárdenas enfrentarse al fortalecimiento de la clase capitalista y sus fuertes presiones, para que rectificara las medidas populares y progresistas que aplica en educación, el campo, energético y el aparato político.
Manifestándose la presión del empresariado nacional, en contubernio con el norteamericano, cuando en 1937, propician una guerra civil, para intentar hacer a un lado al gobierno de Cárdenas y derrotar las luchas de los trabajadores, mediante la figura de Saturnino Cedillo.
Movimiento que, no obstante contar con el respaldo de compañías petroleras, la burguesía mexicana, los agricultores ricos y hasta la embajada de Hitler, el levantamiento cedillistas sería derrotado, gracias a que los trabajadores brindaron su apoyo al gobierno [16].
Sin embargo, Cárdenas se verá obligado a modificar sus políticas progresistas, en prácticamente todos los órdenes de su gobierno, conforme se suscita un cambio definitivo en la correlación de fuerzas políticas y económicas en el país, que tendrá como consecuencia el arribo del bloque derechista al poder en la figura de Manuel Ávila Camacho.
De manera que, pese a mantener su actitud combativa la clase trabajadora, ésta perderá influencia en la toma de decisiones del gobierno, dado que además de perder el apoyo que tenía en él, será cada vez más reprimida, hasta que se consolida la contrainsurgencia en su contra.
Así, en 1944, Jaime Torres Bodet, como Secretario de Educación, afín a la ideología de Manuel Ávila Camacho [17] respecto a la unidad nacional, declara que México era un todo, y que no podía admitir fragmentaciones que pudieran servir a los intereses de un grupo o de un partido. Por lo cual elimina de la constitución el término de «Educación Socialista» [18] .
Acciones que tendrán continuidad hasta 1958, puesto que durante el mandato de Adolfo Ruíz Cortines, Bodet vuelve a ocupar el mismo cargo, y acorde con la postura del gobierno, éste se allano el camino para reformar el Artículo 3o constitucional, así como cambia los programas de las escuelas normales e «invita» a la iniciativa privada a participar en el esfuerzo educativo.
Todo lo cual se darán de la mano con la suspensión del reparto agrario en 1942, a partir de la emisión en el Código Agrario de varias trabas para continuar con el reparto de tierras. Y a las cuales se le sumaran las emprendidas en 1946 por Miguel Alemán, quién al tomar posesión de la Presidencia de la República, reforma el Artículo 27 Constitucional, en sus fracciones X, XIV y XV.
De suerte que, la fracción XIV otorgara a los dueños y poseedores de predios agrícolas o ganaderos, en explotación, la posibilidad de recibir un certificado de inafectabilidad, así como la facilidad de promover juicios de amparo «contra la privación o afectación agraria ilegales de sus tierras o aguas« [19].
Hechos que coincidirán con el agravamiento de la situación de los normalistas, hasta llegar a los años 60 cuando las agresiones gubernamentales ya serán cotidianas. Motivos por los cuales, las normales rurales se sumaran al movimiento estudiantil de 1968, donde tendrán una participación activa y destacada.
Y Gustavo Díaz Ordaz en contra parte golpeara a los normalistas después de la represión en Tlatelolco, al cerrar 15 de las 29 escuelas que había, para ser convertidas en secundarias técnicas bajo la consigna de que eran semilleros de guerrilleros y grupos armados.
Más aún, durante la década de los 70, Luis Echeverría, utilizará como referencia violenta y enemigos del Estado a personajes como Arturo Gámiz, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, líderes comunitarios y profesores normalistas que participaron en la organización de movimientos guerrilleros. Para difundir la idea de que las normales rurales eran formadoras de movimientos armados y no cumplían con el papel de escuelas.
Además, muchos de los medios de comunicación que han cubierto las luchas de los normalistas rurales más recientes, no se han cansado de señalar a los estudiantes como revoltosos, jóvenes holgazanes, y las escuelas como instituciones que pertenecen al mundo de ayer.
Y así, al gobierno se le ha facilitado desde entonces mantener una política de abandono, agresión y hostilidad, hasta obligar en los setentas a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), a pasar a la clandestinidad. A lo cual se le añadirá el hecho de que en 1982, cuando la mayoría de las normales rurales se declara en huelga para exigir al gobierno lo mismo que en años anteriores. Éste responderá igual que anteriormente, a partir de ataques por parte del Ejército y la policía contra los normalistas.
Situación que deriva para 1922 en que sólo se funden 43 normales rurales, tres centros normalistas regionales, tres normales urbanas, tres urbanas federalizadas y una normal indígena. Lo cual sumara un total de 53 escuelas, que nunca funcionaron al mismo tiempo, además de que algunas fueron reubicadas o convertidas en secundarias técnicas o universidades politécnicas.
Además de que, utilizando distintos artilugios el gobierno federal en 93 años ha logrado cerrar 35 normales. Por lo que hasta el 2016 sólo funcionaban sólo 16 normales rurales, un centro normal regional y la Normal Indígena de Cherán, en Michoacán, instituciones que desde 2013 atienden a una población que ronda los 6 mil 590 alumnos.
Hechos que contrastarán con el incremento exponencial de las normales privadas. De acuerdo con cifras oficiales, para 2007 había 468 escuelas normales en todo el país: 287 públicas y 181 privadas que atendían a una población de 160 mil estudiantes; cinco años más tarde había 489 escuelas normales: 271 públicas y 218 privadas, con una matrícula de 134 mil alumnos. Resultando ser entonces que, 16 normales públicas dejaron de funcionar, y en contraparte se crearon 17 privadas [20].
Las normales rurales frente a la contrainsurgencia.
Los primeros ataques gubernamentales contra las normales rurales se darán después de la expropiación petrolera, realizada por el presidente Lázaro Cárdenas, después de ello, el gobierno les redujo el presupuesto drásticamente. Por lo que los estudiantes se verán viviendo en condiciones miserables y organizan una huelga general, una vez que habían pasado las elecciones presidenciales.
No obstante, la huelga será levantada bajo la promesa de que destinarían recursos a las escuelas, promesa que no se cumplirá con el gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946), sino que por el contrario, se optó por una transformación total de dichas escuelas, desapareciendo las regionales campesinas para formar por separado escuelas prácticas agrícolas y escuelas normales rurales, proceso que sería difícil para todas las escuelas, pero particularmente para la de Ayotzinapa.
De tal forma, a principios del año escolar de 1941 los estudiantes de Ayotzinapa se estaban organizando para realizar una huelga con el objeto de exigir que la SEP otorgara a la escuela los recursos que había prometido desde el año anterior. Descontento al cual se le sumaria la noticia de que su escuela ya no sería regional campesina sino normal rural, así como se despide a su director por ser agrónomo y no profesor [21].
Para ser reemplazado por el nuevo director, el profesor Pérez Guerrero, miembro del Frente Revolucionario de Maestros de México (FRMM), y siendo el Frente una organización anticomunista recientemente creada, que además contaba con el apoyo de algunos miembros del PRM.
De manera que, Pérez Guerrero se dedicara a dividir a los estudiantes al formar el Bloque de Estudiantes Revolucionarios, ligado al FRMM. Así como se alía con los comerciantes de Tixtla, lo cuales nunca habían favorecido la escuela porque reclamaban sus tierras como propias.
Más aún, dentro de tal entramado, Pérez Guerrero «denuncia» que, durante los festejos de la muerte de Zapata los estudiantes habían quemado y ultrajado la bandera nacional para izar en su lugar una bandera rojinegra. Delito especialmente grave en tiempos de guerra mundial y de necesidad de la unión de todos los mexicanos.
Añadiendo además que, la afrenta, había sido organizada por los comunistas, ante lo cual, el gobierno estatal, el municipal, la SEP y el STERM inician investigaciones, al igual que el mismo Presidente de la República.
De tal suerte, el 2 de mayo, el gobernador se presentará en la escuela con soldados y policías, sitiándola para llevarse presos a seis estudiantes y tres profesores. Tomándose como pruebas recortes del periódico mural de la escuela, que tenía propaganda de la Juventud Comunista, así como críticas a la política pro yanqui de Ezequiel Padilla (entonces Secretario de Relaciones Exteriores).
Levantándose cargos a los acusados por ultrajes a la insignia nacional, delitos contra la autoridad y asociación delictuosa, ya que en la escuela, se decía, operaba una célula comunista. Sin demostrarse que la bandera fuese quemada, si se encontró que había sido ultrajada [22].
Ante lo cual, los estudiantes se declararon en huelga, aunque en realidad muchas de las actividades de la escuela, particularmente las clases, estaban paradas porque no habían maestros: la planta docente estaba incompleta desde principios del año escolar, varios maestros habían sido cesados pero no reemplazados por otros y para entonces otros tres estaban presos, así es que quedaban muy pocos, sólo los aliados al director.
Para el 2 de julio, el Presidente Ávila Camacho, de gira por la entidad, visitó la escuela de Ayotzinapa, y nueve días después, giró una orden a la SEP, firmada por él mismo, la orden de cambiar de adscripción al director y a todo el personal de la escuela, en su mayoría del FRMM, además de no permitir que regresaran los maestros más radicales que habían sido cesados.
Hechos ocurridos en Ayotzinapa que serían conocidos como «la gran calumnia«, también se intentarían replicar en distintas escuelas del país, a partir circularon quejas de acuerdo a la documentación burocrática de la SEP, de que se izaban banderas rojinegras y se entonaba La Internacional en lugar del Himno Nacional.
Particularmente, durante los mismos días que ocurrió la gran calumnia en Ayotzinapa, en las escuelas de Tenería, Estado de México, y la Normal Rural de Comitancillo, Oaxaca. También se acusó a los comunistas de ultrajar y menospreciar la bandera. Sin embargo, bastó con un reporte diciendo que se quería realizar la misma mentira que en Ayotzinapa para que la SEP ya no mandara investigar de qué se trataba [23].
Situación que se agudizara y tendrá sus momentos más álgidos años más adelante, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, gobierno que al igual que sus antecesores acusaran a las normales rurales de estar infiltradas por comunistas o dirigidas por los mismos.
No obstante, también serán agredidas en el año 2000 durante el gobierno de Vicente Fox Quesada (El Mexe, Hidalgo) [24], Felipe Calderón Hinojosa (Ayotzinapa), hasta llegar a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, perpetrada por narco-paramilitares, durante el actual mandato de Enrique Peña Nieto.
Ocurriendo así, pese a que, en los pliegos petitorios de los estudiantes, más allá de su formación marxista, las demandas principales siempre han sido académicas y materiales: construcción de bibliotecas, compra de material didáctico, reparación de las aulas y de las secciones de dormitorio y comedor; incremento de la beca alimenticia; adquisición de fotocopiadoras, aumento de la matrícula estudiantil y demás.
Pero ha sido durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, al inicio de su administración (1964), cuando han sido más atacadas las normales rurales, de manera que, de las 37 escuelas que se encontraban organizadas en torno a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM): 29 normales rurales, dos centros normales regionales, tres normales urbanas federales y tres normales urbanas federalizadas. Al final de su mandato (1970) sólo sobrevivirán 15.
De suerte que, durante el mandato de Díaz Ordaz, la resistencia de estudiantes y campesinos se encontrara con las armas del Ejército, así como con los grupos de provocadores que ocuparon los planteles y persiguieron a los estudiantes.
Cerrando Díaz Ordaz por la vía de la represión 16 escuelas, además de que meses antes, logra desligar a las normales urbanas de la FECSM. Lo cual derivara en que, para mediados de 1969, la FECSM debió pasar a la clandestinidad total y regresa en 1972 como organización semiclandestina, características que mantiene hasta la fecha.
Además, como parte de las acciones para disminuir la capacidad de movilización de la FECSM, en agosto de 1966 se crea la Federación Nacional de Normales Urbanas (FNNU). Y un año después, el gobierno organizó una Asamblea Nacional de Educación Normal Rural que pretendió construir un modelo de normalismo para desaparecer los internados de las escuelas y terminar con huelgas y paros, reduciendo posibilidades de movilizaciones por alimento y hospedaje, controlar las becas e inscripciones y desaparecer la carga política-ideológica.
Simultáneamente, la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM), ex aliada de la FECSM, se unió al gobierno diazordacista y pide la desaparición de las normales, mediante un desplegado publicado en El Universal el 14 de marzo de 1968.
Así, para noviembre, cuando los alumnos regresaban de vacaciones, las normales serían cerradas y su mobiliario extraído. En tanto que en Ayotzinapa, Guerrero y Cañada Honda, en Aguascalientes las escuelas sitiadas por el Ejército, así como en otras se presentarán elementos de la 13 Zona Militar.
Acciones que desatan una huelga en 14 escuelas, lográndose así abrir las 15 que el gobierno había cerrado. Pero aún así, un año más tarde 13 escuelas serían convertidas en Secundarias Técnicas Agropecuarias. Y al intentar recuperarlas, los estudiantes se enfrentaran a contingentes de por lo menos 200 campesinos priistas, mismos que además estarían respaldados por el Ejército, el cual tomo las instalaciones junto con las policías locales, la DFS, el Servicio Secreto y la CNC.
Peor aún, en 1968 la FECSM recibiría el golpe más duro, dado que se cerrarían la mitad de sus escuelas, y sólo sobrevivieron aquellas en las cuales sus vecinos, la mayoría campesinos padres de los estudiantes, se solidarizaron para defenderlas. Desde entonces, el hostigamiento a las normales rurales no se ha detenido, sino que se mantiene el objetivo de cerrar la totalidad de ellas [25].
Sin olvidar que, la embestida contra las normales se inscribe dentro del ataque que también se gestó contra el movimiento estudiantil de 1968 [26], de manera que junto a las otras instituciones de educación en la Ciudad de México, se ajustan cuentas con los combativos alumnos de las normales rurales de los estados de la República.
Pero principalmente como una manifestación de la nueva división del trabajo suscitada por esos años, bajo los reajustes del mismo sistema capitalista. Hechos que podemos presumir ocurren hoy en día, pero exacerbados.
Toda vez que desde entonces la intención gubernamental ha sido cerrar todas las escuelas, de las cuales ha logrado cerrar más de la mitad, mientras que por otra parte le da prioridad a la apertura y promoción de escuelas como La Arkansas State University , en Querétaro.
Escuela que será la primera universidad estadounidense con sede en el país y se estima alberge a unos 1,500 alumnos, que comenzará a recibir en agosto de éste año [27].
Resultando entonces que, históricamente el campo mexicano y las normales rurales, han corrido la misma suerte, ambos condenados a la subordinación y desaparición por el gobierno federal, ante las demandas del capital internacional, particularmente el estadounidense.
Así, destaca el hecho de que hoy en día, en los campos agrícolas de Sonora, Baja California, Sinaloa, Jalisco y Chihuahua -los de mayor producción en México- prevalece un modelo de explotación y desigualdad que se ha fortalecido durante años. A partir de que, un puñado de empresarios se ha valido de sus conexiones políticas para incrementar su dominio, obteniendo subsidios gubernamentales para mejorar la producción [28], mientras que mantienen a sus jornaleros en condiciones indignas, inseguras y de explotación laboral.
Los trabajadores tienen contacto con plaguicidas, careciendo de ropa adecuada para protegerse del daño de los químicos. Además de que, los empresarios contratan a los jornaleros a través de «enganchadores», con la intención de evadir cualquier responsabilidad en caso de accidentes o inconformidades laborales.
Más toda vía, los empleados de la tercera edad no cuentan con una pensión porque nunca han estado inscritos al seguro social, resultando estar así condenados a una vejez en la miseria. Y el sueldo es tan bajo -ente 6 y 10 dólares- que no les alcanza ni para adquirir una canasta básica, además de que en el caso de las mujeres, éstas sufren acoso sexual.
Y para aumentar aún más sus ganancias, los grandes empresarios han acaparado los subsidios del principal programa de apoyo al campo, Proagro, antes conocido como Procampo. Subsidio gubernamental que surgió como un apoyo compensatorio para los pequeños productores ante la apertura mercantil del Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1993.
Pero, dicho subsidio no obstante haber repartido a nivel nacional 58.702 millones de pesos (3.261 millones de dólares) en los últimos cinco años, no ha cumplido con el propósito de incrementar la productividad agrícola porque ha beneficiado a quienes más tienen y ha dejado fuera a los que realmente lo necesitan.
Tan sólo en Sonora, el exsecretario de Agricultura, Héctor Ortiz Ciscomani, benefició a sus empresas con unos 30 millones de pesos (1,6 millones de dólares) derivados de diversos subsidios gubernamentales.
Sumado a tal situación de desigualdad, se encuentra la concentración del agua en pocas manos, igualmente en Sonora, pequeños productores han tenido que vender sus tierras al quedarse sin concesiones de agua para sus cultivos. Mientras que en Chihuahua, los rarámuris han tenido que abandonar la sierra tarahumara y sus cultivos de autoconsumo ante la violencia que azota la región, para desplazarse a otras localidades y emplearse como jornaleros [29].
Todo lo cual se enmarca dentro de la división del trabajo y el abandono del campo, impuesto por los grandes capitales. Orientación en la que se suscribe Elba Esther Gordillo y en su momento lanza la propuesta de convertir a las normales en instituciones para la formación de técnicos en turismo [30] , así como la proliferación del estudio de Chef.
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No. 463 3ra Semana Agosto 2016 Año: XI Cuarta … – WordPress.com
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Normalistas, reprimidos desde hace seis décadas en México …
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Notas
[1] En referencia a los refinamientos hechos por Joseph Lancaster en Inglaterra a principios del siglo XIX.
[2] Una de las escuelas particulares que más tiempo duro fue la del mexicano Luis Octavio Chousal, preceptor y miembro de la Compañía Lancasteriana. Desde 1809 se dedicó a la enseñanza de sordomudos, en 1818 organizo un escuela, y en 1842 abrió otra para niños de cuatro a doce años de edad, donde aprendían a leer, escribir, contar, historia sagrada, doctrina cristiana, moral, buenas costumbres, civilización y urbanidad, gramática castellana, caligrafía, lógica, retórica y dibujo. Información extraída de: Zoraida Vázquez Josefina, Tanck de Estrada Dorothy, Staples Anne, Arce Gurza Francisco. Ensayos sobre historia de la educación en México. El Colegio de México, 1981. Pág. 138.
[3] Zoraida Vázquez Josefina, Tanck de Estrada Dorothy, Staples Anne, Arce Gurza Francisco. Ensayos sobre historia de la educación en México. El Colegio de México, 1981. Pp. 119-143.
[4] Martínez Della Rocca Salvador (coordinador). Educación y desarrollo. La ideología del Estado mexicano. Editorial Línea, UAG, UAZ, 1983. Pág. 43.
[5] Durante el gobierno de Gómez Farías además se decretó: el 12 de octubre de 1833 la extinción del Colegio de Santa María de Todos los Santos (cuyos bienes se invertirían en la educación pública); 19 de octubre del mismo año, se suprime la Universidad de México y se establece la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios de la Federación; el 23 de octubre se establece la libertad de enseñanza y se autoriza al gobierno a arreglar la Enseñanza Pública en todos los ramos, en el distrito y territorios, el 24 se decreta la organización de la Biblioteca Nacional; el 19 de diciembre de 1883 se destina la escuela de primeras letras, el establecimiento de estudios ideológicos y la enseñanza de artesanos; el 10 de febrero de 1834, se establece en el Colegio de San Ildefonso una escuela nocturna para la enseñanza de artesanos adultos y el 2 de junio del mismo año se establece el Reglamento general para sistematizar la instrucción pública en el Distrito Federal. Información extraída de: Martínez Della Rocca Salvador (coordinador). Educación y desarrollo. La ideología del Estado mexicano. Editorial Línea, UAG, UAZ, 1983. Pp. 44-45.
[6] La primera Normal en el sentido estricto de su planeación formativa se estableció en 1885, en Jalapa, Veracruz, y de la cual sería su director Enrique C. Rebsamen, mismo que puso especial énfasis en dotar a los programas de contenidos pedagógicos, así como impulsa la combinación entre teoría y práctica. Información extraída de: De la Vega R. Héctor (editor). Educación, rebeldía y resistencia. Ediciones Uníos, 2014. Pág. 54.
[7] Martínez Della Rocca Salvador (coordinador). Educación y desarrollo. La ideología del Estado mexicano. Editorial Línea, UAG, UAZ, 1983. Pp. 48-49.
[8] Los entonces alumnos de la Escuela Nacional de Maestros, ante la toma del poder en febrero de 1913, por Victoriano Huerta, que deja una secuela de arbitrariedades cometidas por el Secretario de Instrucción Pública, Nemesio García Naranjo, contra los docentes y alumnos. Deciden organizarse de forma clandestina y redactan un documento político que se llamó: Acta Constitutiva de la Junta Revolucionaria de Santa Julia.
[9] De la Vega R. Héctor (editor). Educación, rebeldía y resistencia. Ediciones Uníos, 2014. Pp. 56-58.
[10] Solana Fernando, Cardiel Reyes Raúl y Bolaños Martínez Raúl (coordinadores). Historia de la educación pública en México Tomo I. SEP/80, Fondo de Cultura Económica, 1982. Pp. 200-207.
[11] Durante el porfiriato existió la Secretaría de Instrucción Pública, que se ocupaba únicamente de la educación de las clases que detentaban la riqueza y el poder político, circunscribiéndose su función en mayor medida al Distrito Federal. Mientras que la educación rural en el resto del país, estaba a cargo de la Iglesia Católica y de los exiguos erarios de los Estados. Dichas escuelas eran conocidas como rudimentarias o peor es nada, dirigidas a imponer la castellanización directa y una matemática elemental. Durante el régimen de Venustiano Carranza se suprime dicha Secretaria, el 30 de abril de 1917.
Y ya durante el mandato de Álvaro Obregón, en 1921 se crea la SEP, que incluirá el Departamento de Educación y Cultura Para la Raza Indígena, y estaría a cargo de José Vasconcelos. Pero dado que prevalece un analfabetismo de cerca de un 72% en el país, a causa de la marginación de la gente del campo, la creación de las primeras escuelas para su educación, se verá como una misión religiosa, apostólica, que se lanza a todos los rincones de la República.
Así, dentro del primer presupuesto de la SEP aparecen las plazas de 31 delegados instaladores de escuelas que fueron ubicadas en los estados y territorios; 3 consejeros técnicos de enseñanza primaria y normal; 3 inspectores generales; 6 maestros instaladores de escuelas rudimentarias y 50 maestros misiones ambulantes. Para abril de 1922, habrá ya 77 misioneros y 100 maestros rurales residentes. Su labor consistió en localizar los centros indígenas de mayor población, seleccionar a los maestros, recomendar la clase de conocimiento que debía impartirse y dar cuenta a las autoridades de la Secretaria de Agricultura, del estado en que se encontraban las tierras, los cultivos y las industrias nativas. Información extraída de: Santiago Sierra Augusto. Las misiones culturales. Sep Setentas, 1973. Pp. 9-12.
Rafael Ramírez, encargado de las Misiones Culturales entre 1927-1935, será uno de los principales teóricos de la escuela rural.
[12] Aguirre Beltrán Gonzalo. «Teoría y práctica de la educación indígena». Sep Setenteas, 1973. Pp. 94-106.
[13] Redalyc.Las normales rurales: historia y proyecto de nación – ITESO
https://www.iteso.mx/…/0/Normales+en…/dedf04e5-d25f-4fa5-9b00-ea6694728456
[14] Zoraida Vázquez Josefina, Tanck de Estrada Dorothy, Staples Anne, Arce Gurza Francisco. Ensayos sobre historia de la educación en México. El Colegio de México, 1981. Pp. 173-191.
[15] No. 463 3ra Semana Agosto 2016 Año: XI Cuarta … – WordPress.com
https://nuestrotiempotoluca2.files.wordpress.com/2015/11/463.pdf
[16] Martínez Della Rocca Salvador (coordinador). Educación y desarrollo. La ideología del Estado mexicano. Editorial Línea, UAG, UAZ, 1983. Pp. 114-116.
[17] El avilacamachismo considerará un dolor de cabeza a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), surgida de la Central Campesina de El Roque, en Guanajuato (1935) y formada por alumnos de todas las escuelas normales rurales. No. 463 3ra Semana Agosto 2016 Año: XI Cuarta … – WordPress.com
https://nuestrotiempotoluca2.files.wordpress.com/2015/11/463.pdf
[18] Lechuga Graciela (compiladora). Ideología educativa de la Revolución mexicana. UAM-Xochimilco. 1984. Pág. 109.
[19] Paz Sánchez Fernando. El campo y el desarrollo económico de México. Editorial Nuestro tiempo, 1995. Pp. 61-62.
[20] No. 463 3ra Semana Agosto 2016 Año: XI Cuarta … – WordPress.com
https://nuestrotiempotoluca2.files.wordpress.com/2015/11/463.pdf
[21] Honores y ultrajes a la bandera: la escuela entre la … – UFJF
www.ufjf.br/revistaedufoco/files/2011/05/Artigo-021.pdf
[22] Honores y ultrajes a la bandera: la escuela entre la … – UFJF
www.ufjf.br/revistaedufoco/files/2011/05/Artigo-021.pdf
[23] Honores y ultrajes a la bandera: la escuela entre la … – UFJF
www.ufjf.br/revistaedufoco/files/2011/05/Artigo-021.pdf
La Jornada: Larga historia de agresiones a normales rurales
www.jornada.unam.mx/2011/12/18/opinion/004a1pol
[24] La normal rural Luis Villareal «El Mexe», cuando, en enero del 2000, los estudiantes exigían una expansión de becas y el gobierno de Hidalgo respondió cortando el agua, el gas y la comida al internado. Poco después se trató de cerrar la normal. El gobierno mandó granaderos para apoderarse de «El Mexe».
En julio de 2008, el gobierno logró cerrar «El Mexe». Pocas semanas después se enfrentó a las movilizaciones de maestros que en diversas partes de la República organizaron huelgas, plantones, bloqueos de carretera y manifestaciones en contra de la Alianza por la Calidad Educativa () propuesta por Elba Esther Gordillo, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
[25] No. 463 3ra Semana Agosto 2016 Año: XI Cuarta … – WordPress.com
https://nuestrotiempotoluca2.files.wordpress.com/2015/11/463.pdf
En 1969 vendría el golpe definitivo: 13 escuelas serían separadas del ciclo lectivo para transformarse en «secundarias técnicas agropecuarias». De nueva cuenta las autoridades esperaron un periodo vacacional para decretar el cierre. Tomaron en cuenta el informe previo sobre las comunidades agrarias circunvecinas a cada normal. Las que estaban rodeadas de ejidos o comunidades priístas fueron las más vulnerables.
Un listado, sin fecha y sin folio legible, enlista las normales sentenciadas a desaparecer (formalmente para convertirse en «secundarias»): La Huerta, Michoacán; Galeana, Nuevo León; Champusco, Puebla; Palmira, Morelos; Santa Teresa, Coahuila; Huchiapan, Hidalgo; Reyes Mantecón, Oaxaca; Salaices, Chihuahua; San Diego Tekax, Yucatán; Tamatán, Tamaulipas; Xocoyucan, Tlaxcala; Zaragoza, Puebla; Jalisco, Nayarit, y Perote, Veracruz.
Información extraída de: «Golpe de mano» contra el normalismo rural – Contralínea
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[26] Desde febrero de 1968, las escuelas normales rurales se encontraban movilizadas. El movimiento estudiantil que cimbraría al país había iniciado ya, aunque no en la Ciudad de México, donde aún no se vislumbraran manifestaciones. La agitación estudiantil había comenzado en los estados de la República: las normales rurales estaban en lucha por mejorar sus condiciones materiales y sólo encontraban represión. Demandaban el cumplimiento del pliego petitorio presentado a la Secretaría de Educación Pública (SEP) desde 1962.
A pesar de que las autoridades educativas federales se habían comprometido por escrito a resolver cada una de las demandas, cada año les decían a los estudiantes que no se contaba aún con el presupuesto para solventar los requerimientos materiales.
Información extraída de: «Golpe de mano» contra el normalismo rural – Contralínea
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[27] Con colegiaturas de menos de 100,000 pesos, competirá con otras universidades privadas que imparten licenciaturas similares. Sus titulaciones serán válidas Estados Unidos y México. Los estudiantes están registrados como parte del alumnado de la Arkansas State University en Estados Unidos y utilizarán el mismo programa, instruido en su idioma original, explica Edmundo Ortiz, director de la universidad en México.
La universidad impartirá ocho carreras y dos maestrías: Ingeniería Eléctrica, Ciencias Biológicas, Administración de Empresas, Ingeniería Mecánica, Biotecnología, Negocios Internacionales, Química, Comunicación Estratégica y, como posgrados, Ingeniería Administrativa, además de un MBA.
Información extraída de: Querétaro tendrá la primera universidad de EU en México Expansión
https://expansion.mx/…/la-universidad-estatal-de-arkansas-arrancara-en-mexico-en-20…
[28] Los fondos del Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC), que es el principal ramo de recursos en los programas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), benefician en su mayoría a las grandes empresas del sector agropecuario, mientras los pequeños campesinos reciben la menor parte de los recursos.
Respecto al destino de los programas enfocados sólo al fomento productivo, los pequeños productores sólo reciben 1.1 por ciento de los recursos, ante 96 por ciento destinado a los grandes productores y 2.6 a campesinos en transición. La jornada miércoles 21 de febrero de 2018.
[29] El País. CAMPO MEXICANO. Un retrato de desigualdad, explotación e impunidad. Por: Zorayda Gallegos.
[30] Redalyc.Las normales rurales: historia y proyecto de nación – ITESO
https://www.iteso.mx/…/0/Normales+en…/dedf04e5-d25f-4fa5-9b00-ea6694728456
Ramón César González Ortiz es Sociólogo y Maestro en Estudios Políticos y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.