Cercan a la Policía Federal Preventiva. Y con ello inició la batalla política y la guerra psicológica en contra de las fuerzas federales. Por segundo día consecutivo, el pueblo se desbordó por las calles para protestar en contra de la presencia de las fuerzas federales y advertir que no desistirán de su demanda central: La […]
Cercan a la Policía Federal Preventiva. Y con ello inició la batalla política y la guerra psicológica en contra de las fuerzas federales.
Por segundo día consecutivo, el pueblo se desbordó por las calles para protestar en contra de la presencia de las fuerzas federales y advertir que no desistirán de su demanda central: La caída del «tirano», Ulises Ruiz Ortiz.
Mientras, la PFP desplegó columnas de efectivos con tanquetas antimotines a cerrar todos los accesos al zócalo capitalino, convertido en un cuartel. Pronto quedaron sitiados por miles de insurrectos, que a solo cuatro cuadras de distancia, establecieron su campamento de resistencia.
El zócalo, corazón de la capital del estado, fue tomado por la PFP y convertido en un cuartel y la explanada del ex convento de Santo Domingo, donde José María Morelos y Pavón, resistió cuando fue la toma de Oaxaca, fue convertida por la APPO en la plaza de la resistencia de los pueblos de Oaxaca.
En esta guerra de estrategias, el pueblo de Oaxaca ha ganado las primeras batallas al gobierno federal con la movilización pacífica.
De entrada, la intervención policíaca está derrotada, adelantó el portavoz de la APPO, Florentino López Martínez porque la gente salio a las calles para demostrar que no hay miedo y que Oaxaca no está derrotada, esta de pie y dispuesta a no dar ni un paso atrás.
Esto demuestra que la clase política del país nuevamente se equivocó y si quiere salvar su pellejo tiene que sacrificar a Ulises Ruiz Ortiz, recomendó el luchador indígena mixe Adelfo Regino Montes.
Su afirmación se sustenta en que la gente le perdió el miedo a los cuerpos policíacos, muestra de ello es que este lunes, miles de hombres, mujeres, jóvenes, niños y de la tercera edad realizaron tres marchas multitudinarias:
Una salió del mercado zonal de Santa Rosa y avanzó por la carretera internacional Oaxaca-México hasta el Centro Histórico de Oaxaca.
Otra partió de la Carretera Oaxaca-Puerto Ángel, a la altura de la Procuraduría General de Justicia del Estado y la tercera avanzó por la carretera Oaxaca-Istmo, a la altura del Instituto Estatal de Educación Publica.
Al mediodía confluyeron los ríos de gente que protestaron por la presencia de la Policía Federal Preventiva y para exigir la salida inmediata de Ulises Ruiz Ortiz, quien al igual que los uniformados, fueron cercados.
Ulises Ruiz fue cercado por integrantes de la Cámara de Diputados, a excepción del PRI y del Verde Ecologista, y el Senado de la República, quienes los exhortaron a que presente licencia o renuncia a su cargo a fin de volver la gobernabilidad el orden jurídico y la paz social al estado de Oaxaca.
La respuesta de Ulises Ruiz no se hizo esperar. El que siempre dijo respetar las decisiones de las instituciones, esta vez no le agrado, y decidió presentar una controversia constitucional en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra del Congreso de la Unión porque viola la soberanía estatal.
Mientras que los uniformados fueron rodeados por los insurrectos. Algunos arrojaron piedras, palos y otros objetos a los policías que estoicamente soportaron insultos y agresiones.
En algunos unos puntos les llevaron serenata con canciones de protesta, en otros les montaron barricadas y en otros les arrojaron piedras, lo que motivo a que las tanquetas antimotines arrojaran chorros de agua y gases lacrimógeno y pimienta.
Mientras en el interior del estado las movilizaciones se multiplicaban, ya que se realizaron bloqueos carreteros en Salina Cruz, Tehuantepec, La Venta, Matías Romero y Boca del Monte, en el Istmo de Tehuantepec; en Puente Caracol y Valle Nacional, en el Papaloapan; en la Sierra Norte; Puerto Escondido, Jamiltepec y Pinotepa Nacional, en la Costa; Putla de Guerrero, San Andrés Chicahuaxtla, Juxtlahuaca, Huajuapan, Tlaxiaco y Nochixtlán, en la mixteca.
Toda esta inconformidad, al igual que las movilizaciones en Huautla de Jiménez, el desplazamiento de indígenas zapotecos de los sectores Zoogocho y Cajonos, así como de los mixtecos de Tlaxiaco, obligó al gobierno federal a mover al Ejército Mexicano.
A la una de la mañana, en Miahuatlán de Porfirio Díaz, el ejército intentó salir de su cuartel para ocupar el palacio municipal, sin embargo, todo el pueblo de Miahuatlán salió y dijo que no iba a permitir la intervención y hubo un repliegue. Ese mismo operativo se observó Huautla de Jiménez, pero finalmente no lograron su objetivo.
Indignado, el panista Jorge Guzman, ex presidente municipal de Juquila recordó:
«En el 2000, Oaxaca voto por Fox porque creímos en su promesa de cambio y nos pagó matando a nuestros niños. Aunque quiera negarlo se va de la presidencia como asesino porque lleva en las manos sangre oaxaqueña».