Desde la semana pasada vemos fotos en los diarios e imágenes por televisión que muestran cómo se tiran por día 4 millones de litros de leche. Hasta ahí, sólo una más de las tantas consecuencias de los cortes de ruta que realizan camioneros y ruralistas. Pero el escenario es más dramático. Mientras la leche riega […]
Desde la semana pasada vemos fotos en los diarios e imágenes por televisión que muestran cómo se tiran por día 4 millones de litros de leche. Hasta ahí, sólo una más de las tantas consecuencias de los cortes de ruta que realizan camioneros y ruralistas. Pero el escenario es más dramático. Mientras la leche riega las rutas, hay 126 chicos desnutridos y en riesgo que pasan cada 30 días por los consultorios de Seguimiento Nutricional de los cuatro centros de salud que dependen de la Municipalidad de la ciudad de Mendoza. En la comuna estiman que de esos 126 chicos, 20% está en riesgo de desnutrición, 30% padece desnutrición crónica y 50% padece desnutrición aguda.
En Capital, están detectando claramente cómo la crisis económica impacta en los sectores bajos. Es que a los Centros de Salud que dependen de la comuna comienza a llegar más gente. Y también han advertido que más madres van con sus niños a los Municentros a buscar leche.
Los castigados
Silvia González (37) es coordinadora del Municentro del barrio Nueva Esperanza y asegura que en los últimos meses «subió la cantidad de chicos que vienen que tienen entre 1 y 4 años».
Margot Manrique (49) pasa sus mañanas haciendo tareas en el Municentro San Francisco de Asís ubicado en el barrio Andino. «Vemos más chicos entre 1 y 5 años porque sus madres no pueden comprar leche. Antes se tomaban una cajita, ahora toman dos o tres. Vienen con más hambre».
Lo que ve Margot también lo corrobora Patricia Cardozo (38) en el Municentro Nuevo Amanecer: «Me llegan más chicos de un año, a esa edad dejan la teta y como las madres no pueden comprar leche los traen aquí».
El relato de las madres que están a cargo de los Municentros también se ve reflejado en los números que llevan desde el área de Acción Social del municipio. Concretamente en mayo, tuvieron que entregar mil raciones más en los diferentes Municentros. A esos establecimientos son derivados los chicos que están desnutridos o en riesgo nutricional.
El primer indicador
Capital tiene a cargo cuatro centros de salud ubicados en los barrios La Favorita -así se le llama a la barriada que aglutina a unos 17 barrios donde viven más de 5 mil familias-, Flores Sur, San Martín y Andino.
Gloria Molina, es directora de Salud de la Municipalidad de la ciudad de Mendoza y no duda en afirmar que «al centro de salud del barrio San Martín está llegando gente que antes tenía dinero para pagar la obra social». También Molina asegura que «la mayoría de la gente que llega ha perdido su trabajo. Han perdido calidad de vida, se nota en la ropa que usan y también en su alimentación».
La carencia
Molina explica el funcionamiento de los consultorios de Seguimiento Nutricional. «Tenemos 14 agentes sanitarias que van casa por casa, controlan el peso y la talla de los chicos y así vamos detectando los casos de desnutrición que son derivados a los consultorios de Seguimiento Nutricional». Para fundamentar sus palabras, Molina da un dato clave: «En enero recibían refuerzo vitamínico unos 40 desnutridos; en mayo, creo que ya hay unos 70».
Cecilia Llaver es la coordinadora de los consultorios de Seguimiento Nutricional para menores de 6 años y cuenta la realidad que vive día a día. «Entre los cuatro centros de salud tenemos un promedio de 126 chicos menores de 6 años que ingresan, por mes, al servicio que están desnutridos o en riesgo nutricional. De esos chicos, en promedio y según estimaciones 30% son desnutridos crónicos, 50% son casos de desnutrición aguda y sólo 20% están en riesgo nutricional».
Llaver explica que están desnutridos los chicos que tienen un peso bajo en relación con la talla para su edad. Cuenta que de los 126 chicos que pasan por estos consultorios, hay unos 62 que ya están en estado de desnutrición concreto. Dentro de esos están los casos crónicos y los desnutridos agudos, a estos últimos la talla no se les afectó, pero les falta peso. Los desnutridos crónicos, son los que les falta talla.
Existen tres grados de desnutrición: el grado 1 se da cuando al chico le falta del 10 al 25% de su peso en función de su edad y talla; el grado 2 indica una desnutrición moderada en donde les falta entre 25 y 40% de su peso. En el grado 3 al chico le falta más de 40% del peso. «Casos de grado 3, en 19 años que llevo atendiendo, hemos tenido muy pocos», afirma Llaver.
Las madres en riesgo
La niños desnutridos son detectados no sólo por las agentes sanitarias, sino también con el seguimiento que hacen en los centros de salud. «El niño nace y su curva de crecimiento de talla y peso tiene que subir. Vemos que cuando están con lactancia materna la curva sube, pero cuando incorporan bebida o alimentos sólidos se estanca o comienza a descender. Esto es porque las madres generalmente no saben qué deben darle de comer a sus hijos y reemplazan la leche materna por cualquier comida», agrega Llaver.
¿Pero en qué estado llegan las embarazadas al Centro de Salud? «Ahora vemos que están llegando en riesgo nutricional y la mayoría de ellas son adolescentes. La embarazada adolescente, por estar en esa edad, debe incorporar más alimentos porque su cuerpo está formándose y además tiene que alimentar al niño concebido», declara Llaver y destapa otro problema:
«Nos cuentan que ya no comen carne, ni frutas, ni verduras. Comen más huevos, polenta, fideos y arroz. No compran leche porque no les alcanza. También tenemos muchos chicos que no progresan en el peso, que aumenta su anemia y que les faltan vitaminas».
Consecuencias
Llaver sabe que el futuro de estos chicos está comprometido porque algunas consecuencias son irreversibles y aclara que la desnutrición no sólo se registra por falta de alimentos, también influye el entorno, el ingreso económico de la familia, la atención que le dedican al chico y la posibilidad de acceder a controles médicos. «Si tengo un chico que está en riesgo nutricional y le da una neumonía, seguro que esa enfermedad va a quitarle peso y pasará a ser desnutrido».
Los peligros más graves se registran en los menores de dos años, es que hasta esa edad el cerebro crece y si no están bien alimentados tendrán problemas cognitivos. Les costará aprender lo que se les enseñe en la escuela y tendrán problemas de razonamiento.
Hay escuelas marginales en las que la mayoría de los alumnos, hoy ya tienen serias dificultades para realizar el razonamiento lógico. Pero también estarán expuestos más que cualquier niño a contraer cualquier enfermedad.
Los distintos modelos económicos ya muestran sus resultados. Desnutridos hijos de desnutridas. Mientras los cuatro millones de litros de leche que se tiran por día en las rutas argentinas siguen regando los campos, aquí cerca en Capital hay niños que probablemente no podrán soñar con su futuro. Tampoco tendrá su cerebro, las condiciones necesarias para poder pensarlo.