La cátedra universitaria, sobre todo en el ámbito de las ciencias sociales, permite al profesor explayarse en teorías, hipótesis y especulaciones interminables. Total, sólo puede desorientar (o no) a sus alumnos. El gobernante, en cambio, debe mostrar rumbos precisos ya que su diagnóstico y decisiones ocasionarán beneficios o desastres, en momentos de trascendencia histórica, como […]
La cátedra universitaria, sobre todo en el ámbito de las ciencias sociales, permite al profesor explayarse en teorías, hipótesis y especulaciones interminables. Total, sólo puede desorientar (o no) a sus alumnos. El gobernante, en cambio, debe mostrar rumbos precisos ya que su diagnóstico y decisiones ocasionarán beneficios o desastres, en momentos de trascendencia histórica, como los actuales. La reflexión se origina en la respuesta que Álvaro García Linera dio a la siguiente pregunta de «La Prensa» (17-06-07), relacionada con la Asamblea Constituyente: ¿»Cómo se piensa incorporar el tema de las autonomías indígenas en el plano territorial»?
Dice el Vicepresidente: «Ese es el problema. La primera opción es usar la estructura territorial vigente: Varios municipios conforman una provincia y varias de estos los departamentos y varios de estos una región. Ahí no hay ningún problema y uno se ahorra las tensiones por las fronteras. Y la idea es así: Dos o tres municipios de mayoría indígena conforman un territorio indígena, pero hay que ver con qué atribuciones, o varias provincias donde hay mayoría indígena conforman otra territorialidad indígena macro; aparte, si todas las provincias del departamento tienen mayoría indígena y se asumen así, entonces conforman un departamento indígena; y si pedazos de un departamento con pedazos de otro se articulan en una territorialidad más grande, puede haber una región indígena. Ahí no se construye algo paralelo, sino que se sobrepone un tema identitario a un ordenamiento territorial ya existente. Sería la vía más fácil y quizás la que podría generar menos fricciones. Sin embargo, los compañeros de los movimientos sociales proponen que las delimitaciones territoriales no utilicen las existentes, sino la reconstitución de las fronteras territoriales antiguas de los pueblos indígenas. Es interesante pero complicado de aplicar. Y los constituyentes tienen esta discusión en sus manos. Hay argumentos legítimos históricos para ello, pero tengo la impresión de que sería la más difícil».
En coincidencia con ONG de Dinamarca y Suecia, García Linera no ve «ningún problema» en juntar municipios indígenas, para transformarlos en provincias o departamentos indígenas, aunque habrá que establecer, dice, atribuciones y si se asumen como indígenas. Estima que será más fácil despanzurrar departamentos, como forense que intercambia narices, brazos y orejas de nueve cadáveres, a fin de armar nuevos territorios (y 36 naciones, en la propuesta del MAS), con idiomas y control soberano de recursos naturales. No importa que algunas «naciones» tengan 25 habitantes, como la Pacahuara, 31 como la Guarasugwe o 101, como la Moré. Finalmente, cree «complicado pero interesante» rediseñar los territorios precolombinos. En consecuencia, el país puede desaparecer por el fusilamiento, la horca o la silla eléctrica (la cámara de gas no funcionaría por la escasez del energético).
García Linera, quien llama «ignorante» a todo el que discrepa de sus opiniones, plantea sus «soluciones» en un Estado nacional des vertebrado e in constituido, con fuerzas centrífugas que permitieron que un representante de la «Media Luna» y «vocero de la Nación Camba», Carlos Dabdou, presidir el año pasado la primera reunión de «autonomistas de Sudamérica», en Guayaquil (Ecuador).con asistencia de también separatistas de Zulia (Venezuela). En 1961, Jorge Obando planteó la tesis estalinista de Bolivia plurinacional, la que será debatida cuanto más cohesión interna requiere el país para defenderse de acechanzas foráneas. En América Latina la autodeterminación es el derecho a unirnos (Abelardo Ramos), a fin de construir la patria bolivariana, de raíz indomestiza, que consolide nuestra unidad en la diversidad, orgullosa de nuestras culturas ancestrales.
Las forzadas hipótesis del Vicepresidente contrastan con los esfuerzos de Evo Morales, cuyo gobierno representa a los sectores excluidos de la sociedad, por otorgar al concepto de plurinacional, aunque sin rigor académico, un carácter incluyente, dentro del que se sientan representados, recalca, todos los bolivianos (Entrevista en Radio «Patria Nueva», 17-06-07).