Desde nuestro surgimiento como organización hemos intentado hacer un análisis permanente de la realidad y de las fuerzas políticas que participan en el proceso de transformarla. Hemos definido dos grandes grupos de organizaciones: las que luchan contra el capitalismo y el neoliberalismo y las que luchan sólo contra el neoliberalismo. Sabemos, porque lo vemos, que […]
Desde nuestro surgimiento como organización hemos intentado hacer un análisis permanente de la realidad y de las fuerzas políticas que participan en el proceso de transformarla. Hemos definido dos grandes grupos de organizaciones: las que luchan contra el capitalismo y el neoliberalismo y las que luchan sólo contra el neoliberalismo.
Sabemos, porque lo vemos, que numéricamente las fuerzas anticapitalistas somos minoría con respecto a las antineoliberales y esto se explica, entre otras cosas, porque la conciencia de clase que se despierta ante la profunda crisis económica que nos afecta no es proletaria en un primer momento.
La conciencia «natural», por decirlo de alguna manera, de la mayoría de la población es la conciencia pequeñoburguesa o burguesa y es esa conciencia de clase la que determina que miles de personas, incluso, pobres y proletarias, busquen en las agrupaciones políticas antineoliberales la guía para salir del atolladero.
Una de esas fuerzas abiertamente antineoliberal es el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), fuerza surgida a raíz del más reciente fraude en la elección presidencial, el de 2012, que optó por convertirse en partido político con registro electoral para participar en las elecciones a partir de 2015.
Hasta el momento, MORENA es la única fuerza electoral capaz de disputarle al resto de partidos neoliberales (PRI, PAN, PRD, PVEM) puestos políticos. Sin embargo, y lo dice este partido en sus estatutos, no es una agrupación política anticapitalista, lo cual no le impide proponer una «alianza con los ciudadanos que quieren un cambio democrático y pacífico», según sus propias palabras. MORENA no lucha contra el capitalismo ni contra la burguesía e intenta, a su entender, «conciliar» entre intereses de clase que son irreconciliables.
La realidad es más necia que nuestros deseos, lamentablemente, y para muestra está el Patio Tlalpan, plaza comercial que se construye en beneficio de las grandes empresas de construcción y de empresas trasnacionales del entretenimiento, la moda y la comida rápida que explotan a sus trabajadores. La delegada de Tlalpan afirma que ella «nada pudo hacer» para evitar la obra, pues la construcción era legal, según el gobierno de la ahora Ciudad de México (CDMX). A dicha delegada se le olvidó que podía movilizar a las personas, que podían hacer una amplia labor de agitación, propaganda y organización para detener legal y legítimamente esa construcción que no está diseñada para el beneficio de los más pobres. Y así como la delegada de Tlalpan no pudo, el delegado de Azcapotzalco no puede resolver los problemas de acceso al agua en su delegación, de construcciones ilegales y de la privatización de los espacios públicos. ¿Será entonces que podrán cuando MORENA llegue al gobierno de la Ciudad de México?
Porque el argumento de moda entre los cargos públicos pertenecientes al MORENA es que no pueden resolver muchos problemas porque su solución depende del gobierno central de la CDMX. Olvidan, por conveniencia muchas veces, que el gobierno central de hoy se construyó con base en el ya lejano triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 y que muchos de quienes hoy son dirigentes de MORENA, son protagonistas y herederos de aquellos ayeres, cuando pregonaban que desde el gobierno iban a cambiar el neoliberalismo en el país.
Innegablemente, de 1997 a la actualidad ha habido buenos proyectos, realizados sobre todo durante el gobierno de López Obrador, pero, ya desde esos años, fueron proyectos que alimentaron y siguen alimentando la rapacidad de los empresarios. Para muestra de ello, basta echar un vistazo al sistema de subcontratación en los servicios de limpieza que, se ha mantenido desde el origen del Instituto de Educación Media Superior (IEMS).
Hoy día, la subcontratación, el famoso outsourcing, se ha generalizado a todos los niveles en el gobierno de la ciudad, en el gobierno federal y en general en diferentes ramas de la producción y de servicios, ¿acaso «dejarles» a los empresarios la subcontratación de la limpieza frenó su ansia de plusvalía robada al trabajador? ¿Cómo frenar la ambición desmedida de los empresarios en un momento de crisis económica? Son preguntas ante las que los dirigentes del MORENA prefieren mirar hacia otro lado.
Ceder a los intereses de la burguesía siempre estará en detrimento de la clase trabajadora, y es por eso que no basta ser antineoliberal en el discurso y seguir permitiendo las formas burguesas de hacer política de muchos nuevos integrantes del MORENA que saltan del barco del PRD al verlo como se hunde en su podredumbre. Si no nos creen no hay más que voltear a ver los nuevos fichajes de MORENA en Coyoacán y otras delegaciones.
Pero no nos apasionemos, esta crítica no es a todo seguidor y militante de MORENA, es al camino que ha elegido parte de su dirigencia, al discurso que intenta conciliar lo irreconciliable, a las decisiones tibias que fortalecen a la burguesía en contra de los trabajadores e incluso del mismo proyecto de MORENA.
Lo hemos escrito con anterioridad y lo hemos sostenido en nuestra práctica, somos un proyecto que piensa que dentro de los marcos del capitalismo no hay solución posible a los problemas económicos, sociales, ambientales y políticos del país; sin embargo, hemos trabajado y lo seguiremos haciendo con todo aquél que no esté conforme con el neoliberalismo y los efectos desgarradores de la violencia capitalista. Estamos convencidos de que sólo por medio de la práctica podremos avanzar de la conciencia antineoliberal a la conciencia anticapitalista.
Nada nos separa del pueblo explotado y oprimido que lucha por sus derechos, salvo si acaso nuestra incapacidad de aliarnos con él para avanzar en la lucha por la construcción del socialismo. Repetimos, nada nos separa del pueblo, ni su militancia temporal en las opciones antineoliberales ni sus dudas ni sus prejuicios sobre el socialismo.
Marchamos y trabajamos arduamente para construir la alianza y la unidad capaz de superar un sistema que nos conduce a la destrucción y que no puede ser frenado a golpe de concesiones y conciliaciones.
¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
Nota:
Este artículo fue publicado como parte de la sección ANÁLISIS del No. 16 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 15 de abril de 2016.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.