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Bolivia en Haití: la sinrazón

Fuentes: Rebelión

El gobierno de Evo Morales heredó las «misiones humanitarias» del Ejército boliviano, en Congo (la Monuc) y Haití (la Minustah). En reiteradas ocasionales y a través de diversos compañeros, se prometió el abandono de esas tareas mal llamadas humanitarias de los cascos azules. Por lo que esconden de neocolonialismo y tapadera de oscuros intereses de […]

El gobierno de Evo Morales heredó las «misiones humanitarias» del Ejército boliviano, en Congo (la Monuc) y Haití (la Minustah). En reiteradas ocasionales y a través de diversos compañeros, se prometió el abandono de esas tareas mal llamadas humanitarias de los cascos azules. Por lo que esconden de neocolonialismo y tapadera de oscuros intereses de las potencias occidentales, tanto en Congo como en Haití.

En este último país, que ayudó al Libertador Bolívar y fue el primero que abolió heroicamente la esclavitud (esa que seguimos padeciendo vergonzosamente en el Chaco) el pueblo, cansado de la miseria, se ha levantando para protestar contra el alza de los precios de la canasta familiar, en especial del imprescindible arroz. Para reprimir, matar y defender al gobernante de turno neoliberal han dicho presentes los cascos azules, entre ellos militares bolivianos, en concreto 285 efectivos de la Compañía de Infantería Mecanizada «Cascos Azules Bolivia III» que incluye a un cuerpo especial, una unidad de vehículos blindados así como también a cuatro miembros del personal oficial de la Minustah. Por cierto, las malas lenguas dicen que el Ejército boliviano se llevó material bélico a Haití destinado a Defensa Civil y la lucha contra los desastres naturales en el país.

Los bolivianos «pacificadores» también apoyan a la Policía Nacional de Haití (HNP) y vigilan la cárcel central de la capital. La misión haitiana está comandada por Brasil (¿qué demonios le pasa a Lula?) pero participan países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Argentina, Chile, Uruguay, Croacia, Ecuador, España, Guatemala, Jordania, Malasia, Guatemala, Filipinas, Perú, Sri Lanka, Marruecos y Nepal, entre otros. Da la impresión que a los gobiernos progresistas y de centro izquierda de nuestro continente (Ecuador, Bolivia, Argentina…) los han mamado. O se dejan mamar que es peor.

¿No es totalmente incoherente el discurso del MAS con las acciones de sus militares en Haití, el país más pobre de América Latina? ¿Porqué no se cumple con lo prometido electoralmente? ¿Qué hacemos en la antigua isla de Santo Domingo legitimando invasiones? ¿Alguien se cree las palabras del general Trigo que dijo hace una semana que están en Haití para mantener la paz después de la muerte de cinco manifestantes en los barrios pobres de Puerto Príncipe? ¿Con qué cara nos vamos a oponer a una llegada de cascos azules a Bolivia si el país se va «pal carajo»? ¿Qué hacen las fuerza armadas de Evo matando gente al lado de los gringos como si Goni siguiera gobernando y mandando matar en las calles? ¿y qué estaban pensando los honorables congresistas autorizando en diciembre pasado un nuevo relevo de la misión?

Y pensando mal: ¿la presencia en Haití obedece a intereses crematísticos de las Fuerzas Armadas? ¿tiene que callar y mirar para otro lado el gobierno a cambio del apoyo militar al proceso de cambios ante los desafíos de la oposición neoliberal regional? ¿tiene Evo las manos atadas en este tema? ¿no era que este gobierno popular atacaba y era atacado por intentar acabar con los intereses y privilegios de unos pocos? ¿Incluía esta política a los milicos o no? ¿Alguien puede aclarar este quilombo homenaje estúpido y contradictorio a la sin razón? ¿Puede ganar Evo el Nobel de la paz con semejantes actitudes? De una vez, salgamos de Haití y Congo, pues.