Este miércoles, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, organismo surgido a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que sustituye al COMFER de la dictadura, dará a Baltasar Garzón el llamado «Premio AFSCA». Insólita decisión que encubre los cierres de medios de comunicación que el ex juez español ordenó en España, […]
Este miércoles, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, organismo surgido a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que sustituye al COMFER de la dictadura, dará a Baltasar Garzón el llamado «Premio AFSCA». Insólita decisión que encubre los cierres de medios de comunicación que el ex juez español ordenó en España, con demostrados hechos de torturas a los empleados de varios de ellos.
Diario EGIN, la Radio Egin Irratia, la revista Ardi Beltza (Oveja Negra, en lengua vasca), la revistaKale Gorria (Calle Roja), Revista Solidaridad (Revista de la ilegalizada por Garzón Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos, cercana al movimiento antifascista)… No son los únicos casos de esta particular relación de Garzón con la prensa popular.
Durante la llamada «Operación Garzón contra el independentismo catalán», llevada a cabo en 1992 para garantizar la «paz olímpica» previa a los Juegos Olímpicos de Barcelona, fueron torturados durante el operativo de la Guardia Civil, los periodistas Oriol Malló y Eduard López, ambos trabajadores de los semanarios catalanes El Temp y El Punt respectivamente. Esos eran los métodos del ahora galardonado por el AFSCA, con la siniestra Guardia Civil española entrando a punta de pistola en medios de prensa contestatarios.
Suerte parecida corrió el periodista gallego Pepe Rei, autor del libro Garzón, la otra cara, un reportaje de investigación que ha servido de fuente para muchos reportes de esta iniciativa; también denunció los vínculos de las fuerzas de seguridad españolas en el aumento de la circulación de droga entre los barrios populares del País Vasco y Galicia. Fue detenido en 1998 y en 2001, pero nunca le fueron probadas las acusaciones de Garzón.
Y la historia no termina aquí. La periodista catalana Teresa Toda, subdirectora de Egin, fue encarcelada por Garzón acusada de colaborar con la organización armada vasca ETA, categoría a la que han ingresado centenares de presos políticos en España gracias a la teoría del «todo es ETA«, impulsada por Garzón. La misma situación vivieron el propio director de la revista, Jabier Salutregi y los miembros del Consejo de Administración Isidro Murga, Patxo Murga, Karlos Trenor, Xabier Alegria, Joxean Etxeberria, Pablo Gorostiaga, Jexux Mari Zalakain, Manu Intxauspe, y José Luis Elkoro. En 2007, estos periodistas ingresaron en prisión con condenas de una media de diez años para cada uno.
Tampoco está de más recordar el caso de Tayseer Alouni, reportero sirio de la cadena árabe Al Jazeera, que fue detenido por Garzón tras haber sido el único periodista que consiguió hacer una entrevista al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden. Esta detención se hizo en el marco de la participación española en la guerra de Irak y donde Garzón, si bien se presentó como orador en una manifestación anti Guerra, detuvo a Alouni en función de la lógica que EEUU y el Gobierno español estaba desarrollando contra ciudadanos de origen árabe. Hubo numerosas protestas de trabajadores de prensa de todo el mundo, que no impidieron una estancia de Alouni de siete años en prisión.
En el marco de la misma operación que Garzón ordena para cerrar Egin, el compañero de Garzón en la Audiencia Nacional, el juez Juan del Olmo, ordenó en 2003 cerrar el único diario en lengua vasca en esa época Euskaldunon Egunkaria, operación donde fueron torturados cinco de sus trabajadores, entre ellos su director, Martxelo Otamendi. Este último caso terminó con los imputados absueltos, y en el caso de Egin, nunca se pudo comprobar las acusaciones de Garzón, pero se consiguió llevar a la empresa a la ruina económica.
Son solo una lista, no exhaustiva, del aprecio que tuvo Garzón por la libertad de prensa cuando era juez en la Audiencia Nacional.
El apoyo al golpismo y sus medios en Venezuela
La beligerancia de Garzón con los medios de comunicación populares en España contrasta con la amistad y causa común que llevó adelante con el canal de televisión de Venezuela RCTV, que fue afectado en 2007 por una no renovación de su licencia administrativa de emisión analógica (pero que no afectaba a su emisión por satélite). La decisión, adoptada por el gobierno del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez, estaba motivada por la abusiva concesión que había tenido el canal bajo gobiernos anteriores y que afectaba a la equitativa distribución del espacio radioeléctrico.
Hay que recordar que RCTV fue uno de los canales de TV que falsificó las pruebas audiovisuales de la llamada «Masacre de Puente Llaguno», donde los medios opositores distorsionaron las imágenes para hacer creer a los espectadores que los militantes chavistas disparaban a multitudes opositoras.(1)
Garzón acudió a Venezuela a dar apoyo a la dirección de RCTV junto a los empresarios de CONINDUSTRIA, que en ese momento llevaba una fuerte campaña de boicot y sabotaje económico contra el gobierno de Chávez.(2)
Llegados al albsurdo de la amistad de Garzón con la prensa «libre», no está de más recordar la agresión de sus custodios a un periodista que lo fotografió tropezándose en el acceso principal de la Audiencia Nacional, al que ordenó arrebatarle la cámara en 1995.(3)
Sin embargo en nuestro país, le dan el premio que se otorga a los paladines de la libertad de expresión. Todo un premio a su trayectoria.
Los que conformamos esta Iniciativa recordamos con ternura a una Hebe de Bonafini y a Hebe de Mascia, que allá por 1999 mandaba palabras de aliento a los que en diferentes puntos del territorio ibérico eran perseguidos por el ahora adulado ex juez: «El que encarcela a la gente por lo que piensa es un Estado terrorista».(4)
Notas
1-http://videotecaalternativa.
3-http://hemeroteca.abc.es/