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Bolivia: las ambulancias de Zapatero

Fuentes: Rebelión

El Presidente Evo Morales recordó en días pasados al Jefe de gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, que había incumplido su promesa de donar 700 ambulancias a Bolivia. La declaración contradice la consigna «queremos socios y no patrones» con la que inició su política exterior. En efecto, ningún socio pide humillantes donativos a otro socio, […]

El Presidente Evo Morales recordó en días pasados al Jefe de gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, que había incumplido su promesa de donar 700 ambulancias a Bolivia. La declaración contradice la consigna «queremos socios y no patrones» con la que inició su política exterior. En efecto, ningún socio pide humillantes donativos a otro socio, lo que, en cambio, es común entre siervos y patrones. La solicitud debilita los esfuerzos del régimen vigente por recuperar espacios de soberanía y dignidad en sectores estratégicos, como hidrocarburos, minería y telecomunicaciones. En también un debilitamiento del prestigio que tiene Evo, dentro y fuera del país, por postular la participación en la vida política de los excluidos de la sociedad, por 500 años, según su reiterada expresión, de colonialismo interno.

Es obvio que el pedido de obsequios y donativos adormece psicológicamente la posición nacional, en momentos en que se debe mostrar firmeza en negociaciones importantes con Petrobrás y poderosas transnacionales. El error presidencial no se limita al pedido de donativos, sino a que confunde temas fundamentales con otros de menor relevancia. Lo anterior ocasiona que la contraparte negociadora ceda en lo accesorio y Bolivia pierda en lo fundamental. Con Argentina, por ejemplo, los delegados de Buenos Aires se empeñaban en discutir, de manera simultánea, el precio del gas de exportación con «ventajosas» ventas de tractores agrícolas, que incrementarían la popularidad del Primer Mandatario. No se entiende que si logramos precios justos por las materias no necesitaremos regalos humillantes, pero, además, y esto es lo fundamental, industrializaremos al país con los excedentes generados por nuestra propia economía.

Recuerdo, en mi primera reunión con Petrobrás, como Ministro de Hidrocarburos de Evo, al que renuncié el 15-09-06, la insistencia con la que los delegados brasileños deseaban incluir en el primer borrador de acuerdo algunas becas para estudiantes bolivianos en San Pablo o Río y la ampliación de cupos para que egresados en ingeniería petrolera realicen prácticas en los campos explotados por la estatal brasileña en territorio nacional. Lo insólito es que los gastos de Petrobrás en esta materia forman parte de los «costos recuperables» que le reconoce YPFB.

Con la española Repsol, que, al igual que Petrobrás, perpetró cuantiosas estafas en Bolivia, se avecinan duras negociaciones, ya que nuestra estatal petrolera debe aprobar los planes de inversión que nos presenten. No sería raro que, en el momento de las definiciones, en el que se incluyan cálculos inflados en perforación de pozos y desarrollo de campos, Rodríguez Zapatero haga llegar el miserable donativo. El intercambio de oro por espejitos y abalorios con el que se inició el coloniaje hispano, parece continuar ahora con el trueque de ambulancias por ventajosos contratos para Repsol.

Sería útil que algún egresado de sociología escribiera una historia de los donativos al país y de las ventajas que los donantes obtuvieron a cambio. Sergio Almaraz, en su «Réquiem para una República», recuerda que, después del golpe del 4-XI-64, que encumbró en el poder al general René Barrientos, su Ministro de Educación, en un almuerzo-trabajo con el embajador de EEUU, detalló el lamentable estado de los locales escolares del país y la necesidad de repararlos. En respuesta, el diplomático anunció el donativo de trescientos dólares a tan noble finalidad.

También en el régimen de Barrientos, quien profundizó las indignidades de su antecesor, Víctor Paz Estensoro, se aceptó, mediante el programa PL-480, la donación permanente de harina de trigo norteamericano, con la que, durante décadas, fue aniquilada la producción triguera del país, convirtiéndonos en un pueblo de mendigos, obligado a extender la mano para consumir el pan de cada día. Las ocasiones en que tropas norteamericanas llegaron a territorio nacional en las últimas décadas, para realizar ejercicios militares, se adujo que, como contrapartida, nos beneficiaríamos con la construcción de letrinas y postas sanitarias, además de extracción de muelas a pacientes pobres.

En el último gobierno de Paz Estensoro (1985-1989), su Ministro de Planificación, Gonzalo Sánchez de Lozada, obtuvo un plus del BID, la CAF, el Banco Mundial y Usaid (Embajada de EEUU), destinado a elevar los ingresos de altos funcionarios que debían negociar los intereses públicos con los donantes. Lo anterior se reproduce hoy con la sumisión que, tal vez salvo escasas excepciones, deben mantener organizaciones populares, partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales e inclusive instituciones estatales que reciben financiamientos de Fundaciones, Embajadas europeas y ONG. Otra vez la disyuntiva socios o patrones, se define a favor de estos últimos. Evo fortalecerá la conciencia nacional si defiende los intereses vitales del país. Si cambia lo anterior por donativos, debilitará la dignidad nacional, es decir el respeto por nosotros mismos.