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Branko, el fascista que quiere derrocar a Evo

Fuentes: Econoticiasbolivia

«Mi familia conoce la dureza del comunismo, huimos de un país que fue tomado por los comunistas y allí también hubo hambruna (…) Se acerca la guerra, que sepan las madres cruceñas que si vamos a ir a la guerra, vamos a derramar la sangre de sus hijos de manera responsable», dice el líder visible de la rebelión oligárquica

El domingo 17 de febrero se publicó en los medios escritos una carta de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), fechada en París, Francia, dirigida al presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Branko Marinkovic, como respuesta al mismo Comité que pidió a esa organización se pronuncie contra supuestas vulneraciones a los derechos humanos de parte del gobierno de Evo Morales al cual acusan de estar involucrado en una «campaña de espionaje y persecución en contra de los ciudadanos».

El documento de la FIDH resultó ser un verdadero revés a las pretensiones cívicas que creían que esta institución se compadecería de sus lamentos y accedería a darles razón, pero en vez de un «sana sana», la FIDH responde de otra forma, sin dejarse llevar por el histrionismo y el sentimentalismo que los cívicos pretendieron usar para sorprenderla. La carta cita algunos antecedentes sobre atropellos a los derechos humanos cometidos por los cívicos en Bolivia, principalmente en el departamento de Santa Cruz, mostrando que la FIDH está bien informada de lo que pasa en el país, aunque Branko y sus colegas creyeron que estaban tratando con opas.

La FIDH le recuerda a Branko que conoce bien todos los pormenores del violento ataque que los cívicos de San Ignacio cometieron contra las oficinas de la Central Indígena Paikoneka de San Javier (CPI-SJ), sucedido pocas horas después de finalizado el «cabildo del millón» en la capital cruceña, donde destruyeron todos los bienes de la CPI incendiando sus oficinas. «Otro ejemplo emblemático es el caso de la APDH cuyos miembros han sido estigmatizados públicamente por los medios de comunicación y las autoridades provinciales y son objeto de amenazas y hostigamiento», continua la carta y también le recuerda cómo un grupo de unionistas armados acorraló al presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos en sus oficinas.

Branko Marinkovic respondió a este comunicado con las cajas destempladas afirmando que «es un insulto al pueblo cruceño», que la FIDH es una agencia más del MAS y otros improperios similares a los que usa cuando se refiere a los que él llama «enemigos de Santa Cruz», o sea, los que señalan sus acciones fascistas y sus acostumbradas tropelías a nombre de las autonomías. ¡Qué bonita forma de usar el nombre de Santa Cruz para cubrir sus delitos! Con su respuesta, Marinkovic termina confirmando la crítica que se hacen al Comité que son intolerantes. Así no conseguirán salir de su aislamiento a nivel internacional pese a los desesperados intentos que han hecho promoviendo el intervencionismo en la problemática boliviana.

Los cívicos tienen como estrategia hacerse las víctimas de una supuesta dictadura y reclamar por ello ante la comunidad internacional, esto por su carácter antinacional y prointervencionista. Claman ante los organismos extranjeros como débiles doncellas, y si no les apoyan entonces les brota el facho que llevan oculto y gritan, «¡marioneta de Chávez!» o, como en el caso de la FIDH, la acusan de ser «agencia del MAS».

Entre sus intentos más serios de hacerse las víctimas está su protesta ante la OEA y la ONU con el viaje a EEUU de los prefectos autonomistas acompañados de su prensa fiel (Unitel, PAT, Red Uno, y otros) y sus videos. Como el Secretario de la OEA, José Miguel Insulza, acabó respaldando al gobierno de Evo Morales y avalando la Constitución aprobada en Oruro, los cívicos ultras y sus portavoces de Podemos no se ahorraron los calificativos y las muestras de rabia.

Otro de estos intentos por aparecer como delicadas doncellas, a pesar de ser unos evidentes déspotas, fue el último pedido de que los países con representación diplomática en Bolivia suspendan toda relación con el gobierno, por la forma irregular en la que se aprobaron en el Congreso las leyes para la realización de los dos referéndums propuestos por el MAS, el dirimitorio y para la nueva constitución. Este pedido fue realizado por Oscar Ortiz, el ultra derechista, militante de la secta católica «Cristiandad», senador de Podemos, ex gerente de la Cainco y muy cercano al entorno empresarial de Branko. Este pedido fue criticado hasta por cívicos moderados pero igual, a instancias de esta gente, el dizque Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conalde) emitió un pronunciamiento anunciando desconocer la condición democrática del Gobierno y convocando a su derrocamiento.

El lenguaje transaccional de los cívicos es «hay que derrocarlo como sea, el gobierno ya no vale nada». Curiosamente, antes no demostraron ira tan desmedida, ni con las dictaduras militares, peor con su aliado Goni, quien hacía y deshacía con su rodillo parlamentario, por ejemplo aprobando las leyes malditas como la capitalización, la reforma educativa y la participación popular. Tampoco sabemos de nadie que por ello haya pedido la intervención extranjera.

En esta misma tónica, autonomistas ultras de otras regiones están por pasar del lenguaje al hecho. La dirigenta del Comité Cívico de Tarija ha advertido «que Evo no se atreva a pisar Tarija… porque lo esperamos con una sorpresita… si no nos hace caso que se atenga a las consecuencias». En las paredes de Santa Cruz no dejan de aparecer nuevos graffitis dedicados a personeros del gobierno donde se les dice «Estas en la mira, hijo de p…» «Santa Cruz será tu tumba, Evo indio maldito». Estas palabras son las de un agresor que se contiene y no de una pobre víctima, es la conducta de los psicópatas que primero escriben cómo asesinarán. Los cívicos dan muestras de que sí o sí van a derramar sangre pero como bien dijo un díscolo de gran verborrea, que se arrogó la representación de la provincia Cordillera en la última Asamblea de la Cruceñidad, «aquí va a correr sangre, pero no va a ser la nuestra, va a ser la de los masistas… la de los enemigos de Santa Cruz… Este mensaje es para vos Evo» mientras señalaba con el dedo al lente de las cámaras de los medios, con los ojos bien abiertos e inyectados, todo lo que denota un profundo desequilibrio de personalidad.

La fama de fascistas de los cívicos-empresarios trasciende las fronteras, la carta de la FIDH es una prueba más de ello. Branko dice que esto es culpa de los «enemigos de Santa Cruz que con sus mentiras nos hacen daño», como si los «enemigos de Santa Cruz» fueran los que mandan a los unionistas para que persigan a la gente y violenten por doquier. A Branko le gustaría que quienes rechazan al fascismo en otras partes del mundo se dejen engañar y callen cuando se rompa la crisma a quienes reclaman por sus libertades democráticas en Bolivia. Ese es Branko, «el demócrata».

«Son las autonomías, son las autonomías»

Citando al ex centralista y mirista Carlos Dabdoub que anotó «son las autonomías, estúpido» se puede creer que son las autonomías las que tienen estúpido al presidente del Comité Cívico y lo empujan más a la derecha. Su fanatismo y otras variables le llevan a adoptar una actitud soberbia que no mide consecuencias ni a corto ni largo plazo. La respuesta de Branko y su entorno a la carta de la FIDH prueba que el Comité es un organismo fundamentalista que no retrocede de sus posiciones discriminatorias y protectoras de elementos delincuenciales (como el barra brava Chichi Pérez) y sus grupos racistas descalificados. Todo ello indica un peligro potencial.

Por ejemplo, frente a nuevas críticas a la Unión Juvenil Cruceñista que fue a provocar a una concentración del MAS, Branko, recalcitrante, sacó la cara por los de la Unión Juvenil afirmando «los de la Unión no hicieron nada…» y quiso lavarse las manos al decir, «yo no soy cómplice de nadie… no tenemos nada que ver, ese día estábamos en San Ignacio». Branko afirma que los de la Unión son unos buenos muchachos. No podía esperarse otra cosa de una persona de su condición, poderoso mandamás y patrón, dueño de una fábrica y de la vida de sus empleados, donde se hace lo que decide y no más.

Así como el patrón pide mas ganancia a los funcionarios de su empresa, sin importar los métodos (evadiendo impuestos o atentando contra los derechos laborales del trabajador) Branko y su entorno, quieren autonomías a como dé lugar, incluso con las mayores estupideces posibles, y la quieren porque ven la perspectiva de seguir enriqueciéndose de manera ilimitada. El supuesto progreso «para el pueblo cruceño» que tanto anuncian llegará con las autonomías; no puede estar divorciado del crecimiento de sus cuentas bancarias pues de lo contrario no serían burgueses.

Al actual presidente del Comité Cívico parece importarle poco la imagen del cruceño común (al cual dice representar con tanta arrogancia) y el poco capital moral y político del movimiento cívico autonomista. Pero la carta de la FIDH, la actitud de Miguel Insulza y el hastío silencioso de vastos sectores son indicadores de que las autonomías no generan confianza como solución de lo que el gobierno de Evo no ha podido resolver.

Todo esto hace recuerdo al cuento del rey desnudo. Marinkovic es ese rey que cuenta con sus cortesanos y los medios empresariales que se deshacen en alabanzas para él, que le dicen «líder», que no se atreven a corregirle pues el rey y su entorno es soberbio y una pequeña crítica puede costarle a uno la cabeza. El liderazgo de Marinkovic no soportaría una crítica seria desde las modernas teorías acerca del «líder». Mientras el rey Marinkovic se pasea desnudo haciendo alarde de sus inexistentes atuendos lujosos, los que no son sus cortesanos se ríen, otros, como el cruceño común, siente vergüenza ajena y agachan la cabeza en silencio pues criticar está prohibido. Sus cujes en cambio, los que no tienen remedio, dicen «¡sí, está desnudo y qué ¿no es lo máximo?».

¿Quién es Branko Marinkovic?

Con la oposición de su propia esposa, Branko Marinkovic se postuló a la Presidencia del Comité Cívico y ganó. En esas elecciones se denunció que la fórmula del empresario aceitero compró los votos de los delegados a Bs. 10.000. Este estilo causó serías peleas internas en las organizaciones afiliadas al ente cívico pues todos querían votar para lograr paga. Los bandos internos de la Federación Universitaria Local de la UAGRM, uno encabezado por el inefable Chiqui Martínez y el otro por Jorge Santiestevan, protagonizaron sendas peleas campales en las instalaciones de la propia Universidad por el control de la cartera de «Delegado estudiantil ante el Comité Cívico». Otro caso fue la pelea por el control de la máxima representación de las juntas vecinales que quedaron divididas en una FEDJUVE, encabezada por Rodolfo Landivar y reconocida por los cívicos, y otra FEJUVE. Todo esto como correlato de una elección del «gobierno moral de los cruceños» que prometía jugosos premios.

Desde hace rato se sabe, pero no se dice, que la compra del voto de los delegados es práctica común en esa organización. Gana el que más ofrece no el que demuestra mayor liderazgo o un programa. El candidato perdedor, Jaime Santa Cruz, ex lugarteniente del fachísimo Germán Antelo, denunció también todo esto. Recientemente afirmó que la elaboración y aprobación del Estatuto Autonómico ha sido demasiado apresurada. Sus criticas de corte democrático muy inocuas le han valido recibir amenazas y ser calificado de «traidor» y «masista»; con lo cual se prueba que la intolerancia en la era Marinkovic alcanza sus puntos más altos en el seno del propio Comité.

Branko Marinkovic dio señales de que su gestión sería diferente a la de su antecesor, Germán Antelo. Incluso, llegó a mostrarse preocupado por una eventual división del país que vaya a afectar sus negocios pues las capitales del occidente son un mercado importante para su aceite.

Marinkovic se dijo demócrata, conciliador, equilibrado, y aseguró que practicaría cierta mesura en el trato con el gobierno del MAS, logrando que muchos respiren aliviados porque creyeron que iba a producirse un cambio y que la pelea de comadres de cívicos y gobierno, que ya comenzaba a afectar a la economía del país, bajaría de intensidad y se produciría un acuerdo.

En una primera instancia, Marinkovic anunció que hasta era capaz de invitar a Evo Morales a su acto de posesión como presidente del Comité, esto como gesto de buena voluntad. Pero pronto cambió de parecer porque los cívicos más ultras lanzaron sus alaridos de protesta, Branko retrocedió y no se atrevió a volver a pensar en invitar a Evo ni para la efemérides departamental. Paulatinamente fue adoptando posiciones más intolerantes y fascistas, su gestión es ahora continuidad y profundización de lo hecho por Antelo, que coordina con él la represión de activistas que van contra las autonomías.

De su primera imagen de «demócrata», hoy no queda nada. Decir que fue un demagogo, puede resultar fácil y hasta cómodo. Pero hay que decir también que en la medida en que fue adoptando discursos y actitudes cada vez más cercanas al golpismo que gusta a los cívicos fanáticos más violentos, aplacó la desconfianza provocada en los primeros días, y así se acabaron las críticas al interior del comité y se produjo la aparente unidad monolítica en torno a su figura. Todavía hay ultras que le piden más radicalismo. Ha terminado haciéndoles caso en varias cosas pero a su propio ritmo.

Branko proyecta ahora la imagen de un fascista fanático, soberbio y encima está su terrorismo verbal, que practica conciente de la influencia efectiva que tiene sobre la vida y los nervios de la gente. Los medios lo único que hacen es amplificar este terrorismo hasta niveles patológicos.

La soberbia que viene demostrando se explica, en parte, en el hecho que no es una persona que se haya desarrollado en el ejercicio de la política, en el estudio y la generación de ideas; políticamente es nulo. Branko es un patrón, no es un político, y a pesar de que es dirigente cívico y se llena la boca de civismo jamás participó de organizaciones dedicadas al debate y a la problemática de los ciudadanos, de sus condiciones de vida, de sus accesos a fuentes laborales, de sus niveles salarios o de los problemas de la ciudad; todos estos son temas auténticamente cívicos. Estudió en una universidad del exterior (como Tuto Quiroga), de haberse formado en el país, tal vez, entendería de otra forma la compleja realidad del país, pero obviamente, siempre dentro de sus esquemas de burgués criado para mandar y hacer dinero.

La irrupción de Branko en el escenario de la politiquería burguesa, disfrazada de civismo y de defensa de las regiones, es consecuencia de la caída de los partidos políticos tradicionales en octubre del 2003. En una ocasión, mucho antes de ser dirigente cívico, durante una entrevista sostenida el 2004 en el programa «Que no me pierda», del incendiario Enrique Salazar, afirmó que en realidad le gustaría estar en otra parte, en su empresa, dirigiéndola para no perder dinero o con su familia, en vez de estar metido en la política y temas afines. Agregó que no tenía otra opción porque los partidos políticos estaban hundidos, los peligros de un nuevo «Octubre negro» amenazaban con destruir la propiedad privada, y alguien tenía que hacer algo.

Su llegada a la presidencia del Comité fue saludada por muchos como algo bueno por tratarse precisamente de una persona joven, sin militancia anterior en partidos políticos, y por ser empresario «productor». Estas cualidades, decían los cívicos y analistas, aseguraban que iba a trabajar por la defensa de los intereses de «Santa Cruz». Su inexperiencia en cuestiones de política no resultaban mayor problema frente a su condición de «productor» y empresario «emprendedor». Esto indica el desprecio por la generación de ideas que tiene la clase dominante cruceña, tan apegada a copiar lo venido de afuera, chata y sin perspectivas históricas de convertirse en burguesía poderosa dispuesta a pelear, y no mendigar, mercados en el mundo. Esto hace la diferencia entre las autonomías cruceñas y las de otros países.

En otras circunstancias tal vez Marinkovic habría desarrollado la capacidad de autocrítica, aprendido que las cosas no siempre son como a él se le antojan y que es necesario ceder para no quedar como un déspota. Pero el entorno que le rodea le impide autocriticarse, porque si lo hace le dicen que está culipandeando. De todas maneras, el fantasma del comunismo es excusa para todo.

El errado énfasis en su condición de «croata»

Muchas críticas contra Marinkovic hacen énfasis en su condición de extranjero, particularmente en el hecho de ser descendiente de emigrantes croatas a los cuales se relaciona forzadamente con la ultraderecha croata que colaboró con Hitler (la ustachi). Ciertas publicaciones extranjeras críticas, pasando por el indigenismo más recalcitrante, los maoístas aliados del gobierno de Evo Morales y otros, dibujan la imagen de un Branko croata, en guerra contra los indígenas bolivianos, y le niegan su nacionalidad boliviana, adquirida por nacimiento, enfatizando su origen extranjero y creando el supuesto de un complot con grupos derechistas croatas.

Marinkovic es comparado con los españoles que sometieron a las naciones originarias. Algunos indigenistas dicen que de nuevo la historia se repite, un extranjero, un invasor que no es de estas tierras, llega para apoderarse de ellas y acabar con los pueblos originarios que son sus legítimos dueños, lo que en los hechos se ajusta a las prácticas de Branko que junto a sus hermanos parece haberse adueñado del espacio llamado Laguna Corazón, en pleno territorio indígena guarayo.

El propio Evo Morales ha intentado buscar una fórmula racista y etnocentrista más disimulada afirmando que los indígenas son «originarios milenarios» y que la gente como Branko son «originarios recientes», que es como decir que por no ser indígena es boliviano a medias. Esta es una forma muy primaria de interpretar la figura de Marinkovic y quiérase o no, cae en el racismo pero del otro lado y eso principalmente es el indigenismo, la barbarie hecha teoría.

Las críticas a Branko se complementan con las otras que dicen que Evo Morales no es boliviano sino indígena o aymara, respuesta que usa gente como Marinkovic y los cívicos racistas para atacar a Morales y al MAS. Todo esto alimenta la bárbara pelea de comadres que sostienen ambos bandos, completamente atravesada por el culturalismo que niega el derecho de las personas a escoger y ejercer libremente la nacionalidad que mejor les parezca y adscribirse a su respectiva cultura; pero que amenaza con destruir al país. Los cívicos cruceños le niegan a los collas y a los indígenas el derecho de practicar libremente sus creencias y los indigenistas no tienen mejor idea que hacer lo mismo lo cual les muestra igual de intolerantes. Si se sigue el mismo razonamiento indigenista, hasta los obreros serían enemigos del movimiento indígena campesino y no sus potenciales aliados de clase, por el hecho de no ser indígenas. Así se fortalecen las bases del racismo y la descomposición acelerada de la sociedad.

Se dice mucho sobre las ligazones familiares y sentimentales de Marinkovic con el país de sus padres, tratando de descalificarlo por no tener esas mismas ligazones con Bolivia. Esta crítica es una variante del nacionalismo de derecha y no es revolucionaria. Los masistas han apelado incluso al chauvinismo contra los croatas y los extranjeros, con lo cual fortalecen el juego de los cívicos y demuestran una actitud contrarrevolucionaria y antisocialista, a pesar de que se digan socialistas.

Últimamente se dice mucho de Croacia y se ha inventado el mito de que es un país fascista, derechista y anti-indígena por tradición. Nada más falso. La realidad y la historia de ese país, como la de todos, es mucho más compleja que los modelos reduccionistas propios de ideologías intolerantes. En Croacia, hubo un poderoso movimiento obrero y comunista que, guiado por los principios del internacionalismo proletario, se unió a sus pares serbios y albaneses para enfrentar a los nazis y sus aliados en los territorios que después formarían Yugoslavia. Este capítulo de la historia de ese país está profundamente atravesada por la lucha de clases, pero la caída del estalinismo no significó un avance sino cedió su lugar a la brutal y sin salida lucha de culturas alentada por el imperialismo.

Lo que hace a Branko enemigo de los intereses de la mayoría no es su origen sino su condición de clase, su condición de burgués y hay que entender que muchos que pertenecen a esta clase terminan aceptando al fascismo para impedir la revolución. Criticarlo como croata lo único que ha hecho es convertirlo en víctima de una práctica discriminatoria.

El terrorismo de Branko para manipular a la gente.

Tras el parto y la «bendición» de los estatutos autonómicos, los anuncios apocalípticos de los cívicos no se cumplieron en sentido de que las hordas de indios y militares del MAS, cual orcos que bajan de las montañas, sedientos de muerte; cercarían Santa Cruz para sitiarla y bañarla en sangre. Los medios en su momento también corrieron la voz y dijeron que el gobierno se preparaba para militarizar la cooperativa de agua Saguapac, para dejar a Santa Cruz sin agua, que también se preparaba la militarización de las refinerías para dejar a la ciudad sin diesel. La explicación que los cívicos dan es que esos rumores en realidad eran falsos, cívicos y Prefecto, explican que en realidad todos eran rumores difundidos… ¡por el propio gobierno! con el fin de asustar a la gente e impedir que asista a la concentración del 15 de diciembre en el Parque Urbano. Por eso, en esa concentración se les oyó gritar una y otra vez «no nos amedrentan ¡no tenemos miedo carajo! ¡no tenemos miedo carajo!»

Los medios y los cívicos esconden que esos rumores son de su propia factura, difundidos masivamente por gente afín vía mensajes de texto a celulares y correos. También los medios dieron cobertura a declaraciones alarmistas en ese sentido. Los cívicos y sus medios enferman a Santa Cruz de odio y de miedo. Parecen sufrir del efecto psicológico llamado proyección, por el cual sus males lo endilgan a otro. Con su marcado anticomunismo Marinkovic tuvo papel central en el juego nada cívico de generar pánico en la población para obligarla a obedecerles ciegamente, con declaraciones que señalan gran ignorancia, una dañina ligereza e irresponsabilidad y su mentalidad de señor feudal que dispone de la vida de la gente. Branko Marinkovic participa de todo esto desde que el choque de los cívicos con el gobierno empezó a agudizarse, más a o menos a mediados del 2007 con la prolongación de la Asamblea Constituyente. Este estilo continúa en el accionar cívico, esta vez en torno a la realización del referéndum por los estatutos autonómicos. Lo último son las acusaciones de depuración de ciudadanos por la Corte Nacional Electoral, achacándole responsabilidad al gobierno.

Mientras dicen eso se hacen autopropaganda proclamándose como muy democráticos y tolerantes diciendo: «Nosotros dejamos marchar, dejamos protestar, somos democráticos», lo que en realidad no condice con la realidad.

Las declaraciones de Branko, en distintos episodios de la pugna que sostiene con el gobierno son piezas de antología.

§ «Se acerca la guerra (entre el gobierno del MAS y los cívicos), que sepan las madres cruceñas que si vamos a ir a la guerra, vamos a derramar la sangre de sus hijos de manera responsable». Dicho en la concentración de los cívicos de agosto del 2007, en la Plaza 24 de Septiembre, repudiando la prolongación de la Asamblea Constituyente, delante del grupo de fanáticos de Resistencia, mujeres de septiembre, mujeres por la libertad y la democracia. Entre otras cosas anunció que se acercaba la guerra armada contra el dizque comunista gobierno del MAS

§ «Mi familia conoce la dureza del comunismo, huimos de un país que fue tomado por los comunistas y allí también hubo hambruna. La política del manejo de tierras del MAS va a provocar hambruna generalizado, podemos llegar a ser como esos países de África, donde también se manejó mal la tierra. Si eso pasa puede estar cercano el día en que los cruceños nos veamos como esos africanos flaquitos, raquíticos que eran piel y hueso. Eso va a pasar». Dicho en ocasión del último paro cívico, en una ciudad que tiene una alta demanda de medicamentos para adelgazar y florece el negocio de la comida chatarra.

§ «Qué quiere el gobierno ahora matando niños, qué es lo que busca yendo a matar niños exclusivamente». Dicho en ocasión del enfrentamiento producido en Cobija, cuando corrió el rumor de una niña muerta por la represión policial a las huestes cívicas. Cuando se supo que no hubo ningún muerto, sin el menor empacho dijo «estamos tranquilos porque nos hemos enterado que no hay ningún muerto, pero le pedimos al gobierno que pare con la violencia, que pare con la matanza».

Rol de los medios en este tema

Marinkovic reclamó porque la publicación hecha en los medios escritos estaría financiada por el gobierno y que considera eso otra forma de despilfarrar «el dinero de los bolivianos». Sin embargo, la publicación de dicha carta enviada por la FIDH a los cívicos, recién fue publicada en los periódicos 5 días después de que les llegó, y en todo ese lapso de tiempo los medios cívico-empresariales la ocultaron del público en otra muestra más de su parcialidad. Pero cuando Marinkovic salió a reclamar señalando que es «una ofensa a Santa Cruz», los medios recién dieron a conocer que esa carta existía y obviamente tratando de ayudar a los cívicos para que quedaran menos maltrechos ante la opinión pública pero igual sin explicar su contenido.