El mismo día que se hacen públicos documentos clasificados del Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que dejan aun más clara la implicación de este país en el golpe de Estado que derrocó al presidente Allende en Chile, Evo Morales denuncia la injerencia de los EEUU en Bolivia y expulsa al embajador estadounidense […]
El mismo día que se hacen públicos documentos clasificados del Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que dejan aun más clara la implicación de este país en el golpe de Estado que derrocó al presidente Allende en Chile, Evo Morales denuncia la injerencia de los EEUU en Bolivia y expulsa al embajador estadounidense por conspirar contra la democracia boliviana. Algunos medios de comunicación nos explicarán quizás la situación como aquella de un gobierno populista y autoritario que busca limitar la libertad de opinión e, injustificadamente, impedir contactos entre EEUU y líderes políticos de la oposición democráticamente elegidos en las regiones del oriente. Pero afirmar ésto implicaría vendarse irresponsablemente los ojos ante la historia latinoamericana y las evidencias. Quien encabeza la oposición en Bolivia son los grupos de mayor poder económico, grandes propietarios de tierras (donde aún mantienen regímenes de semi-esclavitud), que incumplen las normativas de repartición agrarias y que se oponen a las políticas de redistribución de los recursos, en uno de los países más empobrecidos del continente. Cuentan con el apoyo de los Estados Unidos, y además disponen de un grupo de choque, la «Unión Juvenil Cruceñista» que siembra el terror atacando violentamente a los que no piensan como ellos. Sus últimas acciones: la toma, asalto y saqueo del Instituto Nacional de la Reforma Agraria, de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, de los escasos medios de comunicación televisivos y radiofónicos no controlados por la oposición, de aeropuertos, aduanas y de oficinas de organizaciones de la sociedad civil. El objetivo es de volver ingobernable el país. La historia se repite, y el peligro de un intento de golpe de Estado se insinua. Cuando el gobierno de Estados Unidos se reune con los responsables políticos de estas acciones, hace un flaco favor a la democracia boliviana. ¿Tendremos que esperar la desclasificación de los archivos de la administración Bush dentro de 35 años para darnos cuenta? Evo Morales ha tomado una decisión que muchos gobiernos deberían atreverse tomar, pero que no lo hacen por temor a las repercusiones económicas (y hasta militares) que ello conllevaría. Por ello, hoy celebramos una acción valiente, que se sustenta en la soberanía a un estado y la dignidad un pueblo.