El presidente del CELS, Horacio Verbitsky, celebró que la Corte Suprema haya declarado que «no hay ningún interés particular que pueda estar por encima del interés social, y que las leyes que se sancionan en el Congreso hay que aplicarlas». Para el periodista de Página/12, el fallo representa, además, «una batalla democrática ganada, porque nunca […]
El presidente del CELS, Horacio Verbitsky, celebró que la Corte Suprema haya declarado que «no hay ningún interés particular que pueda estar por encima del interés social, y que las leyes que se sancionan en el Congreso hay que aplicarlas». Para el periodista de Página/12, el fallo representa, además, «una batalla democrática ganada, porque nunca antes hubo una resistencia tan explícita de un poder económico corporativo contra una ley sancionada en plena democracia».
«La Corte Suprema permitió a la democracia cristalizar un deseo social de treinta años: surgió de una propuesta de 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, debatido en 24 foros, recogidos por el gobierno en un anteproyecto, que se convirtió en un proyecto debatido en las dos Cámaras del Congreso donde todos los que quisieron pudieron opinar, y luego aprobado con una amplia y heterogénea mayoría en el Parlamento», señaló el periodista. «A pesar de eso, el Grupo Clarín logró demorar cuatro años la aplicación integral de la ley».
«La Corte Suprema ha declarado -continuó Verbitsky- que no hay ningún interés particular que pueda estar por encima del interés social, y que las leyes que se sancionan en el Congreso de la Nación hay que aplicarlas. Esta resolución llega en el momento en que se cumplen treinta años ininterrumpidos de democracia, treinta años en los cuales estuvo pendiente la vigencia de una ley de Radiodifusión democrática. Hubo otros intentos anteriores. Lo intentó Alfonsín con un proyecto, lo intentó De la Rúa con otro proyecto y siempre prevaleció la voluntad de veto del poder mediático más concentrado del país. La única reforma que se hizo fue durante el gobierno de Menem, y fue para permitir mayor niveles de concentración para los grupos mediáticos. Y es, además, una batalla democrática ganada, porque nunca antes hubo una resistencia tan explícita de un poder económico corporativo contra una ley sancionada en plena democracia.»
En cuanto a la reacción del Grupo Clarín, el presidente del CELS advirtió que «sin dudas va a resistir todo lo que pueda, va a encontrar argumentos para seguir oponiéndose, pero el paso de hoy es muy importante. Hay que estar atento a nuevas trabas y dilaciones, a nuevas especulaciones de fin de ciclo político para revertir lo que se ha logrado. Pero además hay que tener en cuenta una cosa: incluso con la aplicación completa de la ley, el tope amplio de 35 por ciento para cada actor no impedirá que el Grupo Clarín sea el actor mediático más poderoso del país. Esta es una ley moderada, modesta, que de ninguna manera limita la libertad de expresión, sino que, por el contrario, abre espacio para más cantidad de voces. No es una regulación de contenidos, sino del mercado», concluyó.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-232408-2013-10-29.html