Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo
“Me encanta Wikileaks” (Donald Trump)
“¿No podemos enviarle un dron?” (Hillary Clinton)
Andrew Fowler es un periodista de investigación australiano con diversos premios y autor de The Most Dangerous Man in the World: Julian Assange and WikiLeaks’ Fight for Freedom, una edición actualizada de su ensayo de 2011 sobre el ascenso y el encarcelamiento por motivos políticos de Assange. Gran parte del libro explicaba las razones por las que Assange, inevitablemente, se fue posicionando contra del imperialismo estadounidense. El libro resultó un tónico contra la indiferencia de tantos estadounidenses de a pie durante la secuela traumática de los atentados del 11-S y el surgimiento del Estado de vigilancia 1.
Esta versión actualizada del libro analiza las torturas a las que está siendo sometido actualmente Assange en la prisión de Belmarsh en Gran Bretaña 2.
Su libro también relata las informaciones más recientes sobre el minucioso espionaje que efectúo UC Global a Assange y a sus visitantes en la embajada ecuatoriana de Londres el último año en que estuvo “refugiado” en dichas instalaciones. UC Global es una compañía de seguridad española que había sido contratada para proteger la embajada. Posteriormente se ha sabido que esta empresa pasaba información a los servicios de inteligencia de EE.UU., presuntamente a la CIA. Fowler insinúa dicha conexión en la nueva edición de su libro, citando dos hackeos de Assange a los servidores del gobierno. En ambos casos, según Fowles, la CIA perdió los estribos, como si hubiera sido alcanzada por un misil extranjero. En el último (y nuevo) capítulo del libro, “The Casino”, Fowler describe la cólera que provocó en la CIA la publicación por parte de Wikileaks de los instrumentos usados por la agencia para ejercer la vigilancia electrónica, conocidos como Vault 7: “Sean Roche, subdirector de innovación digital de la CIA, recuerda que recibió la llamada de otro director de la agencia que estaba con la respirada alterada “Ha sido el equivalente de un Pearl Harbour digital”, le dijo.
A continuación transcribo mi reciente entrevista con el autor.
¿Cuál es el actual estado de salud de Julian?
Parece bastante claro que la intención de los gobiernos británico y estadounidense es destrozarle, llevándole al suicidio o a una quiebra psicológica. Assange arrastra una enfermedad pulmonar desde hace años que no ha sido tratada adecuadamente y padece un enorme estrés. Durante su última comparecencia filmada en video efectuaba largas pausas al hablar, incluso cuando solo pronunciaba su propio nombre.
Cuando Chelsea Manning fue encarcelada en Quantico pasaba 23 horas al día en aislamiento solitario y la dejaban completamente desnuda por la noche. ¿Qué tratamiento ha recibido Julian en Belmarsh? Se decía que el maltrato a Manning formaba parte de una estrategia para coaccionarla con el fin de que delatara a otras personas, incluyendo a Assange. ¿Cuál cree que es el último objetivo del trato que está recibiendo Assange? ¿Podría hablarse de tortura?
El objetivo final del trato que recibe Assange es servir de advertencia a terceros, especialmente a otros periodistas. Es el equivalente moderno de la crucifixión, de colocar en estacas las cabezas de los enemigos o de las ejecuciones públicas. La tortura a Assange combina dos estrategias: su confinamiento en tres habitaciones de un edificio durante siete años y la imposibilidad de abandonar ese encierro por temor a su detención y extradición a Suecia, país que desempeñó un papel deshonesto para facilitar la extradición de Assange a EE.UU. El relator sobre la tortura de la ONU Nils Metzer ha afirmado que en las dos décadas que lleva investigando crímenes de guerra nunca había visto una confabulación de tantas naciones poderosas contra un único individuo. Es una prueba de la fortaleza mental de Assange el que haya podido resistir todo eso.
Las autoridades suecas no tomaron ninguna iniciativa para “interrogar” a Assange una vez que este salió de la embajada ecuatoriana, lo que da a entender que lo sus alegaciones eran, como aseveran Assange y sus defensores, un pretexto para su entrega a EE.UU.. Se podría pensar que habría alguna manera de rechazar dicha acusación de haber transgredido la libertad bajo fianza ante este complot intergubernamental. ¿Qué piensa usted?
Assange no tiene ninguna acusación pendiente en Suecia. Siempre fueron alegatos más que acusaciones. Es importante entender que si los fiscales suecos hubieran acusado formalmente a Assange habrían tenido que revelar a sus abogados las pruebas de los delitos en los que se basaba la acusación. Y las pruebas no solo eran poco consistentes, sino que apuntaban a una conspiración. Así que mantuvieron a Assange recluido en la embajada mientras la fiscalía británica buscaba la manera de extraditarlo a Suecia. No cabe duda de que el plan era utilizar a Suecia como lugar de retención mientras EE.UU. solicitaba su extradición. Podría elevar su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero la decisión del Brexit complica enormemente esta opción.
¿Puede dar más detalles sobre UC Global, la compañía española contratada en la embajada ecuatoriana para espiar a Assange? ¿Sabemos algo más sobre la información que reunieron? ¿Se ha establecido alguna conexión más definitiva con la CIA? ¿Se ha puesto en marcha alguna iniciativa para invalidar el proceso de extradición por este motivo? (Si se efectuó esa vigilancia Julian no podría tener un juicio justo en EE.UU.)
UC Global no solo grabó cientos de conversaciones en el interior de la embajada ecuatoriana, también fotografió los teléfonos y sus números IMEI que identifican la localización de los mismos, los pasaportes y otros documentos de todas aquellas personas que visitaron a Assange en la embajada entre 2015 y 2018. Supongo que el equipo legal de Assange utilizará el proceso judicial abierto en Madrid contra el antiguo CEO de UC Global, David Morales, acusado de espiar a Assange y a sus abogados (una conducta específicamente ilegal en Europa) para argumentar que la solicitud de extradición de EE.UU. debe ser rechazada. Entiendo que si quienes elaboran la acusación de EE.UU. utilizan, o incluso conocen, cualquier material obtenido mediante el espionaje, las acusaciones deben ser retiradas. No se ha comprobado la conexión con la CIA. Lo más lejos que he llegado es a relacionar el espionaje con confidentes del Departamento de Estado y de la Casa Blanca.
El libro de Snowden Permanent Record (Vigilancia permanente) es una de las lecturas más interesantes que han caído en mis manos últimamente. Se podría afirmar que sus revelaciones son al menos tan importantes como las que Assange ofrece a través de Wikileaks. ¿Cuáles cree que son las diferencias de valor, en caso de que existan, entre Wikileaks y las revelaciones de Snowden?
La principal diferencia es que Assange es un receptor de información que, como periodista, pone a disposición del público. Snowden en una fuente. Si queremos cuantificar el diferente valor de sus trabajos, Assange proporcionó principalmente información y análisis, mientras que Snowden reveló el funcionamiento de los sistemas de recogida de inteligencia. En las relaciones entre fuente y periodista, ambas partes se necesitan mutuamente. Ambos desvelaron las actividades de la maquinaria bélica. Sin Assange probablemente no habríamos tenido a Snowden. Fue Wikileaks la que expuso a los ojos de una mayoría del público el mundo secreto de horror y engaño que hasta entonces había permanecido en gran parte oculto. En cuanto a Snowden, puso a disposición de sus compatriotas el conocimiento de que el gobierno de EE.UU. no solo espiaba a gobiernos extranjeros, sino también a sus propios ciudadanos. Ambos desempeñaron un papel significativo, a veces coincidente, a la hora de mostrar la realidad del mundo en que vivimos.
Parece que Assange y Snowden han tenido sus diferencias a lo largo de los años. Snowden explica en su libro por qué escogió su apodo: “El nombre final que elegí para mi correspondencia fue `Verax´, que en latín significa “el que dice la verdad”, con la esperanza de proponer una alternativa al modelo de hacker denominado `Mendax´ (el que dice mentiras) –el seudónimo de Julian Assange en Wikileaks” (p.193). Existía cierta animadversión entre ambos y Snowden no confiaba plenamente en Assange (temiendo que un sistema de revelaciones basado en la acumulación de datos, en lugar de en información procesada periodísticamente, bloquearía los argumentos de futuros denunciantes de conciencia). Al principio pensó en pasar la información al New York Times, pero cuando este periódico suprimió el artículo de James Risen sobre Stellarwind 3 se enfureció y decidió acudir en su lugar a [el periodista] Glenn Greenwald y su equipo. Snowden da a entender diferencias de carácter entre ambos, pero por otra parte Assange cabreó realmente al gobierno de EE.UU. cuando envió a una mujer a rescatar a Snowden de Hong Kong. Algunos pensamos que Obama iba a volar el avión presidencial de Bolivia que transportaba a Evo Morales porque pensaba que Snowden iba a bordo.
En Vigilancia permanente Snowden afirma que decidió no acudir a Wikileaks por un cambio en la política que implicaba la publicación de material sin editar, o “impoluto” como él lo denomina. No estoy seguro de por qué dice eso, ya que la política de Wikileaks es redactar sus revelaciones. Wikileaks subió a la Web todos los documentos de Irak, Afganistán y el Cablegate sin editarlos, pero solo después de que David Leigh del Guardian publicaran la contraseña y el material estuviera ya en Internet. Nunca he preguntado a Assange por esto, pero existió otro Mendax en los años 20, un excéntrico inventor fruto de la imaginación del escritor australiano de ciencia ficción Erle Cox. Mendax experimentaba con la “transmisión de la materia”, con la “invisibilidad” y con la “extracción de oro del agua marina”. Hay cierta tensión entre ambos, no hay duda. Snowden todavía peca por exceso de discreción y Assange por exceso de publicación, posiblemente debido a las diferencias existentes entre un exagente de inteligencia y un periodista.
El covid-19 parece ser el comodín de la baraja con respecto a la extradición de Assange a Estados Unidos. Si no contrae la enfermedad en prisión, su extradición el año que viene podría ser problemática: tribunales, protestas, y demás circo. ¿Cómo cree que el virus puede afectar al proceso legal? ¿Cree que tendría más suerte con el Departamento de Justicia de Biden? ¿O sería peor para él, dada la supuesta amenaza que representa para los demócratas? ¿Cree que su defensa podría aprovechar de algún modo la falsedad del Comité Nacional Demócrata sobre el supuesto hackeo de Rusia previo a las elecciones?
No estoy seguro de si el covid-19 puede influir mucho, aparte de ralentizar el proceso, lo cual ya resulta muy problemático para Assange. Ya lleva en prisión o en arresto domiciliario (incluyendo la embajada) nueve años. Ignoro qué impide al gobierno británico rechazar la solicitud de extradición, pero la nueva acusación contra Assange seguramente convertirá la persecución política en una farsa. Estados Unidos quiere ahora volver a detener a Assange para fabricar una nueva acusación contra él, porque la inicial tenía pocas probabilidades de éxito. En los años pasados el gobierno británico habría podido rechazar este comportamiento engañoso o incompetente de Estados Unidos, pero ahora Reino Unido está en decadencia dentro de la escena mundial… y Estados Unidos puede hacer lo que quiera.
En cuanto a su suerte con el Departamento de Justicia de Biden, este ha calificado a Assange como “terrorista de alta tecnología” y ha declarado recientemente que aunque esté a favor de la libertad de prensa, esta no debería comprometer la seguridad nacional. Así que, por ese lado hay pocas esperanzas.
Tal vez una de las pocas esperanzas que pueda abrigar Assange sea el posible perdón a Snowden. Según el discurso del “Estado profundo” de Trump, las agencias de inteligencia están fuera de control y participaron en la fabricación de la conspiración rusa. El trabajo de Assange ha sacado a la luz las atrocidades de la CIA (lo que respalda la posición de Trump), pero Wikileaks también ha desvelado pruebas de crímenes de guerra cometidos por el ejército de EE.UU., una institución muy admirada por algunos de sus más fervientes seguidores. Me temo que un perdón a Snowden, por mucho que personalmente me parezca fabuloso, solo serviría para aislar aún más a Assange.
Si Assange se hunde, ¿ve algún futuro para el periodismo en el mundo? –dado el supuesto liderazgo de Estados Unidos en este aspecto, gracias a la sagrada primera enmienda, pero con la reducción del papel de los diarios globales. The Guardian, el Washington Post y el New York Times son los únicos periódicos disponibles en todas las terminales de aeropuerto del mundo aunque sus ventas no dejan de caer–. En medio de la lucha por lo que son verdaderas noticias y lo que no son (una guerra indirecta por el control del relato), ¿cómo contempla la lucha por el periodismo en el futuro?
Si Assange se hunde, será la tercera ficha de dominó que cae. Primero fue el creciente poder del gobierno ejecutivo; segundo, la destrucción del, en ocasiones, poder compensatorio de los medios de comunicación convencionales, incluyendo las emisoras públicas que extraen su poder de las audiencias (y por tanto son, hasta cierto punto, independientes). Internet ha supuesto una caída brutal de los presupuestos de los medios de comunicación que los ha debilitado en general y ha dado poder a los gobiernos para atacar y recortar las emisoras y las cadenas de televisión públicas. Assange utilizó Internet como un arma para ejercer el periodismo y ofreció un modo de revitalizar las viejas estructuras mediáticas, captar la atención de los lectores y desafiar la autoridad del gobierno. Proporcionó una herramienta para democratizar el periodismo. Esa es la razón por la que representa tal amenaza para la hegemonía de la alianza de los Cinco Ojos4 liderada por Estados Unidos, que ha dominado hasta ahora, política y estratégicamente, un mundo unipolar.
A veces me maravillo de la influencia que los australianos tienen en Estados Unidos en cuestiones de periodismo e incluso constitucionales. En una primera fase, parecía que Assange había declarado la guerra al Departamento de Defensa y, posteriormente, al Departamento de Estado; John Pilger, en su entrevista al exagente de la CIA Duane Clarridge, sacó a la luz toda la jodida soberbia de la política exterior estadounidense; y Fox News ha bajado tanto el nivel del debate político en Estados Unidos que puede estar dirigiéndose a un destino como el descrito en [la comedia cinematográfica] Idiocracy. ¿Qué opina al respecto?
Hay una extraña contradicción en Australia. Los australianos son muy conservadores, y prudentes, pero parte de la identidad nacional está ligada a la noción de antiautoritarismo, desde los tiempos del pasado convicto de la nación. La humillación de los (principalmente) pobres, que fueron transportados a Australia desde Reino Unido e Irlanda hace dos siglos, en ocasiones condenados por delitos menores, creó una base de antagonismo frente a las “élites” gobernantes. Esta prolongada historia de disconformidad ha producido periodistas excepcionales como John Pilger y Assange, Wilfred Burchett y Philip Knightly. No se me ocurre un modo mejor para explicar cómo Assange y [Rupert] Murdock se convirtieron en dos de las figuras mediáticas más influyentes en el siglo pasado. Murdoch alcanzo el poder como figura contraria al establishment en Reino Unido y Assange ha hecho lo mismo a escala global.
Notas:
1: Este fragmento de la serie de televisión Boston Legal (Justicia ciega en Latinoamérica) resume brillantemente la situación (en inglés).
2: En este enlace puede verse una película de obligado visionado sobre su tortura.
3: Stellarwind era el nombre codificado de un programa de vigilancia de la NSA a ciudadanos estadounidenses iniciado por George Bush tras el 11-S que espía las comunicaciones electrónicas, llamadas telefónicas, transacciones financieras, etc., desvelado por Snowden y cuya legalidad todavía se discute. (N. del T.)
4: Five Eyes (Cinco Ojos) es una alianza supranacional de los servicios de inteligencia de EE.UU., Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda que, según Snowden, “no responde a las leyes conocidas de sus propios países”. (N. del T.)
John Kendall Hawkins es un periodista estadounidense freelance residente en Australia.
Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/08/20/torturing-assange-an-interview-with-andrew-fowler/
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