Washington rechazó, al parecer definitivamente, ampliar la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA). Si alguien creyó que, la administración de Barak Obama, cambiaría su actitud en relación a los países latinoamericanos en proceso de cambio, despertará de una buena vez a la realidad. Aunque, por supuesto, los empresarios se empeñan en […]
Washington rechazó, al parecer definitivamente, ampliar la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA). Si alguien creyó que, la administración de Barak Obama, cambiaría su actitud en relación a los países latinoamericanos en proceso de cambio, despertará de una buena vez a la realidad.
Aunque, por supuesto, los empresarios se empeñan en gritar que ese rechazo es un drama, que se complica la situación, que están muy tristes y que, mentira sobre mentira, son entre 5 y 7 mil las empresas afectadas en el departamento de La Paz.
Veamos qué es el ATPDEA: un acuerdo por el que se dan preferencias de importación a los países andinos mientras éstos se comprometan a un plan de erradicación de coca. Esas preferencias suponen que, Estados Unidos, no grava con impuestos de importación a casi 6 mil artículos y productos. Se ha calculado que, las exportaciones de los países andinos, en conjunto, representan aproximadamente el 1 % de las importaciones estadounidenses. Pero habrá que señalar que ni siquiera se alcanza esa cifra. De hecho, en Bolivia, son menos de 100 productos y artículos que se exporta a ese mercado.
Habrá que recordar que, la aplicación del ATPDEA, terminó en octubre del año pasado. Las autoridades bolivianas han hecho numerosas gestiones para que se restituya ese acuerdo. El gobierno de Estados Unidos -tanto el anterior como el actual- ha sostenido que, la aplicación de los planes de USA y el retorno de la DEA a Bolivia, son condiciones indispensables para eso. Jorge «Tuto» Quiroga mete calda en el tema diciendo que el presidente Evo Morales está perdiendo mercados para proteger un poco de coca en el Chapare. Tan desvergonzada declaración quiere desconocer que entre 1997 y 2002, cuando fue primero vicepresidente y luego presidente, no cumplió las metas de erradicación pero, por supuesto, nunca hubo intención de suspender el acuerdo. De modo que no se trata de la coca -cuyas normas de cultivo y comercialización son atribuciones del Estado boliviano y no de Washington-; se trata del grado de sometimiento político y económico que fue la conducta de los regímenes anteriores.
El gobierno actual, ante la emergencia estableció un fideicomiso de 8 millones de dólares para que, los empresarios afectados por la suspensión del acuerdo, gestionen un crédito que les permita pagar los aranceles de internación al mercado norteamericano. En los ocho meses que han transcurrido desde que se abrió, sólo una empresa pidió 660 mil dólares. La empresa es propiedad de Marcos Iberkleid a quien le llena de tristeza la cancelación porque afecta a los trabajadores. Debiera pedir nuevos créditos de ese fideicomiso. Y no es que se endeude gravemente; esos créditos se pagan en 10 años, sin intereses y pueden cubrirse con CEDEIM, los certificados de exportación que devuelve, a los empresarios, los impuestos que pagan en el país. De hecho, es un préstamo a fondo perdido. Pero, ¡cuándo no!, se trata de poner en la picota al gobierno del presidente Evo Morales. Las pequeñas pérdidas que tengan ahora, según sus expectativas, les serán retribuidas generosamente cuando lo derroquen. Ya lo intentaron con Rozsá y habrá que deducir que no han abandonado la idea. Miran expectantes lo que ocurre en Honduras. Basta leer a un conocido comentarista que se regocija con los descuidos de Zelaya.
Volvamos al efecto que tiene la suspensión del ATPDEA. Una agencia informativa sostiene que, sólo en La Paz, están afectadas por esta medida entre 5 y 7 mil empresas. A menos que se cuente como empresa una cortadora manual de tela y dos máquinas de coser, es imposible alcanzar ese número. Porque sólo la industria textil sentirá las consecuencias. Muebles, artículos de cuero, joyas y otros productos, seguirán teniendo el mismo mercado, en las mismas condiciones, por el tratado SGP (Sistema Generalizado de Preferencias). La amplia nota de un periódico local sobre este tema, está ilustrada con la fotografía de una mueblería. Una mentira que echa por tierra todos los argumentos, como el de la Cámara de Comercio cruceña que calcula una pérdida del 60% de las exportaciones bolivianas a Estados Unidos hasta fin de año.
En realidad, la disminución en nuestras exportaciones textiles a Estados Unidos es de un 35%. Habrá que agregar que, el Perú, que no sólo tiene el ATPDEA sino que ha suscrito un TLC con USA, debió disminuir un 30% sus exportaciones a esa misma nación. Lo cierto es que, por la crisis mundial, Estados Unidos de Norteamérica, ha restringido sus importaciones en 3 mil millones de dólares.
Si en todo esto hay un atentado, es el de empresarios, medios de comunicación y políticos de derecha, contra el pueblo de Bolivia y su gobierno. Hay un parecido muy cercano a lo que ocurre en Honduras. ¡Qué lástima que haya dirigentes obreros que se presten a este juego!