Casi tres millones de hogares no cubren con sus ingresos la Canasta Básica Total (CBT), que según datos del Indec, ascendía en diciembre a 900 pesos. Estamos hablando de ocho millones de personas, dentro de los cuales un 10 por ciento es considerada indigente porque sus ingresos – entre 5 y 400 pesos – apenas […]
Casi tres millones de hogares no cubren con sus ingresos la Canasta Básica Total (CBT), que según datos del Indec, ascendía en diciembre a 900 pesos. Estamos hablando de ocho millones de personas, dentro de los cuales un 10 por ciento es considerada indigente porque sus ingresos – entre 5 y 400 pesos – apenas alcanzan para la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de 415 pesos.
La valoración que oficialmente se le coloca a estas «canastas» (2,5 dólares diarios para cuatro personas en el caso de la CBT y 1,25 para la CBA) contrasta con los estudios realizados por la Central de Trabajadores Argentinos que estima en 2.000 pesos lo que necesita una familia tipo para cubrir las necesidades mensuales totales.
Estos datos se relacionan con el tema de la evolución de los salarios que, según el Ministerio de Economía, fue «claramente favorable» si se los compara con la inflación y con la evolución de la CBT. Sin embargo para analizar si realmente el salario ha recuperado su capacidad adquisitiva es necesario medir dicha evolución desde el pico de la crisis de diciembre de 2001.
Ahí tendríamos que el trabajo registrado aumento un 123% mientras que la inflación en el mismo período fue del 90%. Esta recuperación no se da en el caso del trabajo en negro, situación en que se encuentran 4 de cada 10 trabajadores. Para ellos la recomposición salarial alcanzó un 58%, quedando lejos de la inflación del período. De igual manera sucede en el caso de los trabajadores estatales que solo vieron incrementar sus haberes en un 44%. O sea, que en promedio la recuperación salarial desde la crisis fue del 86%, cuatro punto por debajo de la inflación acumulada en el mismo período.
Los trabajadores en negro (4,7 millones de trabajadores que representan un 43% de la masa laboral) tienen solo el 81,5% del poder de compra que poseían a fines del en el 2001 y los empleados públicos el 75,5%.
Recordemos que dentro de los considerados como «ocupados» existen alrededor de 1,2 millones de personas que permanecen viviendo de los planes sociales, parte de los cuales tienen contratos que no superan los 600 pesos.
Veamos ahora los datos «macros» con que cerró el 2006. La recaudación de impuestos fue récord. Con más de 150.008 millones de pesos (23% PBI), constituyó la máxima marca de la historia económica del país. Las reservas del Banco Central llegaron a los 32.000 millones de dólares, el crecimiento económico fue del 9 por ciento y la producción industrial creció alrededor del 10.
Detengámonos en este último punto, el del crecimiento empresarial. Datos de octubre del 2006 dieron cuenta que las 500 empresas más grandes del país ganaron 38 mil millones de pesos durante 2005. Si consideramos el crecimiento habido durante el 2006 y que 81 por ciento de las 100 empresas más grandes encuestadas prevé aumentos en la producción durante este nuevo año, entenderemos hacia donde se consolida el modelo.
Agreguemos a esto que 200 de esas empresas concentran el 85 de las ganancias, solo un tercio son de capital nacional y las de capital extranjero duplican a las argentinas. Los negocios más rentables son: minería (que exportó en el 2006 un 70 por ciento que el año anterior), industria manufacturera, electricidad, gas y agua, construcción, comercio, transporte y comunicaciones.
Estas empresas, si bien concentran un tercio de la producción y tres cuartas partes de las exportaciones, sólo emplean apenas al 4 por ciento de la fuerza laboral.