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Bolivia va cambiando, la derecha va muriendo

Fuentes: Rebelión

«Bolivia va cambiando, la derecha va muriendo», ha sido una de los estribillos de las organizaciones sociales en la Plaza Avaroa, un espacio de acción política en la zona residencial de la ciudad de La Paz, momentos en la que un grupo reducido de facción conservadora se pronunciaban a favor de las autonomías de facto […]

«Bolivia va cambiando, la derecha va muriendo», ha sido una de los estribillos de las organizaciones sociales en la Plaza Avaroa, un espacio de acción política en la zona residencial de la ciudad de La Paz, momentos en la que un grupo reducido de facción conservadora se pronunciaban a favor de las autonomías de facto y repudiaban a las políticas de cambios planteadas en el país. Cambios generados desde las organizaciones sociales con sangre y luto en las calles; recordemos lo que pasó en octubre 2003, o las otras grandes movilizaciones de las que los movimientos sociales han sido actores directos para desdeñar al sistema neoliberal.

Ese día, jueves 6 de marzo del 2008, 19:00 horas. A unos minutos de haberse concentrado unas 200 a 300 personas, todas con el tricolor boliviano y algunos con sus banderitas blancas, espacio en la que estaban iniciando a blasfemar contra las políticas del gobierno de Evo Morales. De manera espontánea nos hemos concentrado poco a poco los habitantes que estuvieron circulando en ese entorno, no cabe duda al poco rato las organizaciones sociales de El Alto llegaron diciendo «El Alto de pie, nunca de rodillas» y así poco a poco la concentración alternativa ha ido sumándose.

Más adelante, los policías cercaron la plaza y no permitieron hacer ingresar a más personas, pero la concentración en las afueras de las cuatro esquinas ha ido creciendo. En el interior de la plaza, al grupo reducido les decíamos «ya están cercados, ya están cercados …», asimismo, decíamos; «Bolivia unida si, Colonia yanki no», «Bolivia va cambiando, la derecha va muriendo», «Costas Tuto me cago en tu estatuto», en un momento me puse a escuchar a ese grupo reducido y nos decían «cocaleros, cocaleros, cocaleros» pero no faltó una mejor respuesta «drogadictos, drogadictos, drogadictos». Los policías que nos separaban, sigilosos controlaban a que nadie pase de un bando a otro. Ese instante me recordó lo que pasó en la ciudad de Cochabamba, 11 de enero de 2007, en aquella oportunidad tuve el privilegio de ser parte del movimiento social, instancia en la que he vivido de cerca el racismo que llevan en la boca y en la sangre, con el discurso camuflado «lucha por la democracia». En algún momento presentí que se podría haber repetido la misma historia, pero poco a poco salieron de la plaza.

Después de escuchara ambos bandos, considero que los estribillos repetidos por el lado de las organizaciones sociales tienen un contenido político e ideológico, pero los dizque defensores por la democracia solamente se pronunciaban con un discurso discriminador y racista.

El testimonio, es un pequeño hito de la memoria histórica que refleja la fuerza de los movimientos sociales. Seguramente, será distinto lo que digan los medios de comunicación de los empresarios, claro, eso es de esperarse porque esta en juego los intereses políticos y económicos.

Históricamente se ha demostrado, que aún ofreciendo nuestras vidas, con las movilizaciones y las luchas en las calles se han incidido en el poder político. Parece dramático la afirmación, pero es necesario recordar que difícilmente puedan negociar sus privilegios económicos, por eso cuando se quiere afectar esos intereses defienden a «rajatabla» con todas las mentiras por haber.

Esta claro el panorama, la intención de la oligarquía apoyada por Estados Unidos junto a otros organismos internacionales quieren tener el control político del Estado Boliviano. Por eso, nuestro rol, como comunicador popular no solamente es denunciar o pedir que se respete la legalidad en el caso de los Estatutos Autonómicos, sino es asumir una acción colectiva en contra de los grupos fascistas que tiene la intención política separatista. Solamente así se podrá garantizar el retroceso de las autonomías divisionistas.

Sixto Icuña Funes ([email protected])