La lucha por el socialismo no está separada de la lucha por resolver las necesidades inmediatas del pueblo; la lucha política del pueblo por superar el capitalismo no está divorciada de la lucha económica, esta verdad probada por años de práctica del movimiento proletario en México y el mundo y por el desarrollo teórico del […]
La lucha por el socialismo no está separada de la lucha por resolver las necesidades inmediatas del pueblo; la lucha política del pueblo por superar el capitalismo no está divorciada de la lucha económica, esta verdad probada por años de práctica del movimiento proletario en México y el mundo y por el desarrollo teórico del marxismo-leninismo ha regido nuestra estrategia, nuestra táctica y nuestra metodología durante los ya cinco años de existencia como Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP) y de 34 números de nuestro querido y entrañable periódico FRAGUA.
Pero aunque esta verdad del vínculo entre lucha política y lucha económica nos ha regido, debemos decir que no siempre lo hemos sabido aplicar en nuestra práctica.
Hemos cometido dos errores, que siempre hemos sabido resolver a tiempo, afortunadamente:
Hemos logrado organizar a diferentes personas en torno a sus demandas inmediatas; sin embargo, al hacerlo no se ha sido claro al plantear el objetivo de la lucha por el socialismo, ya sea por miedo o por inexperiencia política. Miedo a que al plantear la lucha por el socialismo las personas se vayan y nos dejen solos; inexperiencia política por dejar la lucha sólo en el terreno económico y no profundizar en la formación política sistemática, mediante el estudio de la teoría y la práctica concreta.
Hemos logrado que nuevos compañeros se asuman como parte de nuestra organización y sean conscientes de la lucha por el socialismo, pero al avanzar con ellos en la organización de otras personas en distintos lugares no damos la importancia debida a sus demandas inmediatas. Llegamos con el discurso de la lucha por el socialismo, pero no explicamos qué tiene que ver ésta con la lucha diaria de las personas a las cuales pretendemos convencer de la necesidad y justeza de nuestra causa.
En ambos casos el resultado es que no logramos incorporar a nuevos compañeros a nuestro proceso organizativo o que nos tardamos más tiempo en hacerlo, pues al romper la unidad de la lucha política con la económica entorpecemos nuestro propio trabajo y, por tanto, la formación integral de nuestros compañeros.
A diferencia del oportunismo y las organizaciones que sólo luchan contra el neoliberalismo, nosotros tenemos muy claro que la lucha económica está subordinada a la lucha política, pero que eso no significa que no importe, si no que importa en tanto que fortalece la lucha de la clase trabajadora por el socialismo, en tanto que le permite a la clase trabajadora resolver necesidades materiales inmediatas para tener mejores condiciones para luchar contra el capitalismo.
Este tema de la unidad entre lucha política y económica lo hemos abordado en diferentes números de nuestro FRAGUA; sin embargo; regresamos al tema porque lograr el equilibrio entre estas luchas es una tarea constante de quienes luchamos por el socialismo; entender la subordinación de la lucha económica a la lucha política y que este entendimiento se refleje en nuestra práctica organizativa ha sido una ocupación y preocupación permanente.
Siempre que regresamos al tema es porque en el desarrollo de nuestro trabajo organizativo se expresa la necesidad de volver a él, pues nuevos compañeros inician su trabajo organizativo o porque «viejos» compañeros se enfrentan a resolver nuevas complicaciones en el trabajo que ya desarrollaban o en nuevos espacios y con otras personas.
No nos avergüenza abordar este tema nuevamente, pues no es resultado de reflexiones ociosas; si no que la vida misma, el trabajo organizativo nos lo exige. Abordar este tema es también una forma de compartir dos errores y sus soluciones a quienes participan de la lucha que desarrollamos y hoy se incorporan.
Este balance es también un reconocimiento a todos los compañeros que han perdurado cinco años en el esfuerzo organizativo al que llamamos OLEP, a quienes aportaron para su formación o para su sostenimiento, aunque sea por corto tiempo, a quienes se incorporaron después de formado, pero que continúan en éste convencidos de la justeza de su participación y de la necesidad de caminar el sendero de la lucha con el pueblo organizado u organizandolo.
Esta editorial es también la bienvenida a nuestros nuevos compañeros y colaboradores, pues no debemos tener miedo al error, sino aprender de éste para fortalecer la lucha política del proletariado.
Como lo hemos escrito en otros números de FRAGUA: toda persona que quiera contribuir a la lucha de la clase trabajadora por emanciparse de las cadenas que nos coloca la burguesía tiene un lugar con nosotros con nosotros puede desarrollar sus capacidades, adquirir nuevas, avanzar en sus conocimientos y experiencias para contribuir a la construcción del socialismo en nuestro país al mismo tiempo que triunfa en la lucha por resolver necesidades inmediatas del pueblo que organiza.
Cinco años de lucha organizada, cinco años de vida de nuestro querido FRAGUA, cinco años de luchar con dignidad y cinco años de luchar hasta vencer.
¡Contra el despojo, la explotación y la represión; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección EDITORIAL del No. 33 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Abril-Mayo 2018.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.