Hasta el momento, Bitcoin ha causado tanto entusiasmo como desconfianza alrededor del mundo. Mientras que al día de hoy muchos países lo adoptan con cada vez más frecuencia, lo cierto es que en otros su situación es la contraria, de modo que se encuentra prohibido. Ecuador y Bolivia son ejemplos de prohibición absoluta, mientras que […]
Hasta el momento, Bitcoin ha causado tanto entusiasmo como desconfianza alrededor del mundo. Mientras que al día de hoy muchos países lo adoptan con cada vez más frecuencia, lo cierto es que en otros su situación es la contraria, de modo que se encuentra prohibido. Ecuador y Bolivia son ejemplos de prohibición absoluta, mientras que otros como Canadá prefieren mantenerlo regulado.
Islandia es una historia particular respecto al tema. Hasta el momento, ha entrado entre los países que han prohibido la moneda digital, pues su compra puede violar la Ley de Divisas Islandesa. Por otro lado, durante el 2014, mismo año en que este anuncio fue hecho, nació y se distribuyó la AuroraCoin, una criptomoneda nacional muy criticada por los partidos en el poder, pero que en realidad no tuvieron la potestad para hacerla ilegal.
A pesar de que esta criptomoneda fue creada como una alternativa a las fuertes restricciones presentadas por la corona islandesa y se distribuyó de forma gratuita, no consiguió el éxito esperado puesto que los ciudadanos no estaban seguros de su propósito o de cómo podían utilizarla. Pero esta desinformación, sumada a la distancia tomada por el gobierno hacia Bitcoin, puede estar a punto de llegar a su fin.
Este sábado se celebraron en Islandia unas nuevas elecciones parlamentarias en medio de una erosionada situación política. Tras la grave crisis económica de 2008, los ciudadanos perdieron la confianza en los entonces gobernantes de la centro-derecha, el Partido Independencia, por lo que se formó un nuevo gobierno de izquierda. Pasados los años, los islandeses retornaron sus votos hacia los partidos más conservadores, pero este año sus grandes líderes se vieron envueltos en el escándalo de los Panama Papers, que les revelaba cuentas ocultas en paraísos fiscales.
Tal es el contexto de estas nuevas elecciones, en las que un nuevo partido político, además de los más populares, pareció llevar la delantera desde las encuestas gracias al descontento social: el Partido Pirata, liderado por la poetisa y activista de WikiLeaks Birgitta Jónsdóttir y formado básicamente por anarquistas, hackers, libertarios y, en general, personas anti-sistema.
El Partido Pirata, en realidad, nace en 2006 gracias al emprendedor de informática Rickard Falkvinge, en Suecia. Desde entonces ha sido importado hacia otros países con mayor o menor éxito, pero con promesas muy similares: defensa de los derechos civiles, democracia directa, reformas de copyright, acceso libre al conocimiento y, en resumen, descentralización del poder.
Algo que sin duda recuerda a Bitcoin, y, de hecho, una de las promesas del Partido Pirata Islandés, que ha asegurado que enfrentará la corrupción de los líderes de gobierno, examinará la petición de asilo de Edward Snowden y, por supuesto, flexibilizará las actuales restricciones hacia la moneda digital en Islandia.
Esta es una buena noticia para los entusiastas de Bitcoin en esta parte del mundo, pues el Partido Pirata acaba de ganar un 14,5% de los votos del total escrutado. A pesar de que una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales de la Universidad de Islandia indicó antes de las elecciones que uno de cada cinco ciudadanos votaría por el Partido Pirata, lo que lo ponía en primer lugar frente a los otros; la cifra obtenida no está nada mal, puesto que esta es la primera vez que un Partido Pirata, en cualquier lugar del mundo, tiene la oportunidad de formar parte de una coalición de gobierno nacional.
Esto quiere decir que en el Parlamento islandés no hay suficiente mayoría por parte de ningún partido para poder gobernar, por lo que el nuevo gobierno estará conformado tanto por el Partido Independencia y el Movimiento Izquierda Verde (con 29,1% y el 15,8% de los votos, respectivamente), como por la facción que ha prometido la descentralización del poder y la entrada de Bitcoin al país.
Este partido parece ser el abanderado de la moneda digital y del ideal presentado por Satoshi Nakamoto. Islandia no es el único país que ha experimentado disconformidad hacia el poder, y el gran escándalo del 2013 provocado por las revelaciones de Edward Snowden sobre un programa de espionaje global por parte de Estados Unidos provocó que esta desconfianza se avivara.
Nuevas formas de gobierno parecen estar siendo requeridas, y aunque a pasos lentos, el Partido Pirata va tomando un lugar cada vez más importante como alternativa, mientras que uno de sus grandes aliados es Bitcoin. Sólo nos resta ver su evolución en los próximos años.
Fuente: https://criptonoticias.com/sucesos/bitcoin-islandia-politica-partido-pirata/#axzz4OkFO6p4a