Recomiendo:
0

Bolivia: memorial de agravios y afán de justicia

Fuentes: La Jornada

Un programa de gobierno es, se supone, una enunciación en positivo de aquello que el gobernante y su partido proponen a la nación y se proponen llevar a cabo desde el poder con el cual han sido investidos. En las repúblicas democrático-liberales, como la boliviana o la mexicana, es el compromiso puntual que el presidente […]

Foto

Un programa de gobierno es, se supone, una enunciación en positivo de aquello que el gobernante y su partido proponen a la nación y se proponen llevar a cabo desde el poder con el cual han sido investidos. En las repúblicas democrático-liberales, como la boliviana o la mexicana, es el compromiso puntual que el presidente asume con el pueblo que con su voto le dio mandato para ejercer su cargo.

Digo puntual porque al asumirlo solemnemente el mandatario -que significa «quien recibe mandato», no quien tiene potestad de mandar a placer- enuncia ese programa en forma de puntos claramente discernibles en su formulación.

En la poco habitual ceremonia de asunción del cargo de presidente de la República de Bolivia, el discurso de Evo Morales, más que como un programa de gobierno -que también lo fue- se presentó como un hondo y largamente debido memorial de agravios: los agravios antiguos y modernos, los agravios a los antepasados y a los descendientes, los agravios de los tiempos largos y de los tiempos recientes de la historia, la historia de una patria construida sobre el despojo, la humillación, la explotación de sus pueblos originarios, los indígenas aymaras, quechuas y de otras culturas y lenguas originarias, el grito de protesta de una civilización negada y convertida en subalterna, el de aquellos que hoy siguen siendo más de 65 por ciento de la población boliviana.

El discurso inaugural del presidente Evo Morales fue, desde su mismo inicio, un grito de denuncia y de protesta. Serio, todavía conmovido por el momento en que el vicepresidente Alvaro García Linera le impuso la banda presidencial, dijo así:

«Para recordar a nuestros antepasados, por su intermedio, señor presidente del Congreso, pido un minuto de silencio para Manco Inca, Tupaj Katari, Tupac Amaru, Bartolina Sisa, Zárate Willka, Atihuaiqui Tumpa, Andrés Ibáñez, Che Guevara, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Luis Espinal, a muchos de mis hermanos caídos, cocaleros de la zona del trópico de Cochabamba, por los hermanos caídos en defensa de la dignidad del pueblo alteño, de los mineros, de miles, de millones de seres humanos que han caído en toda América, y por ellos, presidente, pido un minuto de silencio».

Quien por las luchas de los descendientes de esa estirpe había sido llevado a la presidencia tenía que honrar esa memoria y así lo hizo, en medio de un silencio que era aún más profundo porque tenía como fondo el sonido del pututu, el cuerno indígena cuya voz dice muchas cosas según lugares y momentos, y el llanto contenido o a raudales de quienes allí estaban, cada uno tal vez pensando en su propia vida, en sus vivos y en sus muertos, como aquel irlandés de Dublin -¿por qué se asoma ahora James Joyce?- que desde su ventana veía interminablemente caer la nieve sobre todos los vivos y los muertos.

Este enviado especial, que hace ahora precisamente 50 años había llegado a Bolivia a vivir con trabajadores fabriles y con mineros, aquellos que poco antes, en 1952, habían hecho una gran revolución, como que medio se aguantaba el llanto y también se acordaba y se decía: «Quien olvida a sus muertos y se junta feliz con quienes los mataron, no merece confianza ni perdón» ; y se hacía en ese minuto este enviado especial, a quien cuando aún era muy joven los bolivianos con paciencia y recato durante cuatro años educaron, una promesa para sí y para sus vivos y sus muertos que un día de estos tal vez referirá, y mientras se la hacía el pututu seguía ahondando el silencio.

SolecitoSolecitoSolecito

Vino luego el discurso del nuevo presidente. Cuaderno en mano, desde un palco en el recinto del Senado, por suerte lejos de presidentes, príncipes herederos y otros dignatarios, un palco donde había invitados vestidos de todas las maneras -entre ellos Xavier Albó, jesuita y antropólogo que en su parroquia altiplánica de Jesús de Machaca, dice misa en aymara, en castellano y a veces hasta en quechua, ahí sentado con poncho y morral, calva reluciente y pelo alborotado-, este enviado especial se puso a tomar nota de cuanto decía el nuevo presidente, sin corbata él también, como Dios manda.

Resultó entonces que al final en su cuaderno escolar había llenado 18 páginas, como antes de que hubiera grabadoras que después es un engorro desgrabar, y en esas páginas se desgranaban 21 o 22 puntos del discurso que en lo que sigue se irán enunciando uno tras otro, en espera de que muy pronto se pueda publicar el discurso completo. No hay comillas aquí porque no hubo grabadora. Pero lo que se registra es aquello que en verdad se dijo.

SolecitoSolecitoSolecito

1 . Primero fueron los agravios. En la historia de este país los indios hemos sido humillados, marginados, despreciados, condenados a la extinción. No nos reconocieron como seres humanos. Fuimos perseguidos y exterminados. En esta capital de la República hasta 1952 no se nos permitía entrar a la plaza Murillo ni caminar por las acera. Los condenados al exterminio estamos aquí presentes para cambiar nuestra historia. No llegamos aquí por concesión de nadie. Y no olvidamos que a nuestros ancestros, a los primeros que a escondidas aprendieron a leer y escribir, les sacaron los ojos y les cortaron las manos.

2 . Aquí hemos llegado para acabar con la injusticia, la discriminación, la opresión a que nos han sometido. Todos tenemos derecho a vivir. Ojalá los señores aprendan también a vivir. Los pueblos indígenas y originarios de todo el mundo somos la reserva moral de la humanidad.

3 . La nuestra es una revolución cultural y democrática. Somos la continuidad de Tupaj Katari y del Che Guevara. Vamos a cambiar en democracia la política económica: sin explotar, sin robar, sin humillar, sin someter a esclavitud. No estamos solos. Pero no olvidamos que hasta los últimos días nos hicieron la guerra sucia, la guerra mentirosa. Todavía en mayo querían colgar y descuartizar al Evo Morales.

Hemos vivido una historia permanente de humillación. Pero ahora ya estamos en épocas de triunfo, de alegría, de fiesta. Esta es una revolución democrática, ganamos con votos, no con balas. Y vamos a acabar con el Estado colonial.

4 . Antes de la revolución de 1952, los indios y las mujeres no tenían derecho a voto. El voto universal nos costó sangre. Ahora en 2003, con sangre conseguimos el referéndum. Pero aún así, el Estado colonial sigue vigente. En el ejército no hay un general Condori, un general Willka, un general Mamani, y todos los soldados son indígenas: ahí está el Estado colonial.

5 . Nos hablaban de pactos de democracia y de democracia pactada. Pero hasta ahora sólo ha habido pactos de corrupción. Nos dejaron un país loteado, un país subastado. Hemos vivido un saqueo permanente de nuestros recursos naturales. Hablan de traer capitales y han descapitalizado al país. Los bolivianos educados aquí, en nuestras escuelas y universidades, tienen que buscar trabajo afuera, y mal pagado. Como resultado de las «capitalizaciones», en Bolivia se exporta al ser humano.

6 . Nuestras autoridades originarias saben que ser autoridad es para servir al pueblo. Muchos políticos piensan otra cosa. La gente que quiere seguir viviendo como profesionales de la política no tiene lugar en el MAS ni en el gobierno.

7 . No se puede privatizar los servicios públicos, como lo han venido haciendo. Han privatizado el agua. Eso no puede ser. El agua es un derecho humano, no un negocio. El latifundio es inconstitucional. Si existen latifundios es por intereses de poder. Son favorecidos por instituciones externas. Hay lugares donde se considera legal tener 50 hectáreas por vaca y una familia campesina ni una hectárea tiene.

8 . Hace 20 años nos dijeron que la empresa privada iba a resolver todo y aprobaron la ley que permitió privatizar todo. Y aquí estamos, exportando bolivianos que van al exterior a lavar platos. En Bolivia el modelo neoliberal no va.

9 . La educación es un desastre. Las escuelas primarias muchas ni luz tienen. En la de mi pueblo llegó la luz hace dos años. Otros ni luz tienen todavía. La mayor parte de los niños que mueren es en el campo. Ayuda de la comunidad internacional pido para los niños bolivianos. Hay que reparar los daños de 500 años de saqueo de nuestro país que nos han hecho.

10 . De esta injusticia nació el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), que después fue el Movimiento al Socialismo (MAS). Hicimos marchas, huelgas, bloqueos de caminos pidiendo respeto a los recursos naturales, salud, educación. No nace de politólogos o profesionales. Nace de organizaciones como la Confederación Sindical Unica de Trabajadores y Campesinos de Bolivia (CSUTCB), las organizaciones de los cocaleros en el Chapare, y otras. En 1995 empezamos a construir un movimiento político de liberación. Y aquí estamos: el poder de la conciencia ganó al poder de la prebenda: 84 por ciento de los electores fue a votar. Por eso ganamos a pesar de la depuración injusta de cientos de miles de inscriptos que hizo la Corte Nacional Electoral y del terrorismo mediático contra nosotros.

11 . Nos piden seguridad jurídica. Tiene que haberla. Pero nosotros decimos que tiene que haber seguridad social para que haya seguridad jurídica. El resultado de estas elecciones permite mayor estabilidad económica, como lo muestran las reacciones del exterior y los resultados de mi gira.

12 . Al principio llegamos al Congreso cuatro parlamentarios del MAS. Nos ignoraron, nos bloquearon todos los proyectos. Un 22 de enero como hoy, me expulsaron del Congreso, me dijeron «asesino», «narcotraficante», «terrorista». Decían: «hay que acabar con el radicalismo sindical». Nosotros decimos: «hay que acabar con el radicalismo neoliberal». Pero nosotros no haremos lo que ustedes nos han hecho. Escucharemos a todos, el MAS no excluye a nadie.

13 . Queremos una Asamblea Constituyente para refundar Bolivia, para que estemos unidos respetando la diversidad. Tendremos autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas, con solidaridad, con reciprocidad.

Este Parlamento es producto de las luchas sociales y de los pueblos indígenas. Si aquí no pueden, los movimientos seguirán luchando igual que siempre. El movimiento indígena originario necesita recuperar el territorio. Todos los recursos naturales deben pasar a manos del pueblo boliviano. No queremos un Estado mendigo. Nos han convertido en mendigos. Hay que nacionalizar nuestros recursos e industrializarlos. Pedimos que nos ayuden a tener buenos expertos, en el gas, en el petróleo.

14 . Haremos una fuerte política de austeridad en el gobierno. Hay que bajar los salarios de diputados, senadores y presidente en 50 por ciento. Hay que investigar quienes malversaron desde la Presidencia. No habrá gastos reservados en la Presidencia, que son nomás para robar y matar. No tengo ningún miedo de eliminar los gastos reservados.

15 . Hay que cambiar la política sobre la tierra. Se respetarán las propiedades productivas, pero vamos a revertir al Estado las tierras improductivas o acaparadas. No puede haber esclavitud en el latifundio, como todavía hay en el oriente boliviano.

16 . Más de 20 por ciento de los bolivianos son analfabetos. No puede ser. Hemos hecho acuerdos con Cuba y Venezuela para que nos ayuden a terminar con el analfabetismo. También pedimos a otros países su colaboración. Ahora que estuve en Europa, vi que allá hasta los perros tienen pasaporte. Aquí una buena parte de la población no tiene documentos. Hay que terminar con eso.

17 . Es necesario que haya seguro social y que se establezca el seguro social universal para todos los ancianos y ancianas. Haremos hospitales móviles para los pueblos, donde no hay servicio de salud.

18 . Hay tremenda corrupción en el Servicio Nacional de Caminos. Sus funcionarios deben renunciar y serán investigados. Ayúdenos la oposición a terminar con la corrupción. En el gobierno de Paz Zamora tuvimos el subcampeonato mundial de la corrupción: segundos en el mundo fuimos.

19 . Habrá que fortalecer a las micro y pequeñas empresas. Crearemos un Banco de Fomento para el Desarrollo del Pueblo Boliviano.

20 . La droga y la cocaína no son de la cultura andina. La coca no es cocaína. Nuestra política es cocaína cero, narcotráfico cero. Al enviado de Estados Unidos, señor Shannon, le propusimos realizar un acuerdo de lucha efectiva contra el narco. No queremos que la cocaína sea una excusa para que el gobierno de Estados Unidos domine a nuestros pueblos. Es también importante la presencia aquí del presidente de Chile, señor Ricardo Lagos, cuya asistencia agradecemos así como la de todos los distinguidos gobernantes e invitados que han venido en esta ocasión a visitarnos. Con Chile podemos discutir y buscar como abordar y reparar los temas históricos.

21 . Hay que refundar la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), empresa del Estado, reactivar la minería y fortalecer las cooperativas mineras.

Hay que resolver la carga de la deuda externa. Los pueblos indígenas no somos responsables de esa deuda. Hay que abordar el problema con seriedad. Pedimos con todo respeto condonar esa deuda externa que ha hecho tanto daño a nuestro país. Felizmente algunos gobiernos e instituciones ya han mostrado que van a condonar. A nombre del pueblo boliviano, muchas gracias por esa condonación de la deuda. Pedimos condonar, si es posible, toda la deuda externa.

Queremos desarrollar la economía con soberanía. Pedimos a Brasil, Argentina, Venezuela que no nos excluyan de una política energética común.

22 . Sólo produciendo podremos salir de la pobreza. Para eso hay que discutir y reformular las políticas de comercio vigentes. Tupaj Yupanqui dijo: «Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre». Sabemos que hay países grandes y países chicos, países ricos y países pobres. Pero todos somos y tenemos que ser iguales en nuestros derechos a ser dignos y soberanos.

SolecitoSolecitoSolecito

Terminó el presidente Morales con un mensaje a los pueblos originarios, en aymara y en quechua. Pero antes, cerró su discurso con estas palabras textuales:

«Queremos gobernar con esa ley que nos han dejado nuestros antepasados: ama sua, ama llulla, ama quella (no robar, no mentir, no ser flojo). Esa es nuestra ley. Cumpliré con mi compromiso. Como dice el subcomandante Marcos, mandar obedeciendo al pueblo. Mandaré Bolivia obedeciendo al pueblo boliviano».

Múltiples comentarios suscitó el discurso de Evo Morales. El periódico conservador La Razón tituló a toda página: «El plan de Morales para cambiar Bolivia fue portada en el mundo» y reprodujo portadas y trozos de editoriales de al menos 14 periódicos del exterior, entre ellos La Jornada.

Tal vez uno de los comentarios más sensibles y agudos fue el de Xavier Albó, el jesuita antropólogo y escritor del poncho y el morral: «Me impresionó mucho ese primer minuto de silencio, y también su forma de concluir, con un eco primero en aymara y luego en quechua. Me llamó la atención la autoridad con que hablaba y cómo decía las cosas en lenguaje fácil, nada complicado, el carácter distendido del discurso, la manera de comunicarse con toda la gente que lo escuchaba. Parecía un maestro de escuela hablando en el aula que dicta clases».

A otros comentaristas les pareció desordenada, dispersa, vacía de contenido e impropia de un presidente esta forma discursiva sencilla y directa. En suma, no les gustó.

A este enviado especial, en cambio, sí.