Si Evo Morales anuncia la modificación del proyecto de Constitución del MAS, relativo al reconocimiento de 36 naciones indígenas, habrá recuperado un importante porcentaje de las capas medias, con lo que ganará sin problemas el referéndum revocatorio del 10 de agosto venidero. Lo anterior no disminuirá la importancia de este gobierno en su lucha contra […]
Si Evo Morales anuncia la modificación del proyecto de Constitución del MAS, relativo al reconocimiento de 36 naciones indígenas, habrá recuperado un importante porcentaje de las capas medias, con lo que ganará sin problemas el referéndum revocatorio del 10 de agosto venidero. Lo anterior no disminuirá la importancia de este gobierno en su lucha contra la intolerable exclusión social y el rescate de espacios de soberanía nacional en materia de recursos naturales.
El escindido equipo gubernamental, entre defensores de lo indo-mestizo, que respaldan la unidad nacional, y los indigenistas que, financiados por ONG, han entregado a los separatistas de Santa Cruz las armas que necesitan para culminar la atomización del país, se encuentra, en consecuencia, ante definiciones históricas. Nunca será suficiente insistir en que separatistas e indigenistas a ultranza tienen el mismo amo: El Nuevo Orden Mundial, es decir el imperialismo.
Evo dice que ama a la Patria, lo cual es antagónico al indigenismo fundamentalista y al separatismo, que están impidiendo la consolidación del Estado nacional y que han resquebrajado el tejido social, han exacerbado los antagonismos étnicos y regionales, han liquidado las instituciones republicanas, en lugar de mejorarlas, han debilitado la soberanía nacional y han socavado las bases del proceso democrático, en lugar de profundizarlo.
La tarea esencial del gobernante, en un país como el nuestro, es fortalecer lo que nos une y marginar lo que nos divide. Algo se ha logrado al respecto al otorgar, por ejemplo, un porcentaje de plazas en el Colegio Militar a bachilleres indígenas bien preparados. Falta ahora aplicar esta política en la Academia Diplomática, Normales y Universidades públicas y privadas y todo tipo de centros educativos.
Los textos de enseñanza deben combinar el amor a Bolivia, con el respeto y cariño a los pueblos originarios, así como a las autonomías regionales legítimas, identificadas con la bolivianidad. Se requiere que la nueva Constitución tome en cuenta, de manera equilibrada, la diversidad de creencias religiosas, conocimientos medicinales y de justicia comunitaria que existen en nuestro territorio. De esta manera, pueblos originarios y regiones autonómicas, aunados en la alianza indo-mestiza, contribuirán al desarrollo de nuestro Estado nacional, en la perspectiva de la Unidad bolivariana.
Si bien el evitar el fraccionamiento de Bolivia es el problema crucial, no es el único. El Presidente debería poner fin a la locura que significa el que nuestras reservas monetarias internacionales estén prestadas al 2 % a Bancos de EEUU y Europa, en tanto el país se presta dinero al 8 %, lo cual retrasa la industrialización nacional. El despilfarro ha tocado fondo al saberse que, debido a la depreciación del dólar, el país ha perdido, entre enero y mayo de 2008, alrededor de 300 millones de dólares por prestar dinero a Bancos en cuyas bóvedas se devalúan nuestras reservas.
La campaña de Evo se fortalecería si destituye a los responsables de notorios hechos de corrupción, como ocurre, por ejemplo, en la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC). Finalmente, Evo no puede hablar de «antiimperialismo», si continúa enviando tropas a Haití, donde soldados brasileños, argentinos, chilenos, peruanos, uruguayos y bolivianos, entre otros, hacen el trabajo sucio del imperialismo contra el pueblo haitiano, sobre el que continúan las represalias por haber sido, en 1804, la primera nación de esclavos que conquistó su libertad.