La saga de los bolsos del ex funcionario Julio López arrojados a un convento y ahora los cuadernos rubricados metódicamente por ex colaboradores de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner abren un nuevo manto de sospecha sobre la clase política argentina, a lo que se suma las irregularidades del actual gobierno en materia de […]
La saga de los bolsos del ex funcionario Julio López arrojados a un convento y ahora los cuadernos rubricados metódicamente por ex colaboradores de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner abren un nuevo manto de sospecha sobre la clase política argentina, a lo que se suma las irregularidades del actual gobierno en materia de doble figura en el ámbito privado como el publico o la existencia de cuentas off shore y para no ir más lejos las denuncias de aportantes truchos a sus campañas políticas.
Si bien -en apariencia- la afectación final de estos acontecimientos en términos electorales es menor a la magnitud mediática producida, creo que estamos en presencia de acontecimientos que degradan la calidad de nuestra democracia llevando agua para el molino de la anti-política y el descredito generalizado.
Nadie puede negar los méritos gubernamentales de la última década en materia de reestructuración de la deuda externa, la creación de millones de puestos de trabajo, la recuperación del poder adquisitivo y el avance en materia de Derechos Humanos, pero es quizás una deuda de nuestra joven Democracia el avance en la financiación de la política y la transparencia en la función pública de sus agentes.
Quizás sea el momento de debatir en el ámbito del Congreso leyes de estricto cumplimiento en materia de financiación de los partidos políticos por parte del Estado y de una escasa participación de fondos privados sumado a una rendición publica y exhaustiva en la utilización de dichos fondos.
La delicada situación socioeconómica que vive el país no puede esperar mas este debate a menos de 18 meses de la próxima elección que seguramente estará teñida por lo dicho anteriormente.
Asimismo, y por la garantía de los procesos judiciales se debe avanzar hacia una profunda reforma de la actuación y procedimientos de la Justicia pues daría la impresión de que sus movimientos son tan solo pendulares en función del color político vigente dejando de lado el carácter autónomo del mismo.
Existen sobrados ejemplos a nivel municipal y provincial de gestiones transparentes en materia de acción publica por lo tanto no seria justo generalizar dicha situación al contrario tomar dichas experiencias como testigos para avanzar hacia una nueva Democracia.
Nuevas generaciones políticas están tomando la posta y no deben porque cargar en sus mochilas con dicha carga pues si matamos a la flor nos quedaremos sin jardín para florecer.
Son debates necesarios y que sin duda generaran consensos afines.
Es solo cuestión de proponerlo y así todos avanzaremos en particular aquellos que creemos férreamente en la POLITICA.
Ezequiel Beer. Geografo UBA. Analista Politico.
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