A esta altura de la pelea con los buitres varias cosas quedan claras. La primera es el carácter del juez Griesa, de los buitres y holdouts. En el caso del juez no es un problema individual; ese siniestro personaje es un engranaje del sistema judicial imperialista, que a su vez es herramienta del decadente capitalismo […]
A esta altura de la pelea con los buitres varias cosas quedan claras. La primera es el carácter del juez Griesa, de los buitres y holdouts. En el caso del juez no es un problema individual; ese siniestro personaje es un engranaje del sistema judicial imperialista, que a su vez es herramienta del decadente capitalismo financiero y especulativo que sigue expoliando a las naciones. Por eso las resoluciones de Griesa fueron apoyadas por la corte de EEUU y pese a algunas tibias críticas, todo sigue su curso y este alfil de los buitres sigue activando. El odio que cualquier trabajador y joven siente contra Griesa y este andamiaje usurario global es más que merecido. Nosotros, al igual que millones, no queremos que se acate en nada lo que este juez dictamine.
También está claro que toda la oposición política tradicional (Macri, Massa, Carrio, Cobos, Binner) quiere que se pague hasta el último dólar, que Argentina «se porte bien con el mundo» y cumpla los requerimientos del poder financiero. Sus posiciones son anticipo de qué harían si gobernaran; entregarnos vaciando más nuestras reservas y descargando sobre el pueblo la crisis. Hoy aparecen en su rol; voceros del establishment disfrazados de candidatos a presidente. Nada nos une a estos políticos, espejo de un pasado de entrega.
Teniendo esto claro surgen preguntas: ¿Qué hacer ante el apriete de estos depredadores? ¿El problema es esta parte de deuda o es toda? ¿El gobierno defiende el país o simula y garantiza que los usureros cobren? ¿Necesitamos volver al mercado de capitales y nuevos créditos? ¿Se puede o no dejar de pagar este fraude?
Las falacias de CFK y Kicillof
CFK y su actor protagónico Kicillof, intentan transmitir una supuesta lucha por la patria. Ayer Cristina dijo «no queremos volver a ser dependientes y por eso nos atacan». Extraña forma de entender la independencia, ya que ella misma afirma que su objetivo es pagar el 100% de esta estafa usuraria. Que el gobierno ahora no acuerde con los buitres no implica una decisión soberana sino un cálculo de meses: solo lo diferencia del reclamo de los holdouts que ellos quieren cobrar ahora y el gobierno quiere pagarle en enero para evitar la clausula Rufo. Pero quiere y va a pagarles. Hasta intentó que la banca privada se metiera en tema (con sus cálculos de ganancia a cuesta) y retrocedió sobre sus pasos al ver que políticamente lo perjudicaba. Pero lo intentó en el afán de cumplir con los buitres. No por otro objetivo. Tal vez ahora vaya por la banca internacional.
Además este gobierno, al otro 92,7% de los bonistas que sí entraron en los canjes 2005 – 2010, les viene pagando fortunas a costa del país. No es casual que el supuesto gran debate que hoy da el gobierno es si estamos o no en default. Su gran «gesta patriótica» es demostrar que paga, parece una broma pero es la realidad. En un insulto a la inteligencia quieren convencerte que pagar deuda externa ilegítima y usuraria es decisión soberana. Y no está de más recordar, que es el mismo gobierno quien aceptó que la justicia de EEUU dirima los conflictos; para envidia de cualquier político noventista agachó la cabeza y puso al país en manos de los Griesa. De eso también es responsable, aunque hoy se hinche el pecho hablando contra el deplorable juez.
Default no es sinónimo de un no pago soberano
Técnicamente entrar en default es cuando alguien quiere pagar y por alguna razón no puede. Eso, no tiene nada que ver con una actitud soberana. Simplemente es que el plan del gobierno -pagar todo- no salió bien y quedó envuelto en la crisis. Precisamente porque el gobierno mantiene esta estrategia de pago es que intentará salir de la crisis, más temprano o más tarde, pagando deuda ilegítima. Recordemos que el kirchnerismo lleva pagados 190 mil millones dólares en concepto de deuda y nos dice que «no va a pagar poniendo en riesgo las necesidades del país». Increíble cinismo oficial; porque 190 mil millones son necesidades sociales insatisfechas y no otra cosa. Sobre todo esto invitamos a reflexionar quienes años atrás honestamente apoyaron al kirchne-rismo y quieren que el país avance. Porque más allá de la retórica, Kicillof comanda una negociación cuyo objetivo es terminar pagando esta estafa con el objetivo de volver al mercado de capitales ¿Suena a los 90? Así es y no hay cómo ocultarlo.
El cuento del desendeudamiento y las deudas que crecen
El gobierno vino intentando normalizar relaciones con el poder financiero internacional. Para eso además de devaluación y ajuste interno vino cumpliendo con exigencias externas: a Repsol lo acuso de debernos plata pero terminó pagándole una fortuna. Aceptó las demandas de empresas litigantes en el CIADI. Sello un gigantesco pago al Club de Paris en concepto de deuda originada en la dictadura. A la deuda usuraria que año tras año nos obliga a pagar más, previamente la legalizó con los canjes. Con las reservas del Banco Central en su peor momento y vencimientos de deuda millonarios para 2015-2016 el gobierno va tras nuevos préstamos y más deuda para pagar intereses de la deuda anterior. Así se derrumba una de sus principales mentiras; se suponía que pagamos para desendeudarnos y hoy tenemos más deuda externa que antes y la rueda usuraria sigue dando vueltas.
Esta es la forma en que CFK prepara la transición al estilo de la política tradicional; pagos al poder financiero, nuevos préstamos y ajuste. La pelea con Griesa vino a trastocar la planificación de pagos ordenados porque el poder financiero es insaciable, pero no por eso olvidamos que el plan de CFK-Kicillof sigue siendo acordar con ese poder. Se simula un enfrentamiento mientras se ordena por debajo de la mesa un acuerdo de pago integral y la continuidad del mecanismo más asfixiante que sufre el país.
Es posible declarar la suspensión de pagos de toda la deuda
Invitamos a la población a no comprar el discurso de políticos profesionales, banqueros y grandes empresas que dicen que pagar es la única salida. No es así sino al revés: pagando deuda integralmen-te ilegítima no hay salida ni futuro. Además, una auditoría seria demostraría que ya hemos pagado más de la cuenta y los números indican que hoy debemos mucho más que ayer. Todo un fraude. Nuestra propuesta es invertir los términos del debate y tomar medidas en consecuencia: suspender inmediatamente todo pago de deuda externa, iniciar una auditoría global sobre toda la deuda que parta del fallo del juez Ballesteros. Romper la dependencia con la justicia de EEUU o de cualquier otro país. No pagar ni ahora ni en 2015 nada a los holdouts. Y sobre todo, utilizar todos los recursos para cumplir con nuestras necesidades sociales: planes de obras públicas que generen trabajo, aumentos salariales, jubilatorios y de educación y salud pública.
Lógicamente el camino que proponemos no es fácil. Requiere voluntad política, movilización, apoyo popular y es el único que puede sacarnos de la actual situación. Quien desde el poder político diga que pagando esta estafa el país va a crecer y mejorar miente, es cómplice de las penurias que vienen y socio de los negociados del poder especulativo. Hay que darle la espalda a esa falacia y animarse a transitar otro proyecto de país, de verdad soberano e independiente. Esto proponemos desde el MST-Nueva Izquierda, convencidos que es posible con un plan alternativo y medidas radicales contra el poder financiero terminar con esta sangría. Comenzando a usar todos nuestros recursos planificada-mente y sin necesidad de volver a endeudarnos con un mundo financiero que nos trajo, en complicidad con los gobiernos, a esta crisis de deuda.
Sergio García. Director de la Comisión de Perspectiva Económica de Legislatura (CABA). Dirigente del MST – Nueva Izquierda
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.