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Bien por el cobre

Fuentes: Editorial de

  Hoy Coro Coro (departamento de La Paz) comenzará a producir cobre. No mineral de cobre, extraído de estas generosas tierras y enviado tal cual a fundiciones extranjeras, donde enriquece a otros, como lo hace el gas de petróleo, como lo hizo durante décadas el estaño y como también sucedió con la plata del ahora […]

 

Hoy Coro Coro (departamento de La Paz) comenzará a producir cobre. No mineral de cobre, extraído de estas generosas tierras y enviado tal cual a fundiciones extranjeras, donde enriquece a otros, como lo hace el gas de petróleo, como lo hizo durante décadas el estaño y como también sucedió con la plata del ahora vetusto Cerro Rico de un Potosí que sobrevive en su pobreza después de que de sus entrañas arrebataran la riqueza que impulsó la revolución industrial europea y cambió el destino mismo del planeta.

Hoy, Coro Coro comenzará a producir cobre metálico, procesado, electrolítico, de alta pureza. Hoy, en Coro Coro Bolivia avanza en la metalurgia que tanto anheló (y anhela aún) para sus recursos mineros, a fin de que pasen de ser recurso a ser riqueza, pero para los bolivianos.

Algunas personas no percibirán la trascendencia de la noticia, que básicamente dice eso: Coro coro comenzará a producir cobre metálico, utilizando sus colas y desmontes.

Porque pocos, relativamente, se interesan por las colas y desmontes, que son esos descartes de mineral (verdaderos cerros artificiales), donde se amontona el mineral de baja ley, ese que no tenía rentabilidad porque la tecnología minera y metalúrgica no estaba depurada.

Hoy esa que fue baja ley es rentable y por eso las colas y desmontes mineros son riqueza amontonada, esperando ser procesada. Y las de Coro Coro tendrán, desde hoy, ese destino, y no serán dilapidadas como las colas y desmontes del estaño de Siglo XX, regaladas por el entonces presidente Barrientos a la IMPC, una transnacional.

Por eso la de hoy, para muchos, es una gran noticia. Una noticia que hubiéramos querido festejar pero que no se llegó a dar nunca completamente para el estaño. A pesar de los clamores de Sergio Almaraz y del torpedeado proyecto de la fundición en Vinto.

No será mucho, pero es y será muy significativo: 3.500 toneladas anuales de cobre, a poco más de 3 dólares la libra fina, son más de 10 millones de dólares, pero una vez iniciado, el crecimiento de la economía minera con valor agregado puede ser exponencial.
Y cuando celebramos que eso esté sucediendo, mientras aún podemos verlo quienes nos frustramos con el aprovechamiento pleno del estaño, no perdemos de vista que está pendiente el gas, cuya industrialización, por ahora, no es sino una promesa repetitiva de los candidatos a ser elegidos gobernantes.

Tampoco estamos pasando por alto el hierro, a pesar de que la siderúrgica, que era un razonable anhelo, está pasando aceleradamente del ámbito de la macroeconomía al de la justicia penal.

Y no por último es menos importante el litio, que pasado mañana será nada menos que materia de un congreso mundial, realizado en Bolivia, además.

Se ha avanzado, poco y a tropezones, pero se ha avanzado. Producir desde hoy cobre y desde hace unos días carbonato de litio (así este último sea en volúmenes experimentales mínimos) demuestra que se puede. Hay con qué.

Pero no basta demostrar que se puede, hay que demostrar que se lo puede hacer bien. En el caso del litio consolidado un modelo empresarial moderno, corporativo, autofinanciado (porque también se puede) eficiente, para que no se repitan con el litio las amargas historias de la plata, el estaño y los hidrocarburos.