Los años 90 permitieron al matrimonio Kirchner comenzar a consolidar su gran ambición de lograr la primera magistratura algo que había sido pensado recién para el año 2007 pero los acontecimientos de publico conocimiento precipitaron esa llegada para el año 2003.
El Presidente Néstor Kirchner fue quizás el que mejor leyó la realidad local del momento y desde allí como un artesano comenzó a tejer una estructura política que aun –y más allá de los pormenores– tiene vigencia pero su sostenimiento luego de su trágico deceso sortea una espiral descendente fruto quizás de la falta de ese “artesano “de la política.
Desde las elecciones de medio termino del año 2013, la retirada oficialista al candidato presidencial de 2015, la imposibilidad de unir al Movimiento en las intermedias de 2017, solo contar con un acierto quizá producto de la ferocidad macrista que permitió el triunfo de la formula Fernandez-Fernandez en 2019 y por ultimo el desgaste gubernamental pandémico de 2021 donde en las primarias las diferencias con las otras fuerzas fueron casi alevosas y solo el duro accionar político de caciques pudieron alcanzar mejores guarismos.
Seria casi azaroso si consideramos que se llama el armado político ha venido derrapando hace un tiempito ya o existe una disociación entre la “rosca “y la realidad que definitivamente se termina imponiendo.
Su lectura es casi un paso obligado para todo aquel que se dedica a la actividad política tratando de calcular los efectos de dichas decisiones para el resto social y más aún cual es el contexto geopolítico general en un mundo hiper globalizado.
La aldea de los años cuarenta que permitió el despliegue interno del Peronismo es solo un afán de historiadores y cientistas sociales.
Hoy la interconexión entre economía y política a escala mundial es la que puede determinar no solo la suerte de un gobierno sino de su sociedad en su conjunto.
Los actores no solo solo las naciones sino entes de altísimo poder que pueden gravitar a favor o en contra en tan solo segundos.
La macroeconomía se ha convertido en la gran ciencia actual no apta para aquellos que no tengan las pericias no solo académicas sino técnicas y por cierto políticas para navegar un país por esas aguas profundas.
Sin dejar de señalar que la política debería estar a tono con esta gesta donde la formación debe ser la nave insignia de todo aquel que decida intervenir en los asuntos públicos.
Los acontecimientos políticos recientes han marcado un punto de inflexión entre un ciclo y sus actores pues si ir mas lejos esa misma sociedad que le dio su espalda el pasado año electoral para esta ocasión ha dado una carta de aval a ese gobierno que tanto critico.
Se comprendió socialmente que la suerte de una sociedad está íntimamente ligada a la suerte de su gobierno donde las posturas extremistas o enraizadas en paradigmas pasados solo pueden colaborar a pasos agigantados a un abismo inhóspito.
La falta de estrategia a corto y mediano plazo de un político puede llegar a ser su sentencia de muerte no solo por su inacción sino por la acción conjunta del resto de los jugadores tanto internos como externos.
Accionar desde el momento o desde el instante sin la consecuente reflexibilidad ha parecido ser la moneda corriente, pero sin alertar de una lenta caída temporal.
La consolidacion del Gobierno –esperable– puede tener el desafío de re establecer un nuevo contrato con la Sociedad y de continuar el periplo de un ciclo que quizás ha encontrado un lugar de no retorno.
Solo el transcurrir de estos tiempos dará razones por si o por no a los argumentos argüidos.
Ezequiel Beer. Geógrafo UBA. Analista Político.
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