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Beni: economía política y elección del gobernador

Fuentes: Rebelión

El despliegue del actual proceso de cambio en Bolivia, cuyo hito fue la promulgación de la Constitución Política del Estado Plurinacional vigente desde febrero de 2009, es resultado de la larga lucha de resistencia anti-colonial de los pueblos indígena originarios y anti- capitalista, cuando estos, al influjo de la acumulación de capital a escala global […]


El despliegue del actual proceso de cambio en Bolivia, cuyo hito fue la promulgación de la Constitución Política del Estado Plurinacional vigente desde febrero de 2009, es resultado de la larga lucha de resistencia anti-colonial de los pueblos indígena originarios y anti- capitalista, cuando estos, al influjo de la acumulación de capital a escala global devienen en clases explotadas y subsumidas en la formación social republicana, abigarrada.

 

Lo abigarrado, se conceptualiza en el sentido de Zabaleta, con diferentes modos o formas de producir-distribuir, de intercambio y consumo; de apropiación del excedente, e incluso del control propietario directo, o mediado de la tierra-territorio y los medios de producción en general. Todo ello en confluencia y coexistencia entre las diferentes formas de organización económica, donde lo abigarrado incluye el complemento, de hecho al influjo ganancioso del capital internacional, subsidiado en lo interno por el dominio económico, socio-cultural, político y propietario de una oligarquía señorial, y la burguesía «nacional» [1] , funcionales a lo colonial-imperialista.

 

Esa sociedad abigarrada se manifiesta también en el Beni cuando el autoproclamado «frente de unidad regional» participante en la última elección para la gobernación local, expresa a las castas-clases dominantes, crónicamente incapaces aunque si funcionales y acomodaticias con el poder tradicional, de priorizar históricamente lo nacional – regional, defendiéndolo de la imposición colonial – imperialista. Mucho menos dejarán de explotar al límite a la fuerza de trabajo local, depredar – exportar los recursos naturales y en general, producir mercancías pero sin ampliar y diversificar con carácter soberano y en función a las necesidades sociales, el aparato productivo y el mercado interno.

 

Por ello la lucha resistente y el avance político de los pueblos-clases populares para forjar y realizar consecuentemente un proyecto nacional – soberano con «aptitudes hegemónicas en lo interno y potencialidades para redefinir la inserción internacional…en lo externo», [2] tiene un sentido histórico genuinamente revolucionario a condición de que su dinámica en el tiempo y espacio societal, constituya la sociedad cualitativa y sustantivamente distinta al capitalismo.

 

Esa temática continúa siendo la asignatura pendiente, especialmente en el Beni luego del resultado electoral y en éste sentido, puede asumirse nuestra Constitución como un programa de transición que delinea y perfila al proceso de cambio, proyectándolo a su horizonte estratégico. Ahora bien, el proceso reclama consultas electorales periódicas con alcance nacional o regional, como es el caso de la reciente elección para gobernación en el Beni, donde aún no se expresa la correlación de fuerzas para coincidir en la transición en curso del proceso nacional y mucho menos, hacerlo compatible con la estrategia en pro del vivir bien o del socialismo comunitario.

 

Días atrás, aunque se debatía no precisamente en torno a la elección de gobernador en el Beni, [3] se puso en consideración el carácter transicional de nuestra CPE. Se plantearon distintas posiciones al respecto.

Una que negaba ese carácter, ya que no deben transigirse los principios ético-morales de la sociedad, que asume y promueve el Estado, a saber: ama qhilla, ama llulla, ama suwa, suma qamaña (vivir bien), ni tampoco los valores que lo sostienen; destacamos entre ellos también del artículo 8° en el texto constitucional: igualdad, inclusión, reciprocidad,…. complementariedad, justicia social…re-distribución de los productos, para vivir bien.

 

Es cierto, esos principios y valores en la lucha revolucionaria, en el proceso de cambio, o el taki [4] en sí, no se transigen sino que se acentúan más si el sujeto revolucionario, social e individualmente entendido, debe desarrollar conciencia y acentuar su praxis generando las condiciones materiales, político-ideológicas, culturales y organizativas, entre otras, para realizar y forjar plenamente lo social-comunitario, el vivir bien.

 

La otra posición puede hallarse en los invocados, a veces antojadiza e hipócritamente, por la reacción y el conservadurismo como «libertad», que en trilogía burguesa con «igualdad» y «fraternidad», nunca, en el viejo estado republicano con un poder sólo formal y una presencia aparente, apenas tenue, particularmente en regiones y en sociedades locales como las de tierras bajas, se pudo o quiso asumir.

 

Lo propio podría suceder con la economía plural si se la invocase castrada del potencial revolucionario y entregada al capitalismo transnacional, globalizador, que hoy subsume a la producción – distribución, al intercambio e incluso al consumo con una dimensión planetaria, o se retorna a la falsa democracia republicana anterior, supuestamente representativa, con un gobierno elegido por la mayoría y su mero ritualismo electorero.

 

Aunque por cierto toda elección como consulta popular, al igual que el control social orgánica y operativamente efectivo, son parte y medios del ejercicio de la democracia participativa e integral, y llegan mucho más lejos que el falso dilema planteado por medios de comunicación, analistas y políticos de derecha en el caso de la elección de gobernador del Beni, dominante incluso sobre las posiciones demócrata-reformistas, [5] radical y ultra-reaccionaria.

 

Allí supuestamente se habría jugado, transfiriendo mecánica y dicotómicamente desde el territorio social beniano particular a toda la nación, la consolidación y proyección del MAS en el 2014, o, el inicio de la recuperación del poder por los sectores sociales tradicionales. Ello nada menos que, con un ausentismo de 30% de la población votante, [6] la propuesta de cambio y el despliegue del proceso vanguardizado por el MAS, con el 44% de respaldo popular, cuando en la consulta electoral del 2002 en el mismo Beni, éste partido fue sólo una alternativa marginal y, con el frente de derecha logrando 52% de aceptación.

 

Tales resultados reflejan un proceso de acumulación de fuerzas capaz de construir la posibilidad de disputa por la hegemonía del proceso social, económico, político y cultural en el Beni. Muestran, más allá de supuestas fallas y de anécdotas circunstanciales en la etapa pre-electoral, [7] el avance del bloque social-revolucionario que enfrenta y enfrentaría con mayor intensidad si se profundiza la vocación de cambio del proceso, a una derecha radicalizada y posicionada en franca reacción, en un escenario polarizado y muy distinto al esperado por reformistas que imaginan a Bolivia compuesta mayormente por «clases medias», con una «alternancia democrática» en el poder, de la «centro derecha» (el «frente de unidad» en el Beni, como ejemplo) y la «centro izquierda» (MSM y UN).

 

No obstante, lo acaecido en Beni clarifica la realidad. Aún la oligarquía mantiene poder apoyada en sectores socio-urbanos medios, con prejuicios racial – coloniales y culturales, alertas a lo que real o supuestamente pierden por el avance del proceso de cambio, ejerciendo una resistencia férrea, a momentos de zapa y boicot o en otros, con una abierta reacción ofensiva.

 

Así tampoco vale confundirse ni entrabarse demasiado en el electoralismo, aunque las elecciones son en sí un fenómeno de masas que también deben disputarse de la mejor manera. El desafío es la emancipación social, el vivir bien y el socialismo comunitario, algo solo a lograr en condiciones de consenso social mayoritario.

 



[1] Entre comillas por su incapacidad histórica de expresar un proyecto verdaderamente nacional. 

[2] El Poder Dual; René Zabaleta Mercado. Editorial Los Amigos del Libro, 3ra. Edición – 1987, página 13.

[3] En una de las últimas reuniones en La Paz de la «Escuela Nacional de Formación Política: Construyendo el Cambio Revolucionario hacia el Socialismo Comunitario».

[4] El «camino», que por cierto no es lineal. Se lo hace al andar enfrentando siempre el riesgo de que se desvié y termine en mediocre reforma, castrada de contenido revolucionario y enredada nuevamente en el capitalismo siempre atrasado y dependiente de intereses extranjeros.

[5] UN, MSM y Pedro Nuni que pretendieron representar particularmente a los indígenas aunque éste obtuvo algo más del 2% del voto departamental y el MAS ganó mayoritaria y contundentemente en las comunidades del TIPNIS.

[6] Explicable principalmente por la migración laboral y temporal de los recolectores de la castaña al norte, es decir desde la provincia Vaca Diez al departamento de Pando, en tanto, el candidato Lens residía en Riberalta, la capital fabril más importante no sólo de Beni, sino de todo el noreste boliviano.

[7] La idoneidad o no de la candidata, que participaron los dirigentes del MAS en exceso u otros no participaron, que fracciones de la derecha se plegaron al frente popular desprestigiándolo, etc.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.