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Un repaso a Documenta Madrid 08

Cientos de documentales inundaron Madrid

Fuentes: Rebelión

Se cumplía el quinto año del Festival y por primera vez he podido hacer un seguimiento casi diario del mismo. Una especie de diario es propiamente lo que voy a tratar de escribir, porque sé que también te gusta este género llamado documental o, de «no ficción», categoría comercial con que se separa los libros […]

Se cumplía el quinto año del Festival y por primera vez he podido hacer un seguimiento casi diario del mismo. Una especie de diario es propiamente lo que voy a tratar de escribir, porque sé que también te gusta este género llamado documental o, de «no ficción», categoría comercial con que se separa los libros (habrá oportunidad de tratar una vez más esta cuestión); y para ti lo hago.

Recuerdo cuando se inventaron el Festival de cine español de Málaga, al segundo año fue tanta mi decepción que escribí un texto con un esclarecedor título: Los documentales, las mejores películas (1). Casualmente, en estos últimos años es posible verlos en salas comerciales, ¡sólo algunos, claro! Y con ello conquistar el derecho a ser vistos en la gran pantalla que antes no tenían.

Las pelis se pueden seguir viendo -aún no todas- en la videoteca del Conde Duque. Evidentemente, en pequeño formato. Como no dudo te sabrás apañar para dar con ellas, ahora mismo abro el libro y empiezo a comentar algunos de los títulos que he visto o que debería haber visto. Por su cantidad o bien por lo segundo habré de ser breve.

Para empezar los cortos me los salto.

Sobre el certamen nacional de largos:

Barreiros: motor humano. Después de leer Ricos por la guerra de España de Sánchez Soler acudí con gran expectación. ¿Qué vi? Una ficción legendaria recreada por alguien que sin duda no ha tenido tiempo de echar ni un vistazo al libro citado: ninguna referencia contextual a la oligarquía corrupta del régimen. El héroe Barreiros, el Henry Ford español (nadie duda de sus dotes de mecánico) lucha solo contra los aristócratas del régimen y del INI, en especial, mientras caza y pesca con el mismísimo caudillo ¿Por qué se oculta esto último? ¿No es señal del rango alcanzado? El hermano de Franco, Nicolás, fue su socio, compartió saraos con el marqués de Villaverde y consejos de administración, además de con casi toda la peña de El Pardo. ¡Amos anda! Para mí, que la voz grave del narrador en off, me pareció la de Ramón Langa, enfatizaba algunos momentos estelares de la epopeya no sin cierta sorna. Habría que preguntárselo.

Fronteiras. Un acercamiento a las comarcas vecinas de Galicia en León, Asturias, Zamora y Portugal. Curiosísima la polémica entre la academia lingüística gallega y la asturiana a propósito de si en la Asturias más occidental se habla gallego, bable o fala (mixtura eufemística de fala galega): me recordó al baciyelmo cervantino. Por lo demás, cabía un tratamiento más amplio y sobre todo muchas más fronteras y barreras.

A continuación, se proyectaba Profesor Tejero, a cerca de un ex profesor universitario de Psicología paranoico que actualmente vive entre basuras. No me pareció un enfoque inteligente ni de las supuestas enseñanzas del profesor ni de su enfermedad por lo que no tardé en abandonar la sala. Son los riesgos de que algunos estudiantes cojan una cámara: deben pensar que vale cualquier cosa.

Y no vi, Tapologo, Princesa de África, el sexo de los dinosaurios, Bucarest, la memoria perdida, Bella terra, ni tampoco las premiadas La sangre tibia de los hombres, Atlas bereber y Sahara no se vende por ese orden. ¡Qué le vamos a hacer, uno no es perfecto! Y ya lo sabías, amigo lector. Tuya sola es la culpa si me sigues leyendo. Sirva en mi descargo que la inoportuna varicela de mi hija Martina me apartó 3 días del festival. Y que, aparte de que tampoco me propuse ver todo, de algunos asuntos ya sabía algo. Otras veces, como suele ocurrir, había que elegir. Esto me pasó con Atlas bereber, quise disfrutar de sus paisajes y gentes a través de la gran pantalla, pero opté por echar la tarde en la recién estrenada Casa Árabe (2), antiguas escuelas Aguirre estilo neo mudéjar al lado del Retiro, en Alcalá 62. De hecho, asistí al estreno de su sala de cine y me enseñaron junto al director de Documenta Antonio Delgado, Julio Diamante y Basel Ramsis el resto de las instalaciones (aulas, mediateca, bar) aún vacías pero olorosamente impolutas, eché de menos un té de menta en lo que será el bar. Basel, es el director de la muestra y del «Panorama de Cine Documenta Contemporáneo II: Identidad y revisión de la historia», lo conocí en Lavapiés apenas llegó, hará 10 años. En ese barrio preparábamos un ciclo cinematográfico sobre el racismo con pelis de medio mundo, luego él realizó un precioso documental sobre el Lavapiés multiétnico.

Salata Baladi (Ensalada mixta) muestra a través de la familia de la joven directora egipcia, Nadia Kamel, la difícil ubicación identitaria de su sobrino: abuelos italianos en el Egipto colonial vueltos a Italia, judíos egipcios hoy en Israel, tres raíces religiosas sesgadas por la teoría del Estado moderno que proclamó cuius regio, eius religio. Un alegato contra el choque de civilizaciones prolijo en conversaciones intramuros. Le ha faltado tomar distancia con su propia historia para saber cortar un metraje excesivo.

Inundación en el país del Baaz de Omar Amiralay, uno de los documentalistas árabes de más prestigio, analiza las décadas de gobierno del partido Baaz en Siria a través del adoctrinamiento en las escuelas de la región en la que 33 años antes rodó su primera película. Espero que en la Casa Árabe haya ocasión de conocer más en profundidad su obra.

No asistí más días. Me he perdido como tú Mi hermano Arafat, el intento de entrevistar a Arafat, lo que tras la segunda intifada resultó imposible: una ley israelí decretó que los palestinos solo tienen derecho a vivir en el lugar donde han nacido (una buena forma de solucionar el racismo desde el racismo institucional). Arafat murió en Ramala y el director no pudo entrar en Ramala. Sí entrevistó a su hermano, enfermo de cáncer que murió poco después.

Me he perdido: Toi, Waguih, un difícil encuentro entre el director-actor Namir Messeeh y su padre, comunista como la madre de la directora de Salata Baladi, encarcelado y torturado en la época de Nasser; Investigación personal de Ula Tabari es también una aproximación a su familia palestina residente y resistente en el estado de Israel; Nadie volvió de allí traspasa el túnel que separa El Cairo de la Ciudad de los Muertos donde malviven al lado del cementerio cerca de 2 millones; Tierra de mujeres habla de palestinas refugiadas y ex prisioneras.

En la sección de Reportaje puedo decir algo de los siguientes:

4 de julio, la masacre de San Patricio (2º Premio del Jurado) sucedió en la iglesia de San Patricio, distrito residencial de Buenos Aires, pocos meses después de los sucesos de Vitoria por lo que me recordó el documental que ya había visto sobre estos últimos -también presente en el festival, aunque no a concurso- Llach, la revolta permanent. 3 sacerdotes y 2 seminaristas palotinos, próximos a las teorías de la liberación (y por tanto denunciantes de la opresión) fueron acribillados impunemente dentro de la iglesia en que vivían por militares de la dictadura que les venían vigilando.

Les Fagor et les Brandt es un más que interesante reportaje de 53 minutos. Primero se interesa por el funcionamiento de Fagor, una de las cooperativas de la MMC de Arrasate (ha pasado a llamarse grupo Mondragón), el mayor grupo cooperativo del mundo, en su difícil adaptación no sólo a la economía de mercado del pasado siglo, sino a las deslocalizaciones de la globalización salvaje, cuya única ley respetada es clarividente: para sobrevivir has de comer o serás comido. Y la comida de pantagruélica digestión es la francesa Brandt con una plantilla similar: 3500 trabajadores. Más contradicciones: mientras los de Fagor son propietarios de cuya suerte responde el grupo entero, los segundos parecen destinados a los despidos que este tipo de fusiones produce y a no participar en tan admirable cooperativismo (3).

Lucio, es también un personaje admirable. Tenía noticia del libro biográfico editado por ediciones B, Lucio el anarquista irreductible, de Bernard Thomas. Fue anarquista sin saberlo, le faltaba preparación, le sobra audacia y valor. Reside en París pero conserva el acento ribereño de Cascante que me resulta tan cercano. No dejó de trabajar ni un día de albañil mientras se enfrentaba al todopoderoso First National City Bank al que llegó a bajar los humos en los tribunales ¡después de falsificar masivamente sus cheques de viaje! Cuando uno de sus más altos representantes le negó el saludo en la sala por «no dar la mano a delincuentes» la indignación de Lucio fue jupiterina: «vosotros los bancos sois los ladrones», le espetó entre blasfemias con total convicción.

Shadow of the holy book (4) denuncia a las más de 40 empresas, entre ellas multinacionales como John Deere, Caterpillar y su distribuidor europeo Zeppelin, Bouygues, Daimler Chrysler, fabricantes en Alemania de Mercedes-Benz, que han traducido el Ruhnama, un absurdo libro del oprobioso régimen de Turkmenistán, con tal de forrarse. También se menciona al Deutsche Bank donde el autoproclamado Türkmenbasy (padre de los turkmenos) guardaba sus ahorrillos.

Este curioso documental sobre tan curioso libro, dictador y país trasciende la fácil anécdota burlesca, que a fin de cuentas no sería más que la acostumbrada mirada indulgente y/o prepotente de un mundo que se cree maravilloso sobre otro; para a través de una tenaz denuncia devolvernos una imagen deformada de nosotros mismos, que nos hace reflexionar sobre nuestras propias miserias antes que sobre las ajenas y exigir responsabilidades por todas ellas.

Vixen Academy: how to be a bitch, una sórdida academia por la que pasan muchas jóvenes de San Petersburgo con prisas por iniciar la carrera de prostitutas de lujo para los nuevos capitalistas rusos.

Mi vida dentro, la ganadora, relata la vida de los emigrantes en Estados Unidos a través del proceso judicial y encarcelamiento de una joven mexicana.

El premio principal del festival -Creación documental- fue para The mosquito problem and other stories del búlgaro Andrey Paounov, un retrato alegórico de un pequeño pueblo a orillas del Danubio, para vislumbrar la difícil situación de los países del Este. Un pasado con un campo de concentración -hoy reciclado en prisión- en una extensa isla-parque a la que acceden a través de u puente flotante, un presente lleno de mosquitos y la esperanza puesta en el funcionamiento de una central nuclear que les dé trabajo.

Decile a Mario que no vuelva (Premio del Público) nos muestra las secuelas de la dictadura en Uruguay (1973-1986) a través de la descripción de la tortura y represión testimoniada por quienes la padecieron ¡y por quienes la ejecutaron! Echo de menos algo parecido aquí. Sólo recuerdo en otro ámbito la excelente novela de Isaac Rosa El vano ayer. A veces da la impresión de que nunca padecimos una dictadura mucho más larga y aterradora.

Bueno no quiero ser demasiado farragoso, destacaré escuetamente pocos más (¡de entre mil que se presentaron!)

Del homenaje al Antonioni documentalista recuerdo que me impresionó mucho Gente del Po hace ya unos cuantos años.

Dentro de la sección informativa se estrenaba Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches del holandés Ramon Gieling. Alterna maravillosamente canciones con entrevistas a alguno de los amigos de sus «años locos» poseedores de la llaves de su casa y portal (en Tirso de Molina, en una calle que se llama Relatores, y no podrá cambiar su nombre mientras en ella habite este contador de canciones). Debían ser tantos los beneficiarios que una vez que entró Caco Senante con Joaquín, éste se extrañó del huésped que estaba en el salón viendo la tele:

-¿Y éste quién coño es!

– ¡Anda, tú sabrás que le diste la llave! Cuenta Sabina que la primera llave que poseyó fue la de una pensión en Granada. Significó la conquista juvenil de poder salir y volver tarde.

Concluyo con una sección muy cinéfila: Elegías íntimas, textos reunidos para esta edición por Hilario J. Rodriguez, con prólogo de Belén Gopegui, recientemente vertido a esta casa común. Un repaso a la historia del cine, en ocasiones de la mano de los principales cineastas: Fellini, Rocha, Coppola, Moretti, Guerín, Godard, Bergman, Méliès, Lumière, Bresson, Rohmer, Vigo, Kiarostaami, Ozu, Ferrara, Kaurismäki, Loach, Huillet y Straub, Rouch, Imamura…

Me detendré en dos:

– Iván Z sobre Iván Zulueta. No sabía nada del creador de Arrebato, me refiero a su paradero actual. Vive en San Sebastián en un inmejorable chalet de Ondarreta con vistas a toda La Concha, junto a su anciana madre. Convive con la metadona. Aún sería más mito de haber muerto, lo que a otros muchos compañeros les ocurrió. La casa llena de sus dibujos, reproducciones personales de affiches de cine, los cromos y cómics de su infancia, incluso las pinturas de su madre…ayudan a entender más esa única película en toda su extensión que es Arrebato.

Huellas de un espíritu sobre el contexto político y génesis de El espíritu de la colmena de Víctor Erice. Qué suerte contar con las entrevistas al ya fallecido co-guionista y formidable crítico Ángel Fernández Santos. Me impresionó la fuerza que desprendía. Me quedo con una declaración de Erice: el plano que más le satisfizo filmar fue el de la niña Ana (Ana Torrent) cuando observa en el improvisado cine rural el encuentro de Frankenstein (Boris Karloff) con Litle Maria en el río. Esos ojos maravillosos y maravillados que están descubriendo una emoción incontenible son de verdad, plasman dentro de un juego de ficción llamado cine un momento de verdad y de absoluta belleza (5). La pequeña actriz Ana Torrent necesita para jugar al cine que Fernando Fernán Gómez se llame Fernando, que Teresa Gimpera se siga llamando Teresa. ¡Cómo va aceptar si no, que dos adultos que ya son sus amigos, Fernando y Teresa, se vayan a llamar ahora de otra forma, justo cuando van a pasar a ser ¡sus padres! Un niño acepta encantado el juego, la ficción: pero con unos límites. En fin, la infancia rescatada nos recuerda que los límites son siempre confusos por más que los mayores nos empeñemos en trazarlos de forma tan clara como artificial. Sirva como inmejorable lección, por lo que no me extenderé más sobre los manidos conceptos de ficción y no ficción: mañana muchas ficciones sólo serán a lo sumo un documento de una época, de lo que pretendía ser una película grande, exitosa o bella, y etcétera.

En resumen, ha habido de todo, bueno y malo, como el tiempo de lluvia, nubes y claros. Antes que 4 filmes heroicos es preferible la abundancia y luego que cada cual juzgue…

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(1) LOS DOCUMENTALES, LAS MEJORES PELÍCULAS

Colas para ver las películas, se nota que la gente ha vuelto al cine y el festival de Málaga que incrementó ampliamente su oferta ha podido beneficiarse de ello. En cambio, a quien se quedó sin entrada, aunque el consuelo le llegue tarde, le diría que la última hornada de cine español, aquí presente, no es muy representativa de una pujante «versión española» emergente. Si, marketing aparte, ha existido, ya pasó. Tal vez fuera deseable para nuevas ediciones hacerles un hueco: una forma de seguir creciendo con éxito y dar cabida a esfuerzos en que, a menudo, converge el talento de nuestras dos orillas.

Sin problemas de entradas pudo verse una buena porción de documentales, imprescindibles en el acervo cultural de la España de siglo XX y de hoy. Todo un buen repaso para quien se haya querido asomar por primera vez:

Desde Las Hurdes (Tierra sin pan) de Buñuel al Tren de Sombras de Guerín, pasando por El Desencanto de Chávarri, La vieja memoria de Camino, Queridísimos verdugos de Martín Patino o Lejos de los árboles de Esteva. Y también una reciente vuelta a los felizmente desaparecidos «NODOS», en El tiempo y la memoria, que nos muestra una extensa selección de aquellos, algo repetitiva, como lo eran los interminables desfiles de «la Victoria». En este recorrido, que abarca 70 años, bien podemos apreciar que el documental, como toda expreso encasillamiento de género, tampoco ofrece unas fronteras seguras, a Dios gracias, que diría Buñuel. Buena prueba es su célebre «documental», que por muchos «motivos» es una continuación de sus anteriores filmes surrealistas. Justo al revés, películas como El Bola, muy galardonada, son más claramente un documental, ocurre, como con la novela, que al vender más, todo lleva su nombre. ¿Quién iría si no a ver un documental sobre malos tratos familiares?

Para los amantes del flamenco, andaluces o foráneos -Málaga, siempre puerto de acogida – no faltaron Saura, Neville (visitante asiduo de estos pagos), cuya faceta cinematográfica es tan desconocida como, en muchos casos, interesante; y Dominique Abel, En el nombre del padre, a su vez autora de Agujetas, casi tan reciente.

En esta misma sección informativa, personalmente destaco Ácratas de Virginia Martínez sobre la vida de Miguel Arcángel Roscigno, anarquista del Río de la Plata en los truculentos años 20 y 30. En el famoso periplo de Durruti por la América Latina, ambos colaboraron. ¿Para cuándo un film sobre estos personajes que asombraron a la entera humanidad?

El hombre de Salacot de Leticia Gil de Biedma es una necesaria – ¡y primera? – aproximación a la Guinea Ecuatorial durante la dominación española, silenciada con secreto de estado, primero, y ahora como parte más de la desmemoria general. El espejo del señor Rovira es un pequeño homenaje al Embrujo de Shanghai de Marsé. Por cierto Víctor Erice, se proponía llevarlo al cine, pero rompió con el productor Vicente Gómez, a quien el festival dedica una retrospectiva. Una vez más, el cine artesano que él defiende (consciente de sí) no casa con la industria. De interés local e internacional, como, a menudo, sucede en Málaga es Paseo por la muerte (cementerio inglés) de Gerardo Ballesteros, toda una visita a este curioso recinto que aún, imperdonablemente, no habíamos hecho. De la mano de su travelling asistimos, in situ. (¿No está, asimismo enterrada la esposa de Bowles? La eché en falta).

A concurso ganó El juego de Cuba, del español Martín Cuenca. Esperanzas y desilusiones de la revolución a través de sus jugadores de baseball. Participaban, nombro sólo algunas, Las cenizas del volcán sobre la Chiapas zapatista, Asesinato en febrero (producción y guión Querejeta), Luis Miguel Dominguín, ‘El número uno’ de Marianne Lamour, que nos demuestra como un documental puede ser incluso más apasionante que una película; y si no compárese con Belmonte de Bollain. Y la mexicana, Chenalho, el corazón de los altos, sobre los niños tzotziles de los altos de Chiapas, desplazados por la violencia paramilitar; la brasileira, Noticias de una guerra personal (las favelas de Río); la boliviana Trono (tres niños mendigos) y la coproducción Saudade do futuro (bailes y «repentes» de Sao Paulo), entre las americanas.

No podía competir, aunque se pasó en sección especial, Extranjeros de sí mismos (sobre los brigadistas extranjeros y fascistas italianos en la Guerra civil o La División azul en Moscú), pues uno de sus autores, Javier Rioyo, ha participado como asesor en el Congreso de Cine Documental, también celebrado.

Como se ve, el IV Festival de Cine de Málaga ha apostado por el cine documental… Y ha ganado. En breve se pasarán por tv. en las dos orillas. No te los pierdas y si tienes ocasión de verlos en sala, mucho mejor. ¡Cómo el buen cine!

(2) Acabo de leer: El TSJM autoriza una manifestación de radicales contra Casa Árabe (ABC, Madrid). El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), anuló ayer una resolución de la Delegación del Gobierno en la que prohibía al partido Frente Nacional celebrar una concentración, precisamente ayer martes, para protestar por la apertura de Casa Árabe en las antiguas Escuelas Aguirre, situadas en la calle de Alcalá. (…) «La Sala de lo contencioso administrativo -dice la sentencia- no puede compartir la decisión administrativa de entender que la finalidad que se persigue con la concentración sea racista o xenófoba». Además, se señala que las intenciones de la manifestación convocada por Frente Nacional «no pueden calificarse como vejatorias para el grupo social integrado por la comunidad musulmana».

La Delegación del Gobierno prohibió la concentración porque en la página web de dicho partido, en la que se recogen los motivos por los que se convocaba la protesta, «se vierten contenidos xenófobos que denotan un desprecio hacia la comunidad musulmana».

Gracias a la resolución del tribunal, alrededor de un centenar de persona, según fuentes policiales, convocadas por el Frente nacional, se concentraron delante de las Escuelas Aguirre (distrito de Salamanca), en protesta por la cesión de este edificio como sede de Casa Árabe, por parte del Ayuntamiento de Madrid.

Para Frente Nacional, el cambio de uso del edificio podría constituir un delito de «prevaricación», ya que «incumple la voluntad del donante», que lo cedió para «atender a los menores desfavorecidos» y no a «inmigrantes», por lo que anunció que su formación va a presentar una querella contra el Ayuntamiento madrileño.

(3) «A la hora de la internacionalización Fagor no se distingue del resto de las multinacionales en casi nada, destrozan 300 puestos de trabajo en Francia -de momento- con enfrentamientos con los sindicatos (CFDT, CFTC, CGT, FO Y SUD) que en hoja distribuida en las cooperativas de Arrasate se quejaban del menosprecio a los asalariados de Brandt y del incumplimiento del código ético predicado en Fagor. En Italia van a destrozar 250 puestos -de momento- y también en la planta matriz de Deba Goiena se van a eliminar puestos. Lo fundamental en la compra de Brandt por Fagor es conseguir las patentes para hacerse con los mercados de esos lugares y abaratar costes vía sinergias en la compra de materiales, etc. al aumentar los niveles de producción. ¿Es esto algo distinto a lo que hacen el resto de las multinacionales?»

Extraído de «Fagor Electrodomésticos, ¿el paraíso terrenal?», Mikel Olabe, Antonia Domenech, Emilio Lekue, en representación de Ahots Kooperatibista (Gara, julio 2007).

(4) Hoy quiero darte un atracón, amigo lector. Si te ha interesado la reseña de este documental te adelanto el texto que me ha sugerido:

Ruhnama, un esperpento del pensamiento único.

Ruhnama es un delirante libro propagandístico del régimen de Turkmenistán, uno de los estados más desconocidos entre los que se independizaron de la Unión Soviética. El 21 de diciembre de 2006 murió repentinamente su inspirador, el presidente Niyazov. Con motivo de esa fatal circunstancia este personaje saltó a la palestra internacional en parecida competencia con su histriónico vecino Borat de Kazajistán, por entonces muy de moda.

Gracias al recién concluido festival Documenta Madrid 08 y, en particular, al valiente reportaje-denuncia del finés Arto Halonen, Shadow of the holy book, (La sombra del libro sagrado) hemos traspasado ese ramplón humorismo exótico. El llamado «libro del alma» reescribe la historia de los turkmenos al gusto de su ideólogo y adoctrina a una mayoría suní de clanes nómadas en los extravagantes principios cívicos que en él se recogen, como parece ser entre ellos el culto ilimitado a su persona, autoproclamada Türkmenbasy, padre de los turkmenos. Los cuales se topan con su imagen lo mismo en la bandera y los billetes de banco que en las botellas de vodka, en los edificios públicos y religiosos que en la apoteosis de la fiesta nacional del 19 de febrero, que no por casualidad coincide con el día de su cumpleaños. El conocimiento del Ruhnama es obligado incluso en las universidades y hasta para obtener el permiso de conducir.

Entro en el cogollo del documental: la ONU y el parlamento europeo han condenado ese sistema político tan peculiar que malamente encubre una dictadura de partido único -o dado su personalismo ni eso-, represora de cualquier oposición, así como de las minorías religiosas y étnicas (rusa y uzbeca), que ha ratificado tratados internacionales relacionados con los derechos humanos que obviamente se pasa por el forro. En este punto lo anterior es muy significativo porque las multinacionales no se han debido enterar. Y esto es lo que con tesón y paciente seguimiento prueba Arto Halonen a través de las traducciones del Runhama al francés, inglés, alemán, ruso, árabe, chino, japonés, checo, turco, italiano, español -también se menciona, aunque no la he podido hallar-, woolof, etc.: más de 40 grandes empresas poseídas por un mismo afán traductor. De este modo, por poner solo un ejemplo, el grupo Bouygues, segunda constructora europea y propietaria del canal francés TF1, fue la encargada de la versión francesa del texto, cuyas excelencias alabó en un espacio emitido para la audiencia de Turkmenistán y no para el resto del orbe como hizo pensar a sus agradecidas autoridades. A cambio, ha convertido la capital Asjabad en un suntuoso Versalles para admiración de un pueblo soberanamente pobre -al menos un 58%-. Hasta ahora no he aludido a la riqueza económica de este país del Asia central. Detrás de las simpatías que expliquen la difusión del libro del presidente Niyazov, tal vez tengan algo que ver unas cuantiosas reservas de petróleo y gas natural, de manera que gigantes de la maquinaria agrícola como John Deere, de la maquinaria para la construcción como Caterpillar (y su principal distribuidor Zeppelin), o del automóvil como Daimmler Chrysler (Mercedes-Benz), además de la aludida compañía francesa, muestren un interés inusitado por el libro, el cual se aprestan a traducir, aunque no consta que entre sus fines esté también su difusión (¡!); y no olviden sus directivos llevar un ejemplar cuando visitan al presidente, cuyo gesto (y gasto) son exponencialmente remunerados.

Tras la inesperada muerte de Niyazov el ministro de Sanidad y médico personal, Kurbanguly Berdymukhamedov, se ha hecho con el poder saltándose las previsiones constitucionales, después de encarcelar al presidente del Parlamento, Atayev, y tras unos comicios manifiestamente fraudulentos (los datos oficiales hablan de una participación del 98, 65%, menos del 25 % según la oposición). Es chocante el parecido que guarda Berdymukhamedov con su antecesor, aunque bien se cuidan en el documental de añadir que se deba a que es hijo no reconocido del mismo. Quienes albergaban tímidas esperanzas de cambio, especialmente los exiliados, no han podido siquiera pasar las fronteras en los pocos casos en que lo hayan intentado. En general, las restricciones de visado para visitar el país son enormes, y absolutas para la entrada de medios de comunicación. Suprimidos los retratos de Niyazov de los espacios públicos y su nombre de la bandera nacional, poco más se espera. En cuanto a la suerte del libro «sagrado», el Ruhnama, lo que sin duda interesa a las multinacionales, muy sensibles y mecenas siempre del mundo del deporte y de la cultura, probablemente haya sido remplazado y con él tan totalitario culto personal por otro del nuevo jerarca: mínima cosmética posibilista para lo que se me antoja el principio de una dinastía respetada por el stablishment mundial.

Ahora bien, por una parte debido a mi ignorancia (he de confesar que no soy un especialista en política internacional, ni mucho menos Iñigo Saénz de Ugarte), y por otra, debido a la imposibilidad de grabar imágenes por los férreos controles informativos que subsisten en Turkmenistán, llegué a imaginar que los actos públicos que ilustraban el documental finlandés eran montajes que respondían a una desazonadora farsa; llegué a dudar de la existencia real de la república turkmena y la duda me hacía pensar que asistía a un esperpento, a una película alegórica, que trataba de alertarnos ante la tolerancia de los poderosos hacia regímenes tan impresentables. Después repasando la larga lista de ellos, que no sólo son tolerados sino apoyados ingentemente, reparé en que la clave alegórica habría de ser otra. La desconocida república presidencial de Turkmenistán no debe extrañarnos ni provocar la sonrisa fácil: la tosca manipulación de su gobierno deja al descubierto lo que otros mejor esconden. Quienes osaron criticar el Ruhnama fueron acusados de terrorismo, pero la disidencia en los cada vez más estrechos márgenes de las democracias occidentales no merece calificativos de naturaleza muy diferente por todos aquellos que ejercen su control efectivo. Sin necesidad de obligar a creer en Dios y obedecer a su mortal profeta, de prohibir la prensa de fuera e Internet, de sustituir los idiomas y la historia universal en las escuelas por the shadow of the holy book, de clausurar casi todas las bibliotecas públicas o despojarlas hasta quedar vacías, con la excepción de un solo libro con muchos ejemplares repetidos: Ruhnama; nuestros gobernantes están consiguiendo igualmente erosionar el paisaje intelectual. La machacante repetición de informaciones acallan las pocas voces veraces que aún tratan de hacerse oír. Por si acaso, no está de más apartarlas de los corrillos de influencia. No es cosa de que nuestros más presentables Ruhnamas y nuestros dirigentes menos boráticos permitan lecturas no unívocas.

(5) «Cuenta Víctor Erice que el día en que rodaron esta escena el director de fotografía, Luis Cuadrado, se sentó en el suelo frente a Ana Torrent, cámara al hombro, para registrar sus reacciones frente al pase de la película Frankenstein, al que la niña asistía realmente por primera vez. Sus enormes ojos negros apenas parpadean, como dos ventanas abiertas a un mundo desconocido, y a través de ellos el espectador percibe el impacto de su deslumbramiento; la niña está fascinada. De repente, dentro de la pantalla, el monstruo se acerca a la otra niña, tan inocente e indefensa como ella misma. Ana Torrent se sobresalta y la cámara de Luis Cuadrado recoge el instante irrepetible, inolvidable, el más importante y esencial de la película y, según las palabras de su director, tal vez de toda su carrera profesional: «y, sin embargo, es el único instante rodado sin una premeditación formal; eso es lo paradójico y extraordinario del cine.»
El primer impulso de El espíritu de la colmena nace de esa imagen cinematográfica cuyo descubrimiento estremece a Ana Torrent: el monstruo de Frankenstein acercándose a una niña. Con precisión y nostalgia, Erice define esa imagen como «la imagen del origen»; origen no sólo de su película, sino del cine en general.
Hoy, en Hoyuelos, Segovia, la escuela está cerrada porque en el pueblo sólo vive una niña.»
JUAN MARSÉ, «Momentos inolvidables del cine».