En estas notas esbozaremos algunas brevísimas reflexiones a partir de los discursos de toma de posesión que el día 8 de noviembre de 2020 pronunciaron Luis Arce y David Choquehuanca, al asumir, respectivamente, los cargos de Presidente y Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
(Dichos discursos están disponibles en youtube en SVqwKdnr408 y Dp8JMY4GssM).
Aclaro de entrada que aquí no doy una opinión sobre Bolivia, lo que de mi parte sería un atrevimiento, pues escribo desde un rinconcito del Conosur, sin poseer ninguna información detallada sobre aquel país. Lo que aquí hago es usar esos discursos como bases para tejer algunas reflexiones en contexto nuestroamericano (esperando que las mismas sean de alguna utilidad, aunque vengan de la pluma de un filósofo aislado, carente de toda influencia política concreta).
En el discurso de Arce pasaré por alto varios aspectos. Así, por ejemplo, no abordaré su merecido y emocionado homenaje a las víctimas y luchadoras/es del pueblo que hicieron posible la restitución de las bases del Estado Plurinacional en las elecciones del 18 de octubre de 2020; tampoco me detendré en su justa denuncia de las acciones criminales y los resultados económicos y sanitarios catastróficos del gobierno golpista-racista-proimperialista que asoló a Bolivia en el año transcurrido entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020.
Destacaré en cambio el pasaje donde dice que para realizar el concepto de democracia no basta que se hagan elecciones periódicas, si no están atendidas las necesidades básicas de la población en materia de ingresos, salud (en especial en época de pandemia del COVID-19) y educación (entre otras necesidades de la vida material cotidiana, en la que habrá que incluir también, agrego yo, la alimentación orgánico-sana, la vivienda y el transporte público alimentados de preferencia, como el conjunto de la vida, con energías limpias y renovables, cosa que Arce no mencionó). Y para atender esas necesidades Arce reivindicó la vuelta a la economía que combina lo comunitario, lo público y lo privado, para propiciar un crecimiento con distribución de riquezas; para tanto dijo tener grandes proyectos que se implementarán en breve. Ahora bien, y aquí van nuestras dos siguientes observaciones: Arce no estableció órdenes de importancia estratégica entre las mencionadas áreas de la economía; y tampoco especificó el contenido del concepto de “crecimiento” (para saber si se piensa más bien en un Índice de Desarrollo Humano, o en los números del PIB y de las reservas, por ejemplo).
Y Arce llamó a la unidad y trabajo conjunto de todos los bolivianos, concluyendo su discurso con el enunciado de la convicción de que con todos juntos Bolivia saldrá adelante. Volveremos sobre este punto al referirnos al discurso del Vicepresidente.
En materia de política externa vale destacar que Arce defendió la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, la integración plena y no meramente económica, y reivindicó a la UNASUR y la CELAC como mecanismos institucionales para concretar esa política a nivel regional en el marco de un mundo globalizado. En todo ello estamos plenamente de acuerdo.
Si el discurso de Arce tuvo un tono que podemos clasificar en la línea del “progresismo latinoamericano” (por ejemplo del Frente Amplio que gobernó a Uruguay entre 2004 y 2019) apoyado en la consigna de “crecimiento con inclusión y distribución”, las palabras de Choquehuanca tuvieron como eje vertebrador la cultura del “vivir bien” de los pueblos indígena-originarios. Así, y usando muchos términos en lengua indígena, explicó que ese saber milenario es la base de la cultura, la historia y la filosofía boliviana, en la que destaca el “ayllu” entendido no sólo como comunidad humana sino como existencia interrelacionada de todo lo existente; en ese contexto se entiende, por ejemplo, el concepto de Pacha Mama. Y dijo David que en ese modo de pensar-vivir se defiende la complementariedad de los opuestos; así, dijo, “el cóndor sólo levanta vuelo cuando su ala derecha está perfectamente equilibrada con su ala izquierda”; y si mencionó la necesaria complementariedad de los jóvenes y los viejos, del culto al liderazgo con el servir obedencial, de los sanos y los enfermos, como Arce, destacó a partir de esa metáfora la necesidad de que las facciones políticas de derecha e izquierda trabajen juntas en pro del bien de cada individuo, que se aúna con el bien común colectivo (superando el egoísmo) y con el bien de Bolivia.
En un momento dijo David que ninguna de las Revoluciones ya habida logró resolver la cuestión del Poder y que a raíz de eso, los políticos se han corrompido (para desgracia de la colectividad); dijo que para evitar eso el Poder debe circular (como circula la economía).
Ahora bien, David no definió lo que entiende por “Poder”. Aquí hacemos nuestra primera observación. Por nuestra parte hemos definido el “Poder” como la relación asimétrica que existe entre quien decide y quien no decide. Y a la luz de las tres normas fundamentales de la Ética (que hemos deducido de la gramática profunda de la pregunta que la instaura) hemos postulado que en el Ecomunitarismo habrá de abolirse el Poder (como se dará también la abolición, entre otros, del salario, del dinero, del Derecho Positivo y de la Moral); pues entonces tod@s decidirían consensualmente, en la medida en que habrían de realizarse entonces la libertad individual de decisión exigida por la primera norma ética, la realización de esa libertad en la búsqueda incesante de consensos con l@s otr@s exigida por la segunda norma, y la preservación-regeneración incesante de la salud de la naturaleza humana y no humana, exigida por la tercera norma ética. Para caminar en esa dirección habrá que superar la familia patriarcal en una familia que decide democráticamente, habrá de establecerse una economía ecológica frugal y sin patrones y con energías limpias y alimentación orgánica (sin sobreconsumo), una política de tod@s basada en la democracia directa, una comunicación libre y simétrica (que ponga en manos de la comunidad los medios hoy acaparados por monopolios u oligopolios), una estética de la liberación que enseñe a producir y disfrutar del arte, y una educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada que forme a personas capaces de implementar lo antes dicho (y de superar el machismo, el racismo, y el deporte individualista-competitivo-crematístico). Ahora bien, en ese contexto queda claro que la economía que apunte al “bien vivir” (y eso no lo destacó Arce) debe abolir progresivamente la empresa privada, y apoyarse de más en más, exclusivamente, en la producción comunitaria-cooperativa y en la empresa púbica.
Y termino con una observación acerca de algo que compartieron Arce y Choquehuanca y que creo que tiene relevancia para toda Nuestramérica (y aún más allá). Ambos, en nombre de la complementariedad de los contrarios y en pro de un llamado a la unidad, que puede compartirse en principio, apostaron a que la derecha se avendrá a cooperar con un proyecto de país basado en el pensar/vivir indígena-originario, y en la economía comunitaria del bien común (con la renuncia al individualismo egoísta). Pues bien, hay que constatar que en el mismo momento en el que los discursos que aquí comentamos estaban siendo pronunciados, la ultraderecha boliviana aducía un supuesto “gigantesco fraude” y pedía la anulación de las elecciones del 18/10/20 ( organizadas por el gobierno golpista y supervisadas entre otros por la OEA!), difundía llamados a un Golpe, pedía un Gobierno “civíco-militar-policial-campesino”, y organizaba marchas hasta la puertas de los cuarteles para pedir que los militares se hicieran con el poder.
Todo eso indica que la derecha en Nuestramérica NO está dispuesta a aceptar a ningún gobierno que represente a las grandes mayorías y que se proponga caminar hacia el “vivir bien” (lo que supone la superación del capitalismo, en perspectiva ecomunitarista), por más dispuestos al diálogo y más llamados a la unidad que le hagan los respectivos gobiernos populares. Por ello creemos que las expectativas de Arce y David se verán prontamente defraudadas, y esperemos que no naufraguen en otro Golpe como el que derribó a Evo a fines de 2019. Y a propósito de este último, a la luz del panorama descrito, lamentamos que una vez más en la conferencia de prensa de despedida que dio en Argentina el 7/11/20 (está disponible en youtube) haya reiterado que el gobierno del MAS no se propone crear Milicias Populares que sustituyan a las actuales Fuerzas Armadas (comprometiéndose, además, a respetar el actual Servicio Militar Obligatorio, y la institucionalidad y antigüedad de/en las FFAA). Creemos que en esa materia Evo intuyó la verdad cuando poco tiempo después de haber sido derribado por el Golpe dijo a una radio cocalera que si hubiera contado con Milicias Populares hubiera tenido un “Plan B” para defender al gobierno popular cuando la Policía y las FFAA le dieron la espalda (o, abiertamente, cooperaron con los golpistas). Por nuestra parte, en óptica ecomunitarista y hasta que la Humanidad pueda prescindir de las armas, postulamos la disolución de las FFAA y policiales y sus sustitución por Milicias Populares. Y de inmediato, mientras existan junto a las Milicias Populares, FFAA y fuerzas policiales, habrá que cambiar radicalmente la Doctrina e integración de ambas fuerzas, para consagrar una formación popular-soberanista-antiimperialista, purgar a todos sus cuadros dudosos y sustituirlos por jóvenes de confianza del pueblo, formados en la nueva Doctrina. Estamos convencidos de que además de la mayoritaria adhesión popular resultante de los logros obtenidos, entre otros, en materia de educación, salud y dignidad, es gracias a las Milicias Populares y a sus nuevas FFAA y fuerzas policiales que la Revolución Cubana ha logrado sobrevivir por seis décadas a las incesantes agresiones imperialistas. De Cuba deberían inspirarse en lo militar no sólo Bolivia, sino todos los pueblos de Nuestramérica.