Recomiendo:
0

Bolivia: «El Porvenir»

Fuentes: Rebelión

«Porvenir» significa futuro, o suceso del futuro. En la convicción de quienes fundaron este poblado, «El Porvenir» anunciaba un futuro de trabajo y dignidad, de vivir bien, y fue aquí precisamente donde se dio la masacre de las masacres, el genocidio que no es otra cosa que el asesinato selectivo por razones culturales, es el […]

«Porvenir» significa futuro, o suceso del futuro. En la convicción de quienes fundaron este poblado, «El Porvenir» anunciaba un futuro de trabajo y dignidad, de vivir bien, y fue aquí precisamente donde se dio la masacre de las masacres, el genocidio que no es otra cosa que el asesinato selectivo por razones culturales, es el delito de los delitos y ocurrió en «El Porvenir».

La masacre, el genocidio de «El Porvenir» no puede quedar en la impunidad, la ley no puede ser un adorno del Estado de Derecho, el mundo no puede quedar indiferente ante lo ocurrido, es el momento de que los organismos internacionales de una buena vez se pronuncien, seguir el ejemplo de la UNASUR.

Es el momento en que la ONU, la OEA, la Unión Europea, las Cortes de Derechos Humanos Interamericana y Europea, hagan sentir su voz de solidaridad con los muertos y señalar que estos no pueden ser parte de ninguna negociación, sino el crimen cuyos culpables deben estar donde corresponde: La cárcel.

Es tiempo de romper con el uso de la ley en falso, es tiempo de que el Poder Judicial recupere su dignidad y el Ministerio Publico tome acciones efectivas que les encomienda la Constitución y por las cuales se les paga salarios, es tiempo de que el Estado de Derecho sea tal como lo dice la Constitución vigente, sí esa que esta llena de harapos, «Estado Democrático Social de Derecho».

Es tiempo también de que el Poder Ejecutivo y el Legislativo, cumplan los mandatos constitucionales para los que fueron elegidos, y a los que quieran impedirlo, sean sometidos a juicio de responsabilidades y destituidos de sus cargos.

Es tiempo de que la Ley penal sea efectivamente la ley penal, y no un papelito arrugado que mete en la cárcel a los pobres, nunca a los poderosos.

Es tiempo de que ciudadanos y ciudadanas, mayoritarios y mayoritarias de este país, tomemos la palabra y decir ¡¡¡basta,  otro tiempo es el presente y otro será el que se viene!!!

El racismo de hoy, es el mismo de ayer

No podemos pensar que lo ocurrido en «El Porvenir» sea solo un acto de barbarie y criminalidad satánica.

Los hechos, la masacre, el genocidio de dirigentes pertenecientes a la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Pando (FSUTCP), y de los estudiantes de la Normal de Maestros de Filadelfia, expresa nada mas y nada menos que una realidad cotidiana en América Latina: el racismo de estado

Y es que el racismo de Estado es precisamente eso, un racismo que va del Estado hacia los gobernados, particularmente si estos son pobres además de indígenas, si estos no son la gente blanqueada…

Todo esto funciona de modo encubierto no explicito, escondido en eso que los políticos y economistas llaman «políticas publicas», así nacimos a la vida republicana allá por 1825 y así nos vimos hasta el 2005.

El racismo de Estado, es la continuidad del racismo primero: el racismo colonial. Y quienes se privilegian del racismo son los mismos de siempre, los que hacen negocios que engordan sus feudos, sus negocios o sus billeteras. Los asesinatos y genocidios contemporáneos, son los mismos que los sufridos en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX. Solo cambiaron los métodos y los disfraces de los asesinos. Y esto último sigue siendo un debate ausente entre los historiadores, políticos, economistas, juristas y hacedores de políticas publicas en el tiempo presente.

El racismo de Estado, que lo conocimos en el Estado -desde el liberal hasta el neoliberal-, es hoy, un racismo travestido de Autonomías Departamentales y está en las prefecturas de Santa Cruz de la Sierra, Tarija, Pando, Beni y en la Ciudad de Sucre, sus actores principales, traficantes del voto, son los viejos políticos que hasta hace poco fueron ministros y parlamentarios del modelo neoliberal y algunos incluso fueron parte de regímenes dictatoriales de la década de los setenta como es el caso del actual Prefecto de Pando: Leopoldo Fernández.

Por eso, lo que nos ofrecen las autonomías en la versión de estos señores, es mas de lo mismo, el racismo de Estado en tamaño de gobierno departamental.

Los asesinatos que hoy espectamos en la televisión, es algo que sucedía casi «normalmente», en los tiempos en que «ellos» eran dueños del Estado.

Dirigentes asesinados y una prensa silenciosa con esas muertes, era algo que no extrañaba a nadie, no en vano se llama «cacique» a Leopoldo Fernández. Era eso, un cacique dueño de tierras y de vidas. Lo que paso en «El Porvenir» no es de modo alguno un exabrupto delincuencial, es solo la muestra de hasta donde son capaces de ir aquellos que manejaron la cosa pública con impunidad execrable.

No podemos extrañarnos tampoco del cinismo verbal con el cual se presentan estos señores, es normal que el delincuente pretenda inocencia, es normal que el violador acuse a la víctima de haberlo incitado a tal acto criminal. Gonzalo Sánchez de Lozada alega inocencia fue el pueblo que lo impulsó a tomar decisiones demenciales; Jaime Paz Zamora no cometía delitos solo «errores»; Banzer no era dictador, era demócrata en tiempos difíciles; Víctor Paz fue el más grande estadista que hizo con Bolivia lo que le dio la gana, estatismo y des-estatismo, «que pena que el pueblo haya perdido pues esta condenado a ello» reflexionaba él.

Es predecible entonces que Leopoldo Fernández evada su responsabilidad, y que los dirigentes de PODEMOS como Roger Pinto se den a la tarea de agredir, chillar y vituperar a la verdad, es normal que lo hagan, siempre lo hicieron, sus padres y mentores políticos lo hicieron, lo hicieron todos aquellos que de varios modos se ensañaron con el país, para engordar sus billeteras.

Era predecible que Mr. Golberg se mostrara como una blanca palomita, nos echara en cara cuánto de plata pone su gobierno para que nos desarrollemos, era predecible que al ser echado, amenazara al gobierno con consecuencias impredecibles. Era predecible todo eso, y lo hizo y se fue…

El cinismo que hoy por hoy, asquea a cualquier ciudadano medianamente informado, es una conducta típica de las elites políticas en América Latina. No son asesinos, solo defendían la democracia o el IDH. No asaltan instituciones; las «toman pacíficamente».

El cinismo racista, difundido sin piedad por los medios de comunicación empresariales, pone en duda la objetividad y la imparcialidad de la cual, los periodistas se precian y los medios se jactan. El amarillismo y sensacionalismo vende más, cuando más mentirosa es la noticia.

En este escenario, los dóxofos -a los cuales Pierre Bordieu hace referencia con actitud despectiva-, son la muestra más representativa de los estertores neoliberales, los llamados «analistas independientes» son la máscara con la cual el gonismo disfrazó de intelectualidad a sus corifeos comprados por el Banco Mundial, el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo o las agencias de cooperación intergubernamental.

Periodistas, opinologos y uno que otro escribidor de hoy, presentados como «analistas independientes» de los «medios -también- independientes», se encargan de trucar la realidad, manejar imágenes descontextualizadas del relato periodístico, titulares que no reflejan la nota, entrevistas con personas escogidas exclusivamente para esconder la verdad o al menos distorsionarla.

Estos dóxofos  construyen un lenguaje propio para pervertidos, descerebrados e in-civiles, para todos aquellos que quieren ser parte de una guerra de culturas, de una guerra entre cambas y collas, entre urbanos y rurales, entre mineros cooperativistas y estatales, tal como lo pensó Mr. Golbergh y ejecutaron personas pagadas por USAID. Con un imaginario de guerra es fácil contratar sicarios y dejar que hagan por lo que se les paga, los ciudadanos quedan indefensos ante la violencia; los campesinos sus mujeres e hijos quedan muertos…

Ese es el tamaño del racismo autonómico, el tamaño de lo que los Estatutos nos ofrecen y nos ofrecen pateaduras, asesinatos, crimen organizado, terrorismo y muertes anunciadas, tal como en alguna ocasión los describió Eugenio Raúl Zaffaroni.

El futuro

Por la vía contraria «El Porvenir» es también el lugar donde se evidencia la voluntad de construir dignidad a mano y sin permiso, las muertes del lugar son las libertades que hoy lograron despertar a la comunidad internacional, de que Bolivia no esta sola, de que es posible decirle NO a Mr. Bush, de que es posible decir basta a las políticas de saqueo e impunidad del imperio norteamericano.

Bolivia se descoloniza, un embajador norteamericano es echado, América Latina se rebela, Europa se alborota, los indígenas del mundo y los proletarios del siglo XXI -esos que Marx no tuvo el tiempo de conocer-, se preguntan con impaciencia ¿qué más se viene?

En Bolivia, se tiene una respuesta: la decisión esta en las urnas, no en las armas…