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Distintos sectores cuestionan los índices económicos y sociales que se difundieron como cierre exitoso de 2006

¡Ay, benditos índices!

Fuentes: Red Eco Alternativo

El índice de inflación, los datos de la pobreza e indigencia, y el supuesto descenso de la brecha entre ricos y pobres, son tres ejemplos que muestran cómo se puede manipular la realidad a través de la confección de los índices. Veamos. ¿Qué pasa si los índices oficiales dicen que la brecha entre el 10 […]

El índice de inflación, los datos de la pobreza e indigencia, y el supuesto descenso de la brecha entre ricos y pobres, son tres ejemplos que muestran cómo se puede manipular la realidad a través de la confección de los índices. Veamos.

¿Qué pasa si los índices oficiales dicen que la brecha entre el 10 por ciento más pobre y el 10 por ciento más rico de la población bajó de 42 a 35 veces, comparando el tercer trimestre de 2006 con el del 2005?

Con este dato, las proyecciones que dio a conocer el BBVA Banco Francés -en cuanto a que Argentina es el segundo país que más creció en términos económicos durante el 2006- podrían leerse como que el crecimiento «derramó» hacia los pobres más que hacia los ricos.

Sin embargo en febrero del año pasado los mismos índices oficiales, difundidos por el mismo organismo que los elabora -el Indec- decían que la brecha entre ricos y pobres era 30 veces y no 42, dato que se toma ahora para mejorar la comparación entre los dos años.

Faltaría agregar que esa distancia viene creciendo porque en la década del 70 fue de 8 veces, en los años 90 llegó a 15 y a fines de la década pasada era 25.

¿Y que pasaría si, también según dicen los índices oficiales, se informa que los pobres en Argentina llegan a 12,24 millones y los indigentes a 4,36 millones, pero un estudio de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) aclara que estos números se elaboran con datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de 1985/86?

Si en lugar de tomarse los datos de la EPH de hace 20 años se utilizaran los últimos disponibles de 1996/97, quedarían censados como pobres 15,42 millones de personas y como indigentes 5,61 millones.

Pero además ese mismo trabajo de la central sindical muestra que el 55,6 por ciento de los chicos menores de 18 años son pobres, y no el 46,2 por ciento que reconoce el Indec.

Mientras que los índices del Indec relevan 31,4 % de pobres y 11,2 % de indigentes, en 17 de las 23 provincias argentinas, más del 50 por ciento vive en hogares pobres. La provincia más pobre es el Chaco, con un 59,1 por ciento de su población debajo de la línea de pobreza y al 36,1 por ciento bajo la de indigencia.

Finalmente, ¿qué sucedería si a la alegría del gobierno por haber terminado el 2006 con una inflación menor a los dos dígitos -para ser más precisos el 9,8%-  las asociaciones de consumidores le responden con un fuerte cuestionamiento al Indec por incluir en la medición precios irrelevantes para los consumidores?

Tomemos dos ejemplos. El Centro de Educación al Consumidor (CEC) y la Asociación Defensora de Consumidores y Usuarios de la Argentina (ADECUA), informaron que este índice incluye elementos como: viajes a Europa, castración de animales, un crucero por el Caribe o una alianza de oro y deja de lado otros que afectan directamente al bolsillo de los consumidores.

Para el CEC, la inflación de 2006 «se ubicó entre el 16 y el 18 por ciento y dentro de ella lo que más aumentó fueron los alimentos y las bebidas (20 %), pese a los acuerdos de precios».

Agreguemos que según informó la Unión Argentina de Inquilinos (UAI), que también cuestionó los datos de la inflación anunciados por el Gobierno, los alquileres subieron 13,8 por ciento y las expensas 16,1 por ciento.

«No entiendo cómo llegó el Gobierno al 9,8 por ciento del promedio», se preguntó el titular de la entidad, Radamés Marini. Quédese tranquilo. Nosotros tampoco.