Las elecciones presidenciales venideras del 17 de agosto de 2025, van a reconfigurar la política exterior e internacional del Estado Plurinacional de Bolivia, en un escenario donde los socios de EEUU, como el régimen israelí o Ucrania vienen quebrando la convivencia pacífica de las naciones. Por ejemplo, bajo la capa de Washington las fuerzas israelíes son los autores directos del genocidio sionista en pleno siglo XXI contra el pueblo palestino, que, al momento de redactar estas líneas, las víctimas superan los 60.000 muertos que yacen bajo los escombros; pues el 90% de la infraestructura civil (hospitales, universidades, mezquitas, iglesias, viviendas etc.) hoy son los testigos de la perversidad de Benjamín Netanyahu.
Desde la asunción de los movimientos sociales al poder en 2006, la política internacional boliviana se ha tornado de apoyo y solidaridad con los pueblos del mundo, la cual se ha cimentado cuando en el año 2009 se aprobó legítimamente una nueva constitución, que cristalizó las demandas del pueblo profundo, aquellas que habían sido soslayadas durante más de 500 años; así como emergió el primer presidente indígena que condujo al Estado Plurinacional de Bolivia.
A partir de ello, la política exterior boliviana, se ha convertido en un paradigma para las naciones del mundo, en donde no se toleraba el clasismo, el autoritarismo, la violación a los Derechos Humanos entre otros, siendo la diplomacia de los pueblos, la punta de lanza en la política internacional mundial.
En ese marco, Evo Morales Ayma visitaba Pekín, Moscú, Teherán, etc., en donde los negocios y/o tratados internacionales se los realizaban a partir del respeto a la soberanía y la autodeterminación, y no bajo sometimientos o condicionamientos a corto ni a largo plazo de los sujetos internacionales.
Ejemplo palmario de las políticas solidarias a nivel internacional durante la gestión de Morales Ayma, ha sido —tras 59 años de relaciones ininterrumpidas— el rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel el año 2009, fruto del ataque unilateral e inhumano de la entidad sionista contra la inerme población gazatí. No obstante de ello el primer presidente indígena el año 2014 tachó a Israel como “estado terrorista”, nuevamente por los actos genocidas contra Palestina cuando en esa oportunidad provocó más de 1400 muertos.
Las acciones de Evo en el plano internacional, han sido —y son— la prueba clara de cómo un mandatario que emergió de las entrañas del pueblo profundo —que ha sido víctima y testigo del exterminio y el genocidio europeo en “Abya Yala”— tomó determinaciones firmes para denunciar y condenar el exterminio de Palestina.
Siguiendo esa línea —no obstante que el año 2019 producto de un golpe de estado contra Morales, se reestablecieron las relaciones diplomáticas con Israel— Luis Arce, siguiendo esa política internacional, el 31 de octubre de 2023, cuando nuevamente comenzó el exterminio contra Gaza, el mandatario boliviano, como protesta y denuncia por el genocidio, rompió nuevamente las relaciones diplomáticas con Tel Aviv.
No cabe la menor duda que desde que los movimientos sociales asumieron el poder —salvo el periodo transitorio de la autoproclamada “presidenta” Jeanine Añez— el Estado Plurinacional siempre estuvo con las causas justas de la humanidad, pese a ser amedrentado por las élites del poder occidental.
Esa política exterior e internacional de Bolivia, hoy está en peligro, peor aun cuando el artífice del Estado Plurinacional —Evo Morales Ayma— esta proscrito para no participar en las elecciones presidenciales, lo cual significa que Bolivia nuevamente será el patio trasero de las potencias occidentales, quienes no consensuan normas, solo las imponen por la fuerza física o los golpes blandos por sus aparatos económicos como el FMI y el Banco Mundial.
El Estado Plurinacional tiene todo el derecho de tender puentes de diálogo y fraternidad en el marco de la diplomacia y el multilateralismo de respeto a la soberanía, sea con Rusia, EE.UU., Irán o Finlandia, ejemplo palmario de ello es la política internacional de los BRICS, el mismo que siempre apela al multilateralismo y no a la imposición y los condicionamientos que desportillan las relaciones internacionales.
Proscrito Evo Morales, el posible “triunfo” de la Derecha en los comicios presidenciales del 17 de agosto, dará viabilidad para que nuevamente Bolivia sea ofrecida en bandeja a occidente.
Los programas de gobierno de Samuel Doria Medina, Jorge “Tuto” Quiroga, Manfred Reyes Villa, develan los planes fútiles y la felonía hacia un pueblo para convertir su territorio en propiedad de las trasnacionales; pues las privatizaciones serán la punta de lanza para comenzar a rifar los recursos energéticos de los bolivianos como el Litio y las tierras raras.
Por ejemplo, Jorge Quiroga (Derecha Liberal) establecerá las privatizaciones, en especial de los hidrocarburos y la minería, así como posibles concesiones a multinacionales con el objetivo de reintegrar a Bolivia en la esfera estadounidense, en donde los acuerdos con el FMI y el Banco Mundial para “estabilizar la economía”, ocasionarán ajustes fiscales y flexibilización laboral. “Tuto”, el vicepresidente de Hugo Banzer (quién fuera dictador militar y más adelante “demócrata”) es el muchacho mimado de Washington.
Samuel Doria Medina (Social democracia Liberal) propone un modelo “mixto” apuntando a los sectores de energía y telecomunicaciones, un “empresario” que amasó su fortuna en pleno auge del modelo neoliberal a través del uso de influencias cuando era ministro de Jaime Paz Zamora, pese a que no se muestra tan abierto a las privatizaciones, sus relaciones con la élite oligárquica internacional, como Marcelo Claure, interesado en el litio boliviano, denotan sus verdaderas intenciones; similares a las de Quiroga, ya que los tratados de libre comercio con la UE y EE.UU. son uno de sus principales objetivos cubiertos con el celofán de la moderación.
Por su parte Manfred Reyes Villa (“autonomismo” neoliberal), descaradamente propone romper el modelo estatista del gobierno de los movimientos sociales para entregarlos al capital privado, en donde los ajustes vendrán de las recetas del FMI y el BM; pues este promueve la inversión extranjera sin restricciones que abarcarían los recursos naturales.
De acuerdo a los programas de los candidatos de derecha —y ultraderecha—, el giro neoliberal que gravite hacia Washington y Bruselas es inevitable, lo cual sin duda alguna pulverizará las políticas sociales y económicas soberanas, siendo el país andino un satélite más de las logias del poder occidental.
Frente a este panorama, una gran parte de los bolivianos no se sienten representados en las elecciones presidenciales.
Al no contar con un candidato que los represente, el país volverá a ser el sirviente oprimido y sumiso a EEUU y la Unión Europea, desde donde se darán las “directrices” para privatizar Bolivia; así como proscribir definitivamente a sus líderes, para que estos queden en silencio frente a los abusos y las injusticias dentro o fuera del territorio, como los crímenes de genocidio que comete Israel en Gaza y los demás territorios Palestinos: ¿Están los bolivianos en los principios del final del Estado Plurinacional para convertirse en el patio trasero de las transnacionales y las élites burguesas internacionales?
Roberto Chambi Calle. Jurista, teólogo y analista en RR.II. Coautor del libro “PALESTINA, entre piedras y misiles”.
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