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Las derrotas de la oposición boliviana

¡Capote! (cinco a cero)

Fuentes: evolucion-bolivia.blogspot.com

Anunciado: los prefectos opositores usaron la bandera autonómica y los medios de comunicación masiva para escudar sus verdaderos propósitos. La candidatura a la asamblea les salio mal Apenas se recuperaban del golpe electoral que sufrieron cuando Evo Morales ganó las elecciones con más del 50% de los votos (Uno a cero), convirtiéndose no solo en […]

Anunciado: los prefectos opositores usaron la bandera autonómica y los medios de comunicación masiva para escudar sus verdaderos propósitos.

La candidatura a la asamblea les salio mal

Apenas se recuperaban del golpe electoral que sufrieron cuando Evo Morales ganó las elecciones con más del 50% de los votos (Uno a cero), convirtiéndose no solo en el primer presidente indígena de Bolivia sino en el primero que gana con mayoría absoluta una elección presidencial, los opositores comenzaron a armar su estrategia para tener presencia en la asamblea constituyente. Tenían, al igual que en las elecciones previas, a todos los medios de comunicación masiva a su disposición, pero no tenían ninguna propuesta. Entonces copiaron a sus pares de Miami y usaron la figura del presidente Venezolano para intentar sembrar el terror. Masivamente inventaron que Chávez nos invadiría, nos quitaría las casas, que el estado se quedaría con tus hijos y cosas tan absurdas que solo las creerían los menos inteligentes.

El oficialismo y los grupos sociales tomaron conciencia del momento y, sobre todo, la talvez única oportunidad que teníamos de hacer nuestro propio paquete de leyes que nos lleven al desarrollo largamente negado por una sucesión de colonizadores externos e internos. Entonces se ocuparon de armar propuestas y candidatos, llegaron desde los pueblos más recónditos para asegurarse que sus propuestas sean puestas en la mesa de trabajo.

El pueblo fue a votar para elegir de entre estas propuestas (o despropuestas) y con su voto decidió la conformación de esta asamblea constituyente.

Resultado: El oficialismo y los movimientos sociales obtuvieron mayoría de asambleistas en las elecciones. Dos a cero.

La asamblea les salió mal

Como la oposición al gobierno de Morales perdió nuevamente, tenían que intentar que la asamblea fracase a toda costa. Con ese fracaso ellos tendrían una nueva oportunidad de intentar recuperar el gobierno, el cual usaron por los recientes 20 años pasados, para seguir lucrando a costa del pueblo Boliviano y conservar sus privilegios de clase.

Entonces impusieron el argumento de que la nueva constitución tenia que ser aprobada por dos tercios de los asambleistas en todas sus instancias. Introdujeron la demanda autonómica, la cual robaron mediáticamente a los indígenas del oriente que fueron los primeros en reclamarla, seguros de que encontrarían el punto de choque perfecto para hundir a la asamblea. Paralelamente comenzaron a usar grupos de choque para generar violencia en las calles como alternativa y lograron reclutar a la oposición sucrence que les servía bien para el momento. La oposición sucrence puso a disposición estudiantes universitarios baratos y agresivos y, por supuesto, a los medios de comunicación masiva que amplificarían cualquier calumnia, rumor o incitación a la violencia que la derecha extremista pueda requerir. Y así lo hicieron.

Resultado: El oficialismo y los grupos sociales trabajaron a doble jornada logrando consensos y adecuando las propuestas de la oposición para poder incluirlas en el nuevo texto constitucional.

La capitalía les salió mal

Los dos tercios y las autonomías fueron incluidas y alcanzadas en la asamblea. Se logró extender el plazo de la misma, la cual venía demorada por los constantes ataques y trabas de la oposición. Entonces desesperados necesitaban encontrar algo más que les sirva: un pedido imposible de conceder. Encontraron el tema de la Capitalía.

Sucre fue, es y será la capital de Bolivia. Hace mucho la sede de gobierno fué llevada a la ciudad de La Paz y pese a la difícil geografía se estableció allí una ciudad grande y cosmopolita que contiene a la mayoría instituciones del gobierno. Mover todo el funcionamiento del estado a Sucre, a Tarija, a la Luna, o donde quieran llevar las oficinas, implicaría una logística y un gasto de recursos que un país que sale poco a poco de una situación de pobreza, en la cual nos han tenido los gobiernos neoliberales por décadas, es absurdo. El presidente del comité pro Santa Cruz comandaba personalmente la movida, llegaba en aviones privados a Sucre en cualquier momento, se reunía con los dirigentes, repartía instrucciones y luego volvía a su centro de operaciones en Santa Cruz.

Resultado:
El oficialismo y los movimientos sociales volvieron a trabajar dobles y triples jornadas hasta que lograron proponer una serie de puntos para lograr un consenso en este tema. Se propuso que la corte electoral se convierta en un cuarto poder del estado y se trasladaría su funcionamiento a Sucre, entonces tendríamos dos poderes en Sucre y dos en La Paz. Esta era una propuesta sensata por lo menos para crear un principio de igualdad e ir creado las condiciones para distribuir los poderes del estado.


Los dirigentes de Sucre se vendieron a la violencia

La oposición instruyó a los dirigentes de Sucre, quienes daban la cara por la derecha con el tema de la capitalía, rechazar esa propuesta. Traicionando a la mejor oportunidad que tuvo Sucre en su historia reciente de contar con la mitad de los poderes del estado y de ser la ciudad donde se refunde la nueva Bolivia, estos dirigentes se prestaron a la violencia. La derecha usó nuevamente a los dirigentes, los universitarios y los medios de comunicación sucrences, pero esta vez trajeron expertos paramilitares de la organización terrorista UJC del comité pro Santa Cruz para que dirijan personalmente la violencia hasta hacer fracasar la asamblea. Los asambleistas soportaron golpes, discriminación, humillación, amenazas de muerte, guerra sucia mediática y aún así lograron terminar la primera etapa del texto constitucional, aprobándola en un liceo militar bajo ataques constantes de los radicales violentos. La oposición llevó todos sus recursos violentos para desatar la mayor violencia posible e impedir que la asamblea logre el último paso: aprobar el texto en revisión y detalle. La ley aprobada para la asamblea solo permitía las sesiones en Sucre.

Resultado: El oficialismo y los movimientos sociales consiguieron los consensos y lograron modificar en congreso nacional la ley de la asamblea para llevarla a otra ciudad en caso de que Sucre no ofrezca las garantías. Sucre perdió definitivamente la oportunidad de ser lugar de encuentro, lugar de refundación, lugar de concertación, lugar que la historia describiría como el lugar donde se dio pié a la nueva historia de Latinoamérica. La asamblea sesionó en Oruro y en Oruro se concluyó la revisión y aprobación del texto en detalle. Bolivia tenia su nueva constitución política del estado.

Intentaron imponer el separatismo disfrazado de Autonomía

La oposición se reunió y, sin que nadie los elija, se atribuyeron la autoridad de todo un pueblo redactando unos estatutos autonómicos donde se atribuían, entre otras cosas, el control del flujo migratorio dentro del departamento, la propiedad y derechos de explotación de las riquezas naturales, el control de la policía, su propio sistema judicial, el control de la economía, etcétera. Un separatismo con titulo de autonomía.

Sin que exista un marco legal que lo permita, llamaron a un referendum aprobatorio de ese texto redactado por un grupo de opositores radicales a los cuales nadie eligió para redactar ningún estatuto. Las cortes electorales departamentales de esas regiones se prestaron al juego y gastaron dinero de las prefecturas en la consulta ilegal. Al pueblo le dijeron que votaban por el si o no a la autonomía, no les dijeron claramente que querían legitimizar forzosamente su proyecto de separatismo.

Resultado: Al no haber marco legal, nadie reconoció los resultados de este evento y quedó en un bochorno. Luego, los opositores, intentaron imponer su texto con sus reglas y con prepotencia: se autonombraron, sin consultar a nadie, gobernadores, legisladores, etcétera y hasta emitieron leyes sin tener atribuciones para ello.

El revocatorio les salió mal

Usando nuevamente los medios masivos de comunicación, los cuales tienen a su servicio, los opositores desafiaron a un referendo revocatorio de mandato al presidente. Seguros de que el presidente había perdido popularidad, los opositores se concentraron nuevamente en sus regiones para asegurar el triunfo. Las cortes electorales departamentales ya estaban comprometidas porque ya se prestaron anteriormente y sin marco legal al juego de los derechistas.

Resultado: El presidente ganó apoyo de 54% a 67%. Dos de cinco prefectos opositores fueron revocados. Sucre coronó a su prefecta quien usó la promesa de la capitalía, aunque los opositores ya habían retirado sus inversiones de Sucre al fracasar su intento de bloquear la nueva constitución que incluye las autonomías. Tres a cero.

El golpe les salio mal

La oposición acudió a la violencia extrema. Pidieron la venia del embajador Golberg para iniciar una guerra civil en Bolivia, probablemente contaban con que vendrían las tropas «pacificadoras» de la OTAN a «reestablecer» la democracia colocando a un presidente que simpatice con ellos. Y se embarcaron el la desastrosa aventura de tomar las instituciones públicas por la violencia, volar gasoductos, destruir canales de televisión y radios alternativas (clave para enceguecer a la población), tal cual las invasiones militares en las películas. En Pando incurrieron en una masacre armada con al menos 18 campesinos asesinados. Los medios de comunicación se dieron el lujo de decir que los países vecinos ya negociaban directamente el gas con la prefectura de Tarija!.

Resultado: El gobierno democráticamente establecido recibió el respaldo contundente de las fuerzas armadas Bolivianas, quienes en ejemplar respeto a la democracia no se prestaron en ningún momento al juego violento. Todos los países de Latinoamérica, representados en el UNASUR, respaldaron de forma unánime, enérgica y contundente a presidente legítimo Boliviano logrando un precedente de unión suramericana inédita. El embajador Golberg fue expulsado escandalosamente del país. El gobierno logra los consensos para aprobar una ley llamando a referendo nacional para aprobar la nueva constitución con autonomías incorporadas y esta es aprobada con 62% de los votos del pueblo Boliviano. Cuatro a cero.

Van a parar a la cárcel

Encabezando la fila con el ex-prefecto de Pando, uno a uno los responsables de la masacre de campesinos en Pando y de los destrozos de las instituciones públicas y ductos de gas, fueron siendo detenidos e investigados en un sistema judicial que necesita ser reformado. Sin embargo la evidencia es por demás contundente, abundante y los crímenes son demasiado graves como para poder siquiera poner en libertad condicional a los involucrados. Todo apunta a que no recuperarán su libertad ni podrán eludir la responsabilidad de tan actos tan graves.

Los opositores han recurrido a la violencia y a la mentira para intentar proteger sus intereses de clase y sus grandes extensiones de tierra, obtenidas por concesiones de gobiernos neoliberales, y que aún pretendían usar para explotar las riquezas que encontraran sobre y debajo de ellas.

Resultado:
Los opositores entran en pánico, exigen públicamente garantías de que no serán detenidos por los destrozos que ellos comandaron. Por supuesto nadie puede conceder semejante pedido. La autonomía ahora cuenta con un marco legal constitucional y el gobierno ha llamado a todas las instituciones que estarán involucradas a reunirse para elaborar la ley de autonomías. Los que no asistieron a la reunión: los opositores «autonomistas»!.

El ultimo fósforo: quemado!

Ahora los opositores se reúnen y condicionan su asistencia a las reuniones, a las que permanentemente el gobierno ha convocado, para construir un marco legal autonómico con participación y aportes de todas las organizaciones, municipios y entidades involucradas en este proceso. Ellos pedían el reconocimiento de sus estatutos separatistas ilegales como condición, pero ese fósforo lo quemaron ya antes. Ahora queman su ultimo fósforo y piden la liberación de los detenidos por haber participado en los asesinatos a campesinos en Pando, la voladura de ductos en el chaco y las golpizas al comandante de la policía en Santa Cruz.

Posible resultado: Esta movida es un claro pedido de impunidad por delitos de asesinato y traición a la patria. Es imposible que el pueblo Boliviano, y menos el gobierno popular de Morales, acepte semejante exigencia. Es simplemente inconcebible e imposible en el momento histórico que nos toca vivir.

La autonomía será implementada

Como el pedido de los opositores es absurdo, desde ya es previsible que no asistirán a ninguna de las reuniones por la implementación de la ley de autonomías. El gobierno del presidente Morales, junto con las organizaciones sociales, pueblos indígenas, municipios y prefecturas responsables, consecuentes y conscientes del momento histórico que nos toca vivir elaborarán la ley de autonomías. Las autonomías serán una realidad sin la participación de la oposición, la cual siendo invitada a participar pese a todo lo descrito anteriormente y el juego deshonesto que han hecho (sobre todo hacia la gente que los apoyaba), se niegan a participar. Cinco a cero: Capote!*

La oposición está siendo sistemáticamente derrotada por el pueblo Boliviano, del cual el presidente Morales es el representante actual por elección democrática. Los opositores derrotados insisten en creer que pueden negociar con el presidente Morales, pero el presidente sabe que quien gobierna en este momento en Bolivia es el pueblo Boliviano y el pueblo ya ha dado su veredicto mediante el ejercicio democrático en las urnas. Ahora es tiempo de construir y de generar políticas que nos permitan desarrollarnos en paz, igualdad y condiciones dignas.

*El popular juego del Futbolín en Bolivia se juega con cinco pelotas de madera. Cuando uno de los jugadores, generalmente niños, logra introducir las cinco pelotas en el arco del rival grita: «¡capote!», lo que quiere decir que ha ganado con el mayor resultado posible.

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