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Bolivia y el camino de la revolución

Fuentes: Econoticiasbolivia.com

La Paz, septiembre 15, 2004.- Todos los politiqueros y privatizadores de antaño, ahora se han convertido en profetas de la nacionalización e industrialización de gas. Estas reivindicaciones, legítimas del pueblo boliviano, están siendo manoseadas para lograr beneficios foráneos, partidarios y personales. Corresponde desenmascarar esta impostura y desentrañar las diferentes posiciones políticas, situándolas en el verdadero […]

La Paz, septiembre 15, 2004.- Todos los politiqueros y privatizadores de antaño, ahora se han convertido en profetas de la nacionalización e industrialización de gas. Estas reivindicaciones, legítimas del pueblo boliviano, están siendo manoseadas para lograr beneficios foráneos, partidarios y personales. Corresponde desenmascarar esta impostura y desentrañar las diferentes posiciones políticas, situándolas en el verdadero lugar que ocupan en la lucha de clases.

No basta, en el campo popular, hablar de nacionalización en abstracto. Debemos precisar qué significa esta consigna, cuál su contenido y cuál su proyección para el futuro del país. Sólo de esta manera encaminaremos correctamente nuestra lucha hasta reconquistar nuestros recursos naturales y nuestras empresas enajenadas.

La revisión histórica de los intentos nacionalistas en Bolivia, nos abrirá el entendimiento para comprender las limitaciones orgánicas de los nacionalistas burgueses.

FRACASO HISTÓRICO DEL NACIONALISMO EN EL PODER

El primer intento serio de parar una nación en la historia republicana es la insurgencia liberal a inicios del siglo XX. La apertura de nuestras fronteras a capitales extranjeros trajo consigo poderosas inversiones en la extracción del estaño que terminaron configurándonos como un país monoproductor de materias primas. El ingreso tardío a la economía mundial ya en su fase imperialista sentenció nuestro triste futuro, como colonia y patio trasero de las grandes metrópolis. El sueño de estructurar una nación soberana y próspera se escurrió como agua entre las manos a los intelectuales liberales, quienes terminaron como sirvientes incondicionales del superestado patiñista.

Ante la catastrófica derrota en las contiendas bélicas de la Guerra del Chaco, surgen toda una generación de nacionalistas, Walter Guevara Arce, José Cuadros Quiroga, Augusto Céspedes, Carlos Montenegro, como también la primera versión militar nacionalista RADEPA. Una avanzada de intelectuales pequeño burgueses que expresaron concientemente la tarea de cumplir las tareas democráticas burguesas, incumplidas por una inexistente burguesía nacional. Atrevidamente focalizaron al imperialismo norteamericano como la causante de nuestra postración como país.

Polarizando teóricamente la lucha entre «imperialismo vs. Nación» plantearon la alianza de clases para expulsar al imperialismo de nuestras fronteras. Dicho objetivo rápidamente se esfumó cuando millonariamente indemnizaron a los barones del estaño, traicionando los postulados de la revolución del 52. A los pocos años en el poder, terminaron definitivamente de rodillas ante el imperialismo, con la implementación del Plan triangular (1961) impuesta por EEUU y el BID. La historia del vergonzoso sometimiento de los posteriores gobiernos movimientistas, tanto civiles como militares, ya es conocida.

La historia del MNR resume el ciclo nacionalista en Bolivia. Empieza con posturas furibundas antiimperialistas, para terminar en 1985 y en 1993, como neoliberal a ultranza, entregando todas nuestras empresas estatales a manos de transnacionales con su maldita Ley de Capitalización.

LA BURGUESÍA NATIVA NO PODRÁ NACIONALIZAR EL GAS Y MENOS INDUSTRIALIZARLO

El «asombroso» viraje del MNR es explicado por el hecho histórico de que en Bolivia no se dio una acumulación originaria del capital, es decir, no pudo darse el proceso de surgimiento de capitales nacionales para dar paso a la conformación de una poderosa burguesía nacional, que cumpla con la tarea de desarrollar el país en el marco capitalista, maquinizando el campo, industrializando las ciudades y creando un poderoso mercado interno.

En su lugar tenemos como gobernantes a una burguesía intermediaria, incipiente e incapaz de enfrentarse al imperialismo, más bien sobrevive por su oficio de sirviente incondicional del imperio, trabajo que es dadivosamente renumerado con migajas.

La burguesía criolla ha fracasado históricamente en el poder. Liberales, nacionalistas burgueses, neoliberales y demás versiones, terminaron abandonando sus tareas de clase, encomendando éstas a los inversores extranjeros.

Esperar que la liberación de los pulpos monopólicos pueda cumplirse de manos de la actual incapaz, corrupta y servil clase dominante, es esperar lo imposible. Todas las versiones de partidos burgueses son incondicionales sirvientes de las petroleras.

Carlos de Mesa, de cuna movimientista, y acaudalado burgués del medio televisivo, es parte de esta clase dominante, no de otra manera se explica el total sometimiento de su gobierno a las petroleras.

Los nacionalistas burgueses y pequeño burgueses que hoy en día aparecen como hongos después de la lluvia son caricaturas grotescas al lado de los intelectuales nacionalistas de la post-guerra del Chaco. Sólo basta ver sus conciliantes posiciones con el imperialismo, al plantear como A. García Linera, la necesaria «combinación de la inversión extranjera con nueva presencia productiva del Estado» (Le monde diplomatique No. 6).

NACIONALIZACIÓN, TAREA QUE PASA A MANOS DE LA POLITICA PROLETARIA

El movimiento minero de la década de los cuarenta se diferenció diametralmente de las posiciones del MNR. En el espíritu de la Tesis de Pulacayo (1946) los mineros plantearon que «la ocupación de las minas (consigna que se opone a la nacionalización de tipo burgués) equivale a la nacionalización como lo entiende el proletariado sin indemnización y bajo la gestión obrera» (G.Lora. La Revolución boliviana, p.121).

«El objetivo fundamental de la «nacionalización» era el de servir de puente a las masas, para que partiendo de la lucha diaria por sus necesidades diarias, concluyesen comprendiendo que su liberación exigía el derrocamiento del gobierno que encarnaba el régimen de explotación de la fuerza de trabajo» (Ibid. p.119). El cuadro estaba completo, la nacionalización para el proletariado era y es la expropiación sin indemnización de las empresas foráneas, lo que supone la inevitable lucha por la conquista del poder político por parte de la nación oprimida liderada por los obreros.

Vencer el atraso económico precapitalista, liberar a Bolivia de su sometimiento por parte del imperialismo norteamericano y desarrollar integralmente la economía boliviana, son tareas democrática-burguesas no cumplidas por nuestra clase dominante nativa a lo largo de la historia de nuestro país.

Estos retos históricos pasan a manos del proletariado boliviano, sólo la política revolucionaria puede guiar la lucha del conjunto de los pobladores bolivianos a acabar con la gran propiedad privada capitalista internacional como nacional. Su existencia, que domina no sólo el escenario económico sino también el escenario político nacional, es la causa fundamental, para mantenernos a Bolivia sometida a los intereses imperialistas. Este proceso revolucionario, que de seguro hablará el lenguaje de las armas, desconocerá el ordenamiento jurídico establecido para erigir otro, al servicio de las mayorías

LOS REFORMISTAS, INSTRUMENTOS DE MESA Y LAS PETROLERAS

Denunciamos al país la falsa nacionalización propuesta por los socios cogobernantes de Carlos de Mesa y coautores del Referéndum de las transnacionales. El Movimiento al Socialismo (MAS) no propone la expropiación de las transnacionales y menos su expulsión. A lo mucho que llega es a proponer la revisión de los 74 contratos ¿para qué?, para suscribir otros contratos en mejores condiciones económicas para el Estado. Lo mismo que Mesa: coexistencia de YPFB con las transnacionales.

¿Nacionalizar sin expulsar a las transnacionales?, ¿Nacionalización indemnizando a las petroleras?. Los traidores del movimiento obrero y popular deben decir de frente al país que sólo quieren ser gobierno el 2007 a cualquier precio.

NACIONALIZACIÓN = EXPROPIACIÓN Y EXPULSIÓN DE LAS TRANSNACIONALES

La lucha por la verdadera y efectiva nacionalización e industrialización del gas, se llevará a cabo bajo dos premisas que deberán ser cumplidas con anterioridad. Primero: expropiación y expulsión de las petroleras del suelo boliviano sin indemnización alguna, lo que también significa la expulsión de las demás empresas extranjeras que hoy usurpan nuestras instituciones y recursos naturales (ENTEL, ENDE, ENFE, LAB, ELECTROPAZ, AGUAS DEL ILLIMANI, COMSUR, INTIRAYMI, ETC). Segundo: La toma del poder político por parte de los trabajadores, esto significa hacer la revolución social.

No volveremos al sistema corrupto del estatismo burgués (capitalismo de Estado), como fueron los gobiernos movimientistas post revolución del 52, los gobiernos militares, o el gobierno de la UDP, donde los politiqueros de turno terminaban saqueando las arcas de las empresas estatales, llevando a éstas, a la quiebra.

Nuestra lucha se orienta a la estructuración de nuestro propio gobierno, uno de obreros y campesinos, gobierno asentado en la voluntad colectiva de asambleas, cabildos, como expresión de la democracia directa. Sólo este nuevo gobierno, que se asentará en dos pilares fundamentales: estatización de los medios de producción y planificación de la economía, logrará recuperar el excedente de la explotación gasífera que hoy se va afuera, para reinvertirlo en un proceso de inversión nacional productiva.

Aproximadamente estamos hablando de más de ciento veinte mil millones de dólares en reservas de gas solamente, a esto se suma nuestra riqueza petrolera, riqueza mineral, riqueza del litio, maderera y muchos otros. Estamos hablando de la existencia de los recursos necesarios para poder proyectarnos a un desarrollo real de nuestra economía. El nuevo gobierno de los trabajadores, basada en una economía de propiedad social y ya no privada, elaborará un plan de desarrollo de Bolivia priorizando la estructuración de un aparato industrial que procese nuestras riquísimas materias primas, maquinizando el agro e integrando el país con caminos y vías férreas.

<>EL GAS ES DE LOS BOLIVIANOS, DEBEMOS SER NOSOSTROS QUIENES LO RECUPEREMOS Y LO INDUSTRIALIZEMOS
* Franklin Calani Lazcano es economista y activista social