La bronca que ha generado el Gasolinazo es evidente. Muy pocos servidores públicos no están preocupados. ¿Qué ha sucedido? El método. Es decir, uno es el objetivo y otro el método. Las autoridades que diseñaron y aceptaron su implementación fallaron y han puesto en riesgo su objetivo. Veamos el método. Primero, se quiso preparar al pueblo. […]
La bronca que ha generado el Gasolinazo es evidente. Muy pocos servidores públicos no están preocupados. ¿Qué ha sucedido? El método. Es decir, uno es el objetivo y otro el método. Las autoridades que diseñaron y aceptaron su implementación fallaron y han puesto en riesgo su objetivo.
Veamos el método. Primero, se quiso preparar al pueblo. Se utilizaron radios y otros medios para hablar del objetivo. Se escuchaba (y se escucha aun) «ya no podemos seguir desangrando al país» y se explicaba cómo sucedía esto. Segundo, se utilizaron sistemas de declaraciones y contradeclaraciones. Cuando los medios empezaron a especular sobre el tema, las autoridades económicas decían que no se tomaría la medida. Se generó confianza en la gente. Se decidió no consensuar con las organizaciones. Como dijo el Ministro de Economía, «había que tener cierta reserva». La reserva tuvo que ver con la dureza del porcentaje. Se armó el escenario para la transmisión pública de la decisión y se decidió que fueran el Vicepresidente, el Jefe del Gabinete Político y el Jefe del Gabinete Económico. Se decidió qué Ministros hablarían luego de la transmisión pública y qué Ministros serían destinados a otros lugares a explicar la medida. Se decidió la fecha. Un día después de Navidad. Y finalmente, como pomada después del golpe, los paliativos.
Luego, el 26 de diciembre, el Vicepresidente García Linera y el Ministro Choquehuanca, se responsabilizaron frente al pueblo y aparecieron como los ejecutores de un método impuesto por Arce Catacora. Vino el gasolinazo. Y la sorpresa. Y la duda y la esperanza (¿no será inocentada?). Las horas pasaron y la sorpresa se convirtió en certeza. Nos dieron un masazo. Solamente decirlo duele. Lo hicieron en secreto. Nos prepararon. Eligieron el día. Tenían hasta el discurso. El escenario estaba listo. No consensuaron con nadie. Y cuando se dio, los compañeros y compañeras se encontraban, se llamaban, preguntaban si era cierto, «pero ellos mismos decían que no había nada». Hoy miles de companer@s de todo el país se preguntan ¿por qué fue así? ¿Por qué tenía que haberlo hecho Evo, y de esa manera? Muchos recuerdan que la subvención era una conquista del movimiento popular.
Y la respuesta es nítida. El gobierno utilizo un método neoliberal. En secreto, un día después de Navidad.
Todos los gobiernos que incrementaron estos precios, utilizaron exactamente el mismo método. La dolida economía popular le puso el nombre de gasolinazo. Calculaban en secreto. Nos tenían que sorprender. No podían correr el riesgo de perder. Los intereses que se jugaban eran demasiado caros. Para hacerlo normalmente utilizaban una fecha que impidiera movilizaciones. Alguna vez escuche decir a Lechin «cuidado, se viene carnaval». Nadie se preocupaba del pueblo.
¿Y el paliativo?. Las medidas anunciadas ayer, son de largo plazo. Lamentablemente son medidas cuyos impactos no serán sentidos desde hoy por el pueblo. Y siempre fue así.
Este método fue utilizado por todos los gobiernos que este proceso ha vencido. Este método no es de este proceso.
Se le ha restado credibilidad al gobierno. Si el 26 nos hicieron esto -se escucha- ¿que nos harán el 2? El Presidente del Banco Central exigía ayer por las radios que la gente denuncie a quienes están haciendo terrorismo financiero. Así, quiere recuperar la confianza de la gente. Él sabe que se equivoca. Para recuperar la confianza del pueblo, el Presidente Morales tiene que hacer un cambio de timón.
¿Qué significa eso? El Presidente sabe cómo hacerlo. Él sabe que en su gabinete, es decir en el gabinete del proceso, no tienen espacio los Ministros de Economía y Planificación, Luis Arce y Viviana Caro. Ellos son los más claros representantes del pasado. Son los infiltrados. No son de este proceso. Bajo su manto se cobijan quienes quieren que este proceso fracase. Con su salida, el Banco Central recuperara confianza de la gente. La recuperación de la confianza popular es un camino que hay que transitar rápidamente. Cambio de timón no es cambio de gobierno. Es rectificación y al Presidente le toca identificar cómo hacerlo.