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Autonomía y Brankoautonomía

Fuentes: ALAI AMLATIN

Las cartas parecen estar echadas sobre la mesa. Una parte importante de Santa Cruz está comprometida con la lucha autonómica de aquel departamento y se hace previsible que el próximo 4 de mayo se cumplirá -mal o bien – el referéndum convocado por el Comité Cívico Cruceño. Ya no es tan urgente saber si se […]

Las cartas parecen estar echadas sobre la mesa. Una parte importante de Santa Cruz está comprometida con la lucha autonómica de aquel departamento y se hace previsible que el próximo 4 de mayo se cumplirá -mal o bien – el referéndum convocado por el Comité Cívico Cruceño.

Ya no es tan urgente saber si se realizará o no el referéndum, sino saber ¿en qué condiciones políticas, sociales y morales, llegará el departamento de Santa Cruz a esta fecha que para el gobierno es fatídica?

¿Llegará Santa Cruz unida a esta consulta? ¿Habrá deserciones en el camino? ¿Todos votarán por el SI o habrá la sorpresa del voto por el NO?

Por ahora la conducción proautonomista está manejando bien una ofensiva mediática por la cual se muestra que por lo menos el 80 % de Santa Cruz está con la autonomía, tal y cual lo plantean Branko Marinkovic, Rubén Costas y Juan Carlos Urenda.

¿Será cierto que toda la población cruceña piensa como Branko y tiene conciencia de lo que puede ocurrir después del 4 de mayo?

Ahí empieza el problema. Si Ud se va a Santa Cruz y sólo conversa con 6 cruceños de diferentes sectores sociales, encuentra que 2 están muy convencidos de la lucha autonómica al estilo de Branko Marinkovic . Otros 2 apoyan con mediana intensidad esa lucha y los restantes 2 no saber qué decir o directamente no están de acuerdo con la lucha autonómica a lo Branko. Si uno deja de lado la avalancha mediática cruceña y se mete en la Santa Cruz real, por la Avenida Grigota o el mercado La Ramada con esa humedad apabullante y escuchando el «puej» de estos nuestros hermanos, se lleva sorpresas.

Santa Cruz no está monolíticamente unida y más bien se la ve dividida entre los autonomistas a lo Branko que son duros, sórdidos e irreductibles y los otros autonomistas que abrazan de buena fe la demanda autonómica, pero que no saben lo que clandestinamente coordinan Branko y una embajada.

Branko, el embajador y sus aliados duros no se están jugando pigricias. Digamos que unos miles de dólares por aquí y otros miles de dólares por allá. Quieren ayudar a una estrategia política que busca constituir en suelo cruceño un enclave político y militar destinado a frenar los nuevos procesos políticos y sociales de América Latina. Se dejaron seducir por esos planes, sobre todo por los intereses que se puede preservar, si eso funciona.

Mientras esa estrategia está en la cabeza de Branko, el pueblo cruceño duerme cándido el sueño de los justos. Juan Melgar o la señora Asunta Parada confían en la buena fe de sus dirigentes y creen que la lucha autonómica del Comité Cívico Pro Santa Cruz sólo busca el desarrollo de Santa Cruz. Inocencia elevada a la quinta potencia, porque el desarrollo y las mejores oportunidades de vida y trabajo para los cruceños ya están superabundamente garantizadas. Lo que pasa es que Branko y sus más estrechos aliados «se la están haciendo al pueblo cruceño». Los están engañando, o como diría Carlos Valverde «les están metiendo la yuca».

Así de claro, porque una cosa son los buenos propósitos del pueblo cruceño que aporta al proyecto para buscar mejores días para Santa Cruz y otra cosa muy diferente la estrategia de Branko Marinkovic, que con su radicalización busca preservar para sus amigos terratenientes el poder que hasta hoy tienen sobre las tierras de Santa Cruz.

En definitiva una cosa es lo que busca Branko y otra la buena fe de los sectores que en Santa Cruz apoyan la lucha autonómica. Una cosa es la Brankoautonomía y otra la autonomía de verdad.