Linux no es una sola cosa. A diferencia de los productos que vienen en cajita como Windows o cualquiera de Apple (hermoso pa-ckaging, por cierto), en el mundo del software libre hay una gran variedad de opciones. A cada opción de Linux se le dice «distribución», una serie de programas que se instalan juntos. Las […]
Linux no es una sola cosa. A diferencia de los productos que vienen en cajita como Windows o cualquiera de Apple (hermoso pa-ckaging, por cierto), en el mundo del software libre hay una gran variedad de opciones. A cada opción de Linux se le dice «distribución», una serie de programas que se instalan juntos. Las distribuciones más conocidas de Linux son Ubuntu, Suse y una veintena entre las que se encuentran Red Hat y Fedora, algo así como su hija aventurera. La diferencia entre ambas distribuciones es que la primera (Red Hat) es más estable y tiene soporte permanente a cambio de una suscripción por unos 200 dólares, y la segunda (Fedora) es más experimental: es el lugar donde la comunidad de desarrolladores prueba nuevas herramientas y donde se estudia el software que luego instalará con Red Hat. Hay que decirlo: Fedora es el conejillo de Indias de Red Hat.
Ambas distribuciones son libres y gratuitas, siempre y cuando uno no quiera suscribirse para recibir soporte. Pero, ¿cómo hace plata Red Hat con el software libre? ¿Cómo se generan ingresos por un producto que se puede reutilizar y modificar libremente? Hace años, Red Hat ofrece estabilidad como valor agregado, servicios y soporte técnico, sin por ello despreciar la comunidad de de-sarrolladores sino nutriéndola y nutriéndose de ella. Hace unos días, en Praga, Red Hat anunció que en 2011 facturará mil millones de dólares. Será la primera empresa de este tipo que llega a esa cifra. Pero, ¿cuál es su modelo de negocio? ¿Cómo logra que empresas, gobiernos y ejércitos alrededor del mundo estén dispuestos a pagar por algo que podrían conseguir gratuitamente? «¡Es el soporte!», dice Tim Burke, el vicepresidente de ingeniería de Red Hat, a Página/12. Burke recibe a este diario en el lobby del Clarion Hotel en Praga, uno de los espacios más irónicos que se podían elegir para un congreso de Linux: para entrar hay que atravesar dos pisos de un inmenso shopping checo.
Más allá del espíritu kafkiano (un adjetivo que se lleva muy bien con Praga, digamos), Tim Burke será pragmático y durante la conversación hablará de la relación entre negocios y la comunidad. Explicará los beneficios de mantener una distribución por suscripción (Red Hat Enterprise Linux) y a Fedora libre y gratuita, que acaba de presentar la versión 16 bajo el slogan «La libertad de explorar». La empresa Red Hat pertenece al ranking de las 500 S&P y en los últimos años compró una buena cantidad de software propietario para liberarlo. Fue también la primera empresa libre que salió a la Bolsa con increíbles ganancias en los primeros meses y una caída estrepitosa cuando explotara la burbuja de 2000. Cuando se hizo pública, Linus Torvalds, el creador de Linux, recibió una buena compensación.
¿Es Red Hat sostén de Fedora o Fedora el laboratorio para Red Hat? «Es la misma gente. No tenemos un grupo de ingenieros haciendo una u otra cosa. La diferencia es que Fedora es para innovación e integración. Allí probamos las tecnologías, exponemos a los usuarios a nuevas características, a combinar diferentes partes para ver cómo funcionan juntas y después, una vez que se han convertido en algo realmente estable, las tomamos, hacemos un desarrollo, testeamos en un ambiente riguroso y entonces los avances pasan a Red Hat Linux Enterprise, que es nuestra distribución por suscripción. Fedora es revolucionaria y rápida, Red Hat está enfocada en la estabilidad.»
El rol de los distribuidores y vendedores corresponde a una categoría un tanto despreciada por los de-sarrolladores. «Pero los distribuidores tenemos objetivos y fines diferentes dentro de la comunidad de código abierto: somos los que encontramos financiación. Algunos piensan que las distribuciones sólo están para hacer dinero o para llevarse código de la comunidad, pero mi objetivo es que la comunidad vea los diferentes aspectos y entiendan cómo le agregamos valor al código abierto», dice Burke.
Red Hat se usa tanto en Estados Unidos como en gobiernos europeos, sudamericanos, empresas o áreas militares. «Es realmente difícil saber para qué usan Red Hat. Lo que sí podemos decir es que tenemos un solo producto al que le damos soporte, así que si un sector militar lo está usando, entonces estamos dándoles soporte a ellos también», cuenta Burke. El hecho de que esta distribución se use también en el sector militar hace que Red Hat haya tenido que pasar por una larga serie de certificaciones gubernamentales y políticas de seguridad «que no son para nada sencillas», dice el empresario. «Los gobiernos quieren estabilidad y no estar atados a un solo fabricante de hardware», agrega.
En el mundo de Linux, las distribuciones libres cambian rápidamente y eso es lo que significa para los usuarios avanzados: «Pero muchos clientes quieren estabilidad, que las cosas funcionen, que anden en hardware nuevo, que no se rompan las cosas y que las aplicaciones sean compatibles para que ellos puedan seguir usando sus bases de datos. Ese es el valor que la gente compra. Además, como somos desarrolladores líderes en software libre, estamos en posición de darles soporte. Cuando vendemos una suscripción, no sólo vendemos la tecnología actual sino también la futura», dice Burke.
«La suscripción da acceso a una versión comercial estable. Pero si quieres una versión absolutamente libre y con soporte, entonces usarás Fedora. Los dos productos se ayudan entre sí», dice Burke. Pero, ¿es Red Hat realmente una distribución libre si hay que pagar suscripción? A ver, repasemos los fundamentos del software libre: la versión se puede usar, se puede modificar, se puede estudiar y se puede copiar. Lo que no tiene es soporte. Así que sí, con una pequeña digresión, soporta las cuatro máximas pensadas por Richard Stallman.
http://www.pagina12.com.ar/diario/cdigital/31-181206-2011-11-15.html