En la madrugada del lunes 14 de noviembre, aproximadamente a las cinco de la mañana, un grupo no identificado provocó un incendio en la sede central del PO que destruyó totalmente la sala central de funcionamiento, incluyendo tres computadoras, material de archivo, muebles y textos de propaganda. El fuego no fue provocado por un problema […]
En la madrugada del lunes 14 de noviembre, aproximadamente a las cinco de la mañana, un grupo no identificado provocó un incendio en la sede central del PO que destruyó totalmente la sala central de funcionamiento, incluyendo tres computadoras, material de archivo, muebles y textos de propaganda.
El fuego no fue provocado por un problema en la instalación eléctrica u otro hecho fortuito. Las pericias de la Policía (Seccional 5ª) señalan que hubo tres focos de incendio que no se propagaron entre sí, o sea que fue intencional. Esta conclusión sería coincidente con la del fiscal que interviene en el hecho. Una inspección posterior, más detenida, reveló el robo del disco rígido perteneciente a la computadora ubicada en la sala de guardia.
El escenario
Para buscar un responsable de lo sucedido es necesario evaluar varios hechos. El atentado se produjo en la madrugada del día en que se iba a consumar la votación que habilitaba el juicio político a Ibarra. En las horas previas, la «tropa» de Ibarra y Kirchner había llevado la compra de voluntades de la Legislatura a niveles aun inéditos para la historia de este país; militarizado el acceso a la Legislatura; y «ocupado» la ciudad con grupos alquilados que pegaban un afiche anónimo: «No al golpe». En el programa Hora Clave de la noche del domingo 13, la diputada Alicia Caruso, ibarrista, había atribuido a Marcelo Ramal un papel instigador en los incidentes que hicieron naufragar el intento de Ibarra, Macri y Kirchner de terminar la sesión con 29 votos para el juicio político. Se trata en todo caso de un mérito que Ramal comparte con los diputados del Interbloque de Izquierda y familiares. El cuarto intermedio impidió la derrota del juicio político y abrió un proceso de deliberación popular que «llevó» a la votación del lunes 15. Fuimos el único partido que se movilizó ese día junto a los familiares de Cromañón, como bien lo testimonia Clarín. Estos hechos eran perfectamente conocidos por el ibarrismo, en cuyas filas milita un elenco estable de provocadores.
No es lo único
En las últimas semanas se acrecentaron de manera significativa las agresiones de integrantes destacados del gobierno nacional contra el PO, en particular del ministro del Interior, Aníbal Fernández. Ya el propio Presidente había utilizado la tribuna de la Casa Rosada para ese menester. Fernández se valió de los hechos producidos en la estación ferroviaria de Haedo contra la opinión del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, León Arslanian, que dijo no contar «con elementos que puedan endilgarle a los desmanes una motivación política» (citas extraídas del cable de Télam 00578, 2/11).
El mismo tipo de provocación practicó Aníbal en oportunidad de la movilización antiimperialista de Mar del Plata, quizá porque muchos medios atribuyeron los hechos de violencia a una operación de provocación política urdida por los servicios. Ante una intimación escrita realizada por el apoderado de nuestro partido, Fernández respondió con un telegrama, que no dio a conocer a los medios de comunicación, donde dice que «no surge imputación alguna por parte del suscripto hacia el Partido Obrero… (y) que de ningún modo… imputa un accionar por parte del Partido…». Pretendiendo desmentir sus declaraciones públicas las convierte en provocaciones sin fundamento.
El silencio
Transcurridas 72 horas del atentado al local del PO, ni el Gobierno nacional ni el Gobierno de la Ciudad han planteado una posición pública de condena, no se han interesado por el hecho o comprometido investigación alguna, ni tampoco han respondido siquiera al pedido público de entrevista reclamado en el comunicado emitido por el CEN del PO a las 13 horas del lunes 14, o siquiera tomado contacto. Este silencio es un mensaje político: si no instigaron el hecho, quieren dejar claro que son políticamente sus cómplices. Algo parecido ha ocurrido con el atentado que acaba de sufrir el Serpaj que dirige Pérez Esquivel.
Nos planteamos realizar una campaña sistemática de largo alcance, incluso de carácter internacional, para que este atentado sea esclarecido. Observamos que los autoproclamados ‘setentistas’ no tienen reparos en encubrir métodos del lopezreguismo, lo que no es poca cosa. Está a punto de concluir el juicio por la masacre de Puente Pueyrredón sin que sus responsables políticos, o sea los fundamentales, hayan sido convocados a declarar, incluso después que el duhaldista Atanassof reconociera que hubo un plan de represión deliberado por parte del Estado. Aníbal Fernández se había encargado de ‘monitorear’, en esa oportunidad, las asambleas nacionales piqueteras.
Expresamos nuestro reconocimiento a todas las organizaciones populares que nos han hecho llegar su solidaridad, incluso desde otros países.
Convocamos a combatir la represión y el espionaje estatal y a defender el derecho a la organización política y a la movilización popular.
Ver más fotos del atentado en: http://www.po.org.ar/pofotos/thumbnails.php?album=44