En la 32ª Cumbre del Mercosur, efectuada en Río de Janeiro en enero, se «saludó» la decisión de Bolivia de ingresar al Mercosur sin renunciar a su pertenencia plena a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y «sin perder sus preferencias y mercados andinos». Se acordó en un plazo de 180 días establecer el mecanismo […]
En la 32ª Cumbre del Mercosur, efectuada en Río de Janeiro en enero, se «saludó» la decisión de Bolivia de ingresar al Mercosur sin renunciar a su pertenencia plena a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y «sin perder sus preferencias y mercados andinos». Se acordó en un plazo de 180 días establecer el mecanismo de su incorporación. El Mercosur se sigue así fortaleciendo. El ingreso de Bolivia se suma al de Venezuela que participó en la cita ya como miembro pleno, transformándose cada vez más sin duda en el componente principal de los procesos de integración en la región. Venezuela y Bolivia pueden efectuar un gran aporte para articular un sistema energético regional, dado los grandes recursos con que cuentan para ello . Con relación a Chile se expresó en el comunicado final la intención de seguir avanzando en los vínculos mutuos.
Al mismo tiempo, en la cita se manifestó por algunos mandatarios insatisfacción por la lentitud con que avanza el proceso de integración regional. «Son casi quince años del Mercosur y cuarenta de la Comunidad Andina -enfatizó Evo Morales- y todavía discutimos como resolver los problemas sociales de nuestros países». Puso el acento en la necesidad de pensar «en la gente abandonada, para defender a los vilipendiados de la historia» y «resolver los problemas sociales de los pueblos».
En la misma dirección intervino el presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien se pronunció por «impulsar en forma irreversible» el proceso integracionista, pero dando «golpes de timón» que contribuyan a dejar atrás la «noche negra del neoliberalismo». En su formulación debe avanzarse a «una gran nación latinoamericana», con un papel central del Estado, como factor de desarrollo y planificación (20/01/07). Es la idea de forjar la Comunidad Sudamericana de Naciones. Por su parte, Hugo Chávez, se manifestó por la necesidad de «reformatear» el mercado común en la línea de dotarlo de mayores atribuciones políticas «antiimperialistas».
La declaración final, suscrita por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, como miembros plenos, y Chile, Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia, como asociados, expresa el propósito de construir una integración «con menos asimetría y disparidades». Para avanzar en esa dirección, se requiere, en primer término, superar los puntos de fricción existentes. Uno de ellos es satisfacer las demandas de los países más pequeños -Paraguay y Uruguay, así como más adelante Bolivia al incorporarse-, dándole ventajas compensatorias. Los pactos comerciales, se señaló en el documento final, deben facilitar las exportaciones de los países de menor desarrollo relativo, sin que se adoptasen resoluciones especificas destinadas a conseguirlo. Tabaré Vásquez, ejemplificó la asimetría manifestando que Uruguay acumula un déficit con los países mayores de cerca de US$ 1.000 millones. «Esta realidad dolorosa -dijo Vásquez- tiene que ser contemplada con flexibilizaciones, que Uruguay ya planteó en un documento que entregó en octubre de 2006. Son propuestas -recalcó- que aún esperamos que sean contempladas» (20/01/07).
Para enfrentar las asimetrías y carencias se han trazado algunas vías todavía insuficiente. Entre ellas figura la constitución de un Fondo de Convergencia Estructural, de US$125 millones, como una forma de contribuir a superar el menor desarrollo de Paraguay y Uruguay. De igual modo, se aprobó un plan de financiamiento para proyectos de infraestructura y promoción social y económica presentado por ambos países. De otra parte, Argentina y Brasil acordaron utilizar las monedas nacionales en sus operaciones comerciales, lo cual reduce los costos financieros, favoreciendo especialmente a las pequeñas y medianas empresas.
En la Cumbre, Evo Morales enfatizó que resultaba inadmisible que su país «siga subvencionando el gas a Brasil», a quien le vende por debajo de las cotizaciones existentes en los mercados internacionales y al establecido en los contratos suscritos con Argentina. «Hay países -ejemplificó Morales en su intervención- que pagan cinco dólares el millón de BTU (unidad térmica británica) y a (la región brasileña) Culabá se lo vendemos a un dólar». Recalcando que Bolivia demanda «un precio justo, no un precio solidario» (20/01/07). «Compañero Lula -apeló Morales- quiero que me escuche. Así como vamos no se pone fin a las asimetrías entre las economías grandes y las pequeñas. Si usted habla de generosidad pague los US$5 que pedimos por el gas, porque eso nos ayudará a resolver los problemas sociales» (21/01/07). En un encuentro bilateral, posterior a la intervención de Evo Morales en la Cumbre, Lula se comprometió a apresurar la renegociación de los montos que Brasil cancela por el gas. Además expresó la decisión de impulsar, en Bolivia, inversiones fabriles y en carreteras, y ofreció al país altiplánico una salida al Atlántico a través del río Madeira y una llegada al Pacífico vía carretera, accediendo a la ruta que se encuentra en construcción entre Brasil y Perú.
En la reunión estuvo muy presente como aumentar la comercialización de gas en la región. Alejandro Foxley dio a conocer que durante su desarrollo se planteó la necesidad de «juntarnos los que tienen mucho gas y los que necesitamos gas, y ponerle un buen precio, que les convenga mucho a Bolivia y Perú. Chile -añadió- esta dispuesto a pagar ese precio para tener abastecimiento» (20/01/07). De actuarse así se daría un paso muy grande para construir la solución energética requerida.
Entre los puntos de fricción existentes al momento de efectuarse la Cumbre continuaban las diferencias entre los países del Río de la Plata por la construcción de una papelera en el Río Uruguay . Desde el 20 de noviembre los cortes de rutas en territorio argentino hacia Uruguay se reanudaron, alcanzando en algunos momentos a las tres vías existentes. En la cita de Río de Janeiro, al asumir Paraguay la presidencia del Mercosur se pronunció explícitamente a favor de la «libre circulación» en las rutas de la región (20/10/07). El presidente paraguayo, Nicanor Duarte, presentó un «plan de prioridades» para su mandato destacando entre ellos el cumplimiento del artículo primero del Tratado que establece, entre otros puntos, «la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países» miembros.
Pocos días después, la Corte Internacional de Justicia de La Haya rechazó una petición de Montevideo para que se sancionasen los bloqueos de las rutas, ya que -dice en su resolución- no «representan al momento un riesgo inminente de daño irreparable para los derechos de Uruguay». En julio de 2006, la misma corte rechazó igualmente la demanda trasandina para que acordase la construcción de las papeleras, una de las cuales sigue adelante su puesta en marcha. Estos fallos refuerzan la necesidad de un diálogo entre ambos países. La Corte reiteró su llamado a «implementar de buena fe los procedimientos de consulta y cooperación proporcionados por el Estatuto del Río Uruguay…» (24/01/07).
En la cita, Rafael Correa expresó su respaldo al planteamiento efectuado por Hugo Chávez oponiéndose a la autonomía de los bancos centrales, que conduce a reforzar posiciones muy conservadoras en el manejo macroeconómico. «La defensa de la autonomía de los Bancos Centrales -expresó el presidente ecuatoriano- no tiene ninguna justificación técnica (…) No resiste ningún análisis y es una de las tantas tonterías que se han hecho en la región» (20/01/07). El proceso de integración no es imaginable, si se quiere avanzar en la coordinación de políticas macroeconómicas, manteniéndose la autonomía de los bancos centrales, ya que no sería posible establecer criterios comunes. Entre las numerosas medidas anunciadas por Chávez al iniciar su nuevo periodo presidencial figura precisamente modificar la Constitución para terminar con la autonomía del instituto emisor.
Los planteamientos generales chilenos no fueron orientados a cómo proceder a reforzar el proceso de integración regional, sino se puso el acento en «ofrecerles a los gobiernos y actores productivos del Mercosur nuestras redes de acuerdos comerciales para que, en conjunto con los chilenos, accedan en condiciones más ventajosas a los mercados cubiertos por estos acuerdos, por ejemplo en Asia y en Pacífico» (20/01/07). La política de la cancillería Chilena es ofrecer al país como plataforma de intercambio con la Cuenca del Pacífico. Son dos visiones diferentes. América del Sur necesita reforzar en primer lugar su integración, para tener una base desde donde establecer acuerdos con otras regiones del mundo. La propuesta chilena va en otra dirección, no pone en primer plano producir la convergencia en la Comunidad Sudamericana de Naciones.
Con complejidades el proceso de integración regional sigue avanzando. Se fortalece el Mercosur y va generándose consenso en construir la Comunidad Sudamericana de Naciones.
El autor es economista chileno