El campo mexicano vuelve a movilizarse. A partir de hoy (24), ellos comienzan la segunda etapa de la campaña «Sin Maíz no hay País», con un nuevo subtítulo: «alimentos campesinos para México. El hambre no espera». Los trabajadores rurales piden la reactivación del campo, para enfrentar la crisis alimentaria, ya que, en sólo 18 meses, […]
El campo mexicano vuelve a movilizarse. A partir de hoy (24), ellos comienzan la segunda etapa de la campaña «Sin Maíz no hay País», con un nuevo subtítulo: «alimentos campesinos para México. El hambre no espera». Los trabajadores rurales piden la reactivación del campo, para enfrentar la crisis alimentaria, ya que, en sólo 18 meses, los alimentos se encarecieron un 70%.
Más de 500 organizaciones campesinas participan de la campaña. Piden «la revalorización y promoción de la agricultura campesina, que fue excluida de las políticas y del apoyo público en los últimos 25 años». Los productores de pequeña y mediana escala poseen el 80% de las tierras, que tienen recursos estratégicos, como agua, germoplasma y minerales, y aún así fueron dejados de lado por el gobierno, que pasó a incentivar la importación de alimentos y la producción de las grandes empresas.
Para frenar el desmoronamiento del campo y proteger la soberanía alimentaria, la campaña exige que el Ejecutivo renegocie el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y los Acuerdos de Agricultura de la Organización Mundial de Comercio (OMC); además de ponerle fin a la plantación de maíz transgénico, pues México es el lugar de origen del maíz y tiene más de 59 especies nativas, que pueden ser contaminadas.
La reglamentación de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) prevé la plantación experimental de maíz transgénico para fines de este año. Otra barrera a la soberanía alimentaria del país es el uso de maíz para la producción de agrocombustibles.
Para la campaña «Sin Maíz no hay País», los agrocombustibles son responsables del aumento en alrededor del 30% de los precios de los granos básicos. En sólo un año, el precio del trigo subió 130%, el de la soja 87%, el del arroz 74% y el del maíz 31%. Los organizadores de la campaña critican el hecho de que, además de contribuir al aumento del precio de los alimentos, los agrocombustibles no son sustentables ambientalmente.
En México, actualmente, 20 millones de personas sufren por desnutrición y anemia, mientras que otros 60 millones viven en condiciones de pobreza; para combatir esa realidad, la campaña considera fundamental la participación de la sociedad civil.
En el comunicado, los organizadores destacaron los puntos fundamentales de esa lucha: hasta 2012, y de modo gradual, la substitución de las importaciones agroalimentarias para eliminar el déficit comercial sectorial; elevar a status constitucional el derecho a la alimentación, y el establecimiento de una canasta básica con precios controlados de productos nacionales.
Además de la reserva estratégica alimentaria de tres millones de toneladas de maíz, un millón de trigo, 200 mil de poroto, 200 mil de arroz y leche en polvo equivalente a cuatro meses de consumo nacional. Para los integrantes de la Campaña, esas acciones pueden ser financiadas con la creación de un Fondo Nacional para la Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, con los recursos excedentes del petróleo.
Traducción: Daniel Barrantes – [email protected]