El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, convertido ya en el nuevo conductor de la política hidrocarburífera, inició el pasado jueves en Brasil intensas gestiones para descongelar las relaciones bilaterales en torno al precio del gas natural y las negociaciones en torno a la ‘nacionalización’ del gas y el petróleo.Como primera acción, García Linera se […]
El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, convertido ya en el nuevo conductor de la política hidrocarburífera, inició el pasado jueves en Brasil intensas gestiones para descongelar las relaciones bilaterales en torno al precio del gas natural y las negociaciones en torno a la ‘nacionalización’ del gas y el petróleo.
Como primera acción, García Linera se entrevistó con el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, intentando restaurar las relaciones resquebrajadas por la política de confrontación verbal que desarrolló hasta ahora el polémico ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Andrés Soliz Rada, censurado por el Senado y ratificado por el presidente Evo Morales, aunque con poderes y competencias disminuidas.
‘La palabra final del gobierno boliviano es que Petrobras es un socio estratégico fundamental’, para el Estado boliviano, dijo García Linera al concluir una reunión de 25 minutos con Lula, donde dejó en claro que la administración de Morales había emprendido un cambio de rumbo con relación a los negocios petroleros. Posteriormente, el vicepresidente boliviano partió rumbo a la sede de la Cancillería para una reunión y almuerzo con el ministro del Exterior, Celso Amorím y otros directivos de Petrobras.
Las relaciones de Bolivia con la petrolera brasileña de Petrobras y con el gobierno de Lula habían quedado deterioradas, al borde de la ruptura, tras las acusaciones no probadas de Soliz Rada de que Petrobras estaba frenando la ‘nacionalización’ del gas y el petróleo y que, junto a otras transnacionales, estaba financiando el boicot a este proceso que hasta ahora ha reportado cero beneficios para Bolivia y que no ha pasado de ser un slogan.
El ministro acusó también a Petrobras y a Repsol por desarrollar contratos lesivos, conducta antieconómica, estafa y abuso de confianza en la firma de un acuerdo que fija un precio de exportación de gas inferior al vigente internacionalmente, y que habría ocasionado un daño económico al Estado boliviano de 160 millones de dólares.
Todas estas denuncias, al igual que otras anteriores sobre contrabando de hidrocarburos y otros delitos, no fueron sin embargo acompañadas por las respectivas pruebas ni estuvieron orientadas a lograr la expulsión de las transnacionales, como justa sanción a estos presuntos delitos, tal como establece la legislación vigente. Por el contrario, la estrategia de Soliz Rada era presionar con estas denuncias para que las petroleras se avengan de inmediato a legalizar sus contratos hasta el 1 de noviembre, tal como establece el decreto de ‘nacionalización’ del presidente Morales.
Sin embargo, esta estrategia de confrontación, muy útil para unir a los sectores sociales en torno al gobierno y sus políticas, no logró los resultados esperados entre las petroleras que, como el caso de Petrobras, pusieron en la congeladora a Soliz Rada y su equipo, agobiado adicionalmente por denuncias internas de corrupción, violación de leyes y de vulnerar el propio decreto de nacionalización.
Frente a ello, y ante la presión del vicepresidente García Linera, el presidente Morales optó por despojar a Soliz Rada de muchas de sus atribuciones y competencias, a pesar de ratificarlo en el cargo y rechazar la censura del Senado, entregando la dirección y manejo de la política hidrocarburífera al vicepresidente, que impulsa una línea más dialoguista, menos confrontacional y más abierta a lograr acuerdos inmediatos con las petroleras extranjeras.
Adicionalmente, según informó el ministro de Planificación, Carlos Villegas, el presidente Morales instruyó que cuatro ministros, ubicados políticamente a la derecha de Soliz Rada, conformen un equipo para operativizar la nueva política de hidrocarburos y poniendo otro freno a los ímpetus del ya devaluado ministro de Hidrocarburos.
Villegas informó que por decisión del Jefe de Estado, los ministros de la Presidencia, (Juan Ramón Quintana), de Hacienda (Luis Alberto Arce), de Defensa (Walker San Miguel) y de Planificación (Carlos Villegas) trabajarán a partir de la fecha junto con el titular de Hidrocarburos en el proceso de ‘profundización de la nacionalización’.
Bolivia exporta diariamente a Brasil unos 26 millones de metros cúbicos de gas, o la mitad del consumo doméstico brasileño, a un precio de cerca de 4 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU).
Brasil importa actualmente cerca de 26 millones de metros cúbicos diarios de gas natural boliviano, lo que representa prácticamente la mitad del consumo brasileño de ese combustible. Petrobras ha rechazado hasta ahora la subida del precio del gas y el ministro boliviano de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, señaló la semana pasada que si no había acuerdo, el Gobierno de Bolivia estaba dispuesto a ir a un arbitraje internacional. Un extremo que parece ya alejarse, dada la nueva orientación del vicepresidente García Linera.